viernes, 23 de febrero de 2018



ESTILO DE VIDA

Por qué no debemos juzgar (por ninguna razón) a las mujeres que denuncian abuso sexual

Después de la denuncia de Karla Souza acerca de que un director la violó, no faltaron los cuestionamientos "por hacerlo tiempo después", por haber "cedido" o "no dar el nombre" del abusador.

21/02/2018 

La actriz Karla Souza reveló que un productor y director la violó.
Karla Souza hizo público que hace años un director la violó. Como Souza, cada día 345 mujeres sufren algún tipo de agresión sexual en México, de acuerdo con cifras de la Comisión Ejecutiva de Atención a Víctimas.
En su testimonio, Souza dijo a CNN que durante unas grabaciones fue hospedada en el mismo hotel que un director "carismático y al que le va muy bien en la carrera", quien después de acosarla por las madrugadas un día la violó. Además, cuando ella no accedía a abrirle la puerta de su habitación, al día siguiente la humillaba y acosaba psicológicamente.
Te empiezan a hacer ver que están empujando por ti: 'No tienes nombre, pero yo sé que tú eres muy buena, yo sé que vas a demostrarme algo'", narró la también productora, Karla Souza.
"Yo en ese momento no tenía la educación para saber lo que realmente estaba haciendo conmigo esa persona"

El caso de Souza cobra aún más relevancia si consideramos que México ocupa el primer lugar en abuso sexual infantil. Además, 66 de 100 mujeres mexicanas han sido víctimas de violencia emocional, física, sexual, económica, patrimonial, y de discriminación laboral.
¿Quiénes son los autores de la violencia? La pareja, el esposo, el novio, algún familiar, compañero de escuela o del trabajo, alguna autoridad escolar o laboral y, claro, personas extrañas.



Sin embargo, tras denunciar la violación, Souza recibió cuestionamientos y señalizaciones—los mismos que han enfrentado cientos de mujeres que denuncian una agresión sexual— acerca del porqué tardó tanto en hablar; por qué no reveló el nombre del director; e incluso algunos dijeron que ella cedió, no fue violación y "favor con favor se paga". 🤦‍♀️
En HuffPost México consultamos especialistas para explicar por qué nunca más se debe juzgar a una mujer —famosa o no— sobreviviente de una agresión sexual.

1. Comprender que has sido víctima de una agresión sexual no es sencillo

Una agresión sexual es un trauma, implica aceptar que eres vulnerable y que un agente externo puede dañarte y provocar sufrimiento; pero además —en muchos casos— también es reconocer que alguien que supuestamente no debería dañarte, lo hizo, dijo la neuropsicóloga clínica, Tania Gómez.
La especialista explicó que tras el trauma, el primer paso es que una misma reconozca que ha sido víctima de una agresión la cual en teoría, no debería ocurrir. El siguiente paso es poder externarlo.
Aceptar el hecho traumático también involucra culpa y enojo, pues al repasar el episodio te preguntas "¿por qué no hice algo?", pero habría que considerar que al momento de la agresión la víctima puede estar en shock y sin saber cómo asimilar las cosas, dijo Gómez.
A todos nos ha pasado que horas después de una experiencia incómoda, donde quizá no defendimos nuestra integridad, aparecen ideas de cómo debimos actuar.
Es por eso que la mayoría de las mujeres sobrevivientes a una agresión sexual por parte de alguien a quien conocían tardan tanto en hablar. Generalmente es más sencillo defenderte en el momento de un extrañx que te ataca, pero la situación se complica cuando es alguien cercano, y tienes que reconstruir la idea aprendida de esa persona, ahora como un agente que puede causar daño.

2. Parece que siempre hay un "pero" para legitimar la denuncia de una mujer

Pero ella cedió, ella aceptó subirse al coche, ella usaba un vestidito. Son tantos los casos en que las mujeres son cuestionadas al revelar que fueron agredidas, como si algo justificara que una violación o incluso un asesinato.
"Cuando una mujer reúne el valor necesario para hablar de lo que le pasó, hay que escuchar, creerle y ser empáticos. Cuando una víctima de acoso o una sobreviviente de abuso sexual da su testimonio personal, responder con peros y requisitos de cómo debería ser ese testimonio para aceptarlo como válido es revictimizar a esa mujer", dijo Enrique Torre Molina, consultor de inclusión LGBT+.
Lo más grave de los señalamientos en contra de las mujeres que rompen el silencio es que "eso genera que haya menos denuncias. Gritarle a las mujeres valientes que denuncian que no hicieron lo suficiente para detener la situación, que se tardaron en denunciar, que si no denuncian penalmente no cuenta y demás peros es justo lo que desmotiva a otras mujeres a alzar la voz".
No es responsabilidad de una sola mujer acabar con el problema del acoso sexual en toda una industria o todo un país. Todas esas críticas deberíamos dirigirlas a los hombres que acosan. Esos peros no son para las mujeres que denuncian sino para un sistema de justicia que no facilita la denuncia y que no garantiza la seguridad de quien denuncia.

3. La justicia mexicana ha fallado en proteger a las mujeres sobrevivientes de violencia sexual

Durante los primeros seis meses de 2017, en México se denunciaron 16,631 delitos sexuales, de los cuales 6,444 fueron casos de violación, de acuerdo cifras del Sistema Nacional de Seguridad Pública (SNSP).
Pero las víctimas no sólo se topan con un sistema judicial que las revictimiza, sino que la mayoría de delitos no se denuncia: el Inegi estima que el 94% de los delitos sexuales no se denuncian.
Un reporte de la Comisión Ejecutiva de Atención a Víctimas (CEAV), presentado en 2017, concluyó que existe un desorden generalizado en el registro de los casos de violencia sexual.
La legislación tampoco protege a las víctimas. Por ejemplo, "los códigos penales de Aguascalientes, Nayarit, Nuevo León y Puebla siguen utilizando la denominación 'atentados al pudor' para identificar las conductas de carácter erótico-sexual sin el propósito de llegar a la cópula, consistentes en caricias, manoseos y/o tocamientos corporales obscenos, o que el sujeto activo hace ejecutar a su víctima", según el reporte de la CEAV.
Y no es lo peor: aún existen códigos penales, como los de Baja California, Campeche, Durango y Sonora, donde la acción penal contra quien comete el delito de estupro se extingue si se casa con la víctima.

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