miércoles, 31 de julio de 2024

Olimpicas

 17 poderosas de París 2024

Una de las competencias más importantes a nivel mundial, son los Juegos Olímpicos, los cuales surgieron desde tiempos muy antiguos. Se tiene entendido que, la justa deportiva dió inicio en Olimpia, Grecia, en el año 776 a. C. Posteriormente, en 1896 en Atenas, capital de Grecia, se llevó a cabo la primera edición de la era moderna. 

Para esta primera inauguración participaron 241 atletas, de 14 países, todos los participantes eran hombres. Se tiene registrado que fue hasta 1900 cuando la participación femenina apareció. Según la nota de The Guardian, para estos juegos se estarán presentando varios atletas destacados, entre los deportistas se encuentran 17 mujeres en París 2024.

Cabe destacar que, en los Juegos Olímpicos de 1900 participaron solamente 22 mujeres, que equivale al 2.2%. Fue hasta Tokio 2020 donde las deportistas tuvieron mayor participación, pues hubo un alcance del 48.8%. Para estás olimpiadas se tiene contabilizado que las mujeres en París 2024 es de 5 mil 250 mujeres, lo correspondiente al 50%, que son los mismos números de participantes masculinos, por lo que se considera que sean los primeros juegos con igualdad en cuanto a números inscritos. Por ello, te presentamos las 17 mujeres talentosas en París 2024. 

17 poderosas de París 2024

1. Simone Biles, gimnasta artística

Iniciaremos con una de las gimnastas artísticas más destacadas de esta disciplina. Simone Biles, estadounidense de 27 años, se ha convertido en una de las deportistas más sobresalientes, pues cuenta con 19 títulos de campeona mundial y 25 medallas en campeonatos mundiales, 4 de ellos en Juegos Olímpicos. Sin duda, Biles será parte de las mujeres en París 2024 con una participación notoria, pues los números la respaldan. 

2. Cindy Ngamba, boxeadora

Nacida en Camerún, Cindy Ngamba es una boxeadora refugiada en Gran Bretaña. Su participación para estos juegos es significativa, ya que Ngamba ha conseguido convertirse en la primera boxeadora refugiada en participar en los Juegos Olímpicos. Su historia es de reconocerse, pues tuvo una infancia difícil por ser migrante. Sin embargo, poco a poco la deportista fue consiguiendo apertura hasta lograr convertirse en las 17 mujeres de París 2024 más brillantes.  

3. Vahiné Fierro, surfista

Vahiné Fierro, representante de Francia, es conocida como la reina de Teahupo. Esta digna representante lidera la competencia del surf. A los dos años Fierro comenzaba sus primeros pasos en el agua, debido a que sus padres también son surfistas. Se nombró campeona mundial jr en 2018, por lo cual, la convierte en parte de las mujeres de París 2024 más talentosas.

4. Keely Hodgkinson, atleta

De las promesas juveniles que estarán en esta disputa deportiva es la británica Keely Hodgkinson. Con 22 años, Hodgkinson se convierte en una de las figuras para ganar la medalla de oro en atletismo. En Tokio 2020, ganó la plata olímpica en los 800 metros. Para el inicio de la temporada en sus 800 metros tuvo un tiempo establecido de 1 minuto 55,78 segundos. Keely es de las mujeres de París 2024 que debe seguir su trayectoria. 

5. Rachael Gunn, breaking

A sus 36 años, la profesora de estudios culturales, Rachael Gunn es de las mujeres de París 2024 que quiere impulsar el deporte del breaking. Por primera vez esta competencia será parte de los Juegos Olímpicos. Con un doctorado sobre el género del breaking, la australiana pretende continuar defendiendo este deporte, que para muchos es considerado una forma de expresión arraigada de protesta. 

6. Verano McIntosh, nadadora

La joven nadadora de 17 años Verano McIntosh, es de las mujeres de París 2024 en demostrar su potencial en agua. En Tokio 2020, la canadiense, le quitó a la estadunidense Katie Ledecky la racha de 13 años consecutivos en se ganadora, tras esta victoria Mclntosh ganó su medalla de oro. En mayo rompió su propio récord mundial de 400 metros, por tal motivo, se espera que para estas olimpiadas, Verano continúe destacando en la natación. 

7. Rebeca Andrade, gimansta artística

La brasileña Rebeca Andrade es de las mujeres de París 2024 que quiere conseguir su campeonato en gimnasia artística. En los juegos antepasados, Andrade logró ganar su medalla de plata, convirtiéndose en la primera brasileña en la historia olímpica en alcanzar este lugar en el medallero. Posteriormente obtuvo el oro en salto individual, por lo que, se le considera como favorita para esta disciplina.   

8. Arisa Trew, patinadora

La joven australiana Arisa Trew, es una patinadora reconocida por su habilidad destacable en el deporte de la patineta. Con tan solo 14 años, Arisa ha conseguido ser la primera skater que gana el premio Laureus a la mejor deportista de acción. Para esta disputa olímpica, Trew se perfila para ser de las mujeres de París 2024 más talentosas durante el período de competencia. 

9. Chloé Dygert, ciclista

De las grandes figuras del ciclismo, la estadunidense Chloé Dygert es considerada la más talentosa de su generación al recuperar los títulos, tras el accidente que sufrió en el año 2022.  Estos campeonatos mundiales  los ganó en las categorías persecución individual y contrareloj, por tal motivo, Dygert es parte de las mujeres de París 2024 más brillantes en competiciones. 

10. Sydney McLaughlin-Levrone, atleta

Sydney McLaughlin-Levrone es de las mujeres de París 2024, más dominan en la pista de atletismo. Anteriormente, rompió por primera vez su propio récord mundial de 400 metros, de manera que, a sus 24 años ha competido en cinco disciplinas diferentes, obteniendo tiempos sobresalientes en cada disputa. 

11.  Jess Frox, palista

De las mujeres en París 2024 que más ha destacado durante su trayectoria es la australiana Jess Frox. Con sus 30 años disputará sus cuartos Juegos Olímpicos. La palista ha ganado cuatro veces durante competencias olímpicas. pues recientemente en los juegos pasados obtuvo su medalla de oro. De familia olímpica Frox buscará su quinta medalla. 

12. Andrea Spendolini-Sirieix, saltadora

La británica Andrea Spendolini-Sirieix de 19 años, es considerada una joven promesa, pues la saltadora ha conseguido dos medallas de oro en los Juegos de la Commonwealth de 2022. Y para los campeonatos mundiales de este año ganó medallas de oro, lo que la convierte en una de las mujeres de París 2024 en formar parte de deportistas sobresalientes. 

13. Kaylia Nemour, gimnasta artística

La deportista Kaylia Nemour es la primera gimnasta africana en ganar una medalla en campeonato mundial, en la categoría de barras asimétricas, obteniendo el segundo lugar. Para estas olimpiadas se espera que Nemour forme parte de las mujeres de París 2024 en conseguir el primer lugar en gimnasia artística.  

14. Emma Finucane, ciclista

De las mujeres de París 2024 más competitivas es la ciclista Emma Finucane. Con sus 21 años, la británica es candidata para ganar oro en esta justa deportiva, pues en el 2023 ganó su primer título mundial en el sprint femenino, de igual manera obtuvo la plata en la prueba por equipos. 

15. Sunny Choi, breakdance

Sunny Choi lidera el equipo estadounidense para su debut en Juegos Olímpicos, el la introducción del breakdance en la disputa olímpica deportiva. Cabe destacar, que los expertos han comentado que está actividad no debería ser considerada actividad deportiva, pues ellos especulan que se ha permitido para atraer público joven. Veamos qué pasa con una de las mujeres de París 2024 más destacables. 

16. Torrie Lewis, atleta

De las mujeres de París 2024 más sobresalientes es la atleta Torrie Lewis, ya que es considerada la mujer más rápida de Australia, rompiendo récord nacional. Para estos juegos la australiana buscará ganar la distancia más larga en París. Asimismo, Lewis tiene la presión en la carrera de relevos, puesto que el equipo marculino y femenino de aquel país, lograron clasificar en la categoría de relevos desde Sydney 2000. 

17. Kate Douglas, nadadora

Para finalizar el listado de las mujeres en París 2024 que estarán haciendo historia en los Juegos Olímpicos, es la nadadora de Estados Unidos, Kate Douglas, pues ha disputado competencias mundiales, ganando seis medallas. La joven promesa de 22 años está dentro de las favoritas para ganar los 200 metros braza y los 100 metros libres. 

martes, 30 de julio de 2024

#DíaMundialContraLaTrata

 

#SinDemandaNoHayTrata: Desnudando la Realidad Detrás de la Prostitución


En un mundo que clama por igualdad y respeto, la prostitución persiste como una sombra oscura, alimentándose de la demanda y perpetuando la violencia contra las mujeres. Los hashtags #SinDemandaNoHayTrata y #DíaMundialContraLaTrata nos recuerdan que esta problemática va más allá de una transacción económica; es una cuestión de derechos humanos, de dignidad y de poder.

El Mito de la "Opción Libre"

La industria del sexo nos vende la idea de que la prostitución es una elección personal, un trabajo como cualquier otro. Sin embargo, esta narrativa oculta una realidad mucho más compleja y dolorosa. La trata de personas, con la explotación sexual como su principal modalidad, demuestra que muchas mujeres son forzadas, engañadas o coaccionadas a ejercer la prostitución.

La Cosificación y Deshumanización

Los proxenetas y los clientes de la prostitución juegan un papel fundamental en la cosificación y deshumanización de las mujeres. Al reducirlas a objetos sexuales, niegan su humanidad y las convierten en mercancías. Esta deshumanización facilita la violencia, la explotación y la trata.

El Rol de los Estados

Los estados tienen un papel crucial en la lucha contra la trata y la explotación sexual. Sin embargo, muchos gobiernos han optado por políticas de regulación o criminalización parcial de la prostitución, lo que en la práctica suele beneficiar a los proxenetas y perpetuar la demanda.

La Abolishonista como Única Solución

La evidencia empírica demuestra que la abolición de la prostitución es la única manera efectiva de combatir la trata y proteger a las mujeres. Al eliminar la demanda, se desincentiva la oferta y se rompe el ciclo de violencia.

La prostitución no es un vicio sin víctimas. Detrás de cada encuentro pagado hay mujeres que sufren las consecuencias de una sociedad que tolera la explotación sexual. Es hora de romper el silencio y exigir políticas públicas que prioricen la protección de los derechos humanos de todas las personas, especialmente de las mujeres.

lunes, 29 de julio de 2024

#JuegosOlímpicos

 

Ayer fue Ángel Barajas y hoy el turno le correspondió a Luisa Blanco. La colombiana hizo historia este domingo al clasificar a la final de la gimnasia artística de los Juegos Olímpicos.
Tras un registro acumulado de 51.698, Blanco obtuvo el último cupo para la final donde estará compitiendo contra las mejores del mundo, Simone Biles y Suni Lee.
La atleta de 22 años, que marcó un nuevo hito en el deporte colombiano, disputará la final del All Around femenino, el próximo jueves 1 de agosto.


domingo, 28 de julio de 2024

Mujeres en la Historia

 

Cuando dijeron que era “inapropiado” 

tener mujeres en los Olímpicos, ella luchó

Por primera vez en los Juegos Olímpicos hay el mismo número de mujeres que de hombres en las competencias. Esta es la historia de la pionera Alice Milliat, a quien en gran parte se le debe este hito.

Era el año de 1922, dos años antes de la última vez que se celebraron unas Olimpiadas en París. En un caluroso día de agosto, casi 20.000 personas acudieron al estadio Pershing para ver a 77 deportistas de atletismo, entre los que figuraba un equipo de Estados Unidos. Las naciones desfilaron, y se batieron récords mundiales. Hubo 27 periodistas y cobertura informativa en todo el mundo.

Para iniciar los Juegos, una mujer de 38 años llamada Alice Milliat dio la bienvenida al mundo a París. Ella era la fundadora de la Federación Internacional de Deportes Femeninos, conocida en su Francia natal como Fédération Sportive Féminine International.

Ese día, todas las competidoras fueron mujeres.

“Por este acto, declaro inauguradas las primeras Olimpiadas femeninas”, dijo.

Esa declaración de Milliat resuena hasta nuestros días. El mundo de los Juegos Olímpicos dominado por hombres, ocupado en la preparación de los Juegos de París de 1924, ignoró el acontecimiento de 1922, salvo para quejarse del uso no autorizado de la palabra “Olimpiadas” por parte de Milliat. Rechazaron la idea de que las mujeres pudieran competir.

Los Juegos de París de 1924 contaron con un puñado de atletas femeninas —135 mujeres de entre 3.089 varones—, pero la participación de las mujeres en las Olimpiadas se limitó a unas cuantas pruebas, como la natación y el tenis. No hubo participación femenina en la mayoría de los deportes, incluidos el atletismo, el fútbol, el remo, el ciclismo e incluso la gimnasia.

Pierre de Coubertin, fundador y líder de las Olimpiadas modernas, dio a conocer su actitud en repetidas ocasiones a lo largo de los años. Tener a mujeres en los Juegos Olímpicos, afirmó en 1912, “es poco práctico, poco interesante, poco agraciado y, no dudo en añadir, inapropiado”.

Para 1928 sus ideas no habían evolucionado.

“En cuanto a la admisión de mujeres en los Juegos, sigo estando rotundamente en contra”, señaló ese año. Murió en 1937 y se le considera un visionario del deporte.

Pero al final, bueno, en 2024, Milliat ganó la batalla del género. Los Juegos Olímpicos de este verano son los primeros con la misma cantidad de deportistas mujeres y hombres.

Cien años después de los primeros Juegos Olímpicos en París, por fin se reconoce a Milliat como la pionera, una especie de Billie Jean King de su tiempo. En Francia se publican biografías. Se ha proyectado un nuevo documental en cines y televisión. El Museo Nacional del Deporte de Niza dedica una exposición temporal a Milliat. Una plaza en el exterior de un nuevo estadio olímpico lleva su nombre (en un giro previsiblemente moderno, los planes para que el estadio llevara el nombre de Milliat se truncaron cuando los derechos de denominación se vendieron a Adidas).

“A ella le debemos en gran parte que las mujeres puedan participar en el deporte; que haya mujeres en los Juegos Olímpicos se lo debemos a ella”, afirmó Sophie Danger, autora de un nuevo libro, Alice Milliat, la femme olympique, disponible por ahora solo en francés. “Cada vez que me pongo los tenis pienso en esta mujer”.

Pero es razonable sospechar que, entre las más de 5.000 mujeres que se espera que compitan en los próximos Juegos Olímpicos, muy pocas hayan oído hablar de ella.

“Como símbolo, Milliat sigue en los márgenes del movimiento olímpico”, explicó Danger. “Lo cual significa que la lucha continúa”.

Danger señaló que paridad no es igualdad. La batalla no solo se libra en los Juegos Olímpicos, por supuesto.

“Algunas personas quieren controlar el cuerpo de las mujeres”, comentó Anne-Cécile Genre, la cineasta que filmó el documental Alice Milliat: Les Incorrectes (que se traduce al español como Las inapropiadas).

“Alice Milliat luchó porque las mujeres estuvieran en control de su cuerpo, para que las mujeres pudieran ser libres y tener el control de su forma de moverse y de vestir. Eso es algo universal. Es algo por lo que las mujeres del planeta siguen luchando”.

El aplauso a las mujeres como recompensa

Las Olimpiadas se tardaron en reaccionar al movimiento femenino. Coubertin citaba a menudo varias razones para mantener a las mujeres al margen: sería muy difícil organizar al doble de participantes y pruebas, era inapropiado ver a mujeres compitiendo en público, las Olimpiadas eran un escaparate de los mejores atletas, y las mujeres no figuraban entre ellos.

“Creo que hemos intentado, y debemos seguir intentando, poner en práctica la siguiente expresión: la exaltación solemne y periódica del atletismo masculino, basada en el internacionalismo, por medio de la equidad, en un marco artístico, con el aplauso de las mujeres como recompensa”, dijo Coubertin en 1912.

Milliat quería que las mujeres participaran en los mismos eventos que los hombres, incluido el balompié y el rugby. Empezó por el atletismo, por ser una prueba glamurosa, evocadora de las antiguas Olimpiadas. El Comité Olímpico de Coubertin, compuesto exclusivamente por hombres, rechazó la sugerencia para los Juegos de 1920, en Bélgica. Milliat siguió presionando.

En 1921, Sigfrid Edström, primer presidente del organismo rector del atletismo mundial y miembro influyente del Comité Olímpico Internacional, organizó un encuentro internacional femenino en Montecarlo. Milliat no quedó impresionada. Le pareció que había sido una oportunidad para salir en la foto, no una competencia seria. En su opinión, poner el deporte femenino bajo la dirección de los hombres era una forma de que estos mantuvieran el control.

Poco después Milliat fundó la Federación Internacional Femenil del Deporte, que agrupó a un creciente número de federaciones nacionales, introdujo normas técnicas en los eventos deportivos y consolidó el mantenimiento de registros. Fue nombrada presidenta y se celebraron reuniones periódicas en las que se tomaron copiosas notas.

Milliat entendía el poder de la publicidad. Los periódicos, sobre todo los franceses, hablaban de ella y del deporte femenino con regularidad. Organizó partidos de balompié femenino, incluido uno en Manchester, Inglaterra, en 1920, que atrajo a 25.000 espectadores.

Luego puso la mirada en las Olimpiadas. Y usaría esa palabra para su evento, programado cada cuatro años entre los ciclos de los Juegos Olímpicos de Coubertin, mayoritariamente masculinos.

“Para ella, ‘Olimpiadas’ era solo un tecnicismo”, afirmó Danger. “Era inteligente y divertida. Decía que si no accedían a nuestra petición de unirnos a los Juegos Olímpicos, seguiríamos organizando los nuestros”.

Milliat acordó dejar de usar la palabra “Olimpiadas” si los Juegos Olímpicos permitían a las mujeres competir en atletismo. Se llegó a un acuerdo y, en 1928, los Juegos Olímpicos de Ámsterdam contaron por primera vez con atletismo femenino. Milliat quería 10 pruebas, pero a las mujeres se les concedieron cinco. Milliat fue seleccionada como juez, el único rostro femenino en un mar de hombres.

No estuvo exento de polémica. En la carrera de 800 metros, la distancia más larga que se permitía correr a las mujeres, las tres primeras clasificadas batieron el récord mundial. Varias mujeres se tiraron al suelo tras la línea de meta. Los escritores deportivos escribieron que la escena era inquietante y que el esfuerzo era demasiado para una mujer. Los Juegos Olímpicos volvieron a celebrar una carrera de 800 metros para mujeres solo hasta 1960.

“Que los hombres hicieran lo mismo no era ningún escándalo”, comentó Danger sobre esa imagen habitual de un corredor que se desploma al terminar la carrera. “Pero, en el caso de las mujeres, era un escándalo”.

La atención motivó el escarnio. Milliat fue objeto de burlas en periódicos y editoriales.

Ella siguió presionando. Se celebraron Juegos en los que solo participaron mujeres en 1926 (en Gotemburgo, Suecia), 1930 (Praga) y 1934 (Londres, con más de 300 participantes). Se denominaron oficialmente Juegos Mundiales Femeninos, aunque algunos medios de comunicación (incluido The New York Times, al menos una vez, en 1930) se refirieron a ellos como Juegos Olímpicos Femeninos.

Pero la ola del feminismo se frenó en la década de 1930, en medio de una depresión mundial y la preparación de la Segunda Guerra Mundial, que canceló los Juegos Olímpicos en 1940 y 1944. Las federaciones deportivas internacionales incluían a más mujeres, pero estaban dirigidas por hombres, que ejercían el tipo de control blando que Milliat había temido. En 1934, el COI se planteó eliminar por completo a las mujeres del programa; estas conservaron su escaso puesto por 10 votos a favor y nueve en contra. El crecimiento del deporte femenino se orientó hacia actividades consideradas más femeninas, como la gimnasia y el patinaje sobre hielo.

Alcanzar algo similar a la paridad ha tomado su tiempo. En 1960, en los Juegos Olímpicos de Roma, apenas una de cada 10 atletas era mujer. En los Juegos de Los Ángeles, en 1984, no llegaba a una de cada cuatro. En Pekín, en 2008, las mujeres apenas superaban el 40 %.

En los últimos años el COI ha convertido la equidad en una misión, pero no todas las pruebas son iguales en los Juegos Olímpicos. En París, mientras que la caminata de 50 kilómetros (durante décadas, considerada solo apta para hombres) ha sido sustituida por un relevo mixto, las mujeres siguen compitiendo en el heptatlón de siete pruebas, no en el decatlón de 10 pruebas.

“Nunca me había percatado de aquello por lo que tenían que luchar las mujeres”, comentó Genre, la cineasta. “Nací en la década de 1980 y no tuve que luchar por eso. No sabía que el boxeo femenino era parte de los Juegos Olímpicos sino hasta 2012. ¿Y el maratón, en 1984? Eso fue después de que naciera. Es una locura para mí. Pensé que había divisiones femeninas en los deportes desde el principio”.

Milliat se retiró de su cargo y la Federación Internacional Femenil del Deporte desapareció. Murió en 1957, más bien en el anonimato. Ni siquiera sus vecinos, según descubrió más tarde una investigadora, conocían su importancia en el deporte.

Pero los historiadores siguen investigando sus contribuciones. En 2016 se creó en Francia la Fundación Alice Milliat, dedicada al deporte femenino. En los últimos años se han bautizado gimnasios y calles con su nombre. Y este año, por primera vez, en los Juegos Olímpicos habrá el mismo número de mujeres que de hombres en las competencias.

sábado, 27 de julio de 2024

Mujer

 

La situación de las mujeres en Colombia

 

mujeres en colombia

 

En las últimas décadas Colombia ha alcanzado importantes conquistas en relación a la promoción de la igualdad de género y el empoderamiento de las mujeres, si bien aún hay brechas relevantes por reducir.

Colombia ha ratificado todos los tratados internacionales vigentes sobre derechos humanos y derechos de las mujeres, y ha hecho un progreso significativo en el desarrollo de leyes para promover la igualdad de género y garantizar los derechos humanos de las mujeres. Algunos ejemplos son los Lineamientos de la Política Pública para la Equidad de Género para las Mujeres y el Plan Integral para garantizar a las mujeres una vida libre de violencias aprobados en 2012, y la Ley de Víctimas y Restitución de Tierras, aprobada en 2011, con disposiciones importantes sobre la igualdad de género, así como la Ley 1257 "Por la cual se dictan normas de sensibilización, prevención y sanción de formas de violencia y discriminación contra las mujeres", de 2008 y la Ley 1719 por la cual se adoptan medidas para garantizar el acceso a la justicia de las víctimas de violencia sexual, en especial la violencia sexual con ocasión del conflicto armado, de 2014, entre otras.

Si bien estas normas proporcionan un marco sólido para avanzar en derechos de las mujeres, siguen existiendo desafíos para su plena aplicación, como muestran los datos sobre las brechas de género.

Colombia está mostrando señales importantes de crecimiento económico como una oportunidad para el progreso social, así como los avances en los indicadores de desarrollo humano. Pero todavía hay brechas de género, en particular en las esferas política y económica. 

Datos sobre la igualdad  de género en Colombia (english version)

Algunos datos claves

Eliminación de violencias contra las mujeres

El Instituto Nacional de Medicina Legal y Ciencias Forenses reportó 27.594 casos de violencia a niñas y mujeres adolescentes entre 2015 y 2019. La población más afectada fueron las adolescentes y mujeres de 10 a 14 años con 9.893 casos, seguidas de las de 15 a 14 años. Grupo de 17 años con 7.491 casos. 

En cuanto a feminicidios, 978 mujeres fueron asesinadas en 2021. Cuatro de cada 10 asesinatos de mujeres son cometidos por la pareja, expareja, familiares o personas conocidas

Conozca más sobre nuestro trabajo en prevención de las violencias basadas en género

Violencia basada en género en emergencias humanitarias

Las emergencias humanitarias en Colombia exacerban, y son exacerbadas, por una variedad de formas de violencia basada en género: violencia sexual, SVC, explotación sexual, a menudo relacionadas con el reclutamiento de niños, la VBG como una estrategia negativa de afrontamiento, así como la violencia íntima, son una realidad diaria, especialmente para niñas, adolescentes y mujeres, pero también para hombres y niños.

Se considera que más de 2 millones de mujeres y niñas corren el riesgo de sufrir violencia de género en 2022 (PIN); para 330.000 de ellos/as, predominantemente indígenas y afrodescendientes que viven en la región del Pacífico del país, los niveles de riesgo de vioelncia de género se proyectan como catastróficos. Las personas expuestas a múltiples discriminaciones – por desplazamiento, discapacidad, LGTIBQ+, etnia, etc. – enfrentan mayores riesgos de VBG.

Conozca más sobre nuestro trabajo en acción humanitaria con enfoque de género

Empoderamiento económico

Aunque en la última década Colombia ha consolidado unas de las generaciones de mujeres más educadas siendo actualmente el 54,4% de quienes se gradúan de las universidades, su talento y capacidad no se refleja en la misma proporción en oportunidades laborales, de desarrollo, ni de ingresos. 

Por ejemplo: antes de la pandemia ya existían brechas para las mujeres en la economía respecto a los hombres: 20 puntos porcentuales menos de participación en el mercado laboral, brecha salarial en su contra del 17.5, desempleo mayor en 5.1 p.p. y dedicación del doble del tiempo que los hombres al trabajo doméstico y de cuidado no remunerado.

La más reciente medición del DANE señala que las mujeres dedican, en promedio, diariamente 7 horas y 46 minutos de su día a actividades de cuidado no remunerado, mientras los hombres lo hacen 3 horas y 6 minutos. 

En cuanto a las mujeres rurales, que representan el 47,2% de la población rural total en Colombia, enfrentan una brecha de ingresos del 33% en comparación con los hombres rurales, que es un 20% más alta que la brecha salarial de las mujeres urbanas.

Conozca más sobre nuestro trabajo en empoderamiento económico de las mujeres

Participación política

Se ha avanzado, pero persisten las brechas en la participación política de las mujeres. El Congreso de la República 2022-2026 tendrá un total de 295 escaños, de los cuales 85 serán ocupados por mujeres, 31 diputadas más que en el actual periodo. En porcentaje, el 29,2% del total de escaños serán ocupados por mujeres, lo que representa un aumento del 9,5% en el Congreso 2018-2022. Con estos avances, Colombia estaría por encima del promedio mundial de participación de mujeres en parlamentos, 25,5%, y más cerca del estándar de la región de las Américas, 32,4%.

En cuanto a mujeres en cargos de elección popular a nivel territorial, 2020 y 2023, en las Asambleas Departamentales las mujeres representan el 17,5%, Concejos Municipales: 17,9%, Gobernaciones: 6,3% (2 de 32 gobernaciones). Esto representa una disminución con respecto al período anterior, en el que se eligieron cinco gobernadoras, lo que representa el 15,6%), las alcaldías, el 12,% , dos de ellos en las ciudades capitales: Bogotá D.C. y Santa Marta.

Conozca más sobre nuestro trabajo en participación política de las mujeres

Mujeres, Paz y Seguridad

La violencia se agrava en países en conflicto como Colombia. Los efectos de la violencia contra la mujer y de la violación de sus derechos humanos en tal contexto los experimentan mujeres de todas las edades. Son víctimas de actos de amenazas, asesinato, terrorismo, torturas, desapariciones involuntarias, esclavitud sexual, violaciones, abuso sexual, embarazos y abortos forzados. Datos oficiales indican que más de 400.000 mujeres han sido víctimas de homicidio en el marco del conflicto armado, y hay más de 57.000 mujeres víctimas de desplazamiento forzado. Entre 1995 y 2011, la violencia en el conflicto armado ha generado el desplazamiento interno de más de 2.700.000 mujeres (cerca de 6% de la población total del país y el 51% del total de personas desplazadas). 15,8% de las mujeres desplazadas declaran haber sido víctimas de violencia sexual. Las mujeres pertenecientes a grupos étnicos indígenas y afrocolombianas se han visto afectados de manera desproporcionada por la violencia derivada del conflicto; de 3.445 casos de homicidios de personas indígenas y afrocolombianas, el 65,5% eran mujeres.

En 2016, Colombia firmó un acuerdo de paz con la guerrilla de las FARC-EP. Este acuerdo hizo historia al convertirse el primero en el mundo en incorporar un enfoque de género con medidas para resarcir el daño sufrido por mujeres y personas LGBT+

El Gobierno 2018-2022 adoptó 51 indicadores de género dentro de su plan marco para implementar el acuerdo de paz. De estos indicadores, el Gobierno saliente afirmó que 13 indicadores se han cumplido o completado en su totalidad, y 17 muestran un progreso significativo.

Conozca más sobre nuestro trabajo en mujeres, paz y seguridad

Flujos migratorios

Las situaciones de movilidad migratoria generan situaciones humanitarias e impactos significativos contra las mujeres, que deben enfrentarse a situaciones como la xenofobia, la violencia sexual, la trata de personas, sobre carga en las labores domésticas y de cuidado del hogar, falta de oportunidades para el acceso a rutas de atención, a empleo, salud, educación y otros servicios básicos. En cuanto a violencia basada en género,  en 2020, se presentaron 4.185 casos de violencia contra personas venezolanas mientras que para el año 2021, esta cifra aumentó a 5.441 casos. De estos casos de 2021, el 81% de las víctimas fueron mujeres venezolanas (es decir 4.397).

En cuanto al empoderamiento económico de mujeres migrantes, según la Evaluación Conjunta de Necesidades del Grupo Interagencial sobre Flujos Migratorios Mixtos (GIFFM), una de cada tres personas de Venezuela entrrevistadas trabajaba más de 48 horas a la semana, y más del 50 por ciento gana menos del salario mínimo.

viernes, 26 de julio de 2024

MUJERES

 ‘La prevención de las violencias es la gran deuda de los Estados con las mujeres’


Mónica Maureira, experta del Mesecvi, habla de los 30 años de la Belém do Pará.

as mujeres de Latinoamérica hace más de 30 años se organizaron a nivel regional para reclamarles a los Estados acción sobre las violencias de las que eran víctimas. Pero antes de eso, sensibilizaron y enumeraron las violencias que vivían en la casa, en el trabajo, en la política, en las calles. Fue un trabajo de mucha incidencia y pedagogía para sensibilizar sobre las violencias, no solo sobre las físicas que dejan marcas en el cuerpo, sino de las simbólicas, que son invisibles ante los ojos.

Ese trabajo empezó desde la primera Conferencia Mundial sobre la Mujer en Ciudad de México, en 1975, que devino en otros encuentros internacionales y regionales que despertaron la acción en los sistemas de derechos humanos. De allí nació la convención sobre la ‘Eliminación de todas las formas de discriminación contra la mujer’ (Cedaw) de la ONU.

La Comisión Interamericana de la Mujer (CIM), de la Organización de Estados Americanos (OEA), quiso desarrollar más la Cedaw y abordar el tema de las violencias que también eran un reclamo de las mujeres. El 9 de junio de 1994, en Belém do Pará, en el noreste de Brasil, los Estados miembros firmaron la Convención Interamericana para prevenir, sancionar y erradicar la violencia contra la mujer.

Este domingo se cumplen 30 años de ese compromiso que creó el principal instrumento para garantizarles a las mujeres de la región una vida libre de violencias, que ha servido como herramienta jurídica para defender el derecho a la vida, la igualdad, la no discriminación, la dignidad, la integridad sexual, entre otros derechos. 

Para ello, se creó un instrumento de monitoreo que sigue la implementación de la Convención y el cumplimiento de los Estados miembros a las condenas relacionadas con la Belém do Pará que se llama el ‘Mecanismo de seguimiento de la convención de Belém do Pará’ (Mesecvi), conformado por un comité de expertas delegadas por cada país. EL TIEMPO habló con Mónica Maureira, la experta de Chile, sobre estos 30 años de la Convención, los retos de su implementación, las sentencias históricas, entre otros temas.
¿Cuál era ese contexto en el que nació la Convención, que además fue pionera en su momento a nivel mundial al abordar el tema de violencias?

Es pionera porque nace de la demanda de las organizaciones de mujeres y feministas a propósito de las conversaciones que hubo en una serie de encuentros feministas desde la década de los 80 hasta los inicios de los 90. Allí, las juristas feministas hablaban de la construcción del derecho internacional de los derechos humanos de las mujeres con enfoque de género. Adicional, la Belém do Pará marca un hito como marco referencial a nivel global por el abordaje de las violencias, que lo que hizo fue desprivatizarlas. Es decir, sacó las violencias de género del contexto de violencia doméstica y la situó como un interés público y una preocupación de los Estados. Por tanto, la violencia contra las mujeres es una violación de los derechos humanos. Esta Convención nutrió al Sistema Interamericano, incluyendo a la Comisión Interamericana de Derechos Humanos y la Corte Interamericana de Derechos Humanos. Esta última ha proferido importantes fallos basándose en la Convención, como el de Campo Algodonero versus México (que en 2009 responsabilizó al Estado mexicano por la desaparición y asesinato de Claudia Ivette González, Esmeralda Herrera Monreal y Laura Berenice Ramos Monárrez).
¿Estas sentencias son vinculantes para todos los Estados miembros de la OEA?

Cuando los Estados suscriben compromisos como la Convención y se dan sentencias bajo sus argumentos, la intención es que los exhortos no sean solo para el país condenado, sino para todos los miembros. Aquí, además de las responsabilidades del Estado quiero hablar de las responsabilidades de terceros, que también se deben de hacer cargo de las exigencias de la Corte. Y de terceros también me refiero a privados.

¿Qué otras sentencias, además de Campo Algodonero, resalta por su importancia y trascendencia?

A propósito de la responsabilidad de terceros, está la de Paola Guzmán Albarracín versus Ecuador (una adolescente que se quitó la vida luego de ser víctima de violencia sexual por parte del vicerrector del colegio donde estudiaba. Su familia, encontró justicia 18 años después). De esta sentencia destaco la reflexión que se hizo alrededor de que este fue un delito prevenible, si se hubieran seguido y cumplido los protocolos internos del colegio.
¿Por qué las sentencias, no importa el país condenado, son generalizables?

Cuando se suscribe la Declaración Universal de los Derechos Humanos, los Estados se comprometieron con el “nunca más”, poniéndolo en términos de América Latina. Con esta declaración se le otorgó a este entramado de derechos las características de inalienables, interdependientes y universales. De este entramado, la columna vertebral es el principio de igualdad y no discriminación, por lo que no hay diferencias entre hombres y mujeres. Y los Estados deben y tienen que hacer lo posible para que se cumpla este principio que suena un poco a un sueño. Pero eso es lo que hay que reivindicar y eso se ha reivindicado con los casos de Campo Algodonero, Paola Guzmán Albarracín y tantos otros. Estas sentencias son también herramientas para defender cualquier vulneración de las mujeres en los Estados miembros con un enfoque de género y de derechos humanos de las mujeres.

Tocó un tema muy importante que es la prevención, que es uno de los preceptos de la Convención. Y da la sensación de que los Estados están más en disposición de sancionar el delito cuando ocurre que en prevenirlo. ¿Desde el Comité tienen el mismo análisis?

Si revisamos los tres informes hemisféricos respecto de la implementación de la Convención, esa es la gran conclusión. La gran deuda de los Estados con las mujeres y la Convención tiene que ver con la prevención. Y la prevención tiene varias aristas. La de educación, que además tiene la Declaración de Pachuca con la que el Comité de Expertas hace una serie de recomendaciones. Las instituciones educativas también están en deuda de cambiar los currículos desde la educación temprana hasta la superior. Aquí también tienen responsabilidades los medios de comunicación y la publicidad porque estos son dispositivos de educación, los cuales no se deben de quedar solo con las campañas alrededor del 8 de marzo y el 25 de noviembre, sino también diseñar campañas sistemáticas y de impacto.
Vigésimo cuarto período ordinario de sesiones de la Asamblea General de la OEA, en el que se firmó la Convención de Belém do Pará.

Vigésimo cuarto período ordinario de sesiones de la Asamblea General de la OEA, en el que se firmó la Convención de Belém do Pará.

FOTO:OEA

Hablando de deudas con las mujeres, una que es muy evidente es el acceso a la justicia. ¿Por qué es tan difícil y demorado para las víctimas encontrar justicia?

Por los estereotipos y prejuicios de género presentes en el poder judicial. Estos son una barrera para el acceso a la justicia y a la vez interfieren en la trayectoria de la investigación. Aquí también es un problema la falta de formación con enfoque de género de los y las profesionales de la justicia y la poca capacitación en la materia que recibe el funcionariado del poder judicial.

Un tema que ha conmocionado mucho a Colombia son los feminicidios con público, es decir, los ocurridos en centros comerciales o en plena calle. Rita Segato habla de la espectacularización de la muerte de las mujeres. ¿Qué está pasando con esto?

Por eso el tema de la prevención es la gran deuda, mientras la prevención no tenga efecto la naturalización y normalización de los crímenes contra las mujeres se va a mantener. Y el hecho de que nadie haga algo demuestra cómo opera esa normalización. Cuando Rita Segato planteó lo que dices es con base en su experiencia en Campo Algodonero, donde habló con los feminicidas. Ella lo planteó un poco mirando la criminalidad organizada y transnacional. Pero esa espectacularización no opera solo en esos escenarios, porque se ha aceptado un poder masculino exacerbado que no solo actúa en el crimen organizado, sino en estructuras políticas, económicas y en momentos de crisis. También quisiera agregar que, en situaciones de crisis, por ejemplo, de orden público, los feminicidios se naturalizan más o se invisibilizan más y desaparecen de la agenda.
Eso último que menciona es lo que está pasando en México, donde matan 10 mujeres cada día, pero se habla más de la violencia narco…

Exacto, pero lo de México viene arrastrándose desde hace mucho, yo diría que desde el gobierno de Felipe Calderón en adelante.

La Convención no contempla la violencia vicaria o digital, porque en su momento no existían o no se había teorizado sobre estas. ¿La convención tiene las herramientas para interpretarlas?

El mecanismo de seguimiento de la Convención ha ido de la mano del progreso de los derechos humanos de las mujeres y de los nuevos escenarios y contextos de violencia. En ese marco, se encuentra la violencia digital. Esto es un continuum de violencias. Hay que decir que la violencia digital no solo es virtual, hay evidencias de que algunas amenazas terminan en ataques físicos, violencia económica o sexual, incluso en feminicidios. Y la Convención ha sido capaz de interpretar ese tipo de violencias y sus alcances, así como la responsabilidad de los Estados, que deberían mediar con las empresas tecnológicas para que tengan mayor transparencia y asistencia a las víctimas. Sobre la violencia vicaria, muchas organizaciones de mujeres hablan es de una extensión de la violencia feminicida hacia hijos e hijas. Y la Convención, nuevamente, contempla e interpreta este tipo de violencia, donde también opera la violencia simbólica, económica, entre otras.
En Colombia hay un proyecto de ley en trámite que en principio se radicó con el fin de proteger a las mujeres de la violencia digital, pero se ha ido desdibujando y ampliando a todas las personas. Organizaciones feministas hablan de apropiación de las luchas de las mujeres. ¿Qué daños hacen estas acciones?

Esas estrategias de apropiación se dan en diferentes escenarios, por ejemplo, las ideas de cambiar el nombre de los Ministerios de la Mujer por Ministerios de la Familia. Hay que alertar estas acciones y sensibilizar que todo tipo de violencia contra las mujeres son manifestaciones de las desigualdades de género y de poder. Esto que está pasando en Colombia también banaliza la violencia que viven las mujeres en los entornos digitales. Siempre que avanzamos en derechos hay amenazas de retrocesos, por eso hay que rodearlos y defenderlos.

¿Cuál es la importancia del Mesecvi y del Comité de Expertas que monitorean la Convención?

El Comité de Expertas tiene dos elementos importantes. El primero es que es un ejercicio democrático ejemplar, porque las expertas son designadas por un gobierno al que le tienen que hacer control de forma autónoma y cuestionarlo, cuando sea el caso. Las expertas hacen una tarea de revisión periódica junto a los Estados del cumplimiento de las leyes, tratados y convenciones de los derechos de las mujeres vinculados con el tema de las violencias. Por otro lado, el Comité tiene el rol de brindar asistencia técnica para cualquier Estado que lo demande y es una validación al trabajo técnico de las expertas que puede aportar a la protección efectiva de las mujeres.
Son 30 años de la Convención en los que la situación de violencias se recrudece. Esperamos que en los próximos 30 años la realidad sea otra y más favorable para las mujeres. ¿Qué retos tiene entonces la Convención?

Tener más capacidad de incidencia con los Estados para avanzar más en la prevención. Por otro lado, está la promesa de no repetición y reparación, no solo en términos materiales, sino simbólicos para el "nunca más".
NATALIA TAMAYO GAVIRIA

jueves, 25 de julio de 2024

MUJERES

Más de la mitad de los medios en la región no tiene protocolos de

violencia de género

La cifra la dio el informe Medios sin violencias: La urgencia de políticas de abordaje y prevención


En 2019, la periodista Vanessa Restrepo denunció haber sido víctima de abuso sexual por parte de quien era su editor en El Colombiano. Además de que su caso abrió un proceso judicial contra el periodista Juan Esteban Vásquez, también permitió hablar sobre la seguridad de las periodistas en los entornos laborales, los protocolos de atención, prevención y sanción de las violencias de género y el papel de las empresas para acompañar situaciones similares a las que vivió Restrepo.
La sentencia T-140 de 2021 de la Corte Constitucional por el caso de la periodista sentó un precedente al condenar las violencias de género en espacios laborales y la falta de respuesta de empresas como El Colombiano. Según el alto tribunal, Restrepo “fue revictimizada en varias oportunidades, sin ofrecerle una opción de protección real, concordante con las obligaciones de prevenir, investigar y erradicar la violencia contra las mujeres periodistas”.
Además de condenar la revictimización y dictar medidas para la empresa, exhortó a las empresas, públicas y privadas, a crear protocolos de atención, prevención y sanción de violencias de género bajo los principios de la debida diligencia y corresponsabilidad, la no tolerancia y la no repetición. A la vez de que deben de ofrecer protección a la víctima, atención psicosocial y asesoría jurídica.
En la práctica, la adopción de protocolos para las violencias de género en las salas de redacción a nivel regional no son alentadoras, según el último informe “Medios sin violencias: La urgencia de políticas de abordaje y prevención” que elaboró la Asociación Civil Comunicación para la Igualdad, en articulación con la Federación de Periodistas de América Latina y el Caribe (FEPALC) y con el apoyo del Programa Internacional para el Desarrollo de la Comunicación (PIDC) de Unesco.
De acuerdo con este estudio aplicado durante cuatro meses a periodistas de distintos 95 medios de Argentina, Perú, México, Colombia, Panamá, Brasil, Uruguay, Ecuador, Venezuela, Paraguay, Chile, Bolivia, República Dominicana y Honduras, el 57 % de estos no cuenta con protocolos para las violencias de género y solo un 18,5 % tiene áreas especializadas de atención.
“La existencia de protocolos de violencia de género es un paso más hacia la construcción de organizaciones de medios más democráticas. La violencia de género es un problema estructural vinculado a las relaciones de poder que requiere de un compromiso constante de todas las personas que trabajan en los medios para desarticularla. En este proceso, los protocolos ofrecen un mecanismo para abordar las violencias en sus diferentes etapas: desde la prevención hasta la atención de las denuncias”, señaló Sandra Chaher, presidenta de Comunicación para la Igualdad y coordinadora de la investigación.
Entre otros datos obtenidos en la investigación se encontró que el 75 % de las encuestadas sabe de algún caso de violencia de género contra periodistas; en uno de cada 10 casos (en total fueron registrados 96) se presentaron violencia física y digital.
En ese caso, las salas de redacción son el primer lugar donde denunciaron haber vivido o atestiguado violencia de género, seguido por los espacios digitales.
Quien ejerce mayor violencia contra las periodistas en las salas de redacción son personas con jerarquía en donde trabajan y en la red (redes sociales, correo y apps de mensajería instantánea) los agresores son desde usuarios anónimos hasta funcionarios públicos y políticos.
“Hay una estrategia constante de ataque a las o los periodistas, pero este ataque en redes sociales es mucho más fuerte siempre a las mujeres que a los hombres: de desprestigio, de constante matoneo digital y demás. Incluso de generar tendencias para que haya presiones sobre el medio también”, comentó una periodista colombiana sobre la violencia digital.
De los 96 casos de violencia conocidos durante la investigación, un 28,1 % se denunció la situación. Un 18, 7 % lo hizo internamente y un 9,4 % ante autoridades oficiales. “Las razones para no realizar denuncias son variadas: desde sentir que la situación quizá no es lo suficientemente grave como para que amerite denunciar, hasta tener miedo de hacerlo”, dice el informe.
De los casos denunciados, en un 54,5 % los agresores no fueron sancionados. Se encontró que una mayoría tiene cargos de autoridad o protección por parte de las autoridades. La investigación evidenció que la protección a los agresores se presentó incluso en estructuras horizontales.
“Algunos agresores tienen cargos importantes, pero otros pueden ser muchachos que están incluso al mismo nivel que las víctimas. El acoso laboral generalmente se da desde cargos jerárquicos, pero el acoso sexual o de comportamientos inadecuados se da en todos los niveles”, anotó una periodista sobre los ejercicios de abuso mediados por puestos de poder y el acoso sexual.
Lo que más llamó la atención el estudio son las represalias que sufrieron las periodistas que decidieron denunciar. Eso sucedió en un 43,1 % de los casos reportados; el 17,2 % fueron despedidas y el 24,1 % manifestó haber vivido un ambiente negativo por el hecho de hablar.
“A un directivo no le renovaron el contrato por ejercer violencia psicológica contra una directiva de cargo superior. Él entonces borró todo el trabajo realizado que estaba online y en sus redes personales publicó mensajes ofensivos que dañaron la imagen de ella”, fue el testimonio de una periodista colombiana que ilustra esta situación.
La investigación también preguntó sobre la opinión de los protocolos y en general las periodistas valoran que las empresas cuenten con estas herramientas. Los medios grandes son los que están más al tanto de los protocolos, pero las encuestadas manifestaron que falta más difusión y visibilización de estos protocolos.
“Pasamos de un total desconocimiento del tema y resistencia, a investigar los casos y tomarlos con completa seriedad. Hay una mayor conciencia de la importancia de proteger víctimas, de tomar acción legal si hace falta, y sobre todo de tomar acción dentro de la redacción. Yo creo que aún falta capacitación de las personas que manejan estos casos en la empresa, porque, aunque se toman muy en serio las situaciones, la resistencia a la defensa a los derechos de las mujeres es un tema general en el mundo”, dijo una periodista colombiana consultada para la investigación.
Este trabajo también se trazó la tarea de construir un protocolo marco que los medios pueden usar, según la legislación nacional. Entre las disposiciones está ampliar la aplicación del protocolo más allá a los espacios exclusivos de trabajo, las reglas a seguir durante el proceso, contar con personas de la empresa y fuera de esta que intervengan en caso de denuncia, establecer las medidas preventivas cuando se presente una situación, prever sanciones, generar mecanismos para detectar posibles escenarios de violencia, entre otras acciones.
Incorporar los protocolos para garantizar el derecho laboral de las mujeres es una necesidad que reconoció la Corte Constitucional. “Sin la presencia de las mujeres en el periodismo, la democracia se vería seriamente comprometida (…) La libertad de expresión sin la equidad de género permanecería reducida en sus alcances, pues dejaría de lado las voces y el entendimiento de más de la mitad de las personas que habitan el mundo”, reconoció el alto tribunal en la sentencia relacionada con el caso de Vanessa Restrepo.
NATALIA TAMAYO GAVIRIA

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