lunes, 30 de mayo de 2022

 

Gracias Constelaciones familiares por compartir
Este dibujo
Es de *Anja Ro žen*, una estudiante de primaria de 13 años de Eslovenia, es la ganadora del concurso internacional Plakat MIRU.
Fue elegida entre 600.000 niños de todo el mundo.

"Mi cartel representa la tierra que nos conecta y nos une. Las personas se tejen entre sí. Si una persona se suelta, el resto cae. Todos estamos conectados con nuestro planeta y entre nosotros, pero lamentablemente somos poco conscientes de ello"
.
Estamos tejidos unos con otros. Los otros tejen junto a mi, mi propia historia. Y yo, tejo la de ellos.

sábado, 28 de mayo de 2022

Opinión

 

Misoginia moderna



El rechazo, odio o prejuicio hacia las mujeres producto de la creencia de que la mujer es el sexo débil e inferior con respecto al sexo masculino, no es cosa del pasado. A veces creemos que tal manera de entender el ser mujer, era parte de los dogmas prevalecientes durante la Grecia antigua o la edad media, quizás principios del siglo XX, porque no se disponía de los conocimientos que hoy manejamos sobre las capacidades intelectuales entre hombres y mujeres, ni se hablaba de derechos humanos ni otros conceptos modernos.

Gente como Aristóteles, Eurípides, Napoléon, Tolstoi, Rousseau, Nietzche, Balzac y otros notables a los que solemos citar con reverencias, califican como perfectos misóginos en muchas de sus más célebres frases, usadas para denigrar e impedir el paso de las mujeres a sus pedestales de las ciencias, las artes, la cultura, la economía y la política. Lo demostramos en este artículo donde recopilamos sus más comprometedoras citas y que puedes consultar acá. 

Uno podría pensar que ya eso es historia y que ahora los líderes del mundo civilizado no comparten esa forma de expresarse acerca de las mujeres. Lamentablemente no es así. Siguen siendo comunes las referencias descalificadoras y violentas hacia lo que una mujer es, hace, siente o piensa, por parte de gente que se considera bien educada y culta y que para colmo además, ocupa espacios públicos de importancia por la influencia que su posición les permite ejercer.

Algunos ejemplos

«Por supuesto que las mujeres deben ganar menos que los hombres porque son más débiles, más pequeñas y menos inteligentes» Janusz Korwin (Eurodiputado polaco)

«No tengo días malos porque no soy una mujer” Vladimir Putin (Presidente de Rusia)

A vosotras, suegras, os digo: tened cuidado con vuestras lenguas. Es uno de los pecados de las suegras, la lengua” Jorge Mario Bergoglio (Papa Francisco)

«No pueden situar a una mujer que está dando el pecho en la misma posición, con las mismas expectativas que un hombre que no tiene esas responsabilidades. Eso contradice la naturaleza» Recep Tayyip Erdogan (Presidente de Turquía)

«La mejor parte de cualquier película es cuando hacen callar a las mujeres» Donald Trump. (Ex presidente de USA)

«¿Saben cuál es la diferencia entre un político y una dama? Cuando el político dice ‘sí’, quiere decir ‘tal vez’. Cuando dice ‘tal vez’, quiere decir: ‘no’, y cuando dice ‘no’, no es político. Cuando una dama dice ‘no’, quiere decir ‘tal vez’. Cuando dice ‘tal vez’, quiere decir ‘sí’. Cuando dice ‘sí’, no es una dama«. Sebastián Piñera (Ex Presidente de Chile)

«Una mujer no tiene otro destino que el de estar educando a sus hijos» Mauricio Macri (Ex presidente de Argentina).

«Se quiere cambiar el rol de las mujeres y eso es una de las causas justas del feminismo, pero la tradición en México es que las hijas son las que más cuidan a los padres» Andrés Manuel López Obrador (Presidente de México)

«A parir pues, a parir, todas las mujeres a tener seis hijos, todas. ¡Que crezca la patria!» Nicolás Maduro (Presidente de Venezuela)

«Usted es más bella que inteligente. No me interesa lo que dice” Silvio Berlusconi (Ex presidente del Consejo de Ministros de Italia)

«Yo creo que el mejor lugar para una mujer es en la cocina y de espaldas. Que me haga una buena taza de té, eso es lo que creo» Tyson Fury (Boxeador profesional)

«A mí la única regla que me importa es la regla de tres» Isabel Díaz Ayuso (Presidenta de la Comunidad de Madrid)

«No es una cuestión de colocar cuotas de mujeres porque sí. Tenemos que colocar gente capacitada. Si colocan mujeres porque sí, voy a tener que contratar negros también«. Jair Bolsonaro. (Presidente de Brasil)

«Dicen que se están produciendo muchas violaciones en la ciudad de Davao. Si hay muchas mujeres bonitas, habrá muchas violaciones» Rodrigo Duterte (Presidente de Filipinas)

La lista de frases es mucho más larga y dolorosa que esta y la puedes consultar acá

Ofende que tales expresiones provengan de gente que lidera pueblos, que ejerce poder e influencia sobre las actuales y nuevas generaciones. El lenguaje no es inocente, por lo que con estas declaraciones misóginas están reflejando su modo particular de asignar escaso valor a las mujeres, a la mitad de la población, a quienes dicen representar.

Otras muestras de misoginia dura

Aunque el término misoginia haga ruido y se suavice usando términos como sexismo o chauvinismo, en realidad expresa la aversión y desprecio hacia las mujeres, que aun ocurre y al parecer se anida en los círculos de poder. Seguramente en los espacios más cotidianos encontramos muchos ejemplos que no se convierten en titulares como estos, pero que son expresión de una estructura que ejerce dura presión contra mujeres que deciden salir del rol anónimo, doméstico y sumiso, esperado para ellas. O como suerte de advertencia para la que se atreva a hacerlo.

Y no está cerca de desaparecer. La misoginia y el sexismo se agudizan en el mundo, advierte Irene Kahn, relatora ONU en un informe especial en 2021: “Sus voces son reprimidas, controladas o castigadas explícitamente por leyes, políticas y prácticas discriminatorias e implícitamente por actitudes sociales, normas culturales y valores patriarcales”. Cambian las formas, pero el fondo sigue intacto, como si viviésemos aun en la Grecia antigua.

De hecho, hoy estamos viendo con estupor manifestaciones graves de la misoginia que subyace a esas frases pronunciadas por hombres poderosos. Son acciones y decisiones políticas que buscan borrarnos del mapa y anularnos como humanas: la vuelta a la burka en Afganistán; el intento por derogar la histórica sentencia de Roe vs. Wade, que protege el derecho al aborto en los Estados Unidos; burlas a la petición de considerar días de baja laboral por menstruaciones en España; leyes que eliminan la palabra “mujer” de sus artículos en Chile; la próxima celebración de un mundial de futbol en Qatar sin importar lo poco que se respetan los derechos de las mujeres en ese país; los 10 feminicidios y las 6 desapariciones de mujeres al día en México; el auge de la prostitución, la pornografía, el alquiler de vientres al mismo tiempo que los intentos por regular esas formas de explotación sexual en todo el mundo. Todo eso es misoginia. Que se sepa.

viernes, 27 de mayo de 2022

Igualdad

 

¡Llegó #EnIgualdad, el Sello Distrital de Igualdad de Género!
Les cumplimos a las mujeres. Con el apoyo de

, promoveremos la transformación de las entidades distritales para continuar con la reducción de las brechas entre mujeres y hombres en
.

miércoles, 25 de mayo de 2022

Mujer hoy

 

Discriminadas por ser madres


La maternidad se convierte en dificultad para trabajar porque, como sociedad, asumimos que es normal la existencia de las muchas barreras que se erigen en el proceso de crianza. Una combinación de múltiples factores limita sistemáticamente las opciones que podrían tener las madres para poder trabajar, a tal grado, que la gran mayoría de ellas termina pensando que no tienen ningún chance para mantener carrera e hijos simultáneamente, con el consecuente abandono de su carrera laboral.

Esto es mucho más grave en clases medias y pobres por los elevados costos de guardería, colegios, niñeras y todo el sistema con el que requeriría contar una mujer que desee trabajar siendo madre, aún cuando tenga pareja estable y “la ayude”.

Todo se lo ponemos difícil: las guarderías de calidad son carísimas, las escuelas no tienen el mismo horario que tiene el trabajo, alguien inventó el asunto de las actividades extraescolares para lo cual hay que volverse una etcétera para lograr que la criatura asista, pagarle a otra mujer para que los cuide cuesta dinero. Para colmo, convencemos a las madres de que lo adecuado es que ellas mismas críen a sus hijos sin delegar esa función a extrañas, ni siquiera a los propios padres y si lo hacen, la carga mental o sensación de culpa es atroz. Conclusión: muchas mamás “deciden” quedarse ellas en casa a criar.  Sin opciones de servicios sociales de cuidado, las mujeres se convierten en esclavas de sus hijos y se quedan por fuera de la fuerza de trabajo remunerado.

La evidencia de que la maternidad es fuente de discriminación se constata en la enorme proporción de madres desempleadas, sobre todo después de la pandemia por Covid19, y en la escasa presencia de mujeres en posiciones gerenciales altas, formales o bien remuneradas, por no lograr permanencia y desarrollo de su carrera laboral una vez que se embarazan. De acuerdo con el estudio “Aceleradores y Frenos en las carreras profesionales de las mujeres” de FemData Consultoría, el porcentaje que pone en pausa su carrera por la maternidad en periodos que van de 1 a 5 años es del 45%, lo cual las retrasa y deja fuera de las posibilidades de generar ingresos para asegurar su propia autonomía financiera presente y futura.

La paradoja

Los principales detractores de la existencia de la brecha salarial sostienen el argumento de que, por efectos de la maternidad, las mujeres trabajan menos horas que los hombres, concluyendo de manera bastante ciega que tal brecha es “la consecuencia estadística de las preferencias individuales de las mujeres más que un fenómeno sistemático”. O sea, según este planteamiento, las mujeres deciden a voluntad ganar menos o nada en absoluto, para dedicarse a sus familias y dejar de cotizar al seguro o de obtener beneficios, aun cuando ello las haga más vulnerables para su vejez, dependientes de otros y sin independencia económica.

La verdad es que la brecha salarial por sexo no existiría si la carga de los cuidados se distribuyera equitativamente entre hombres y mujeres y se corrigiera tamaña desproporción que penaliza a las mamás de manera estructural y sistemáticamente. Ojo, la brecha salarial también existe por otros factores y se registra también en mujeres no madres, por lo que la maternidad no es la única explicación causante, lamentablemente. Pero en las madres funciona como una suerte de penalidad.

Es una trampa redonda: por un lado, socialmente te presionan para que te cases y tengas hijos y después que los tienes, no te contratan por estar embarazada o pronta a estarlo, pasando a ser considerada como costo. En palabras de la investigadora canadiense Maureen Fitzgerald, las mujeres experimentan algo llamado “choice rethoric” (la retórica de la elección): les hacemos creer que son libres para elegir, pero el espectro de opciones disponibles es bien cerrado. Al elegir, las decisiones de las madres que trabajan, raramente reflejan sus verdaderas preferencias. No por casualidad en la jerga gerencial se habla de balance trabajo-familia como si de polos opuestos se tratase.

Si eres mujer y madre, y quieres llegar a ser CEO, deberás contratar cuidadoras para tus hijos porque las exigencias laborales no son flexibles. No podrás tomar una responsabilidad de significativa influencia o autoridad, porque eso es mutuamente excluyente con las labores de crianza, aun contando con ayuda. Las reglas de juego laboral siguen siendo parcializadas y androcentristas.

Estoy convencida que estas “fallas” del sistema no son producto de la ineficiencia. Son parte de un diseño montado para controlar y ejercer poder sobre las mujeres relegándolas al espacio de lo privado y alejándolas de la autonomía plena. Jamás vi en mi carrera laboral de casi 40 años que a un hombre lo hubiesen dejado de contratar o lo despidieran porque iba a ser papá o estaba en edad de serlo. Al contrario, era motivo de promociones y aumentos para que tuviese con qué mantener a su familia. Eso nos tiene que decir algo…

¿Quieres trabajar y al mismo tiempo tener familia?

Tendrás que hacer muchos sacrificios para lograrlo. La maternidad es promocionada como una maravilla y quien lo contradice es considerado un hereje. Pero en realidad es un trabajo a tiempo completo, 24 horas al día, 7 días a la semana que incluye planificar, comprar, alimentar, limpiar, lavar, disciplinar, enseñar, acompañar, nutrir, consolar, curar y sostener, sin importar cansancio y otras urgencias.

Diversas investigaciones demuestran que muchas madres trabajadoras se sienten exhaustas e infelices al intentar ser “super mamás” teniendo que manejar carrera y familia 24×7, sin pago adicional y sin quejarse, porque ese es su “espacio natural”.  En nuestro medio las niñas y adolescentes son educadas para ser madres y ocuparse de cuidar a otros con total responsabilidad sobre sus hombros, mejor si casadas. Si tienen que trabajar, deben aprender a organizarse y a poder con todo; caso contrario, es que algo malo debe haber en ellas.

No es tarea para nada fácil, pero se les dice a las mujeres que lo es, que es natural, innato e instintivo y maravilloso. Mentira. Involucra una gran cantidad de trabajo duro de manera no visible al punto de que mucha gente, incluidas las propias madres, no lo ven como trabajo. Se asume que un niño siempre es más importante que la mujer que lo pare. Estamos criando dentro del modelo de maternidad patriarcal que valora a las sacrificadas, a las no egoístas, a las que no se quejan, a las que cargan con todas las responsabilidades, pero con cero poder, enfocadas siempre en las necesidades de los hijos, sin atender ni siquiera mencionar o hacer valer las propias.

Dejar de discriminarlas

La labor de educar y criar niños es demasiado importante, pero los empleadores y los gobiernos le dan la espalda a tal realidad, relegando esto en las manos de las mujeres que tienen que dedicarse por sus propios medios a ello de forma casi exclusiva y sin retribución alguna, con un alto costo personal y financiero. Las empresas pudiesen ser más creativas si quisieran, en la aplicación de medidas flexibles y erradicación de estereotipos sexistas que usan para discriminar a las trabajadoras con hijos. Estoy segura de que ello será más útil que los mensajes edulcorados que publican el día de las madres, no siempre consistentes con sus prácticas habituales.

Tenemos que dejar de pedirle a las mujeres que elijan entre carrera y familia. No podemos seguir observando como si fuera un destino inefable, que sacrifiquen el bienestar personal y de su descendencia por el de su trabajo y viceversa. Urge crear un entorno donde sea normal que una madre trabaje y tenga una carrera exitosa, bien remunerada y sin culpas, al igual que hacen los papás actualmente. Tenemos que decirles a las niñas, además, que ser madres no es su razón de ser en la vida y procurar que se forjen un futuro donde tengan mucho más de donde elegir.

Pero por sobre todas las cosas, no debemos hacer sentir culpables a las mamás por las decisiones que son llevadas a tomar, porque todos hemos contribuido a levantar generaciones completas de hombres desentendidos de la crianza, que crecen convencidos de que lo doméstico y los cuidados no son su responsabilidad directa. Nos hemos acostumbrado a que así son las cosas, pero esto tiene que cambiar si queremos adoptar un modelo de bienestar equilibrado.

En este día de las madres me gustaría decirles a las que no lograron combinar carrera y familia y que tuvieron que abandonar su empleo formal, que la culpa no es de ellas, sino del entramado patriarcal que nos pone una y otra vez entre la espada y la pared. Y a las que lo lograron, darles un abrazo por la enorme fatiga y esfuerzo que esto debe haber supuesto en sus vidas, por más apoyos de los que hayan dispuesto.



martes, 24 de mayo de 2022

Mujeres de hoy

 

Estudió en la U. Nacional y liderará uno de los centros de investigación matemática más importantes del mundo

Tatiana Toro será la nueva directora del Instituto de Investigaciones en Ciencias Matemáticas en Berkeley (California) a partir de agosto de 2022 y será la sexta mujer en ocupar ese cargo. Esta es su historia.


Tatiana Toro. Foto cortesía ONU Mujere

En un salón de 17 estudiantes para el doctorado de matemáticas de la Universidad de Stanford a finales de los noventas había una sola mujer: Tatiana Toro. Y aunque ella nunca se sintió como una minoría, sí logró abrirse paso en el mundo académico de Estados Unidos y se ha configurado como una de las figuras latinas clave entre esas instituciones.

Tatiana es colombiana, estudió su pregrado en matemáticas en la Universidad Nacional, salió de Colombia 1987 a seguir su vida académica en Estados Unidos y en agosto de este año se convertirá en la sexta mujer en ser la directora del Instituto de Investigaciones en Ciencias Matemáticas (MSRI) en Berkeley, California.

En conversación con Forbes Colombia, la matemática colombiana dice que, en su momento, nunca dimensionó el importante paso que la llevó de saltar de la Universidad Nacional a hacer su doctorado en Stanford, una de las mejores universidades del mundo.


“Apliqué a muchos sitios y Standford me aceptó. Yo la verdad no sabía mucho de esa universidad. Debo confesar que ni siquiera sabía dónde estaba ubicada. En ese momento uno no podía buscar en Google”, cuenta Toro con una sonrisa y agrega que conoció el primer computador en su vida cuando llegó a Stanford.

Tatiana es bogotana, estudió en el colegio Liceo Francés, tuvo la oportunidad de estudiar una parte de su pregrado en Francia, pero por razones familiares tuvo que regresar a Colombia y terminar su carrera profesional en la Universidad Nacional.

“Mi papá y mi mamá son egresados de allá y ahí era la única posibilidad para nosotros desde el punto de vista financiero. Entonces yo comienzo en la Nacional en 1983 y en 1984 hay una manifestación muy grande que lleva a la toma de la Universidad por parte de las Fuerzas Armadas y al cierre de un año. Entonces, de cierta manera me quedo sin la posibilidad de estudiar y gracias a mis profesores logro comenzar a validar materias y hago la carrera en tres semestres”.

Después de graduarse de la Universidad Nacional, Toro solo tenía claro que quería seguir la vida académica y empieza a buscar universidades y se postula a Stanford y se convierte como la primera mujer en su clase de doctorado de matemáticas.

“Yo cuando me gradué de la Nacional no sabía qué hacer… solo sabía que quería hacer matemáticas, pero no tenía ni la más mínima idea de qué iba a hacer una vez hiciera el doctorado en matemáticas, pero eso no importaba”, dice.

De ahí en adelante ha logrado ocupar cargos destacados como parte del Instituto de Estudios Avanzados de Princeton, en la Universidad de California en Berkley y en la Universidad de Chicago. Y se vinculó a la U. de Washington desde 1996.

El proceso para volverme directora duró un año porque hubo varias entrevistas y realmente me sentí muy honrada porque no soy una director tradicional porque soy una mujer latina”.

Desde entonces ha avanzado en su papel como investigadora y lleva varios años vinculada al instituto que ahora va a liderar por cinco años; primero como miembro y más tarde como codirectora del Comité Científico.

El proceso para volverme directora duró un año porque hubo varias entrevistas y realmente me sentí muy honrada porque no soy una director tradicional porque soy una mujer latina. Realmente el comité fue capaz de ver más allá y de pensar que yo lo que ofrecía era lo que el instituto quería”, cuenta

Ser mujer en la academia

Para Tatiana Toro ser mujer nunca ha sido un impedimento, pero reconoce que es porque en su casa le enseñaron que ella era tan capaz como los hombres para hacer cualquier cosa.

Eso sí, las cifras demuestran que las mujeres en sectores como el de la ciencia, tecnología, ingeniería y matemáticas (STEM, por su sigla en inglés) son todavía minoría y que queda un largo trabajo por hacer.

“Los números no han cambiado tanto como uno quisiera, sobre todo en los más altos escalones. Pero la verdad es que uno mira en la Universidad de Washington realmente es un modelo. De 34 profesores de planta somos 7 u 8 mujeres. Hay un esfuerzo grande por incluir y por atraer mujeres jóvenes y la impresión es que esto sí se ha logrado. Las mujeres sí están haciendo doctorados”, dice Toro.

Aunque se ha dedicado a la vida académica, Toro también cree en la importancia de mostrarle a otras mujeres que es posible avanzar en carreras como la suya o en cualquier otro oficio.

“Todavía nos queda mucho por hacer para balancear el trabajo y la vida familiar, pero creo que siempre se encuentra la forma de que más mujeres puedan tener el tiempo de estudiar y hacer lo que quieren hacer. Yo lo logré y tengo un marido, hijos y hasta perro”, cuenta.

Como parte de su rol para llegar a otras mujeres, Toro ha participado en varios espacios para contar su historia y la de otras mujeres como un podcast que hace ONU Mujeres, la embajada de Suecia, el Mintic y la Consejería para la mujer.

“Últimamente he venido a entender la importancia que tiene la posibilidad de ver a una persona que se ve como uno haciendo a lo que a uno le gustaría hacer. Eso le abre a uno un espacio en el mundo y eso es lo que quiero que otros tengan en el radar”, concluye.

lunes, 23 de mayo de 2022

Diálogos Ciudadanos

 

Le invitamos a participar de los Diálogos Ciudadanos como parte del proceso de rendición de cuentas de la vigencia 2️⃣0️⃣2️⃣1️⃣.  


🗣️Tema: Mujer y genero 


🗓 Martes 24 de mayo. ⏰ 4:00 p.m.


🔗 Enlace de ingreso: https://meet.google.com/dmz-uqhw-hrk


domingo, 22 de mayo de 2022

Mujer

 

Sí, las mujeres somos muy emocionales



Hay muchas más pruebas de que las mujeres han sido excluidas de espacios de decisión a causa de la biología de las emociones. A esta forma de discriminación se le llama neurosexismo.


Expresar emociones ha dejado a muchas mujeres fuera de la posibilidad de liderar.

Por un lado, nos educan para que abracemos las emociones como constitutivas de nuestra manera de ser y estar en el mundo, y por otro, cuando las expresamos abiertamente, recibimos rechazos y calificativos de histéricas o conflictivas, sobre todo si son emociones que demuestran carácter, malestar o fuerza, justamente las que se esperan de todo líder, siempre que sea hombre.

Si se trata de emociones asociadas a dulzura, ternura, cariño y amor, eres aceptada porque no rompes con el molde del deber ser de la mujer como lo define el mandato patriarcal (bien alejada del poder).

La emotividad de las mujeres es un signo de salud, no de enfermedad, pero no se le entiende así; por eso estamos continuamente sometidas a una enorme presión para ocultar nuestras vidas emocionales. Muchas aprenden a disculparse por sus lágrimas, a contener su enojo y a disfrazar la depresión.

Según la psiquiatra Julie Holland, en Estados Unidos al menos una de cada cuatro mujeres toma medicamentos psiquiátricos, en comparación con uno de cada siete hombres, y ellas son dos veces más proclives que ellos a que se les diagnostique depresión o trastorno de ansiedad. Esto es básicamente el reflejo del estereotipo de que las mujeres son menos lógicas por naturaleza y todo lo que les pasa tiene que ver con sus emociones.

Otra investigadora neurocientífica, Gina Rippon, advierte que, si bien tanto hombres como mujeres tenemos hormonas sexuales, en el caso de nosotras se alude a ellas para subestimar de nuestras habilidades: “El concepto de síndrome premenstrual, por ejemplo, surgió por primera vez en la década de 1930 y se convirtió en una razón para que las mujeres no asumieran puestos de poder». Como señala esta científica, inicialmente las mujeres llegaron incluso a ser excluidas del programa espacial de Estados Unidos. Había temores de que tuvieran “arrebatos psicofisiológicos temperamentales” a bordo de la nave.

«Decirle a una mujer en tono de insulto que es “muy emocional” es muy común, sobre todo en entornos laborales, aun cuando sabemos que para ser líder tienes que manejar tus propias emociones y la de aquellos a quienes diriges. Eso ya lo descubrió Goleman hace unos 20 años y lo llamó inteligencia emocional. Los gerentes del siglo XXI, sin embargo, siguen descartando a mujeres para ocupar posiciones importantes porque son “muy emocionales”.»

Hay muchas más pruebas de que las mujeres han sido excluidas de espacios de decisión a causa de la biología de las emociones. A esta forma de discriminación se le llama neurosexismo. Aun cuando en diversos espacios científicos y académicos se ha superado en gran medida, sigue en la imaginación popular la asociación mujer-inestabilidad emocional. Es importante divulgar correctamente los hallazgos de las neurociencias y dejar de repetir consignas sin fundamento, como el mito de la diferencia cerebral entre hombres y mujeres.

Decirle a una mujer en tono de insulto que es “muy emocional” es muy común, sobre todo en entornos laborales, aun cuando sabemos que para ser líder tienes que manejar tus propias emociones y la de aquellos a quienes diriges. Eso ya lo descubrió Goleman hace unos 20 años y lo llamó inteligencia emocional. Los gerentes del siglo XXI, sin embargo, siguen descartando a mujeres para ocupar posiciones importantes porque son “muy emocionales”.

A los hombres, dentro del modelo aceptado de liderazgo y de poder, se les ha enseñado a vivir su masculinidad convencional escondiendo las emociones, salvo la rabia. No se les permite llorar ni demostrar ningún tipo expresión que ponga en duda su virilidad porque se considera que eso erosiona su poder. Si llegan a expresar emociones que muestren sensibilidad o vulnerabilidad se pone en duda su autoridad o capacidad para liderar.

El caso es que todos los humanos somos seres emocionales. No hay nada más racional que una emoción bien expresada y sentida. Es parte de nosotros, de nuestra personalidad, de nuestro cuerpo. Negarnos a vivir las emociones es negarnos a ser como somos y lo que somos. Tenemos que enseñar a las mujeres y a los varones, a dar la bienvenida a esa enorme fuerza movilizadora que son las emociones.



sábado, 21 de mayo de 2022

 



 
INSTITUTO DISTRITAL DE PATRIMONIO CULTURAL
 
 
Jueves 26 de mayo • 9:15 a.m. | Fondo de Cultura Económica
 
 
El IDPC invita a la conversación intergeneracional acerca del papel de la mujer en la arquitectura y a reflexionar en torno a la deconstrucción de estereotipos que han marcado el quehacer de las arquitectas.
 
 
 

Reflexión