Una mirada a las mujeres colombianas
Florence Thomas lanzó su libro 'Nosotras, las mujeres' una obra que muestra su sentir como feminista
Por: Flor Nadyne Millán M.
Han avanzado en su nivel educativo, en su talante emprendedor y solidario, pero deben ganar terreno en equidad laboral, autonomía económica y en su valía social. A propósito del libro ´Nosotras, las mujeres´ de Florence Thomas.
“Nos falta mucho, pero los cambios son inmensos”. La frase es de la reconocida psicóloga francesa Florence Thomas y resume cómo ve el progreso de la mujer en Colombia en los últimos 50 años.
Ella acaba de lanzar ´Nosotras, las mujeres´, una obra personal que muestra su sentir como activista feminista, en la que también presenta una radiografía detallada de la situación de la mujer colombiana en sus distintos campos de acción, y muestra qué está buscando, cómo ha avanzado y qué le hace falta. Un ejercicio interesante para saber cómo estamos.
Y en esa tarea de autoconocimiento y reivindicación personal y colectiva de las mujeres son inevitables los balances y reflexiones. “Todavía hoy muchas mujeres colombianas viven sin apropiarse de su historia, como sin proyección en el pasado, como sin memoria; hecho que representa, probablemente, una de las raíces más profundas de nuestra opresión y discriminación”, escribe en su libro.
Thomas, máster en Psicología Social de la Universidad de París y coordinadora del grupo Mujer y Sociedad de la Universidad Nacional de Colombia, desde 1985, está radicada hace 52 años en el país y es una voz autorizada sobre lo vivido, dudado y deseado por las colombianas, porque ha estado muy cerca de ellas. Es más, Florence Thomas es una de ellas.
“Cuando llegué a Colombia ellas apenas comenzaban a votar, a ser ciudadanas y también a educarse y a tomar pastillas anticonceptivas. Empezaban a decidir un poco más sobre su cuerpo dentro de un ambiente todavía muy machista”, le dice a EL TIEMPO.
Recuerda que casi no había participación femenina en la política, “y sigue terriblemente mal, cuando en la mayoría de países del mundo se está hablando de paridad, es decir 50/50. Somos casi el 52 por ciento de mujeres aquí, entonces uno no entiende cómo estamos tan relegadas todavía y por qué nos tratan tan mal”, expresa sin cortapisas esta mujer nacida en Rouen (Francia), en 1943.
Los análisis de diversas instituciones lo confirman. Una de las formas más comunes de violencia contra las mujeres se presenta en su propio hogar. Los datos de la Organización Mundial de la Salud lo ratifican, dice Thomas en Nosotras, las mujeres: “Cada día en Colombia, 245 mujeres son víctimas de algún tipo de violencia, es decir una mujer cada seis minutos, y cada hora, dieciséis mujeres son víctimas de violencia sexual: cada 36 horas asesinan a una mujer que había denunciado maltrato de su pareja y cada día violan a 55 niñas menores de 16 años”. Y, ¡atención!, esto es solo lo que se reporta.
Resulta paradójico que en Colombia son más las mujeres, pero su representación en el escenario político está lejos de reflejar esa realidad. De acuerdo con el Censo Nacional de Población y Vivienda 2018, el 48,8 por ciento de la población está compuesto por hombres y el 51,2 son mujeres. Es decir, por cada 100 hombres hay 104,7 mujeres. Pero la política es un espacio dominado por ellos.
El informe ‘La iniciativa de paridad de género Colombia’ revela que ellas tienen una menor posibilidad de acceder a cargos de liderazgo en el sector público y privado, así cuenten con los mismos atributos que los hombres. Y ratifica que la brecha de género es muy alta en los cargos de elección popular.
En educación y en empoderamiento, estamos aprendiendo a tomar la palabra
Es cierto, en educación se evidencia el avance femenino. Según el Dane hay mayor reducción en el analfabetismo de las mujeres. En el 2005 se registraba el 8,7 por ciento para los hombres, y descendió a 5,37 en 2020, mientras que en las mujeres pasó de 8,2 al 5 por ciento. Y, además, el 61 por ciento de mujeres han cursado educación superior (29,6 %) o estudios de posgrado (31,4 %) (ver gráfico).
Sin embargo, preocupa la brecha existente entre las urbanas y las rurales, que es considerada una de las más grandes de América Latina. De acuerdo con Thomas, 10 años en promedio estudian aquellas en las zonas urbanas, pero las campesinas solo unos cinco.
Ahora bien, cuanto más se educa la mujer, más pospone su maternidad. El Dane muestra que entre los 29 y 31 años es la edad promedio de fecundidad. Por eso, mientras una mujer con educación preescolar, primaria o ninguna tiene sus hijos en promedio a los 25 años, las que han alcanzado un mayor nivel educativo (formación superior o posgrado) deciden ser madres entre los 29 y 31. Claramente, el promedio de hijos varía según la edad y la formación. En las primeras es de 3,5 y en las otras, 1,5.
FLOR NADYNE MILÁN M
IG@NadyneMillan
Para EL TIEMPO
IG@NadyneMillan
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