Papá, no ayudes. Ejerce tu paternidad.
A menudo creemos en la idea que hay ciertas tareas que le corresponden únicamente a las madres y que el papá que atiende al bebé, le cambia los pañales, lo alimenta, le enseña a caminar o a pronunciar las primeras palabras, está ayudando a la mamá; pero esta percepción es errada ya que el padre únicamente está ejerciendo el papel más maravilloso de su vida: la paternidad.
No se discute que el primer vínculo del recién nacido se centra principalmente en la madre, pero ciertas situaciones como las mencionadas anteriormente o frases como “mi pareja me ayuda en el cuidado del niño y en el trabajo del hogar” son hoy en día muy escuchadas, pero muchas veces no nos percatamos de que estas responsabilidades y tareas no corresponden únicamente a la madre sino que se comparten con la pareja. Caemos a menudo en esta idea y es importante tener en cuenta lo siguiente:
- Las tareas de la familia no están asociados al género.
- La figura de la madre y la del padre son igual de importantes.
- El papá no ayuda y aligera las tareas de su pareja, el papá al igual que la madre, cuida, es responsable y ama a su familia.
- La buena maternidad y la buena paternidad no sabe de sexos, sino del tipo de personas que son los padres.
- Crear acuerdos con la pareja y ser cómplices el uno del otro, asumiendo el cuidado de los hijos como una responsabilidad mutua es una condición que genera un hogar en armonía.
Es importante que desde nuestro hogar y lenguaje intentemos cambiar la idea de un esquema patriarcal en el cual se sexualizan las tareas en dos categorías, azul y rosa, masculino y femenino; de esta manera es posible avanzar y generar cambios sociales.
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