jueves, 11 de mayo de 2017





María Isabel Plata, más allá de la maternidad

María Isabel Plata


Por: Mariana Rolón Salazar.

Con un cigarrillo en la mano, María Isabel Plata conversa sobre su vida, las mujeres y sus derechos. Ahora, que está pensionada, disfruta de la compañía de su perro Nicanor, de un buen libro, una película o un merecido descanso. Los 17 años que estuvo a la cabeza de Profamilia fueron tan productivos como agotadores. (Si quieres conocer las historias de otras mujeres que dedicaron su vida a transformar a Colombia en un mejor país para las mujeres, entra aquí)

Fue toda una vida la que dedicó a velar por los derechos sexuales y reproductivos de las mujeres y los hombres. “Ahora el tiempo es de los que vienen”, asegura. Por eso, cree firmemente en que las mujeres deben soñar, hacer lo que quieran, cuando quieran y explorar otros caminos diferentes a la maternidad: una frase que repite una y otra vez cuando se refiere al embarazo adolescente no deseado.

Así fue su vida. Ella quiso ir contra la corriente y desafiar a la sociedad, tanto en sus luchas con Profamilia –para reivindicar los derechos de la mujer– como en su forma de habitar el mundo –no fue mamá–. “En mi caso no tomé una decisión, era una cosa interna, la lucha de creer en otra posibilidad. En la casa siempre hubo igualdad entre hombres y mujeres, y tanto papá como mamá nos empujaban a estudiar, a que, quisiéramos lo que quisiéramos, trabajáramos por eso”, cuenta.


Romper los esquemas y expresar su rebeldía fue el camino que escogió. No soportaba escuchar que iba a ser menos mujer por no tener hijos o que no podía entrar a la universidad. Por eso, a pesar de los comentarios que recibía en la Universidad del Rosario cuando era estudiante, se graduó de Derecho en el 76. “Había profesores y compañeros que nos decían que les estábamos quitando el puesto a los muchachos que sí se merecían estudiar”.
La Conferencia Mundial de la Mujer, en Nairobi, a la que asistió unos años después de graduarse y que preside cada 10 años la Organización de Naciones Unidas, la marcó. “Si usted me pregunta que si algo me cambió, me abrió los ojos, fue esa conferencia. Eran como mil ventanas de los temas más raros y distintos, todo alrededor de la mujer”, dijo.

Su lucha por los derechos

Fue en Nairobi donde cocinó el proyecto que más tarde le ayudaría a entrar a Profamilia. Era una iniciativa sobre planificación familiar, donde se crearía un servicio jurídico para resolver las inquietudes de las mujeres y enseñarles sus derechos y deberes. A Profamilia le encantó y María Isabel entró a la institución en el 85.

“Hicimos una cartilla que funcionó y a la gente le encantó, se llamaba Conozca sus derechos. Empezamos, con charlas y cartillas, a ofrecer servicio a las mujeres que llegaban con rollos”, recordó. Y hablando con ellas, leyendo sobre sus derechos y uniéndose a movimientos de mujeres, Plata identificó otros problemas que molestaban a las colombianas.

La ligadura de trompas, por ejemplo, fue una de las batallas que le dio dolores de cabeza. En Colombia las mujeres debían pedir la firma de sus parejas para poder realizarse el procedimiento. Los hombres tenían rueda libre para la vasectomía.

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