lunes, 28 de diciembre de 2020

Mujeres que se destacan

La asombrosa historia de una policía que pasó de volar un DC3 a ‘pilotear’ una fábrica de esmaltes

La ex oficial Valerie Delgado Ramos se convirtió en una exitosa empresaria de productos de belleza. Esta es su historia.


Valerie Delgado, exoficial y fundadora de Charlotte Cosmetics, habló con SEMANA. - Foto: Valerie Delgado, Charlotte Cosmetics

El mismo día en que la Policía Nacional perdió una piloto de avión, la sociedad ganó una emprendedora exitosa.

Aunque Valerie Delgado extraña el mundo de los aviones y las misiones especiales, también se siente muy cómoda ‘pilotando’ Charlotte Cosmetics, una exitosa fábrica de esmaltes que ya exporta a varios países.

Valerie Delgado: Charlotte Cosmetics es una empresa colombiana que creamos en 2017, junto con mi esposo, Germán.

 ¿Cómo una oficial de Policía se mete en este negocio?

V.D.: Desde muy pequeña soy una apasionada por el mundo de la belleza; hace unos años me incliné por las uñas, así que empecé a capacitarme.

Salía del trabajo a las 5 p.m. e iba a estudiar hasta las 9 o 10 de la noche, donde logré terminar mi curso en técnica de uñas, luego empezamos con un spa pequeño. Cuando iniciamos con el negocio pedí dos meses de vacaciones para atenderlo, mientras adquiríamos la experiencia y conocimientos sobre la logística y los procedimientos en general.

Con el pasar de los días, empezamos a observar que muchas personas no tienen la posibilidad de acceder a un producto de alta calidad y a un precio justo, y que tampoco pueden profesionalizarse, porque los cursos son costosos.

Así que un día le propuse a mi esposo que creáramos nuestra línea de cosméticos para uñas. Recuerdo que él me dijo: ‘¿Crees que sea una buena idea de negocio? Si es así cuenta con mi apoyo, haz el estudio de mercado’… Y bueno me arriesgué.

¿Y el capital de trabajo?

V.D.: Para iniciar solicité un préstamo en el banco e hipotecamos la casa para los trámites ante la Superintendencia de Industria y Comercio, los registros sanitarios y las certificaciones. Iniciamos con 5.000 botellas de esmaltes, pero el negocio creció tan rápido que, en dos meses, ya no teníamos productos. No nos habíamos preparado para esto.

El tema era que los dos trabajamos en la Policía y no teníamos tiempo para dedicarnos de lleno a la empresa.

Eso sí, cuando iniciamos nos apoyamos mucho en los medios tecnológicos. Todas nuestras ofertas las hacíamos por internet y teléfono, y desde nuestro spa distribuimos los productos con la ayuda de otra persona.


Era mucho sacrificio…

V.D.: Mi hora de almuerzo o mis tiempos libres los utilizaba para hacer los domicilios, porque en ese momento solo éramos los dos.

Salía del trabajo, me quitaba el uniforme y me iba para la empresa a organizar lo que estaba pendiente según la agenda.

Había días difíciles, porque yo era piloto de avión de la Policía y cuando tenía que salir a volar no podía atender el teléfono o no podía entregar pedidos y, muchas veces, por su trabajo, mi esposo tampoco podía ayudarme.

Éramos una empresa muy pequeña y no podíamos contratar aún empleados. Los dos hacíamos todo.

SEMANA: Pero después vinieron los frutos, ¿cómo fue eso?

V.D.: Tras años de trabajo, pasión por el arte y algunos estudios en administración, marketing y alta gerencia, hemos crecido un 187 %. Ahora tenemos más de 20 empleados directos y 40 indirectos. Por todo esto, nuestro lema es “Charlotte no es un negocio, es una pasión”.

¿Ya exportan?

V.D.: Enviamos pedidos a Ecuador, Perú, Curazao, Panamá y poco a poco estamos abarcando más mercados.

 ¿Dónde fabrican el esmalte?

V.D.: Nuestra planta de producción está ubicada en Bogotá y algunos de los insumos los importamos de Europa, ya que son ícono en el mercado del Nail Art.

 ¿Cómo les va en la pandemia cuando la gente ha cambiado las tendencias de consumo y ya no sale tanto?

V.D.: Gracias al trabajo que hemos realizado en estos tres años, logramos salir adelante y la pandemia fue un tema para nosotros coyuntural, el slow down (ve más despacio) obligatorio en las personas conllevo a estar mayor tiempo en las redes sociales.

A la gente les llamó la atención nuestra empresa, el servicio al cliente, el mercadeo, las capacitaciones gratuitas y sobre todo la calidad del producto.

Las ventas en pandemia aumentaron en un 40 % en comparación al 2019 y en un 50 % en las redes sociales. Estas plataformas nos sirvieron para crear estrategias de mercadeo y así lograr que las personas se enamoraran y conocieran de nuestros productos ecoamigables.

 ¿Cómo es lo de los cursos en las cárceles y otros sitios?

V.D.: Nuestra empresa cuenta con un proyecto de responsabilidad social llamado la ‘Ruta Charlotte’, el cual se creó con el fin de capacitar gratis a todas las personas que quieren aprender el arte del manicure y pedicura, especializándose en el manejo de nuestros productos.

Hace un año y medio comenzamos con esta iniciativa y ya hemos capacitado gratuitamente a más de 3.000 personas de Colombia y varios países entre ellos: Panamá, Brasil, España, Argentina, Chile, Perú, Ecuador, Cuba y Costa Rica, entre otros, donde les suministramos los productos durante la capacitación, les enseñamos nuevas técnicas y además los certificamos.

SEMANA: ¿Cuáles son los planes para el 2021?

V.D.: Continuaremos con nuestra ‘Ruta Charlotte’ por Colombia, capacitando gratis y tenemos proyectada la participación de nuestra empresa en las ferias de belleza de Bucaramanga, Medellín, Cali y Bogotá, con proyección al ámbito internacional.

Así mismo, prevemos la inauguración de nuestra Academia Charlotte con los permisos y aval de acuerdo a los protocolos del Ministerio de Educación.

 ¿Cuántos trabajadores tiene la empresa ahora?

V.D.: En la actualidad contamos con 20 empleados directos y 40 indirectos, entre ellos personas con algunas condiciones especiales, tenemos una madre cabeza de hogar sordomuda que hace unas uñas espectaculares por nombrar un caso, pero más que condiciones especiales y vulnerabilidad son personas que entregan el alma a la familia Charlotte porque sienten el apoyo, respaldo y acompañamiento en sus tareas diarias.

 ¿Cómo fue ese retiro de la Policía Nacional y de la aviación?

V.D.: Me retiré de la Policía Nacional el 24 de agosto de este año. Fue una decisión difícil, porque significó pasar de tener una estabilidad laboral y económica por vocación, amor a la patria y servicio a la ciudadanía, para trabajar por nuestro proyecto con vocación de servicio hacia la comunidad del embellecimiento de las manos.

 ¿Se siente más cómoda como miembro de la Policía o como empresaria?

V.D.: Son sentimientos encontrados. Por una parte, ingresé a la Policía Nacional por vocación, que no es más que trabajar con amor desinteresado por los demás, pero le doy continuidad a seguir trabajando por los demás desde otra área del saber como lo es el ámbito de la belleza.

Me siento mas feliz como empresaria, esta fue una oportunidad para darme cuenta de todo lo que podía hacer y lograr con mis conocimientos, capacidades y de demostrarme a mí misma de que estoy hecha.

Para mí es muy satisfactorio ver cómo las ideas y sueños cada día se van cumpliendo y aunque no sea fácil crear empresa en Colombia, es un reto para la familia Charlotte saber que esto es tuyo, que es tu proyecto, que es tu idea, que es tu empresa.

Todo esto me hace feliz y me llena de motivación cada vez más para salir adelante, y no solo por mí misma, sino por todas las personas que están a mi alrededor. Mi equipo de trabajo, encabezado por mi esposo que ha sido mi amigo, mi cómplice y mi socio siempre, brindando a mis semejantes a través de este proyecto una oportunidad de emprender y generar recursos para sus familias.

Los últimos años que trabajé en la Policía me dediqué a volar y eso es lo que más extraño: volar mi avión DC3, que para mí se convirtió en una experiencia maravillosa y única.

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