“La violencia de género es una pandemia silenciosa”
12 mujeres han sido asesinadas durante la cuarentena en Colombia. Ana Güezmes, Representante de ONU Mujeres en el país andino, habla sobre los impactos de la pandemia en las mujeres
Ana Güezmes, Representante de ONU Mujeres en Colombia |
Entre el 20 de marzo y el 4 de abril,
12 mujeres fueron asesinadas en Colombia. La cuarentena obligatoria para evitar la propagación del
coronavirus no ha detenido la pandemia de los feminicidios. Mientras el país se estremece con el número creciente de fallecidos por Covid-19,
no ocurre lo mismo con los asesinatos de mujeres y la violencia sexual que
sufren. En lo que va del 2020, en el país andino han sido asesinadas 37
mujeres, pero durante los días de aislamiento, al tener a los victimarios en
casa, las llamadas de auxilio se han incrementado un 79%. Durante el
aislamiento obligatorio, la Fiscalía ha recibido 578 llamadas, de las cuales
132 han sido denuncias de violencia intrafamiliar y 55 de violencia sexual.
Ana Güezmes, médica, especialista en
salud pública y Representante de ONU Mujeres en
Colombia, habla de la violencia de género en la pandemia, de los aprendizajes
que han dejado otras epidemias y de cómo las mujeres están en la primera línea
de respuesta a la Covid-19.
Pregunta: ¿Cuáles son las
principales implicaciones tiene la pandemia en las mujeres en Colombia?
Respuesta: Las epidemias
de la historia siempre nos han señalado que hay impactos diferenciales y
también fortalezas en relación con las mujeres. El gran aprendizaje de lo
vivido con la del ébola, entre 2014 y 2016, o la del zika, entre 2015 y 2016,
es que las respuestas a las epidemias tienen que incluir el enfoque de género
desde el inicio. Esto porque los impactos de las epidemias acentúan las
desigualdades de género y el riesgo de violencia se incrementa en espacios de
aislamiento.
P: ¿Cómo afectará esta pandemia de
forma particular a las mujeres?
R: Otra crisis, la del 2008, ya no
sanitaria sino financiera, nos indicó que hay que tener protección reforzada
para que los impactos económicos no generen aún más vulnerabilidad a las
mujeres, que son las que se ubican mayormente en el sector informal de la
economía o en el trabajo no pagado, en el ámbito doméstico o en sectores de la
economía que se verán afectados por el confinamiento. En Colombia, tres de cada
10 mujeres no tienen ingreso propio en contraste con uno de cada 10 hombres. El
llamado es a adoptar mecanismos de compensación para las mujeres y medidas de
subsistencia. También, que se mantengan los presupuestos, que ya eran muy
bajitos en materia de género.
P: ¿Y qué fortalezas tienen las
mujeres en este contexto?
R: Las mujeres son imprescindibles
en la lucha contra el brote. En América Latina representan el 74 por ciento de
las empleadas en el sector social y sanitario. Sabemos que son las lideresas,
defensoras comunitarias, las primeras líneas en servicios básicos, en los
supermercados, farmacias, en el aseo, están en la primera línea de respuesta.
Sin embargo, muy poco en los puestos de decisión. En el caso de Colombia hemos
visto el liderazgo de las alcaldesas de Bogotá y de Santa Marta, el de la
vicepresidenta, pero en cierto sentido en toda la región el liderazgo en la
toma de decisiones está en manos de los hombres.
P: Entonces también están en la
primera línea del riesgo…
R: No solo médicas y enfermeras,
también el 90% de las personas que hacen limpieza en los hospitales son
mujeres. Yo hago un llamado a que en los aplausos y reconocimientos las
incluyamos también a ellas que están en la cadena más baja de la economía,
ganan menos sueldo y muchas veces son las que tienen mayor riesgo laboral y
social. Así como es importante que las comisarías y que los sistemas de
investigación funcionen para atender la violencia de género en la pandemia,
también que se les aseguren los equipos de protección a todas estas mujeres que
están en primera línea. Por otro lado, ellas asumen una gran carga en costos
físicos y emocionales. No olvidemos que muchas de ellas luego regresan a la
casa a realizar el trabajo doméstico.
P: El confinamiento de
millones de personas ha sido la particularidad de esta pandemia y aumenta el
miedo de las mujeres.
R: El aislamiento tiene
un efecto mayor para las mujeres. El último reporte de la línea de atención 155
mostró un incremento de un 50 % en las denuncias de violencia de género en
Colombia y la experiencia de países que llevan varios meses de cuarentena como
China es que se ha triplicado el número de denuncias de violencia por parte de
la pareja. En Colombia tres de cada 10 mujeres reportan violencia por parte de
su pareja. De otro lado, el 77% de la violencia sexual que se denuncia ocurre
en la vivienda y normalmente el agresor es una persona cercana. El hogar no es
un espacio seguro para las mujeres y las niñas.
P: ¿Qué medidas
deberían tomar los Gobiernos para evitar que se exacerbe durante la cuarentena?
R: Es importante que los servicios
de atención a la violencia sean considerados esenciales. En el caso de
Colombia, el Ministerio de Justicia expidió el decreto 460 para garantizar que
las comisarías de familia continúen trabajando; la Consejería para la Mujer ha
preparado un memorándum para que haya prevención y atención en lo local; y se
ha generado una línea de denuncia donde la fiscalía pone como prioridad el
riesgo feminicida. Se busca que todo el plan de contingencia realmente dé una
respuesta a la pandemia de la Covid-19 pero también a esta otra pandemia que es
más silenciosa y con altos niveles de impunidad. También llamamos la atención
sobre servicios esenciales vinculados a salud reproductiva y para mujeres
gestantes. Lo que hemos visto en otras epidemias es que la saturación de los
sistemas de salud hace que se limiten otros servicios claves para las mujeres.
P: Ya hay casos de
feminicidios. ¿Qué pasa con la respuesta?
R: La activación de la alerta debe
tener una respuesta de emergencia. Recomendamos que las medidas cautelares que
tienen las mujeres se amplíen de forma automática durante toda la cuarentena,
como lo hacen Argentina y Uruguay. Significa que las mujeres que ya tenían
medidas de protección no tengan que asistir a las comisarías. Hemos reiterado
también que se tienen que fortalecer las redes de respuesta de centros de
refugio y casas temporales. Hay algunas iniciativas locales, pero a todas luces
son insuficientes. Se está intentando algo al adaptar hoteles como espacios
temporales de refugio no solamente para mujeres víctimas de violencia sino
también para mujeres en situación de calle. También hay que dotar con equipos
de protección a las personas que trabajan en las comisarías que a veces no
tienen internet o datos de celular. Y finalmente, que las personas que atiendan
las líneas de COVID-19 y de seguridad estén informados de cómo atender
situaciones de violencia.
P: Otra particularidad
en Colombia es el ataque a líderes sociales en sus casas. ¿Cuál es la situación
de las mujeres defensoras de derechos humanos en la cuarentena?
R: Efectivamente este
es un año donde estamos especialmente preocupadas
por los asesinatos de líderes y lideresas. Sabemos que hay
control territorial (de grupos armados en algunas regiones) y eso genera una
amplia vulnerabilidad de las defensoras. Debido a esta pandemia alertamos por
cuatro tipos de violencia: la familiar y sexual; la explotación sexual, que
afecta especialmente a migrantes y trabajadoras informales que al perder sus
fuentes de ingreso pueden entrar en las redes de explotación; la tercera es el
tráfico, que se exacerba con el cierre de fronteras; y una cuarta es la
violencia cibernética. Pero en Colombia existe una quinta y es el riesgo para
las defensoras de la vida, la paz y el territorio.
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