martes, 22 de diciembre de 2020

Notas de Navidad

 

En navidad y año nuevo aumenta la gordofobia

En navidad comemos de más, pero también juzgamos y presionamos de más a las personas que suben de peso, incluso a nosotros mismos. La obesidad es un problema de salud, pero sus inconvenientes no se limitan únicamente a los factores físicos de la salud sino que generan un malestar psicológico en quienes la padecen debido a la discriminación social, las burlas y los malos tratos por tener sobrepeso.

La comida es un elemento muy importante en las culturas, pues no solo cumple la función de alimentar sino que alrededor de ella se establecen relaciones de cercanía y confianza con las personas que nos rodean. Brindar comida en muchas culturas es una forma mostrar cariño y cuidar a los otros y diciembre es el mes por excelencia para estas demostraciones de afecto entre las familias y amistades.

Sin embargo hay una preocupación interna y una presión social por no ganar «kilitos de más» en esta época. En diciembre solemos ver información en internet que da consejos sobre cómo no subir de peso a fin de año; algunos titulares de páginas en internet dicen: «10 consejos para no engordar en navidad», «Cómo mantener el peso en navidad», «Navidad: no renuncies a nada, sigue estos consejos», «Los secretos que no fallan para no ganar peso en navidad», «Claves para no engordar en navidad». En enero pasa lo mismo pero con tips para perder el peso adquirido en navidad, o para por fín ahora sí perder esos kilos que nos hemos propuesto hace años.

No vamos a negar que la obesidad es un problema de salud que ha crecido exponencialmente, pero sus inconvenientes no se limitan únicamente a los factores de riesgos de salud que produce, sino que generan un malestar extra de tipo psicológico en quienes la padecen debido a la discriminación social, las burlas y los malos tratos por tener sobrepeso. A estos comportamientos de discriminación se les conoce como gordofobia.

El término «gordofobia» proviene de la expresión en idioma inglés fat phobia (fobia a la gordura), acuñada en ocasión de un estudio llevado a cabo en 1984 por B.E. Robinson, L.C. Bacon y J. O’Reilly en Minnesota (Estados Unidos), que registró las actitudes negativas de los ciudadanos locales hacia los estereotipos relacionados con personas gordas.

La gordofobia es la repulsión y discriminación hacia las personas que tienen sobrepeso o son obesas, y no se adaptan a los cánones de delgadez impuestos por estereotipos de belleza occidentales. Este rechazo social está basado en discursos de preocupación por la salud o el bienestar de las personas que están gordas y en retóricas que las responsabilizan por una supuesta incapacidad para mantenerse saludables.

El rechazo que se tiene a las personas con obesidad o sobrepeso no es el mismo entre mujeres y hombres. Las mujeres, las adolescentes y las niñas sufren en mayor medida por no cumplir con los estándares de belleza dominantes especialmente los relacionados con los «pesos normativos»; además la presión sobre sí mismas para no subir de peso es más fuerte por conductas sociales patriarcales que tienden a valorar a las mujeres en función de su aspecto físico.

La discriminación se manifiesta en burlas, chistes, insultos y rechazo en espacios escolares, laborales, familiares y espacios públicos. De hecho la palabra «gorda» -que describe un estado de riesgo para la salud-, es tabú y se usa como sinónimo de insulto. Esto es porque la gordura está más asociada a la fealdad que a la insalubridad; es común ver a mujeres con sobrepeso moderado, decir «estoy gorda y fea», su razonamiento no suele ser «estoy gorda y necesito cuidar mi salud» (a no ser que evidentemente están enfermas), debido a que la preocupación por la gordura es sobre todo estética.

La acogida de las famosas «dietas milagrosas» que deberían llamarse más bien «dietas peligrosas», pone en evidencia que lo que menos importa es la salud a la hora de perder peso. La mayoría de personas no buscan estar delgadas porque así su riesgo de enfermar sea menor, sino para verse atractivas.

De hecho debido a la obsesión con la imagen, este tipo de conductas pueden terminar en trastornos alimenticios como la anorexia y la bulimia, que son enfermedades de alto riesgo para la salud y afectan principalmente a las mujeres. La preocupación obsesiva por las dietas y el peso, es el resultado de una sociedad que valora a las personas, en especial a las mujeres, en tanto su apariencia física y que impone unos estándares de belleza irreales, es por esto que las mujeres se privan de comer así haya comida en abundancia. No pasa lo mismo en otras sociedades donde la comida escasea, por ejemplo en Somalia las personas también mueren por inanición pero sus causas no están relacionadas con un trastorno sobre la propia imagen.

Se tiende a confundir sobrepeso con enfermedad, y delgadez con salud. Ser saludable no está asociado a una talla y tener sobrepeso no es necesariamente estar enfermo, es un factor de riesgo para la salud que a mediano o largo plazo puede traer enfermedades así como pasa con hábitos como fumar o consumir alcohol. Pero las personas están más preocupadas por la obesidad que por el cáncer de pulmón, el alcoholismo o la cirrosis.

Por otra parte, estar delgado no significa necesariamente ser saludable. Existen personas con diferentes constituciones corpóreas que se mantienen sanas independientemente de si tienen contexturas grandes, medianas o pequeñas. Si se hablara más de salud y menos de tallas, la discriminación sería menor. De qué sirve estar delgado si no tienes resistencia física, si fumas y bebes alcohol. ¿No han notado cómo se admira y se envidia a esas personas que tienen la capacidad de comer absolutamente cualquier cosa, incluida la comida chatarra, en grandes cantidades y no engordan?.

No hay que desconocer que la obesidad es un problema multifactorial y puede tener diversas causas como el metabolismo, factores genéticos, endocrinos, el estrés y factores ambientales que inciden fuertemente en adquirir peso o no. Mucha personas piensas que los gordos lo son porque quieren, por eso cualquier recriminación parece justificada. Sin embargo bajar de peso no es tan sencillo como cerrar la boca y ya.

Uno de los factores principales está asociado a la clase social. Las personas con menos ingresos tienden a padecer más de obesidad que las personas de clases más altas. Esto es entendible si nos hacemos conscientes de que la calidad y el tipo de alimentos que pueden adquirir las familias obreras son los alimentos que tienden a engordar: carbohidratos y azúcares porque son más baratos. Por ejemplo las bebidas gaseosas en Colombia no tienen IVA, no pasa lo mismo con las frutas y verduras. Para una familia de ingresos bajos resulta más accesible tomar gaseosa que un jugo saludable. Por otra parte las personas pobres al trabajar más y ganar menos, tienen menos tiempo y dinero para asistir a clases de natación, equitación, pilates o tenis.

Esta es una invitación a dejar de ver el problema de la obesidad como un problema individual y de falta de voluntad. No se trata de decir que la obesidad es saludable o es bella, sino de que no juzguemos a las personas en función de su apariencia física. ¿Has escuchado chistes diciendo que las mujeres de más de 50 kilos no deberían disfrazarse de Harley Quinn en halloween, o que no deberían usar cierto tipo de prendas? Esto no tiene nada que ver con salud, es gordofobia, y como lo dijimos en un principio, causa estragos psicológicos, baja autoestima, estrés y depresión.

La Organización Mundial de la Salud OMS desde 1948 define el estado de salud como «un estado de completo bienestar físico, mental y social, y no solamente la ausencia de afecciones o enfermedades». Si no sufres de gordofobia, y tu preocupación es realmente la salud, preocúpate también por la salud mental y el bienestar social de las personas, no las discrimines ni hagas chistes o insultos sobre su cuerpo. No es necesario recordarle a las personas que tienen sobrepeso, seguramente ellas, o profesionales de la salud ya lo notaron; esto no ayuda a mejorar el problema pero sí contribuye a empeorarlo pues genera estragos en su salud psicológica, que no son propiamente consecuencia del sobrepeso sino del rechazo y la discriminación social.



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