Más acción y menos palabras: 44 mujeres que luchan por la igualdad
Además de destacar en sus respectivas profesiones, son activistas por convicción. Ellas son el ejemplo de que la lucha feminista ya es imparable. Pese a quien le pese.
Primera entrega
- FOTO: GIANFRANCO TRIPODO. REALIZACIÓN: PAULA DELGADO.1 de 11Cineasta y activista: Leticia Dolera. «No tener miedo a incomodar por alzar la voz». Eso implica la lucha feminista para Leticia Dolera, cineasta, actriz y autora de Morder la manzana (Planeta). A ella, que a los 20 no se consideraba feminista, la vida le dejó claro que hoy el mundo es «resultado de una cultura machista que nos discrimina y no confía en nosotras». Por eso llevó su activismo al papel y sobre él, incluso, se atrevió a denunciar varias situaciones de acoso. «En el caso de las actrices, siempre eres tú más tu cuerpo, que se pone en relevancia». De ahí que el manifiesto francés contra el ‘puritanismo sexual’ le inspirara tristeza: «No creo que nadie tenga que tener el derecho a importunar». Cuando buscó financiación para su primera película Requisitos para ser una persona normal (2015) no le extrañó escuchar frases del tipo: ‘¿Y quién te va a ayudar a dirigirla?’. Tampoco dudó, «de manera natural», que había mujeres capacitadas para ser jefas de equipo, «y tuve una directora de arte, una jefa de vestuario y una compositora musical, que es un terreno masculinizado… El capital confía menos en nosotras, cuando está demostrado que somos rentables». Sobre la mesa, los datos: «A cuanta más edad, menos líneas de diálogo. Y en 2017 solo un 8% de pelis hechas por mujeres… Claro que en los Goya se habla de los peliculones que hacemos, pero no se nos juzga igual. Parece que si pedimos el espacio que nos pertenece tenemos que hacerlo siendo excelentes, cuando en la vida, en cualquier proyecto, el fracaso o el error forman parte del crecimiento personal».
- FOTO: GIANFRANCO TRIPODO. REALIZACIÓN: PAULA DELGADO.2 de 11Juristas (de izda. a dcha.): Amalia Fernández Doyague y Victoria Ortega Benito.Victoria Ortega Benito es la primera presidenta del Consejo General de la Abogacía Española. Trata de visibilizar a las mujeres «porque preocupa que los estereotipos de género influyan en su acceso a la justicia». Para mejorarlo, ha puesto en marcha un plan de igualdad y una guía para letrados con enfoque de género. Ortega pertenece a la Asociación de Mujeres Juristas Themis. Esta se creó por un grupo de abogadas en 1987, «para que la igualdad sea central en la agenda del Estado. Solo así podremos tener una vida libre de violencia», explica su presidenta, Amalia Fernández Doyague. Luchan por conseguir una Constitución formalmente paritaria ya que la de 1978 no recogía la desigualdad real. «Quizá tenga que ver con que ninguna mujer formó parte de la ponencia constitucional», apunta. Piensa en la foto de la apertura del año judicial con 12 hombres junto al Rey. «Si representamos al 64% de juezas y magistradas menores de 50 años, ¿cómo una justicia democrática sigue trasladando a la sociedad esa imagen?». «En la justicia duele más porque no puede haberla sin igualdad», remata Ortega.
- FOTO: GIANFRANCO TRIPODO. REALIZACIÓN: PAULA DELGADO.3 de 11Tecnología: Cristina Aranda y Carolina Castillo. «Cuando estudié ingeniería electrónica éramos cinco mujeres de 100 personas, aquello marcó mi personalidad para no sentirme inferior y lograr mi máximo potencial», recuerda Carolina Castillo, directora del área de Consumo de Microsoft para España y Portugal. Su compañía supera la media nacional del sector con un 37% de mujeres, cifra que en dirección se eleva al 42%. «Una iniciativa muy efectiva es incluir entre los candidatos, al menos, a una mujer». Además, han ampliado, con el 100% del salario, el permiso de maternidad a 20 semanas y el de paternidad a seis –en vez de las 16 y cuatro, respectivamente, que contempla la ley–. Castillo cree en la importancia de los role models y participa en iniciativas «como webinars para mujeres que quieren estudiar ingeniería». Precisamente para mejorar ese ratio y hackear estereotipos, Cristina Aranda cofundó Mujeres Tech en 2015. Comenzaron con talleres de robótica o programación para niñas. Hoy forman una comunidad de más de 320 participantes en varias capitales españolas y han hecho más de 30 talleres inclusivos. «Contar con más talento femenino aumentaría el PIB europeo en 9.000 millones de euros», señala y anima a las mujeres «a dejar de trabajar en silencio, tenemos que autoempoderarnos y mostrar nuestros logros, hacernos definitivamente visibles».
- Directoras de medios: Magdalena Trillo, Magda Bandera, Montserrat Domínguez y Ana Pardo de Vera. Un 61% de mujeres estudia Periodismo, pero en los diarios solo el 21% de los artículos de opinión los firman mujeres. Magda Bandera, directora de La Marea, destaca que las que están al frente de un medio de comunicación son una excepción. «Somos poquísimas y puedo asegurar que todas estamos muy concienciadas. Se nota en los enfoques de la información». En La Marea no llevan publicidad machista y usan lenguaje inclusivo. «También insisto en contar con expertas», añade. En Público, su directora Ana Pardo de Vera ha introducido la perspectiva de género en la redacción porque «el periodismo es feminista o no es periodismo. No se puede dar una visión honesta de la realidad ignorando al 51% de la población». Otro medio que acaba con estereotipos es El HuffPost, la versión española The Huffington Post, fundado por Arianna Huffington. «La sensibilidad hacia la discriminación de género es nuestra seña de identidad», explica Montserrat Domínguez, al frente de este medio digital donde «hay paridad y un estudio ha revelado que somos el diario con mayor número de artículos y blogs de opinión firmados por mujeres», añade. Sin embargo, Magdalena Trillo, directora de Granada Hoy y única mujer al mando de un diario en Andalucía, destaca que en su redacción «todas las periodistas madres han solicitado reducción de jornada para cuidar a sus hijos». Las directoras apuntan que los horarios laborales españoles perjudican a quien tiene personas a su cargo, por ejemplo, con las reuniones vespertinas de los políticos. «Hay que racionalizarlos, pero es inviable si la transformación no es compartida», subraya, mientras Pardo de Vera recuerda que aunque «hay muchas periodistas influyentes, faltan directivas: solo hay un 15%. Esa es la gran revolución pendiente».
- FOTO: GIANFRANCO TRIPODO. REALIZACIÓN: PAULA DELGADO.5 de 11Redes: Sarah Harmon. En 2004, Sarah Harmon decidió mudarse a España atraída por la igualdad: «En Inglaterra solía ser la única mujer del equipo, pero en España veía a Rosa García al frente de Microsoft con un montón de directivas. Quería estar ahí». Hoy es directora de LinkedIn España y Portugal y, desde la atalaya de la mayor red social laboral del mundo, advierte: «Hay una brecha de liderazgo femenino en tecnología que puede crecer». En España, las trabajadoras representan solo el 24% del sector y menos del 15% de estudiantes de ingeniería electrónica o informática son féminas. «Incluso en LinkedIn faltaba paridad», reconoce, involucrada en remediarlo: «En un sector tan competitivo, una plantilla diversa ayudará a ganar». Para ello bonifican a los equipos con mayor igualdad de género, crean redes de mentoras y apuestan por el flexitrabajo, el cambio que considera más relevante para la mujer. «Adaptar los modelos de negocio anticuados es beneficioso para todos. Nosotras no somos ningún problema, somos la solución». Por eso, Harmon obliga a los hombres de su equipo a conciliar. «Yo he sufrido el ‘impuesto de la maternidad’. La forma de eliminarlo es ser igual de responsables y con la misma baja por nacimiento».
- FOTO: GIANFRANCO TRIPODO. REALIZACIÓN: PAULA DELGADO.6 de 11Pensadoras: Alicia Puleo y Antoinette Torres Soler. La de Antoinette Torres Soler es una revolución dentro de la revolución. Ella reivindica, dentro del feminismo, poner el foco en los problemas específicos. «Quiero situar en primer plano, no el patriarcado, sino la deshumanización de la mujer racializada, una debe ser persona para resolver situaciones como la educación o el derecho a la oportunidad». Para ella, el feminismo blanco o hegemónico evita dirigir la mirada a estas problemáticas y por eso desde su plataforma Afroféminas, seguida en más de 70 países, decidieron no sumarse a la huelga del 8 de marzo: «En los medios no estaba presente ninguna de las preocupaciones de las mujeres racializadas. Yo no quiero ser una nota de color». Alicia Puleo, filósofa ecofeminista, asegura que si el feminismo atiende a la situación de la mujer en cada época, el medio ambiente debe estar presente. Como Torres Soler, cree que existe un feminismo asimilado o al menos un esfuerzo en esta dirección. «El sistema socio-económico tiende a diluir las disidencias y las posiciones críticas, asimilándolas de manera que no afecten a las relaciones de poder. Ahora bien, a pesar de esto, creo que vivimos un momento de auge muy especial y que eso es bueno».
- 7 de 11Músicas: Rozalén, Cora Novoa y Rocío Saiz. Parecen muy distintas pero la dj y compositora Cora Novoa, la cantautora Rozalén y la promotora musical y front woman de Las Chillers Rocío Saiz están en el mismo equipo: el del cambio de la industria musical, de esos festivales que incluyen solo un 15% de artistas femeninas, y en algunos, ni eso. Rozalén presenta su disco Cuando el río suena(Sony Music). Su canción La puerta violeta se ha convertido en himno: «Escuché a mujeres cantarla en la manifestación del 8M. Ahí eres consciente del poder transformador de la música. Hay situaciones en las que tienes que posicionarte, yo hice la canción porque tenía que dibujar esa puerta para liberarme». Cora Novoa une música, arte y diseño en su sello Seeking the velvet. Cuando empezó en la electrónica casi no existían referentes femeninos nacionales. Ella es parte activa de la plataforma internacional shesaid.so, sobre todo en Barcelona. «La unión es muy importante. Somos como una familia que sirve de red de apoyo e intercambio a mujeres profesionales de la electrónica y otros campos de la música. Nos ayudamos las unas a las otras, esta es la realidad, los estereotipos son falsos». Novoa también forma parte de la Asociación de Mujeres en la Industria de la Música (MIM), de cuya junta directiva Rocío Saiz es el miembro más joven: «La conciencia feminista está en todo lo que hago, para mí es imposible no tener presente esta visión en cada concierto, pinchada o festival, es el lugar desde el que trabajo y mi revolución. Como jefa de producción musical he trabajado con equipos técnicos casi siempre compuestos por hombres y me ha costado ganarme la credibilidad, así que tengo muy presente todo lo que hay que cambiar».
- FOTO: GIANFRANCO TRIPODO. REALIZACIÓN: PAULA DELGADO.8 de 11Empresarias: Ana Ruiz Jiménez y Yaiza Canosa. Hay sectores masculinos donde las mujeres triunfan. Ana Ruiz Jiménez, CEO de TD&T y doctora en Ciencias Físicas, quiere «tener la mejor empresa de ingeniería de diseño de ventilación de túneles del mundo». Anda cerca. Ya tiene oficinas en Madrid, Ryad y Nueva York, donde ha sido la elegida para supervisar el proyecto de túnel bajo el río Hudson. «No somos más blanditas, ni menos. Somos tan capaces como cualquiera», dice. Pertenece a Women CEO y comparte sus trucos para destacar en las ‘grandes reuniones’: «A un ámbito duro, lleno de hombres de 60 años, llevo traje pantalón, zapato con plataforma que impone y el pelo recogido. Las mujeres no tenemos necesidad de buscar atajos». Dicen que Yaiza Canosa, fundadora de la empresa de transportes LetsGoi, consigue los mejores contratos porque racionaliza tiempos como nadie. «Mujeres que llevan en logística 20 años me cuentan que al entrar en una reunión de hombres con corbata, la reacción era de susto. Yo entro y solo se sorprenden. El siguiente paso es la normalización». El lema de Canosa es ‘No sabía que era imposible así que lo hice’ y añade que en su sector «ser mujer –y joven– te obliga a tener que demostrar más cosas, pero cada paso dado es uno menos para conseguirlo».
- FOTO: GIANFRANCO TRIPODO. REALIZACIÓN: PAULA DELGADO.9 de 11Arquitectas: Ariadna Cantis, Aurora Adalid, Izaskun Chinchilla y Marta Parra.«La arquitectura y el urbanismo son nuestro ecosistema. Si vivimos en ciudades machistas y excluyentes y nos acostumbramos a ellas, reproducimos todas sus agresiones», explica Aurora Adalid, arquitecta del colectivo Zoloark que, como sus compañeras de fotografía, está asociada con otras mujeres de su sector para mejorarlo. Ariadna Cantis, directora de Comunicación de COAM, por ejemplo, habla de la Asociación de Mujeres Arquitectas de España (AMAE): «Es la herencia del change.org que lanzamos en 2016, ¿Dónde están las arquitectas? Un grupo de mujeres destinado a promover la igualdad en todos los ámbitos de la arquitectura». Porque aquí la igualdad es vital, como asegura Izaskun Chinchilla: «Una vivienda donde pueda organizarse un espacio de trabajo siempre hará más fácil la conciliación, es uno de los muchísimos ejemplos que puedo poner. La tradición académica, que han forjado los varones, ningunea estas reflexiones porque las considera menudencias de amas de casa frente a los grandes temas de la arquitectura que, agárrense fuerte, son fundamentalmente compositivos como hacer volúmenes equilibrados y fachadas austeras». Y la desigualdad vigente se manifiesta de maneras tan crueles y absurdas como que ni siquiera los paritorios están adaptados a las necesidades de las madres. Marta Parra, la mitad del estudio Parra-Müller, se ha llevado el galardón internacional IIDA, por el proyecto de la nueva unidad de parto del Hospital Universitario HM Nuevo Belén en Madrid, que adapta la arquitectura a las personas que la usarán. «La mujer que va a parir es una mujer sana y el ambiente en el que lo hace se trata como cualquier espacio del hospital. El parto requiere unas condiciones de tranquilidad e intimidad, no que la mujer tenga la sensación de que está en un quirófano porque la mayoría de los partos no lo necesitan».
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Ciberactivistas: Ana Isabel Bernal Triviño, Patricia Horrillo e Isabel Mastrodoménico. «Incorporar la perspectiva de género a la comunicación es clave porque nos construye y sirve de referente», dice Isabel Mastrodoménico, de la Agencia Comunicación y Género. Hoy el vehículo para hacerlo es Internet, herramienta de cambio donde trabajan estas tres mujeres desde el ámbito académico, de la investigación social y el periodismo. Mastrodoménico da pasos para moldearlo hacia la igualdad. Su agencia ha sido elegida para cumplir uno de los puntos del pacto de Estado contra la violencia de género: la formación para informar con perspectiva de género a periodistas de la televisión pública. Patricia Horrillo, periodista y activista, está cambiando la mayor plataforma de consulta del mundo: Wikipedia, que parece neutral, pero no lo es. «No llegamos al 10% de editoras, y de todas sus biografías, solo un 16% son de mujeres». Para solventar la brecha, Horrillo organiza Editatonas desde 2015: «Maratones de edición temáticos. Llevo unos 15 sobre fotógrafas, compositoras, científicas, viajeras… ». Ana Isabel Bernal-Triviño más que una ciberactivista es una doctora en Periodismo, profesora en la Universitat Oberta de Catalunya y periodista con mucha presencia en Internet. Acaba de recibir un premio por su defensa de los derechos de la mujer del Instituto de Derechos Humanos de Catalunya. Ella señala que uno de los grandes momentos de esta oleada de cambio lo ha traído el #MeToo. «La red ha sido como los grupos de autoconciencia de los setenta. El sentimiento de unión es el mismo. Cada tuit ha llevado a la reflexión y autocrítica de todo un sistema».
- evado a la reflexión y autocrítica de todo un sistema».
- FOTO: GIANFRANCO TRIPODO. REALIZACIÓN: PAULA DELGADO.11 de 11Servicio doméstico: Edith Spínola. «Lo más duro fue darme cuenta de que nuestra labor es invisible a ojos de la ciudadanía», explica Edith Espínola, de SEDOAC, entre cuyos objetivos destaca la inclusión de las empleadas domésticas en la Ley de Riesgos Laborales, ya que manipulan productos tóxicos, limpian cristales sin protección o están expuestas al contagio cuando curan a personas a su cuidado. «Y sería fundamental cotizar por nuestro salario real. El Régimen Especial en el que estamos en la Seguridad Social nos discrimina», concluye, con un mensaje: «Sin nosotras, millares de personas no podrían ir a su trabajo. Nosotras hemos frenado en gran medida la crisis de cuidados en una población tan longeva. Ahora necesitamos el apoyo de nuestros empleadores para que el gobierno reconozca nuestro trabajo, nos brinde igualdad de condiciones laborales y crear una sociedad basada en la justicia».
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