(Imagen del diseñador Marco Melgrati). |
Compartimos esta imagen que nos es muy diciente de la lucha que enfrentas las mujeres Iraníes en este momento, admiración y solidaridad.
'Ranking PAR': un mundo laboral desde la equidad de género
Se trata de una herramienta que apoya la igualdad de genero y diversidad, que llega a Panamá
Según la Iniciativa de Paridad de Género en Panamá (IPG), 750 mil mujeres panameñas en edad laboral, se encuentran ausentes en este mercado. La mayoría se encarga de atender el hogar siendo el principal motivo por el cual no pueden trabajar.
Esta ausencia se da en mujeres indígenas, con bajo nivel de educación, casadas, aquellas con hijos, o de bajos recursos.
En promedio, las mujeres panameñas reciben un salario mensual inferior al 11% a comparación de los hombres lo que representa un 5% en el salario promedio por hora y esto se intensifica dependiendo de los sectores y categorías ocupacionales.
Al referirse a la presencia de mujeres en cargos directivos, Panamá representa una de las mejores posiciones de América Latina con el 45%. Sin embargo, gerencian en los cargos medios o inferiores, estando casi completamente ausentes en los cargos superiores. En este último, la presencia del género femenino en las juntas directivas es del 18% en el sector público y 14% en empresas privadas.
Esta brecha incluye el liderazgo ejercido por cuenta propia. En Panamá, 3 de cada 10 personas autoempleadas son mujeres. Por lo general se concentran en un número muy reducido de sectores manufactureros, y sus actividades comerciales suelen caracterizarse por aspectos como menor adopción tecnológica, menor actividad exportadora, una red limitada de contactos y un tamaño pequeño si no son “empresas unipersonales”.
'Ranking PAR': una estrategia de medición
La Cámara de Comercio, Industrias y Agricultura de Panamá (Cciap) junto a la Asociación de Directoras de Panamá (ADP) y Aequales, presentaron 'Ranking PAR', con el fin de que las empresas promuevan la elaboración de estrategias en sus negocios por medio de la igualdad de género y diversidad a nivel mundial en el campo laboral.
“La equidad, en todas sus facetas,
debe ser un principio fundamental de
nuestras acciones”, MARCELA GALINDO,
PRESIDENTE DE LA CÁMARA DE
COMERCIO INDUSTRIAS Y AGRICULTURA
DE PANAMÁ.
'Ranking PAR' es una herramienta de medición gratuita, anual, comparativa y confidencial utilizada para evaluar políticas y procesos que apoyan la igualdad de género y la diversidad en las organizaciones latinoamericanas.
Esta herramienta de gestión empresarial, disponible en www.aequales.com, es utilizada por más de 2,000 empresas en América Latina y les permite conocer su estado y avances hacia la igualdad de género para gestionar estratégicamente sus políticas, operaciones y procesos, asegurando la diversidad en el campo laboral ofreciendo un lugar de trabajo inclusivo y gratificante.
Este año se le estará dando la oportunidad a empresas panameñas a que participen y conozcan sobre la herramienta.
La herramienta permitirá evaluar la planificación e integración de la equidad de género y la diversidad de la estrategia organizacional, procesos y prácticas ligadas al equilibrio entre vida personal-laboral, capacitación del personal y procesos de prevención del acoso sexual laboral, determinar cuántas mujeres y cuántos hombres forman las distintas áreas de la empresa, indagar sobre los procesos de recursos humanos con enfoque a la igualdad de género y diversidad, y preguntar sobre la habilidad de las organizaciones de desagregar sus datos e implementar prácticas que van más allá del género (edad, discapacidad, orientación sexual, etc.)
Marcela Galindo, presidente de la Cciap, resaltó durante el lanzamiento de la herramienta que “la equidad, en todas sus facetas, debe ser un principio fundamental de nuestras acciones”.
Como parte de su estrategia de trabajo, desea incorporar temas tan importantes como la desigualdad del género que presenta el país y siente “orgullo y responsabilidad para incluir a más mujeres en el sector empresario”, explicando que es la primera mujer en su presidencia en más de 100 años.
“Hemos trabajado con diferentes organizaciones analizando iniciativas a nivel nacional, con el objetivo de impulsar la toma de decisiones que produzcan acciones efectivas sobre la agenda de equidad, y la presentación de 'Ranking PAR' va en esta dirección” informó Galindo.
Mónica Chapman, presidenta de la ADP, explica que su empresa está integrada por 179 mujeres de las cuales 60% participan en juntas directivas y el otro 40% son mujeres capacitadas para los distintos puestos superiores como: riesgo financiero, tecnología, innovación y más.
Exhorta a las empresas a participar del 'Ranking PAR' para alcanzar un nivel de equidad y diversidad en el país: “Tener mujeres en los más altos niveles es uno de los pilares para cerrar brechas en Panamá”, expresó.
Por otra parte, Aequales nació en el 2014 en Perú y Colombia con el fin de asesorar a las empresas latinoamericanas en su camino hacía la equidad de género y la diversidad corporativa.
Sus fundadoras Mia Perdomo y Andrea de la Piedra se conocieron en el programa Global Competitiveness Leadership (GCL) de la Universidad de Georgetown. Ambas buscaban fomentar espacios de trabajo libres de exclusión y estereotipos para todas las personas en su diversidad. Decidieron unirse y crear una startup multilatina que respondiera a las necesidades que ellas reconocían en la región.
Junto a su equipo, se dedicaron a hacer estudios para conocer la desigualdad que enfrenta Latinoamérica y descubrieron que: actualmente solo el 24% de CEOs en Latinoamérica son mujeres. En Latinoamérica las mujeres ganan 30% menos que los hombres; en situación de crisis los empleos femeninos tienen 19% más riesgo que los masculinos; en materia de diversidad, el 19 % cuenta con un indicador de desagregación por pertenencia étnica y que la pandemia implicó un retroceso de al menos 1 década en la participación laboral de las mujeres en Latinoamérica.
Debido a esto, se han dedicado a ayudar empresas en la región junto a la herramienta 'Ranking PAR' para alcanzar la equidad de género y diversidad. .
Doris Lessing comentó en más de una oportunidad que escribir su ya clásico libro El cuaderno de Oro fue una “rebelión contra la derrota”. Por entonces, la joven Lessing atravesaba una etapa de profundo desencanto con el acento ideológico del feminismo de su época, pero también, se hacía preguntas incómodas sobre la manera como el mundo comprendía el concepto de la libertad. el poder y el temor. Por supuesto, confesaría también, se trataba de una profunda crisis existencial que abarcó no sólo su vida, sino también, la forma como concebía la dirección que había escogido para encauzar su amor por la literatura.
Por supuesto, se trató de una tragedia de considerable en su vida intelectual. Lessing era una mujer convencida de la necesidad de un pensamiento ideológico, pero también, de una búsqueda consistente sobre conceptos propios. En medio de ambas cosas, la novelista británico británico-zimbabuense luchaba contra el desencanto, la desesperanza y la tristeza de haber perdido todo el motor que le impulsaba a la creación, que le sostenía y le mostraba algo más profundo y elaborado de lo que necesitaba comprender sobre el mundo, la sociedad y la cultura. “Me encontré sin luchas con las cuales lidiar” diría en el 2011, dos años antes de morir, en una de sus raras entrevistas. “Las manos vacías después de un largo recorrido a ninguna parte”
Claro está, El cuaderno de Oro fue escrito a finales de los años cincuenta, en la que la izquierda mundial se basaba en una peculiar combinación de miedo, fe y transgresión. La ideología por entonces no era sólo una opinión política, sino también una forma de comprender el ámbito intelectual. O al menos, para Lessing lo era. En más de una oportunidad, contó la forma en que analizaba no sólo su vida a través del izquierdismo, sino su necesidad de una conclusión hacia el futuro. “Comencé a escribir por ideales” comentó en 1998 y “cuando no los tuve, solo sentí que el mundo a mis pies se abría como un espacio silencioso”.
Por supuesto se trataba de algo más complicado, más doloroso y emocional que la simple pérdida de la confianza en una propuesta política. Corrían los años ’50 y el mundo comenzaba a descubrir con horror los crímenes de Stalin, las millones de muerte que había provocado en la Rusia comunista y el régimen de terror que había creado a través de décadas de violencia y alineación. El golpe sacudió todo el pensamiento filosófico de Lessing, que se encontró en mitad de un debate interno sobre la posibilidad de entender el sentido de su vocación literaria como algo más que una elaboración de ideas basadas en la reflexión política.
Pero a la vez, tuvo que enfrentar que había luchas matizadas en medio de algo más profundo. En EEUU el senador Joseph McCarthy, llevaba a cabo una caza de brujas y lo hacía con una despiadada sed de venganza seudo intelectual que convirtió el comunismo en una forma de rebeldía contra la represión. O al menos, eso fue lo que Lessing trató de comprender en medio de una sacudida profunda sobre los parámetros que regían su mundo. Eso, a pesar de por entonces, ya considerase “una mujer libre” y también, una lo “suficientemente consciente del valor de esa libertad” como esforzarse en mantenerse fuera de cualquier posibilidad de ser analizada, agredida o “definida por algo más que mi profunda convicción que el mundo podía evolucionar hacia algo nuevo, más compasivo. Mucho menos dependiente de la crueldad”.
Lessing no tenía demasiadas opciones para sus enfrentamientos y debates políticos, en especial por la forma en que analizaba la cuestión esencial de ser mujer en una época en que la limitada cualidad de la cultura para aceptar excepciones, resultaba claustrofóbica. “Intento crear una sociedad para las mujeres que aún no existen” dijo en 1956, cuando se le preguntó acerca de su insistencia sobre escribir a pesar de las críticas, los ataques y la franca oposición de una rama intelectual en contra de sus reflexiones sobre la figura femenina.
De hecho, para Lessing la rebelión intelectual y académica era una forma de heroísmo “que rara vez se le permitía a una mujer”, por lo que batalló como pudo y en la medida de sus posibilidades en crear un entramado sólido no sólo para asegurarse que podía y debía escribir sobre ideas de considerable poder, sino además, la noción sobre la necesidad de sostener esa subversión en algo más elaborado. El cuaderno de Oro era su sexto libro y de pronto, no sólo se convirtió en un símbolo feminista, sino también en un recorrido a través de las principales ideas de Lessing sobre el miedo, el poder y la necesidad intelectual de elaborar un mundo “a la medida de una generación de mujeres que todavía no han nacido, pero que sin duda, nacerán y crecerán bajo el ámbito de la búsqueda de independencia”. Y aunque el libro jamás pensado para ser un manifiesto ni mucho menos, un sermón intelectual, si es la búsqueda de respuestas de una mujer poderosa o una que al menos, comprendía el poder de una manera por completo nueva.
Una búsqueda creciente de significado
Una vez un periodista preguntó a Doris Lessing el motivo por el cual escribía con tanto empeño y perseverancia. La ya por entonces anciana escritora se tomó un momento para responder. “Escribo porque no puedo evitarlo. A veces las compulsiones intelectuales son tan dolorosas como las físicas”, dijo. Y lo hizo con una sonrisa, una de sus modestas y misteriosas sonrisas torcidas. El periodista diría después que fue un momento único, asombroso y desconcertante. Pero sobre todo, la mejor descripción que Lessing pudo dar sobre su necesidad de escribir y crear. Y es que para la autora la palabra no sólo crea, sino que sana y ennoblece.
En ocasiones, parece que nadie conocía a Doris Lessing hasta su extraordinario libro El cuaderno dorado, aunque ya para el momento de la publicación de uno de sus libros más conocidos, la escritora ya disfrutaba de un respetable repertorio de obras (Canta la hierba, 1950, Éste era el país del Viejo Jefe, 1951, Martha Quest, 1952, Cinco novelas cortas, 1953, Un casamiento convencional, 1954, La costumbre de amar, 1957, Al final de la tormenta, 1958, Catorce poemas, 1959) que no sólo la habían hecho célebre por su talento, sino por su profundidad argumental. Como si Lessing, la escritora, sólo pudiera comprenderse a través de la popularidad de la obra que la lanzó a los corrillos literarios de la época. Hasta entonces, únicamente se sabía sobre ella que era mujer que escribía a toda hora y que según admitía sin tapujos, confesaba estaba obsesionada con la palabra. Tal vez por eso, el primer acercamiento de muchos lectores a su obra, les sorprenda por su solidez, conmovedora visión del mundo pero sobre todo, su impecable tránsito mental.
Con esa inocencia del lector que no sabe muy bien que encontrará y de hecho, un lector entusiasta encontrará en El cuaderno dorado de la escritora un relato vigoroso, durísimo pero sobre todo sensible. Eso, a pesar que la historia del libro — feminista militante, controvertido — puede sorprender e incluso incomodar. No obstante, Lessing y su capacidad para la narración y la crítica conjuntiva, logra algo que muy pocas escritoras pueden: Emocionar desde la sinceridad. No hay subterfugio alguno en la prosa precisa y sólida de Lessing. Sólo una profunda conciencia sobre la palabra como recurso y herramienta. Una necesidad insistente de crear y convertir lo que se cuenta — lo que se mira — en un testimonio descarnado. Una re descubrimiento de la realidad que analiza lo cotidiano a través de las pequeñas historias que cuenta y que además, asume el poder de la palabra como reivindicador.
Doris Lessing analizó el mundo a través de sus imperfecciones y muy probablemente, allí radica la importancia de su obra. Desde sus estudios detallados sobre la decepción y la ternura hasta el fino análisis de la vida cotidiana que miró con un ojo observador y crítico, Lessing encontró una manera de construir el mundo a través de una profunda melancolía. Su escritura parece insistir en esa necesidad de asimilar la complejidad del mundo desde una sencillez coloquial, una decepción simple que su pluma prodigiosa transforma en belleza, en una elemental revisión de la sensibilidad como forma de homenaje a lo humilde. Una escritura que realza y homenajea la vida real, sin tapujos y sin adornos. No obstante, hay una sensibilidad sutil que se desborda en sus escenas perfectamente delineadas, directas y francas. Cada circunstancia en sus novelas, parece recrear lo cotidiano y no obstante, se tratan de metáforas profundamente sensibles sobre ideas intencionadas que se entremezclan con lo que apenas se sugiere. Una mirada sincera y obsesiva a los detalles sobre la realidad, llena de una profunda compasión.
Tal vez se deba a que Doris Lessing, la mujer, tuvo una vida personal lo suficientemente rica en contrastes y experiencias como para asumir la difícil experiencia de construir una opinión crítica sobre el mundo. Nacida en Irán, inmigrante en Rodesia y finalmente, una joven en Londres, comenzó a escribir por impulso, por necesidad, por su profunda capacidad para recrear lo habitual en una colección de interpretaciones disímiles. Su primer libro Canta la hierba, pareció definir su voz literaria y sobre todo los elementos que serían recurrentes en su obra literaria posterior. Su sensible discurso sobre el fracaso y la injusticia convirtió el libro, que tal vez siendo el primer intento autoral de la escritora carecía de cierta habilidad, en un exquisita reflexión sobre la tristeza, el dolor y la angustia existencial. Muy probablemente influyó en el tono melancólico de sus novelas, el haberse unido en Londres a un grupo de escritores autodenominados los “Angry young men”. Talentosos, cínicos y sobre todo pesimista, el grupo se obsesionó con la amargura y el dolor social, y sobre todo, con esa lucha sutil de la cultura Europea que ensalza la pobreza como un defecto y la riqueza como atributo.
No obstante, Lessing parecía haber encontrado su razón fundamental para expresar ideas profundamente sociales desde mucho antes. O eso es lo que parece sugerir su exquisito tino para crear personajes de clase media sumidos en la una tristeza insondable y heredada, en la frustración de una sociedad ciega y en esencia, injusta. Su mirada parece insistir en esa ambigüedad del desosiego, en esa aceptación de los límites entre lo mediocre, lo sórdido e incluso, la esperanza de redención que parece surgir en todas sus narraciones casi por accidente.
El significado, el recorrido hacia la construcción de un dilema y la fe
Porque sin duda Lessing, como escritora, se analiza desde la óptica de su capacidad para documentar el mundo. Sin tapujos ni especiales remilgos, pero tampoco a través de una opinión moral. Es ese equilibrio entre la observación mordaz y la benevolente dulzura de la palabra que admite redención, lo que hace su obra inolvidable. El individuo, como analiza la escritora, es la suma de sus pequeños debates éticos, del dolor y la furia, de su aspiración de la bondad. Una mezcla que parece sugerir esa necesidad de Lessing por desear esencialmente el bien, por concebir su obra como una elaborada diatriba sobre la justicia y la angustia existencial.
Una búsqueda que la acompaña a lo largo de su dilatada y prolífica carrera literaria. Sus personajes, insisten en la reivindicación no mediante la lucha, sino la resistencia firme hacia la injusticia, un elemento audaz de reflexión social que aún así se sostiene por la delicadeza como la escritora lo propone. Para la escritora, la sociedad, la cultura, la desigualdad, la herida de la sociedad que presiona y aplasta, son formas elementales contra las que se lucha con la insistencia. En sus palabras, la libertad se adquiere comprendiendo la realidad desde lo sencillo, desde lo esencial .
“Usando nuestras libertades individuales (y no quiero decir simplemente formando parte de manifestaciones, partidos políticos, y demás, que son solo parte del proceso democrático), examinando ideas, vengan de donde vengan, para ver de qué manera estas pueden contribuir útilmente a nuestras vidas y a las sociedades en las que vivimos” llegó a decir, cuando se le insistió si el carácter levemente derrotista de sus historias no apuntaba hacia una visión pesimista de la vida. Pero con Lessing nada es sencillo, mucho menos aparente. Como escritora y analítica observadora, la escritora parece muy consciente del poder de quien construye desde lo mínimo, un debate invisible que sostiene esa necesidad suya de mirar la realidad con una franqueza casi decepcionada.
Doris Lessing fue una mujer incansable que escribió hasta muy avanzada edad. También conservó esa visión sencilla de la vida incluso en los momentos más gloriosos que vivió. Aún así , El cuaderno dorado siguió definiendo el estilo Universal de la Lessing escritora, crítica y poderosa. Más de una vez, la misma escritora admitió que el libro marcó un antes y un después en su obra literaria, pero que por sobre todo “construyó una nueva forma de mirarse así misma y a las mujeres que intentó representar”. Porque Lessing, insistió siempre que pudo que la escritura debía reflejar el ánimo social y que por tanto El Cuaderno dorado, con su complejo punto de vista y su asombrosa manera de tocar temas álgidos que al momento de su publicación causaron polémica y molestia, no sólo lo hizo, sino que además, construyó una forma de asumir la idea de la mujer militante. Lessing, que jamás ocultó su feminismo y que más de una vez fue reprochada eso, elaboró una visión sobre la mujer que opina — la pensante e intelectualmente poderosa — por completo nueva.
Muy probablemente por ese motivo, al ganar el premio Nobel, admitió que estaba “encantada pero no sorprendida” y que realmente “escribía por otras cosas más allá del reconocimiento”. Recibió a los periodistas sentada en pantuflas frente a su pequeña casa en Londres y con una extraordinaria vitalidad a pesar de sus ochenta y siete años cumplidos, regañó a los periodistas que le esperaban con esa franqueza suya que sorprendió a lo largo de su vida a propios y extraños. “¿Cómo voy a estar celebrando con champán? No me ha dado ni tiempo a comprarlo. Ustedes, en lugar de venir aquí y hacer tantas preguntas, deberían haber traído una botella. A cierto punto, tendré que ponerme a brindar”, contestó cuando uno de los fotógrafos se extrañó que no estuviera celebrando el trascendental galardón. Luego soltó una carcajada, feliz pero no satisfecha, porque para Lessing, el mundo nunca tuvo una sola visión ni explicación, mucho menos un único matiz.
La ambivalencia del creador incansable. Quizás, por ese motivo, aceptó el premio con su dignidad de luchadora por convicción. Un homenaje a una vida dedicada al conocimiento, la búsqueda de la belleza y a la literatura o sólo, a una simple aspiración por la esperanza, esa que encontró en la simplicidad.
Hija de Dios
¿Qué es ser hija de Dios?
Me lo pregunté un día
¿Y por qué no serlo?
Me respondió una voz
Entonces mi pregunta se devolvió
¿Quiénes no somos hijas de Dios?
No soy hija de Dios
Cuando no miro al que tengo
frente a mi,
como a un otro,
como mirar mi propio cuadro
envestido de semillas.
Acaso no soy hija de Dios,
cuando no coincido,
cuando disiento,
cuando presiento,
cuando desenfoco
y desemboco.
Hija de Dios
es lo que anhelo,
porque lo primero,
«ser hija» _ya lo tengo_
Y lo segundo,
apenas lo estoy descubriendo
Y cuando me muera
la verdad brotará del encuentro.
Un cierto día,
Una voz surgida de la oscuridad
Con voz fuerte hizo resonar:
Hija de Dios
no mereces ser,
porque al capitalismo
lo asfixias con placer.
Hija de Dios
no debes ser llamada,
porque a la injusticia,
la secas con tu odio.
Hija de Dios
del reino deberás ser expulsada,
por agredir
al que al pobre lo hace preso.
Hija de Dios
jamás serás llamada,
porque el Dios que yo trato,
a ti te ha expulsado.
Mirando al árbol
Que en el campo me miraba
Me le acerqué agachada.
Y tratando de no desconcentrarlo
Con voz en silencio, le dije
¿Qué se siente ser expulsado?
El árbol extendía sus ramas
Y fuertemente soplaba,
entonces,
su oxígeno a mi cerebro llegaba
que rápido despertaba.
Lentamente mis pulmones se unieron al intercambio,
mi corazón con energía bombeaba.
Y el árbol tranquilamente me dijo,
si quieres ser expulsada,
no recibas el intercambio,
muere lentamente,
y pregúntale a Dios
¿quién es para expulsarte?
Mi nombre es Ignacio Spisso y tocaré unos temas que normalmente son omitidos ya que no se toca el tema de la Violencia basada en Género desde el enfoque de crear nuevas masculinidades positivas.
Para comprender estos temas es bueno tener en cuenta dos conceptos orientadores: El Patriarcado es la estructura de dominio de los hombres sobre las mujeres y El Machismo es la puesta en práctica del patriarcado.
Muchxs de ustedes ya conocen estos términos así que no pretendo explicarles algo que ya saben sino orientar este tema a la deconstrucción de la masculinidad tal y como lo hacemos en mi organización llamada: Hombres en Deconstrucción.
1: ¿Qué es una masculinidad positiva?
La masculinidad positiva en contraposición a la hegemónica es una masculinidad que busca desaprender o deconstruir la violencia, el dominio, la hegemonía y empaparse de temas sociales como lo son la no-violencia, el anti-racismo, la deconstrucción de la masculinidad y el aprendizaje de cosas positivas para dejar atrás aquellas que pueden herir tanto a hombres como a mujeres pero afectando diferenciadamente de manera interseccional y con perspectiva de género.
2: ¿Qué son las masculinidades hegemónicas?
Las masculinidades hegemónicas se catalogan en 4 tipos:
El Rey: El rey no aporta en la casa, todo se lo resuelven, pide favores a sus hijxs que él pudiera realizar, también busca que todo se lo hagan y no tiene corresponsabilidad. A veces es violento en su entorno familiar para dominar.
El Guerrero: Es un tipo muy peligroso ya que ejerce la violencia tanto física, psicológica y verbalmente en sus entornos para ejercer dominio.
El Macho Alfa: Es un tipo que comúnmente se le asocia con el latín lover, critica lo diferente, lo frágil y es un ser dominante y hegemónico. Su contrario el mal llamado Hombre Beta que es más parecido a una masculinidad positiva.
El Sabio: Es un tipo de masculinidad tóxica que cree que por ser hombre sabe más que las mujeres o es más que ellas, además tiene 4 facetas que comúnmente se asocian a este tipo y es uno de los más manipuladores.
3: 4 Facetas del Sabio: (+2 Micromachismos Extra)
El mansplaining: Es un micromachismo que ejerce la masculinidad tóxica que consiste en explicar a las mujeres de manera despectiva algo que ya saben o algo que ellos saben mejor porque históricamente se le ha negado este conocimiento a las mujeres o simplemente por querer ejercer dominio patriarcal.
El Manterrupting: Es cuando un hombre interrumpe constantemente a una mujer para decir algo con sus palabras y considera que el lo sabe mejor que ella o simplemente para decir su opinión.
El Bropriating: Sucede cuando los hombres se apropian del espacio o del crédito de una mujer.
El Gaslighting: Cuando una mujer expresa sus sentimientos o su opinión y el hombre no deja que se exprese, la hace sentir como loca o invalida su opinión/sentimientos.
Muros del Castillo de la Masculinidad:
Son las barreras que impiden que los hombres respeten a las mujeres y entiendan que deben desaprender el machismo y la violencia.
Notolmen: Son aquellos hombres que tienen un discurso lleno de falacias y justifican su machismo y su hegemonía con una retórica manipuladora. Incluso inventan excusas para defender su posición cómoda de privilegio del patriarcado y el machismo.
4: Efecto Jennifer/John y Efecto Matilda (Movimiento no más Matildas)
1: Jennifer y John envían su CV a una empresa de construcción. Por los sesgos le dan el trabajo muy comúnmente a los tipos como John en lugar de a Jennifer. Así afecta esto diferenciadamente a las mujeres más que a los hombres, esto se puede evidenciar en las brechas de desigualdad en las estructuras empresariales, sociales, políticas y culturales.
2: No más Matildas es un movimiento que creó una activista al darse cuenta de la injusticia histórica de que los hombres en todos los campos explotan su ventaja al robarse el crédito de las mujeres en sus trabajos (muy asociado al Bropriating).
El objetivo principal de este evento consistirá en visibilizar y abrir espacios de comunicación asertiva de las mujeres en Colombia a través de la música.
Este festival contará con la presentación de cinco cantautoras y es una de las iniciativas beneficiadas en nuestros Presupuestos Participativos bajo el nombre de: ‘Usaquén Territorio de Paz’ y destaca la composición como elemento cohesionador del proceso cultural en nuestro país, promueve la música emergente y sus exponentes femeninas, en torno a generar culturas de paz, justicia y sanación, con un enfoque social.
Gobierno al Barrio
Además, de 9:00 a.m. a 2:00 p.m., en este parque tendremos nuestra jornada XVII de Gobierno al Barrio.
En esta oportunidad nos acercaremos a la comunidad de la UPZ San Cristóbal Norte con servicios como vacunación canina, feria de empleo, registro de bicis, actividad física, intercambio de material reciclable por kits de separación en la fuente y agendas, entre otras actividades.
De la misma manera se realizarán actividades lúdico pedagógicas dirigidas a nuestros niños y niñas como ‘Donde crece la adormidera’ dirigida por NIDOS-IDARTES y ‘Bomberitos’ con el IDIGER- UAECOBB.
Y de manera itinerante se desarrollará el embellecimiento de los juegos del parque con los jóvenes del programa ‘Parceros por Bogotá’.
Parchando con el Alcalde
En este espacio el Alcalde Local de Usaquén, Jaime Vargas Vives, “parchará” con la comunidad para contar los avances en el sector. De igual manera destacará la labor de 25 beneficiarios del Fondo Emprender, entregará dotación a adultos mayores, kits de bioseguridad para recicladores de oficio y un reconocimiento a la Mesa UPZ 9S.
Los invitamos a conoce de cerca al alcalde local, su gestión y a los beneficiarios de los diferentes programas de la Alcaldía Local de Usaquén.
7 Acciones para Garantizar la Equidad Salarial en Colombia En Colombia, la brecha salarial de género sigue siendo una realidad, con mu...