Necesitamos más mujeres que defiendan nuestros puntos de vista
“No es necesario ser política o directora de una organización para instar un cambio y alzar la voz para defender un derecho. Cada mujer puede impulsar un cambio positivo, comenzando por ella misma”.
Cuentan algunos historiadores que a principios del siglo XX Jovita Idar, periodista y editora de La Crónica en Laredo, Texas, se postró en la entrada de la oficina del periódico para evitar que los Texas Rangers entraran a clausurarlo. Activista, periodista, maestra, revolucionaria, Idar se enfrentó a quienes intentaron silenciarla por usar la libertad de expresión para defender a los oprimidos, a las mujeres, para luchar contra la pobreza y para denunciar la presencia militar en la frontera entre Estados Unidos y México. Un ejemplo a seguir, la vida de Idar es la de una de tantas mujeres que han contribuido enormemente a la historia de los Estados Unidos, la de una de tantas latinas que aún continúan efectuando cambios positivos para mejorar nuestra sociedad.
Las mujeres nunca hemos sobresalido en la historia manteniéndonos “calladitas”, y hoy estamos viviendo un momento durante el cual hacen falta defensoras. Hoy, nuestros derechos y la libertad que damos por hecha están bajo amenaza. Estamos presenciando una presidencia que busca recortar nuestro acceso a la salud y a la salud reproductiva, que busca implementar baja parental con pago solamente a mujeres casadas, y que ha propuesto medidas económicas, de inmigración y de educación que dañan a todo el país. Las mujeres hemos luchado por décadas para lograr una vida de equidad, en donde recibimos un sueldo que es igual al de nuestros colegas, para poder denunciar el acoso sexual sin temor de perder el trabajo, para poder tomar nuestras propias decisiones y para tener independencia económica.
Las mujeres han luchado durante décadas por estas libertades. Si somos francas, los hombres no nos las hubieran otorgado si no hubiera sido por mujeres como Idar, Gloria Steinem y Angela Davis. Y las mujeres de hoy debemos seguir en la lucha. No podemos permitir que un presidente que ha presumido de acosar sexualmente a las mujeres, que las ha descrito como “cerdas” y que ha dicho que el hecho de que la esposa trabaje es un peligro, sea quien tenga la voz final en las leyes que afectan nuestras vidas. Y qué decir de las cámaras legislativas. El Congreso está repleto de republicanos a quienes no les interesa luchar por equiparar nuestro sueldo (las latinas aun ganamos 54 centavos por cada dólar que gana unhombre blanco) y que piensan que las mujeres no podemos tomar nuestras propias decisiones de salud. Hay que llamarle la atención a congresistas retrógrados como John Shimkus de Illinois, quien semolesta porque los seguros médicos bajo Obamacare cubren la atención prenatal y de maternidad con fondos federales.
Esto es sólo un fragmento de lo que nos espera durante los siguientes cuatro años. Afortunadamente tenemos una barda defensiva de mujeres latinas que han luchado incansablemente por causas progresistas que nos afectan a las mujeres y a todo el país. Mujeres como Catherine Cortez Masto, la primer latina elegida al Senado; la congresista Nannette Barragán; la vocera del cabildo de la Ciudad de Nueva York, Melissa Mark-Viverito; Carmen Pérez, activista y organizadora de la Marcha de la Mujer, y las líderes del movimiento para defender a los dreamers Astrid Silva y Cristina Jiménez, entre otras.
Estamos orgullosas de estas mujeres, pero también hay que recalcar que no es necesario ser política o directora de una organización para instar un cambio y alzar la voz para defender un derecho. Cada mujer puede impulsar un cambio positivo, comenzando con ella misma. Puede comenzar con una llamada a su congresista (créanme que sí hacen caso, lo dice alguien que trabajó para uno de ellos) o a su representante estatal, o con una visita a una junta del cabildo o a una junta comunitaria. Si no están conformes con las leyes que restringen nuestros derechos reproductivos, llamen a Planned Parenthood para donar tiempo o dinero. Si están en contra de las leyes que afectan a los inmigrantes, busquen a una organización que promueva los derechos del inmigrante como MALDEF, ACLU o SEIU. Y, por qué no, piensen en lanzar sus nombres para regidora, alcaldesa, miembro de la mesa directiva de un distrito escolar o congresista.
Necesitamos más mujeres que defiendan nuestros puntos de vista y que aboguen por nuestros derechos, porque nadie más puede hacerlo por nosotras. El mejor defensor de sus derechos es uno mismo. Escriba cartas a sus representantes, ofrezca su opinión en los medios sociales y tradicionales, participe en eventos para solidarizarse con los derechos de la mujer, mande cartas al editor, organice juntas comunitarias en su ciudad, organice marchas, haga todo lo que pueda hacer menos quedarse callada. El cambio y la victoria siempre se han logrado con actos colectivos y valientes de millones de personas.
Nota: La presente pieza fue seleccionada para publicación en nuestra sección de opinión como una contribución al debate público. La(s) visión(es) expresadas allí pertenecen exclusivamente a su(s) autor(es) y/o a la(s) organización(es) que representan. Este contenido no representa la visión de Univision Noticias o la de su línea editorial.
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