Se necesita valor para amar a una mujer fuerte y con carácter
Por:
Karla Galleta
Vivimos en una época en donde la mujeres hemos dejado de ser sumisas y resignadas, en donde ya no nos permitimos ser el sexo débil, al contrario, somos aguerridas, valientes, fuertes y muy entregadas. Mujeres que ya no queremos ni estamos dispuestas a permitir abusos, maltratos y faltas de respeto. Mujeres intensas que representan un verdadero reto para los hombres, porque ellas tienden a anteponer ciertos aspectos de su vida como prioridad.
Sí, se necesita mucho valor, perseverancia y amor para amar a una mujer fuerte y con carácter, y no es que llevemos a cuesta un escudo o espadas para defendernos, porque no somos mujeres rencorosas y vengativas que venimos luchando, desquitándonos y haciendo daño a quien se nos pone de frente. Hablo de otro tipo de fortaleza que viene de un estado más profundo de madurez : la de haber sufrido grandes caídas y grandes desengaños. Pues para levantarse, curar las heridas, continuar y no volver a caer en el mismo error, se necesita inteligencia y mucho amor… amor propio.
Mujeres con historia, difíciles de comprender, porque son esas historias que las han hecho fuertes y con carácter. Porque es a base de golpes que han aprendido a amarse y valorarse, a defender sus valores y sus principios y su comportamiento y, sobre todo, han aprendido a no basar su confianza y su autoestima en la aprobación de los demás, porque saben que su vida la han creado ellas mismas con sus elecciones, correctas o no. Pero eso sí, siempre dispuestas a aceptar sus errores y redimirlos, a crecer y evolucionar .
Es cierto que muchas veces parecieran mujeres frías, que no muestran fragilidad, a las que es difícil sorprender, pero en realidad, son tan frágiles como la que más, es sólo que saben controlar esas emociones, las conocen a la perfección y las identifican de manera muy inteligente, pero se las reservan para ellas mismas. Saben hacer introspección y detectar el mensaje de esas emociones, pero también saben mantener la cabeza fría.
Para amar a una mujer fuerte y de carácter, se necesita mucho valor porque es una mujer que quizá, a veces, tampoco sabe lo que quiere, pero al menos, sabe perfectamente lo que no quiere en su vida. Es segura de sí misma y siempre se da su lugar, porque para ella, su vida y sus intereses, son prioridad. Y no, no confundas, no es egoísmo ni soberbia, es sólo que está tan orgullosa de lo que es y tan satisfecha con su vida, que no se permite ponerse en manos de otras personas.
Se necesita mucho valor para amar a una mujer fuerte y de carácter porque son luchadoras, competidoras y conquistadoras. Y comprende perfectamente los riesgos de la vida, sabe que ser feliz es atravesar límites, abrir la mente a lo diferente, romper prejuicios y creencias a las que la han atado la sociedad. Sabe que la vida es una gran aventura, y que como tal, merece ser vivida con intensidad.
Si quieres amar a una mujer fuerte y con carácter, tienes que tener mucho valor, porque con ellas es diferente, con ellas se crece, se combate, ya que nunca se rinden, ya sea que pierdan o que ganen. Para ellas no hay nada más emocionante que desbordar tus límites y provocar constantemente tu fuerza.
Para amar a una mujer así, necesitas ser valiente, porque regularmente, vienen cargadas de pasado, con el corazón un poco rasguñado, algunos fantasmas silenciosos y cicatrices que son su principal testimonio de vida, y tendrías que aceptar, no temer, reprochar ni dudar de su pasado.
No es fácil amar a una mujer fuerte, porque ellas ya no se conforman con relaciones pasajeras. Esperan compromiso y honestidad porque están más que dispuestas a devolverlo con la misma pasión que aplican a cualquier otro aspecto de su vida. Y son tan leales, que no habrá nadie más digno de tu confianza, que una mujer así. Y es que si ella decide que te quiere en su vida, te lo da todo, hasta su alma.
Amar a una mujer fuerte y de carácter es todo una aventura, pero si no tienes el valor, no la retes, no la provoques, porque al final, sólo te quedará el arrepentimiento de no haber sabido estar a su altura.
Autor: Karla Galleta
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