𝐋𝐚𝐫𝐠𝐚 𝐯𝐢𝐝𝐚 𝐚 𝐥𝐚𝐬 𝐚𝐦𝐢𝐠𝐚𝐬 𝐪𝐮𝐞 𝐬𝐚𝐥𝐯𝐚𝐧
Hay amigas que no solo están, sino que llegan justo cuando más las necesitas, incluso sin que lo pidas.
Son esas que abrazan sin juicio, que te recuerdan tu fuerza cuando tú misma la olvidas, que celebran tus logros como si fueran suyos y te acompañan en los días más oscuros, iluminándolos con su amor incondicional.
El feminismo nos ha enseñado a valorar estas redes de apoyo entre mujeres, a construir juntas espacios de sororidad donde el juicio se cambia por empatía y la competencia por solidaridad.
Porque ser amigas en un mundo que nos enseña a rivalizar es, en sí mismo, un acto de resistencia.
A esas amigas que nos salvan, cuidándonos, amándonos y apoyándonos: gracias por ser refugio, por ser hogar.
Larga vida a las que nos levantan el alma.
¿𝑻𝒊𝒆𝒏𝒆𝒔 𝒖𝒏𝒂 𝒂𝒎𝒊𝒈𝒂 𝒒𝒖𝒆 𝒔𝒂𝒍𝒗𝒂? 𝑫𝒆𝒅𝒊́𝒄𝒂𝒍𝒆 𝒆𝒔𝒕𝒆 𝒎𝒆𝒏𝒔𝒂𝒋𝒆.
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