martes, 7 de marzo de 2017
lunes, 6 de marzo de 2017
domingo, 5 de marzo de 2017
sábado, 4 de marzo de 2017
El feminismo ilustrado toma los pinceles para llamar a la huelga del 8M
- Las madrileñas 'Artivismo Feminista' y las argentinas '365 mujeres' recogen ilustraciones para darle un toque simbólico al próximo paro internacional
- "El movimiento gráfico es muy importante. Muchas veces las imágenes llegan donde palabras no pueden"
Rojo, blanco y azul. Los colores de la bandera estadounidense se han convertido también en el símbolo de las marchas de la mujer del pasado 20 de enero. El responsable es el artista gráfico Shepard Fairey, conocido por el retrato Yes we can de Barack Obama.
Tras el éxito en la campaña presidencial, la plataforma Amplifier Foundation animó a los artistas a participar en los movimientos civiles para alcanzar a más gente. Y lo consiguieron. El hijab de Munira Ahmed y las pancartas de We the people quedarán unidas para siempre al rechazo ante "el odio y la división" que fomenta Trump.
Estos símbolos solidarios permanecen en la memoria de la sociedad, como ocurrió tras el atentado contra Charlie Hebdo, y tienen un componente viral que ayuda a difundir las luchas. Ese era el objetivo de la comisión madrileña que organiza la huelga del próximo 8 de marzo, Día de la Mujer. Alentadas por el efecto pop de la campaña de Carmena y por otras guerrillas artísticas internacionales, Artivismo Feminista hizo un llamamiento desde sus redes sociales.
"Es importante porque queda grabado en el imaginario de la gente. Queríamos preparar un número de ilustraciones y dibujos que difundiesen el apoyo a esta fecha y al paro internacional", explican Artivismo Feminista. Ellas trabajan desde Madrid, pero sus redes sociales no tienen fronteras y abren la convocatoria a cualquiera que desee participar. Hay desde abuelas cañeras reclamando su espacio en el metro hasta montajes que llaman directamente a la movilización mundial.
Rojo, blanco y azul. Los colores de la bandera estadounidense se han convertido también en el símbolo de las marchas de la mujer del pasado 20 de enero. El responsable es el artista gráfico Shepard Fairey, conocido por el retrato Yes we can de Barack Obama.
Tras el éxito en la campaña presidencial, la plataforma Amplifier Foundation animó a los artistas a participar en los movimientos civiles para alcanzar a más gente. Y lo consiguieron. El hijab de Munira Ahmed y las pancartas de We the people quedarán unidas para siempre al rechazo ante "el odio y la división" que fomenta Trump.
Estos símbolos solidarios permanecen en la memoria de la sociedad, como ocurrió tras el atentado contra Charlie Hebdo, y tienen un componente viral que ayuda a difundir las luchas. Ese era el objetivo de la comisión madrileña que organiza la huelga del próximo 8 de marzo, Día de la Mujer. Alentadas por el efecto pop de la campaña de Carmena y por otras guerrillas artísticas internacionales, Artivismo Feminista hizo un llamamiento desde sus redes sociales.
"Es importante porque queda grabado en el imaginario de la gente. Queríamos preparar un número de ilustraciones y dibujos que difundiesen el apoyo a esta fecha y al paro internacional", explican Artivismo Feminista. Ellas trabajan desde Madrid, pero sus redes sociales no tienen fronteras y abren la convocatoria a cualquiera que desee participar. Hay desde abuelas cañeras reclamando su espacio en el metro hasta montajes que llaman directamente a la movilización mundial.
El ejemplo argentino
Igual que la llama del paro internacional se prendió en Varsovia, donde miles de mujeres abandonaron sus tareas para lanzarse a la calle, la del artivismo tiene una base muy enraizada en los países latinoamericanos. Las argentinas '365 mujeres' también han desarrollado un proyecto colaborativo de imágenes para el 8 de marzo. "El paro es el evento mas importante de las ultimas décadas, a nivel mundial", resumen las artistas. Ellas fueron testigos de un despertar social que empezó con la manifestación Ni Una Menos de junio de 2015. "Fue una de las experiencias más lindas y esperanzadoras que vivimos", admiten.
Durante el año pasado, varias ciudades de América del Sur cubrieron sus calles de indignación y protestas por los derechos de la mujer. Ahí fue donde '365 mujeres ilustradas' encontró su razón de existir. Plantearon un calendario para 2017 en el que cada día se dedicara una efeméride gráfica a una mujer relevante (u olvidada) en la historia.
"Después lo planteamos como una plataforma digital, donde colgamos de forma periódica las ilustraciones en nuestras redes sociales", cuentan. Enero fue el mes de Muna Lee, Angela Davis o Virginia Woolf, y en este último han retratado a personajes como Cristina Fernández de Kirchner o Karen Carpenter. A la vista del éxito, se decidieron por una convocatoria especial para el Día de la Mujer
Y no les sirve cualquier garabato. "Queremos que las personas interesadas investiguen sobre la fecha y las consignas del paro. Es imprescindible para nosotras que sepan lo que están ilustrando. Pero de momento estamos recibiendo trabajos hermosos y completamente variados", cuentan desde '365 mujeres'.
Diferencian este evento de los demás por su relevancia internacional y por eso cuidan cada mimbre de su campaña. "Este paro mundial es luz para el feminismo y la lucha por la igualdad. Deseamos con fuerza que todas las mujeres nos unamos para gritar juntas", defienden.
En Argentina, la marcha se centrará en los feminicidios, la inseguridad del aborto y la desigualdad en el acceso al empleo. "Con cada femicidio se siente que el patriarcado y la misoginia están respondiendo ante nuestra liberación", dicen las activistas. Su plataforma deja de manifiesto que el arte sigue encorsetado a nivel social y necesita abrirse a temáticas comprometidas. "Nos gustaría que la ilustración, y todo lo gráfico en general, aborde la igualdad, los derechos humanos, LGTBI y la lucha de las minorías. En fin, todo lo que es feminismo", coinciden.
Después de la marcha del 8 de marzo, tanto Artivismo Feminista como '365 mujeres ilustradas' miran hacia el futuro. "La iniciativa está funcionando muy bien, y este tipo de redes de colaboración siempre son positivas", dicen las primeras. "Para fin de año tenemos pensado hacer un anuario con todas las mujeres que se ilustraron y posiblemente hacer una gran exposición. Veremos cómo, porque es un proyecto autogestionado y es a pulmón", contestan más ambiciosas las argentinas.
El objetivo es el mismo. Que las siguientes generaciones tengan un legado gráfico, bien documentado y muy simbólico del movimiento feminista actual. Un feminismo internacional que ha tejido una red más allá de Polonia, España o Argentina. "Porque, ahora, somos todas".
jueves, 2 de marzo de 2017
miércoles, 1 de marzo de 2017
Tips para evitar el uso sexista del lenguaje en el día a día
Por herencia lingüística y costumbre a veces no utilizamos el lenguaje de forma correcta para dirigirnos por igual a hombres y mujeres. Se denomina lenguaje sexista a aquel que contiene algún tipo de discriminación a un colectivo, que no se ve reflejado de forma gramatical en la forma de hablar o de escribir. En el caso del castellano es frecuente ver cómo determinadas expresiones o frases se construyen usando únicamente el masculino o cuyo sentido tiene tintes de misoginia.
Seguro que te suena: uno de los ejemplos más característicos de discriminación de género de nuestro lenguaje es el plural masculino, que se utiliza para agrupar a varios miembros, sin importar si son hombres o mujeres. Cuando se utiliza el plural femenino, sin embargo, se considera que solo se refiere a un grupo compuesto por mujeres. Por desgracia, la mayoría de los hispanohablantes usamos esta forma de comunicación, aunque se puede evitar con algunos trucos de expresión.
Este y otros usos del lenguaje pueden ser superados desde un ámbito personal si todos ponemos de nuestra parte, por eso desde Oxfam Intermón han creado una guía de lenguaje no sexista, que puedes poner en marcha desde hoy mismo para contribuir a la eliminación de la discriminación a los colectivos más vulnerables.
Esta pequeña guía que publica Oxfam Intermón incluye, además, recomendaciones y cambios en el lenguaje para no perpetuar el sexismo. Consúltala aquí entera.
Algunos ejemplos de sexismo en el lenguaje
Para que entendamos hasta qué punto nuestra lengua puede llegar a ser discriminatoria hacia el género femenino se señalan algunos ejemplos que seguro que se identifican al instante; también algunas alternativas para superar estas formas y lograr una correcta inclusión de todos los colectivos en la manera de expresarnos.
Ejemplo 1: Uso del masculino como genérico
Es muy habitual que se utilice el plural masculino para referirse a un colectivo o grupo de personas. De esta forma, es muy frecuente escuchar expresiones como “los niños” para referirse a un grupo de pequeños o incluso como adjetivo genérico para hablar de una franja de edad concreta. Otros ejemplos del uso de la forma masculina como genérico pueden ser “los profesores”, “los alumnos”, “los ciudadanos”, los “electores” o “los vecinos”. Esta es una de las formas de lenguaje sexista más comunes y utilizadas.
El castellano es una lengua muy rica en sustantivos que definen colectivos de personas. Por ello, no es necesario utilizar el masculino para referirse a estos términos. Emplearlos no solo elimina el sexismo de la frase, sino que enriquece tu vocabulario y permite una definición más afinada. Para hablar de “los niños” como colectivo puedes emplear términos como “la infancia” o “la niñez”. “El profesorado” o “el alumnado” también son formas correctas para expresar un conjunto de miembros de un centro docente. Otra posibilidad es que utilices ambas formas, por ejemplo, empleando un doble término como “los niños y las niñas”. A pesar de que es correcto, utilizar el sustantivo colectivo es una forma de ahorro lingüístico muy eficaz.
Ejemplo 2: Mujeres como “apéndices” de los hombres
En ocasiones escuchamos cómo se crean frases en las que claramente se le da menos importancia al género femenino. Sobre todo en los medios de comunicación o instituciones, donde se suelen tratar estos temas, vemos un importante desajuste entre el rol que se le da a la mujer y al hombre en una misma frase. Es el caso de construcciones como “los embajadores y sus esposas” o “los trabajadores y sus mujeres”.
Aunque ambos no estén incluidos en el mismo grupo, no es necesario introducir la segunda denominación como un apéndice de la primera, discriminando a uno de los dos géneros.
La solución a este uso indebido es muy sencilla, aunque no se debe caer en el error de utilizar solamente el sustantivo masculino para denominar al colectivo. Términos como “El cuerpo diplomático”, “la población trabajadora” o “La plantilla y sus acompañantes” pueden ser fórmulas de éxito en estos casos.
Ejemplo 3: Tratamientos
Es frecuente que a un hombre se le aplique el tratamiento de “señor”. Sin embargo, en el caso de las mujeres se hace una distinción entre “señora”, que se refiere a mujeres casadas y “señorita”, que se aplica a las que se encuentran en una situación de soltería. Hacerlo se considera una discriminación hacia el género femenino, ya que no es una información que se le pida al hombre para referirse a él.
Hacer esta distinción entre “señora” y “señorita” no es más que otra forma de discriminación sexista, ya que a un hombre no se le pide una explicación en este sentido, por eso debemos eliminar el segundo uso para equipararlo al tratamiento masculino.
Ejemplo 4: Profesiones y cargos
Las mujeres que ejercen determinados trabajos se enfrentan al problema de que no se les denomina con un adjetivo femenino. Se sigue haciendo referencia a ellas como “abogado”, “médico”, “arquitecto” o “diputado”, a pesar de que hay términos en femenino que son igualmente válidos.
“La abogado”, “la bombero” o “la médico” son formas que denotan sexismo y que pueden ser sustituidas por sus formas femeninas. “La abogada”, “la médica” o “la bombera” son fórmulas igual de válidas.
Ejemplo 5: Uso de profesiones de forma despectiva
En determinados contextos es común ver cómo se hace referencia a algunas profesiones en femenino y otras en masculino, debido a que en su mayoría están ocupadas por uno u otro género. Por ejemplo, se habla de “los pilotos” y “las azafatas”, o “las limpiadoras”, “las enfermeras” o “los médicos”.
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