Más pobreza y violencia para las mujeres, los efectos del covid
La pandemia aumentó las brechas de género. Desempleo y pobreza extrema son parte del panorama
Durante la cuarentena a causa del covid-19, las llamadas a la Línea Púrpura aumentaron en un 123 %.
Foto: Juan Pablo Rueda Bustamante |
El 56 % del personal de la salud en Bogotá son mujeres. Médicas, intensivistas, enfermeras, personal de aseo y vigilancia, todas ellas fueron y son parte de la primera línea, por ende las que corren más riesgo de contagio.
En segundo lugar, y como lo advirtió EL TIEMPO a finales de marzo, la violencia basada en género aumentó y solo las llamadas a la Línea Púrpura crecieron 230 % respecto al año pasado.
“Se agudizó la violencia, la pandemia confirmó el profundo machismo que hay y el horror de la violencia machista”, explicó Diana Rodríguez Franco, secretaria distrital de la Mujer.
Y la preocupación no es poca. Los colectivos en defensa de los derechos de las mujeres en el país declararon ‘Emergencia Nacional por Feminicidios’, pues solo en lo que va corrido del año, según la Fundación Feminicidios Colombia, la violencia machista ha matado a más de 140 mujeres.
Otro indicador del impacto es a nivel laboral y económico. El más reciente informe del Observatorio de Mujeres y Equidad de Género de Bogotá señala que cuatro de cada diez bogotanas, debido a la pandemia, no han podido realizar pagos de facturas y deudas o se les han reducido significativamente sus ingresos.
“Las mujeres trabajamos en los sectores más afectados por la crisis: toda la cadena de servicios, entonces no solo aumentó el desempleo, también lo hicieron la informalidad y la pobreza”, aseguró Rodríguez Franco.
Y las cifras lo confirman. La tasa de desempleo para las mujeres en la capital aumentó en un 123 %, pasando de un 11,8 % a un 26 %, y la informalidad aumentó en un 12 %.
Ahora bien, todo esto tiene que ver con las labores de cuidado. María Paula Ávila, politóloga experta en género, afirmó que la carga laboral para las mujeres del cuidado en casa, que ya estaba en un índice cercano al 75 %, aumentó en la pandemia.
“El teletrabajo asumió que estábamos 24/7 disponibles, al mismo tiempo estábamos con los hijos en teleestudio y también cocinando, limpiando, lavando, mientras que a la mayoría de los hombres solo les cambió el tiempo de transporte”, explicó Ávila.
Y esto tiene implicaciones profundas en la ‘nueva normalidad’, pues aunque muchos empleos han retornado a las oficinas, las mujeres siguen con las cargas de cuidado. Y aunque dicen que el covid-19 paró toda la economía, las actividades de cuidado nunca pararon y siguen siendo trabajo no remunerado.
Además permitió crear la estrategia Espacios Seguros, para que las mujeres tuvieran canales de denuncia oportuna en supermercados y droguerías.
Todo esto para ratificar que el núcleo de género del Plan de Desarrollo 2020-2024 apunta en la dirección correcta en atención de derechos para las mujeres.
Y, en definitiva, destapó tres realidades. La primera es que sin enfoque de género no se pueden construir políticas públicas, la segunda, que la violencia de género debe ser atendida como un problema de salud pública.
En esta vía, el Pnud presentó hace un par de días el informe ‘El coronavirus y los retos para el trabajo de las mujeres en América Latina’, en el cual da varias recomendaciones para cerrar las brechas de género provocadas por la pandemia.
La primera es incluirlas en todos los programas de recuperación laboral, generando espacios de paridad para el acceso al empleo y garantizando que la brecha salarial se reduzca.
La segunda es crear estrategias que permitan redistribuir las cargas de cuidado, incluyendo tanto al sector público como al privado.
Y dicen que ahora es el momento de mejorar, crear y priorizar los canales de recepción de denuncias y atención a víctimas de violencia basada en género.
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