La razón de la violencia contra las mujeres no está en las víctimas, está en quienes la ejercen. Reside en la idea patriarcal de que las mujeres son propiedad de otros, objetos de placer para otros, y que sus cuerpos no les pertenecen.
Si la sociedad no creyera que los cuerpos de las mujeres no les pertenecen a ellas, no cuestionaría constantemente sus decisiones sobre su sexualidad, su cuerpo y proyecto de vida. Sería obvio que deben ser ellas quienes decidan sobre sí mismas.
Cómo aún no es obvio, seguiremos trabajando para que lo sea.
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