Simone Weil vs Simone de Beauvoir: revisar referentes para ser coherentes
El feminismo defiende la igualdad y la libertad de las mujeres y eso incluye una postura contraria a cualquier violencia contra niñas y mujeres, de la cual la violencia sexual es una manifestación, tal y como se recoge en la definición de violencia de género de las Naciones Unidas de 1993.
¿Por qué si existiendo modelos de mujeres que han sido ejemplo de los valores que decimos defender, tanto en sus vidas públicas y privadas, se siguen poniendo e imponiendo como referentes a mujeres que defendieron y ejercieron la violencia contra la infancia? Simone Weil es un claro ejemplo de referente feminista, de además muy alto nivel intelectual, que se invisibiliza como tal referente para muchas chicas y chicos. Hay quienes dicen que lo hacen porque Beauvoir era una gran intelectual; sobre la calidad académica de la obra de Weil ya se han escrito entradas en este blog y realizado muy interesantes seminarios en Cristianisme i Justícia. La misma Simone de Beauvoir, en un escrito autobiográfico, dijo de Weil: “Me intrigaba por su gran reputación de mujer inteligente y audaz. Por ese tiempo, una terrible hambruna había devastado China y me contaron que cuando ella escuchó la noticia, lloró. Estas lágrimas motivaron mi respeto, mucho más que sus dotes como filósofa. Envidiaba un corazón capaz de latir a través del universo entero”. Hay también quienes dicen que lo hacen porque Beauvoir luchaba contra el nazismo. Weil luchó contra el nazismo hasta su muerte en 1943, mientras Beauvoir estaba trabajando para el gobierno de Vichy, que era colaboracionista de los nazis.
Si se pone de ejemplo del feminismo a autoras que representan lo contrario de los ideales que defendemos, como la igualdad y la libertad, muchas niñas, chicas, mujeres y hombres, huirán del feminismo, no se querrán identificar con él porque sus valores son otros. La mayoría de quienes somos feministas es precisamente por defender esos valores que son hoy compartidos por la gran mayoría de la sociedad.
Toda evidencia científica demuestra que el abuso sexual infantil es una de las experiencias más destructivas, con consecuencias nefastas en las víctimas que, para que se conviertan en supervivientes, necesitan nuestro firme apoyo. Ese apoyo incluye posicionarse siempre en contra del abuso sexual infantil, lo haga quien lo haga. Decir que condenas la pederastia, pero disculparla si quien la ha hecho ha sido Beauvoir (muy citada en ciertos ambientes feministas) o Cohn-Bendit, considerado como el líder principal de Mayo del 68, y quién escribió: “Podía sentir perfectamente cómo las niñas de cinco años habían aprendido a excitarme” (Le Grand Bazar, 1975), perjudica enormemente a las víctimas y aumenta el abuso sexual.
En un momento en el que las Preferencias Apostólicas de la Compañía de Jesús incluyen “contribuir en la eliminación de los abusos dentro y fuera de la Iglesia (…)” y “acompañar a los jóvenes en la creación de un futuro esperanzador”, es muy importante reflexionar sobre esta cuestión tan concreta y defender la libertad de que cada chica y cada chico escoja sus referentes de personas excelentes humanamente, también sus referentes feministas, sin imposiciones y sin ocultarles acciones como la pederastia o su defensa.
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