domingo, 8 de agosto de 2021

Historias

Helena Valencia, la joven lideresa que quiere poner a Chocó en la boca del mundo

A sus 23 años, Helena viajó a Alemania para participar en One Young World 2021, la cumbre de jóvenes más importante del mundo.

Helena es la menor de nueve hermanos. Nació en Quibdó, Chocó, en 1998 y ha vivido toda su vida en el barrio Horizonte. Es hija de una madre soltera que sufrió desplazamiento forzado y tuvo que salir corriendo de Bojayá en búsqueda de un lugar más seguro. Creció en medio de sus hermanos mayores, viendo de cerca el inmenso esfuerzo que su mamá hacía para asegurarse de que todos sus hijos crecieran en las mejores condiciones posibles. El trabajo en restaurantes no le generaba los ingresos suficientes así que también planchaba ropa y vendía bolis en el barrio, labores en las que recibía la ayuda de sus hijos.

 

Pese a todas las dificultades, Helena asegura que tuvo una infancia feliz. Tal vez porque no dimensionaba lo que era la pobreza y porque su mirada de niña solo podía distinguir el amor que recibía de su familia.

 

Estudió los primeros nueve años en un colegio mixto con énfasis en pedagogía, un área que no le llamaba la atención. Decidió entonces cambiarse a uno  femenino que representaba un gasto económico mayor por los costos de desplazamiento pero que para ella representaba una ventaja académica. 

 

Allí, con el esfuerzo que suponía su traslado, no desperdició un minuto. Tomó clases de voleibol, participó en actividades ambientales con la empresa de acueducto y se dedicó al voluntariado comunitario con los bomberos, la Policía e incluso asociaciones de víctimas. Siempre le llamó la atención apoyar procesos culturales porque veía en estos la oportunidad de dejar atrás la historia desesperanzadora que dejó el desplazamiento.

 

Se graduó del colegio y se enfrentó al primer gran reto de su vida. Entre libros, voluntariados y muchos sueños, había crecido en ella la vocación de ser abogada, pero las limitaciones económicas pasaban factura. Finalmente convenció a su madre de pedir un préstamo gota a gota y, con la promesa de encontrar la manera de financiar sus estudios de derecho, Helena empezó su primer semestre.

 

Su suerte cambió cuando supo de las becas que la Ley de Víctimas estaba brindando a los jóvenes que habían sufrido el conflicto. No tener un computador ni un celular para aplicar a esta ayuda gubernamental no fue un obstáculo para obtener la beca, que terminó financiando el 100 por ciento de su carrera con la única condición de mantener un promedio por encima de 4.0.

 Helena es la menor de nueve hermanos. Nació en Quibdó, Chocó, en 1998 y ha vivido toda su vida en el barrio Horizonte. Es hija de una madre soltera que sufrió desplazamiento forzado y tuvo que salir corriendo de Bojayá en búsqueda de un lugar más seguro. Creció en medio de sus hermanos mayores, viendo de cerca el inmenso esfuerzo que su mamá hacía para asegurarse de que todos sus hijos crecieran en las mejores condiciones posibles. El trabajo en restaurantes no le generaba los ingresos suficientes así que también planchaba ropa y vendía bolis en el barrio, labores en las que recibía la ayuda de sus hijos.

 

Pese a todas las dificultades, Helena asegura que tuvo una infancia feliz. Tal vez porque no dimensionaba lo que era la pobreza y porque su mirada de niña solo podía distinguir el amor que recibía de su familia.

 

Estudió los primeros nueve años en un colegio mixto con énfasis en pedagogía, un área que no le llamaba la atención. Decidió entonces cambiarse a uno  femenino que representaba un gasto económico mayor por los costos de desplazamiento pero que para ella representaba una ventaja académica. 

 

Allí, con el esfuerzo que suponía su traslado, no desperdició un minuto. Tomó clases de voleibol, participó en actividades ambientales con la empresa de acueducto y se dedicó al voluntariado comunitario con los bomberos, la Policía e incluso asociaciones de víctimas. Siempre le llamó la atención apoyar procesos culturales porque veía en estos la oportunidad de dejar atrás la historia desesperanzadora que dejó el desplazamiento.

 

Se graduó del colegio y se enfrentó al primer gran reto de su vida. Entre libros, voluntariados y muchos sueños, había crecido en ella la vocación de ser abogada, pero las limitaciones económicas pasaban factura. Finalmente convenció a su madre de pedir un préstamo gota a gota y, con la promesa de encontrar la manera de financiar sus estudios de derecho, Helena empezó su primer semestre.

 

Pero las buenas noticias para Helena no terminaron. Mientras estudiaba su carrera en la Universidad Tecnológica de Chocó, conoció la beca Martin Luther King que financia cursos de inglés y liderazgo por dos años a universitarios afrodescendientes e indígenas. Sabía que ese idioma le abriría muchas puertas. Y así fue.

 

En el 2018 la seleccionaron para hacer parte del selecto grupo de 40 líderes jóvenes del país que participaron en Design Your Country, un programa 100% en inglés que busca soluciones innovadoras a problemáticas sociales a través de la metodología design thinking. Este era el escenario perfecto para hacer realidad todas las ideas que tenía en su cabeza.

 

Ese mismo año cofundó la academia de liderazgo Quibdo Leadership Academy y en el 2019 lanzó la primera cohorte acompañada por la organización Mentors4u. La idea era ofrecer procesos de mentoría a 20 muchachos a los que conectaban con profesionales expertos en diferentes áreas, y les ayudaban a desarrollar un proceso personal y profesional en torno a soluciones sociales.

 

La consolidación del proyecto Innovation Girls

 

Paralelamente a este trabajo, llegaría a su vida el reto que hoy la motiva. En la Escuela de Robótica del Chocó requerían una persona que vinculara a la comunidad con el trabajo que estaban realizando en los laboratorios. Pese a que Helena desconocía de robótica, le emocionaba apoyar el potencial del Chocó y sabía que su gente estaba llena de talentos por explotar.

 

Hablar de ciencia, tecnología y robótica con jóvenes que ni siquiera tenían computadores en sus casas resultaba una paradoja. Pero los pequeños siempre se mostraron animados. Inspirada por esta labor, su principal molestia era ver que en la escuela solo había una niña estudiando de forma permanate. Por eso emprendió el proyecto Innovation Girls, un programa con enfoque de género que busca formar y empoderar mujeres de Quibdó y su zona de influencia, además de vincular más niñas a los temas de ciencia y tecnología. 

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