miércoles, 30 de marzo de 2022

Campañas

Nos unimos a esta campaña 

Estamos apoyando la difusión de estas dos piezas de comunicación que buscan concientizar a la comunidad en general sobre las formas de violencia contra las mujeres y las etapas del ciclo de violencia. Adjuntamos los 2 archivos de video para los y las personas quieran sumar a la causa en la difusión de forma voluntaria y con el ánimo de reflexionar sobre este tema de vital importancia.   


Visualización del Video 1: https://www.youtube.com/watch?v=v6DXTeFf4Ro


 

domingo, 27 de marzo de 2022

Feminismo

Mujeres no feministas y sororidad

El machismo es reproducido por hombres y mujeres. Quizá la represión masculina en relaciones paterno-filiales, relaciones de pareja, relaciones de autoridad eclesiástica, de autoridad educativa, relaciones de supervisión laboral y casi cualquier ámbito de conexión entre un hombre y una mujer, tenga tanto arraigo con instituciones y ejemplos tan nítidos y vigentes, que resulte menos atractivo valorar la represión machista y patriarcal que ejerce una madre sobre su hija, una maestra sobre sus alumnas, una jefa sobre una o varias empleadas, entre otras relaciones que reproducen valores alejados de una ética género sensitiva.

Pero creo que las mujeres tenemos un rol determinante en las transformaciones género equitativas y que ganar espacios de adhesión sobre el conjunto general de las mujeres, adolescentes y niñas en el planeta resulta una tarea primaria y transversal a todo el movimiento feminista.

Esto me lleva a considerar dos elementos de costo-oportunidad derivados de esta decisión. Uno, los hombres no forman parte de los avances esperables en sororidad, más allá de que los hombres puedan o no ser feministas y trabajar junto a nosotras por un mundo género igualitario. No es ninguna forma de rechazo. Es una diferencia en torno a la sororidad. La sororidad es femenina o no es. Bienvenida la sensibilidad, solidaridad y proactividad masculina en este proceso transformacional.

Dos, las mujeres, incluso las que descreen de los movimientos feministas y las que creen que el mundo es mejor sin la igualdad de género (por tanto, mujeres que se sienten cómodas en el espacio machista patriarcal y además creen que es su deber defenderlo) merecen una atención sistemática, innovadora y paciente por parte de las feministas.

Más allá de la ideología

No es razonable plantear este asunto como una simple lucha ideológica, como si mi deber de “socialdemócrata liberal” fuese convencer a los “socialistas” o mi deber “socialista-marxista” fuese convencer a los “socialcristianos”. Muchos de los esclavos que fueron formalmente liberados por cambios institucionales que hicieron ilegal la esclavitud, reaccionaron negativamente a la nueva legislación y defendieron su estatus quo dentro del régimen que los esclavizaba. Las gestiones para retrotraer la situación de estas personas a su condición natural de seres libres, implicaron en muchos casos, años de transformación educativa, con implicaciones y reminiscencias hasta la actualidad. Por ejemplo, la segregación racial fue legal hasta hace pocos años en países como Suráfrica o Estados Unidos y no es extraño que se sigan considerando las implicaciones de estos procesos en la cotidianidad de las relaciones sociales en estos países.

Necesario es plantearse un ideario básico, un centro pivote flexible del diálogo, aun considerando los extremismos religiosos o ideológicos. Porque si creemos que hombres y mujeres siendo diferentes tenemos el derecho a ser tratados como humanamente iguales, entonces la vocación de las mujeres con ciertos roles y ciertos estereotipos tiene cabida en un mundo igualitario, siempre y cuando surja realmente de su voluntad. Como ese ejercicio de voluntad es dudoso hoy en día, la pelea incluirá durante muchos años, los cambios jurídico-institucionales que harán inviables muchos de los roles que hoy se defienden, por resultar inmorales desde el punto de vista género sensitivo (por ejemplo, la poligamia o el matrimonio infantil).

Sororidad para todas

Pero nosotras, las mujeres feministas, nos debemos a un ejercicio de sororidad que va más allá del planteamiento ideológico o teológico. Necesitamos extender mucho más y durante mucho más tiempo el plan de liberación mental (y el plan político institucional, cultural y social que lo respalde) que reciba a tantas mujeres estrechadas en el cerco machista y patriarcal, para que más y más niñas y mujeres puedan dar el paso adelante que haga, de cada una de ellas, centros autónomos de decisión personal, familiar y comunal, plenas de poder, autónomas para decidir.

Proximidad más que distancia. Centro común, más que extremo divergente. Innovación más que discurso único. Hagamos de la sororidad un acto común y global sin limitaciones ni fronteras. Hablemos con todas.

sábado, 26 de marzo de 2022

‘Vecinas, trabajemos juntas’

 

¿Qué requisitos necesitas para aplicar al programa ‘Vecinas, trabajemos juntas’?

La Alcaldía Mayor de Bogotá, a través de la Secretaría de la Mujer, invita a todas las mujeres cuidadoras de la ciudad a participar en la convocatoria ‘Vecinas, trabajemos juntas’. El programa beneficiará a un grupo de mujeres, encargadas de cuidar el hogar y la familia, que se hayan asociado con otras mujeres en cooperativas o que simplemente quieran tener un proyecto productivo.

¿Qué requisitos necesitas para aplicar a ‘Vecinas, trabajemos juntas’?

  • Mujeres mayores de 18 años.
  • Grupo de mujeres que se hayan unido por lo menos hace un año para mejorar sus ingresos en una organización de manera formal o informal.
  • Mujeres que se consideran cuidadoras porque dedican buena parte de su tiempo diario cuidar su hogar y su familia.
  • Se priorizará organizaciones ubicadas en localidades que cuenten con el Servicio de Manzana de Cuidado.
  • Se priorizarán grupos de mujeres que sean cabezas de familia, sobrevivientes de violencias, mujeres con discapacidad, mujeres. pertenecientes a grupos étnicos, población LGTBIQ+, mujeres víctimas de conflicto y mujeres de estratos 1, 2 y 3.

Así te puedes inscribir:

Inscribirte es muy fácil, puedes hacerlo mediante el Portal de las Oportunidades, dando clic aquí, o entrando a la página de la Secretaría de la Mujer aquí  haciendo clic en el logo 'Vecinas, trabajemos juntas'. Recuerda que la convocatoria está abierta hasta el 8 de abril.

Descarga los términos de referencia haciendo click aquí.




viernes, 25 de marzo de 2022

Mujer

 

¿Por qué hablar de “mayores y mayoras” no es accidental?

Francia Márquez ha sido criticada por hacer este desdoblamiento gramatical, que no es caprichoso.

Márquez Mina sacó 783.160 votos, la tercera votación más alta de las tres consultas.
Foto: MAURICIO ALVARADO

No es nuevo el debate en redes sociales sobre el discurso político de Francia Márquez, sobre los saludos ancestrales con los que muchas veces abre sus presentaciones y su continua mención a sus antepasados, a los mayores y a las mayoras de su comunidad. Mucho menos lo es el debate sobre el lenguaje inclusivo. Ambas cosas, quizá, se han abordado con visiones algo estrechas o centralistas.

Tras la presentación de Francia Márquez como fórmula vicepresidencial del candidato Gustavo Petro esta tarde, en redes sociales se ha cuestionado a Márquez por usar un lenguaje inclusivo, en particular después de que en una entrevista con Noticias Caracol explicara el significado de su movimiento “Soy porque somos”: “Es una apuesta de vida que dice que yo soy si usted es, que nosotros somos si la naturaleza es, esa filosofía heredada de nuestros mayores y mayoras que fueron esclavizados, pero que siempre le apostaron a la construcción colectiva”, dijo Márquez.

miércoles, 23 de marzo de 2022

Lideresa

Elena Caffarena: la larga vida de la dirigente feminista que protagoniza el nuevo doodle de Google

El popular buscador recuerda los años de esta sufragista chilena, que consiguió importantes avances para la mujer en la vida política del país vecino, aunque su aporte no siempre fue reconocido

Un día como hoy de 1903 nacía la líder chilena Elena Caffarena, que hoy es homenajeada por Google

La vida de Elena Caffarena, que nacía un día como hoy de 1903 y por eso protagoniza el último doodle de Google, comienza y termina en los primeros años de los siglos XX y XXI. Hasta su muerte en 2003, esta dirigente feminista chilena militó por sus convicciones cercanas al anarquismo y por la emancipación de la mujer en el país vecino.

Prueba de ello, recuerda la Biblioteca Nacional de Chile, fue que a pesar de que la universidad había dejado de ser exclusivamente masculina en 1877, Caffarena fue la decimoquinta mujer en graduarse como abogada, título que consiguió en 1926 por parte de la Universidad de Chile.

En esa institución comenzó su militancia política como parte de la Federación de Estudiantes de Chile (FECH), grupo de tendencia anarquista, muy popular en aquella época paralela a la profundización del capitalismo, donde la líder chilena comenzó un camino junto a las ideas de izquierda que le acompañarían toda su vida.

El doodle -intervención artística del logo del buscador- con el que Google homenajea a la dirigente chilena hace alusión a una de sus causas de cabecera: la emancipación de la mujer chilena y su participación democrática a través del voto. La ilustración, hecha en blanco y negro, la muestra liderando de la mano a una hilera de mujeres, donde lleva un cartel que dice “Vota”.

La dirigenta Elena Caffarena junto a sus compañeras del MEMCH el día que presentaron el primer proyecto para habilitar el sufragio femenino en Chile, en 1938
La dirigenta Elena Caffarena junto a sus compañeras del MEMCH el día que presentaron el primer proyecto para habilitar el sufragio femenino en Chile, en 1938

La lucha de Caffarena por el sufragio femenino en la nación latinoamericana la llevó a ser una de las fundadoras del Movimiento por la Emancipación de las Mujeres en Chile (MEMCH), organización desde la que presentó en 1938 el primer proyecto de ley que abriría las puertas electorales a las mujeres del país lindero con el Océano Pacífico. Aquel primer intento, hoy parte de la historia política de su país, se vio truncado con la temprana muerte del presidente Pedro Aguirre Cerda.

Las dirigentes feministas tendrían que esperar once años más para que en 1949, durante la presidencia de Gabriel González Videla, la ley N.º 9.292 concediera plenos derechos políticos a las mujeres. Aunque Caffarena, desde su rol como parte del Memch, había sido parte vital del proceso que derivó en esa conquista, no fue reconocida como parte de la gesta, al no ser invitada a la ceremonia en la que el presidente Videla legalizó el acceso de las mujeres a la política chilena.

De hecho, a partir de entonces comenzarían los problemas para ella: solo tres días después de la legalización del sufragio femenino, el Gobierno chileno suspendió los derechos civiles de la dirigente feminista, acusándola de fomentar la sedición por sus ideas comunistas. Entonces, Caffarena se vio impedida de votar, víctima de la llamada “Ley Maldita” del país trasandino, que en esa época de comienzos de la Guerra Fría prohibía el voto a los integrantes del Partido Comunista, ilegalizado.

También tuvo un rol protagónico durante la dictadura de Augusto Pinochet, en la que su casa funcionó como centro de resistencia y difusión de ideas alternativas al conservadurismo y la represión que imperaron en el Chile pinochetista. Cuando su propiedad fue allanada por militares, la mujer, entonces ya una señora de más de 70 años, dejó una frase memorable para los soldados que registraban su hogar: “Miren muchachos, yo voy a estar en mi pieza y no quiero ser molestada. Les recomiendo que antes de quemar los libros, los lean”. 

La líder sobrevivió a la dictadura de Pinochet, y continuó una larga vida que concluyó en 2003, cuando ya contaba con un siglo de edad. Tres años después de su muerte, una mujer como Michelle Bachelet llegaba por primera vez a la presidencia de Chile, y cerraba así un círculo de avance de la mujer en la vida política de Chile que tuvo en Caffarena una de sus principales impulsoras.

lunes, 21 de marzo de 2022

 ¡Mússica!

DIEZ DISCOS DE MUJERES QUE

 ROMPIERON MOLDES

Conmemoraron en días pasados el día de la mujer, recordando diez álbumes femeninos absolutamente rompedores en su tiempo, influyentes sobre miles de músicos y músicas posteriores.

Este artículo es también fruto de una disyuntiva. La cabra tira al monte, y cada vez que un periodista musical (la abrumadora mayoría son hombres, eso sigue siendo así) tiene que escribir sobre una mujer que, en cierto modo, ha sido modélica, las comparaciones siempre surgen con otras mujeres. Rara vez con hombres.

Como si fuera un bucle. Como si el pop, el rock, el hip hop, el trap, la electrónica o el jazz hechos por mujeres fueran géneros en sí mismos, a los que hay que discriminar del resto. Como si aún las mujeres que se dedican a la música mereciesen ese paternalismo y no se pudiera cotejar su música con la de sus colegas de gremio.

Es por eso que no teníamos muy claro si escribir un artículo como este. Pero como, pese a todos los avances, aún estamos lejos de la paridad soñada, hemos acabado convenciéndonos de que textos como este aún tienen algo de necesarios. Qué remedio. Ojalá llegue el día en que no lo sean. Que llegará, seguro.

Y a la vanguardia de ese cambio estará la música, uno de los terrenos en los que con más determinación se está visibilizando la corrección de ese desequilibrio de género: no hay más que ver cuántas mujeres copan las listas de los mejores discos de los últimos años en los medios especializados, y cuántos aparecían en ellas hace quince o veinte años.

Esta es una lista de diez discos protagonizados por mujeres que en su momento rompieron moldes. Canciones, estribillos, estéticas y posicionamientos ante la industria que supusieron una transgresión, una superación de estereotipos, una pulverización de tópicos. Desde 1971 a 2016: desde hace cinco décadas hasta anteayer, como quien dice.

Diez trabajos canónicos que, además de ser obras maestras que han envejecido francamente bien, han obrado una enorme influencia en generaciones posteriores. Y no solo de mujeres. También de hombres. Aunque no siempre lo sepamos resaltar. Ya tenéis al menos un buen motivo para volver a escucharlos o descubrirlos, si es el caso.

Tapestry (Ode, 1971), de Carole King

Antes de que saliera este disco, era muy raro ver a una mujer mostrando su emancipación a todos los niveles: como escritora de canciones y como persona. Carole King lo hizo, con solo 29 años. Con un arrojo inédito.

Se había separado dos años antes de Gerry Goffin, con quien había firmado composiciones memorables durante todos los años sesenta. Se mudó de la costa este a la oeste, al bohemio Laurel Canyon, con sus dos hijos, y allí pulió doce canciones que celebraban con júbilo su independencia como artista y como mujer, poniendo además los cimientos del soft rock de los setenta. Mucho coraje y mucha visión de futuro la suya.

Horses (Arista, 1975), de Patti Smith

Nadie había fundido poesía y rock con la misma determinación. Ninguna mujer había posado en una portada con un aspecto tan desafiante, vestida con un atuendo que perfectamente podría ser de un hombre, en un momento en el que sí estaba bien visto que los hombres se vistieran de mujeres (era la época del glam rock), pero no al revés.

Solo por eso ya habría que señalar en rojo el papel de Patti Smith, pero es que, además, este fue la primera piedra de una de las carreras más influyentes en el curso de la música popular: R.E.M., PJ Harvey, Maika MakovskiFang, la generación punk, la generación grunge, el movimiento Riot Grrrl de los noventa al completo y cientos de artistas de las últimas cinco décadas le deben media vida creativa. Horses (1975) fue el principio de muchísimas cosas.

Parallel Lines (Chrysalis, 1978), de Blondie

Deborah Harry fue otra absoluta jefaza. Probó que también se podía ser una estrella explotando su imagen, su evidente sex appeal, sin sentirse culpable por ello. Ni mucho menos. Fue una front woman excepcional. Y un emblema de la new wave cuya sombra fue mucho más allá. Sus Blondie crearon escuela.

Y contó con un puñado de compañeros y de canciones totalmente imbatibles. Pegadizas, gomosas, adherentes, efervescentes, vitalistas. La influencia de Patti Smith fue enorme, pero la de Blondie y discos como este, su obra maestra, producida por el sagaz Mike Chapman, tampoco se quedó corta: The Primitives, Darling Buds, Bangles, Elastica, Divynils, Romeos, Concrete Blonde, The Sounds y tantos y tantas otros les deben muchísimo.

Like a Virgin (Warner, 1984), de Madonna

Madonna ahondó en ese canon de rubia atractiva que había instaurado Debbie Herry, sumándole un talento descomunal para absorber distintos estilos y saber vehicular su producto en un mercado que parecía estar esperándola con los brazos abiertos.

Cuando se publicó este segundo disco, había quien decía de ella que era un mero producto de marketing. Casi treinta años después y con el carrerón que lleva a sus espaldas, es algo que no se puede sostener.

Este disco, compendio de vibrante pop electrónico con influencias de la música disco y la mano diestra de Nile Rodgers, es la piedra filosofal sin la que no se entenderían las carreras de Britney Spears, Lady Gaga, Christina Aguilera, Pink, Rihanna, Robyn y tantas otras figuras del pop de las últimas décadas.

Rid Of Me (Island, 1993), de PJ Harvey

La irrupción de Polly Jean Harvey a principios de los años noventa fue un vendaval. O mejor dicho, un volcán. La confirmación de una personalidad creativa indomable, abrasiva, capaz de proyectar una sexualidad indómita a base de canciones que eran pura intensidad rock, al borde del abismo.

Este puede no ser el mejor disco de su carrera, que luego optó por vericuetos mucho más sofisticados e imprevisibles, coronándola como la mujer más importante en el rock de las últimas tres décadas, pero sí fue un firme puñetazo en la mesa, con la afilada producción de Steve Albini, con el que probó que un nuevo molde femenino era posible en la mitología rock.

Supa Dupa Fly (Elektra, 1997), de Missy Elliott

Antes de ella ya proliferaron las raperas de impacto, pioneras como Salt N’ Peppa, Queen Latifah o Roxanne Shanté. Pero ninguna llegó al nivel de maestría de Missy Eliott, una mujer que además no necesitaba proyectar una imagen hipersexualizada de sí misma: usaba tallas XXL y estuvo siempre lejos de mantener una figura estilizada. Pero era la más lista.

Cualquiera de sus primeros discos serviría, porque son todos obras maestras. Exhibiciones de genialidad, basadas en el punch de un sonido a veces minimalista y tribal, siempre punzante y desafiante. Tras ella han venido decenas, cientos de mujeres poderosas en el mundo del hip hop. Pero ninguna a su altura.

Back To Black (Island, 2006), de Amy Winehouse

La tormentosa relación entre Amy Winehouse y su novio, Blake Fielder-Civil, dio lugar a la que es seguramente la obra cumbre del soul de lo que llevamos de siglo XXI.

Un puñado de canciones chulescas y a la vez vulnerables, mostrando sus heridas sangrantes en una gloriosa resurrección de lo mejor del soul de la Stax, Atlantic o la Motown.

Nadie sabe hasta dónde podría haber llegado la británica si no nos hubiera dejado tan pronto, pero lo cierto es que le bastó un disco para entrar en el panteón de los dioses de la música de raíz negra.

No Cities To Love (Sub Pop, 2015), de Sleater-Kinney

Guitarras en permanente estado de combustión. Alaridos que exudan rabia. Estribillos que destilan una candorosa malicia. Fue uno de los grandes discos de 2015, pero sobre todo fue la confirmación definitiva de que el trío formado por Carrie Brownstein, Corin Tucker y Janet Weiss, surgido de las brasas del movimiento riot grrrl, era uno de los mejores grupos de rock del planeta.

Fue también su trabajo más accesible. Y su último gran disco de Sleater-Kinney, todo hay que decirlo, porque desde el momento en el que el triángulo se rompió con la marcha de Janet Weiss, las cosas ya no volvieron a ser iguales.

Lemonade (Columbia, 2016), de Beyoncé

Lemonade (2016), o cómo airear los trapos sucios de tu marido después de que este te sea infiel y transformar toda esa rabia en una obra maestra del pop. Un ejercicio de auto afirmación y autoestima. Una lección de genio.

Todo eso lo logró Beyoncé con su sexto álbum, una demostración imperial de talento, que se alimentaba de toda la rumorología previa y jugaba sus cartas bajo sus propias reglas, y no las de la industria ni las de la visión masculina (dominante) del negocio.



Reflexión