Sahraa Karimi: la historia de la directora afgana que retrató a su país y logró huir de los talibanes
Primera mujer en asumir el liderazgo de la máxima institución fílmica local, la cineasta se ha concentrado en realizar películas en Afganistán, renunciando a una posible carrera en Europa, donde completó sus estudios y sus trabajos han sido bien acogidos. Con el retorno de los talibanes al poder, lanzó un grito de auxilio a la comunidad cinematográfica del mundo y en las últimas horas abandonó Kabul. “Estoy viva y a salvo”, señal
Sin embargo, una vez completada su educación, en vez de radicarse definitivamente en Europa, decidió fijar la mirada en la tierra de sus progenitores para desarrollar su filmografía y hablar de las mujeres de Afganistán. Esa ha sido su marca y su huella laboral: retratar el complejo mundo fenemino en una de las naciones más conservadoras y difíciles del planeta.
Su carrera la ha llevado al Festival de Venecia y a liderar la institución de la cinematografía local, Afghan Film, un hito sin precedentes para las directoras de su país. A través de esa identidad, organiza todos los años un festival de cine en la Universidad de Kabul, donde les da espacio a historias independientes que también marquen una pequeña disidencia con el régimen político que ha estandarizado la cultura afgana en las últimas décadas.
Una vez consumado el retorno de los talibanes al poder en estos últimos días, Sahraa Karimi compartió en sus redes palabras que semejan una carta de auxilio. “Han masacrado a nuestra gente, secuestraron a muchos niños, vendieron niñas como novias a sus hombres… Es una crisis humanitaria y, sin embargo, el mundo está en silencio. Vienen a matarnos. Prohibirán todo el arte. Yo y otros cineastas podríamos ser los siguientes en su lista de logros”, escribió.
“Te escribo con el corazón roto y con la profunda esperanza de que puedas unirte a mí para proteger a mi hermosa gente, especialmente a los cineastas, de los talibanes”, completó.
De acuerdo a lo que volvió a informar a través de su cuenta, logró abandonar Kabul con la ayuda del gobierno turco, la Academia de Cine y la Televisión de Eslovaquia, la embajada de Eslovaquia en Irán y el gobierno de Ucrania. “Estoy viva y a salvo”, señaló.
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