UN RESCATE NECESARIO
Alice Guy, la olvidada madre del cine
El 24 de marzo de 1968 moría en una residencia de ancianos de Mahwah (Nueva Jersey) Alice Guy Blaché. Tenía 94 años. Su muerte pasó casi completamente desapercibida después de vivir durante décadas en el olvido. Un destino ignominioso para quien solo hoy empieza a ser reconocida como la primera persona que exploró los recursos narrativos del cinematógrafo; la inventora de las películas de ficción; la madre del cine tal como lo conocemos.
Nacida en Saint-Mandé (Francia) en 1873, Alice Guy se mudó a París tras la muerte de su padre y entró a trabajar como secretaria en la empresa de fotografía de Max Richard, que poco después fue comprada por León Gaumont y que, tras la presentación pública del invento de los hermanos Lumière en 1895, empezó a comercializar sus propias cámaras para registrar y reproducir imágenes en movimiento. Pero allí donde los Lumière solo alcanzaban a ver una innovación técnica de limitado interés científico, una curiosidad de caseta de feria, Alice Guy descubrió un medio para contar historias de una manera nueva.
Adelantándose a pioneros reconocidos como George Méliès o Segundo de Chomón, pidió permiso a su jefe para rodar un par de escenas utilizando a un grupo de amigos como actores. Nació así, en 1896, 'La fee aux choux' ('El hada de las coles'), la primera película que combina la ficción teatral con la imagen en movimiento. Complacido por el resultado (y por la posibilidad de vender más cámaras), Gaumont le encargó que pusiera en marcha un departamento de cine narrativo.
PRECURSORA DEL SONORO
Alice Guy se convirtió así no solo en la primera directora sino también en la primera productora ejecutiva de la historia del cine. Fue asimismo pionera en el uso de efectos especiales (Méliès nunca ocultó su influencia), introdujo los primeros rudimentos de la técnica del montaje cinematográfico y sincronizó antes que nadie el sonido de un gramófono con las imágenes (dando así el primer paso en el camino que llevaría a la llegada del cine sonoro).
Tras contraer matrimonio con el cámara Herbert Blaché, se trasladó a Estados Unidos, donde continuó su producción (se le atribuyen entre 600 y 1.000 películas). Rodó wésterns, comedias y películas de ciencia ficción. Pero un tormentoso divorcio la abocó a regresar a Francia, y allí su estrella empezó a declinar. Con el auge de Hollywood y la conversión del cine en una gran industria, las mujeres fueron cada vez más relegadas a tareas subalternas y la historiografía oficial, con Georges Sadoul a la cabeza, se encargó de rematar el agravio borrando las huellas de Alice Guy y de otras pioneras cuya justa recuperación no se ha producido hasta fechas muy recientes.
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