jueves, 25 de julio de 2019

última entrega

mujeres que han demostrado que las profesiones de alto riesgo ya no son cosa de hombres

Vanessa Alemany, enfermera de la Fundación Pedro Cavadas


Trabaja sin agua corriente y con generadores en quirófanos improvisados. Llega a colaborar hasta en 12 intervenciones en un día. A estos problemas se suman los que tiene que superar en las aduanas para introducir el material médico.
Vanessa Alemany tiene un anhelo desde que entró en un quirófano: trabajar en una zona en guerra. De momento, se conforma con visitar Tanzania con el equipo del doctor Cavadas para operar sin apenas medios a enfermos con graves dolencias. "Conocí a Pedro [Cavadas] y decidí ser su instrumentista; pesó más la adrenalina que la seguridad de un trabajo en un hospital público", recuerda Vanessa.
La enfermería en España es una profesión tremendamente feminizada. Según losColegios Oficiales de Médicos y el INE el año pasado, prácticamente la mitad del personal médico (49,77%) son mujeres y el 79%, en enfermería. Lo que sorprende es la actividad de nuestra protagonista en países en desarrollo y en condiciones extremas.
Cuando el doctor Cavadas creó la Fundación que lleva su nombre -una organización sin ánimo de lucro que se dedica a la cirugía reconstructiva en África-, Vanessa no dudó en embarcarse en esa aventura. "Los viajes son muy duros, porque operamos en zonas rurales donde no hay agua corriente ni electricidad", explica, "primero íbamos a Kenia pero la zona se puso muy peligrosa y ahora trabajamos en Tanzania. Allí tratamos de todo, por ejemplo, orejas cortadas (porque las tribus contrarias las amputan), quemaduras (ya que los niños se caen en el fuego), ataques de animales (hienas, chimpancés, monos, leones...), secuelas de curas hechas por los chamanes, fracturas, heridas por disparos, hasta faloplastias, porque a los hombres les amputan el pene las tribus rivales...".
El riesgo es un factor con el que Vanessa y el equipo médico conviven a diario: "Desde que te quedes sin gasolina y se apague la luz del quirófano hasta los robos o los episodios de agresividad de los pacientes a los que no podemos tratar. Estuvimos dos días perdidos en el Monte Elgon, en Kenia, sin comida ni bebida, con algunos pacientes y con dos militares pegando tiros para ahuyentar a los ladrones".

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