La revolución feminista seguirá en 2021
Ha sido un año que ha significado grandes cambios en nuestras vidas, así como grandes retos y retrocesos en la agenda de género y derechos humanos. Seguimos presenciando acontecimientos que evidencian que las mujeres no somos prioridad en la agenda política del país.
Después de dos años del gobierno en turno, se presenta el Programa Nacional para la Igualdad entre Mujeres y Hombres 2020-2024 del Inmujeres. Unos días después se presentó el Programa Nacional de Derechos Humanos 2020-2024 de la Segob. Ambos, con objetivos que llegan a coincidir en las problemáticas y en las estrategias, reconociendo el incremento de las violencias, pero que no plasman cómo van a conseguir cada uno; invisibilizan la participación de las organizaciones de la sociedad civil y, ante el precario presupuesto etiquetado para 2021 y la austeridad republicana, es incierto cómo se garantizará su aplicación y seguimiento.
Presenciamos también la renuencia del patriarcado traducida en postergar por más de una semana la sentencia del Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación (TEPJF), con el engrose para obligar a los partidos políticos a respetar el principio constitucional de paridad para las gubernaturas de 2021.
Es evidente la resistencia que existe para avanzar en la agenda feminista en México.
Los discursos del gobierno federal y su intento por invisibilizar las violencias contra las mujeres, los recortes presupuestales, la impunidad sistemática y estructural ante el incremento de feminicidios, la insistencia de evangelizar al país a través de la Guía ética para transformar a México, más la inacción, indiferencia, desinterés y omisiones, han demostrado que el Estado mexicano ha sido incapaz de prevenir, atender, erradicar y sancionar las violencias contra las mujeres y niñas en los dos años del sexenio.
Las acciones del gobierno de México han sido poco eficientes, desarticuladas, carentes de perspectiva de género e interseccionalidad, dirigidas a criminalizar las protestas feministas legítimas, reflejando nuevamente la transgresión a los derechos humanos y políticos de las mujeres a manifestarnos y hacer uso de nuestra voz.
México se encuentra en una emergencia nacional y en una crisis de derechos humanos, vivimos en un país feminicida, ocupando el primer lugar en feminicidios y violencia sexual y... ¿qué tenemos como respuesta? Además de las omisiones antes conocidas, la reciente declaración que México es el número uno en la política feminista, evidenciando nuevamente que no se entiende nada. Hay que informarle al canciller que aún estamos muy lejos de ello, que el número de mujeres parlamentarias no es igual a tener políticas y prácticas feministas, que un país que no contempla a las mujeres carece de democracia, que un país que no tiene presupuesto para eliminar las brechas de desigualdad y discriminaciones no tiene políticas feministas.
Pese a lo anterior, este 2020 también fuimos testigas de la fuerza de los movimientos feministas, que no se detuvieron ante la pandemia ni el aislamiento. Somos quienes hemos alzado la voz incomodando al patriarcado y haciendo que nos tache de infiltradas. Hemos logrado, a través de la exigencia justa, la paridad de género en gubernaturas, los avances en la Ley Olimpia, las iniciativas para despenalizar el aborto, la 3 de 3 contra la violencia, el mantener el presupuesto de los refugios, acciones que han sido clave para garantizar los derechos de las mujeres y niñas de este país, y que el sistema patriarcal intenta invisibilizar. Hoy también les recordamos que cada logro ha sido gracias al trabajo de las mujeres, colectivas, ONG, feministas y legisladoras, no de la 4T.
Sucesos que se suman a las más de 10 mujeres, niñas y adolescentes asesinadas en México todos los días, a causa de un virus histórico sustentado por la impunidad y el patriarcado: las violencias machistas que llevan a cientos de familias a exigir justicia y reparación del daño y a un Estado fallido que perpetúa las violencias y las naturaliza.
Los movimientos feministas están más vivos que nunca, seguiremos haciendo olas de reivindicación, resistencia y persistencia, hasta lograr la paridad en todo y garantizar TODOS los derechos para las mujeres en todas sus diversidades y etapas de vida.
¡La revolución feminista sigue latiendo y buscaremos un 2021 violeta!
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Nota del editor: La autora es directora general de la Red Nacional de Refugios, AC, un espacio compuesto por más de 60 organizaciones de defensa de los derechos de las mujeres.
Las opiniones de este artículo son responsabilidad única de la autora.
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