Fallece la científica Margarita Salas, pionera española en genética molecular
La bioquímica asturiana, discípula en Nueva York durante los 60 de Severo Ochoa, fue distinguida este verano con el Premio Inventor Europeo
Salas, que ha fallecido a los 80 años, introdujo la investigación en genética molecular en España. Su gran descubrimiento fue la ADN polimerasa Phi29, una enzima con capacidad para producir copias genéticas precisas a partir de una sola gota de sangre
ENTREVISTA | Margarita Salas: "Espero que en un futuro no muy lejano la mujer obtenga el puesto que le corresponde en la ciencia"
La bioquímica española Margarita Salas (Canero, Asturias, 1938) ha fallecido este jueves en Madrid, ha confirmado el Centro de Biología Molecular Severo Ochoa, donde era profesora honoraria. Salas introdujo la investigación en genética molecular en España a partir de 1967. Su descubrimiento de una técnica capaz de multiplicar de forma sencilla el ADN a partir de pequeñas muestras revolucionó la genética. Sus hallazgos se aplicaron a campos como la medicina forense, la oncología y la arqueología. Era la única científica española miembro, desde 2007, de la Academia Nacional de Ciencias de EE.UU, y en 2003 entró en la Real Academia Española.
Salas se licenció en Química en la Universidad Complutense de Madrid. Elaboró su tesis en el laboratorio de Alberto Sols. En 1963 emigró a EEUU: se marchó de una España que años después calificaba como un "páramo científico". En el país nortemericano trabajó en el Departamento Científico de la Escuela de Medicina de la Universidad de Nueva York con el Premio Nobel Severo Ochoa, bajo cuya dirección continuó su investigación postdoctoral y de quien se la considera discípula. Juntos realizaron importantes avances sobre traducción genética, como la dirección del mensaje.
En 1967 regresó a Madrid, donde se incorporó al Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) y fundó el que fue el primer grupo de investigación en genética molecular del país. Desde 1977, trabajaba en el Severo Ochoa, inaugurado entonces y perteneciente también al CSIC.
Décadas de estudio la llevaron a descubrir, a partir del virus bacteriofago phi29, la ADN polimerasa Phi29, una enzima muy importante por su capacidad para producir copias genéticas de forma precisa partiendo de rastros escasos, como por ejemplo, una simple gota de sangre. Explicaba el funcionamiento ella misma, como recoge una nota del CSIC: "Cuando uno tiene cantidades pequeñas de ADN, como un pelo hallado en un crimen o unos restos arqueológicos, esta ADN polimerasa amplifica millones de veces el ADN para poder ser analizado, secuenciado y estudiado". Al aislarla, pudo aplicarla en células humanas y, por ejemplo, permite en oncología ampliar pequeñas poblaciones de células que podrían dar lugar a tumores.
Ese descubrimiento, patentado en 1989, es el que más regalías ha aportado al Consejo Superior de Investigaciones Científicas de España, con más de seis millones de euros en los seis años que estuvo activa, de 2003 a 2009. Durante ese tiempo los beneficios supusieron más de la mitad de los derechos de autor del organismo, devolviendo millones de euros en inversión a la investigación financiada con fondos públicos.
Salas estuvo hasta el final, además, comprometida con el papel de las mujeres en la investigación. "En esa época se pensaba que las mujeres no estábamos capacitadas para investigar. Me discriminaron por eso, estuvo muy discriminada. Las cosas han cambiado mucho", recordaba en una entrevista con eldiario.es de julio sobre los comienzos de su tesis, en los 60. "Yo siempre digo: espero que en un futuro no muy lejano la mujer obtenga en el mundo de la ciencia el puesto que le corresponde. Siempre de acuerdo con su capacidad y su trabajo, independientemente de que sea hombre o mujer", remataba.
También usó su visibilidad durante años para reivindicar los derechos laborales de los investigadores y denunciar la falta de recursos en el ámbito científico, lo que obliga a muchos jóvenes a irse fuera de España. "El problema es que tenemos muy poca financiación. Realmente, llevamos varios años que estamos en mínimos. Incluso sufrimos los que estamos ya investigando porque cada vez nos llega menos apoyo económico para realizar nuestra investigación", declaraba en esa misma entrevista. "Por otra parte, sufren mucho los jóvenes que se forman y hacen muy buenas tesis doctorales para después tener que irse al extranjero. Lo cual es bueno, siempre esta bien ir a hacer una estancia postdoctoral, pero el problema reside en que, en este momento, los jóvenes que salen no pueden volver por falta de financiación".
Este junio, Salas fue distinguida en Viena con el Premio Inventor Europeo 2019 al conjunto de su carrera por la Oficina Europea de Patentes por su papel pionero en la investigación genética. Salas también ganó el premio Popular de la gala de los inventores europeos, elegido por el público. Al recibirlo, citaba a su mentor Severo Ochoa: "Un país sin investigaciones es un país sin desarrollo". "Margarita Salas es una pionera en el campo de la genética molecular y una referente para todas las mujeres en la ciencia", dijo el presidente de la Oficina Europea de Patentes, António Campinos.
Ella, condecorada con la Gran Cruz de la Orden Civil de Alfonso X el Sabio y de la Medalla de Oro del Principado de Asturias, de Madrid y de la Universidad Complutense, la Medalla Mendel, el Premio Rey Jaime I, el Premio Nacional Ramón y Cajal, el Premio L’Oreal UNESCO y la Medalla Echegaray, declaró este verano que ser reconocida como inventora era "emocionante y muy gratificante".
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