viernes, 7 de febrero de 2020

Asesorías para el bienestar

SORORIDAD: EL TEJIDO QUE NOS UNE

por: NATHALY OSPINO


Las mujeres nos necesitamos. Nuestra mayor realidad es que tenemos una mejor amiga, una madre y en ocasiones una “rival”. A lo largo de la vida mujeres nos conectamos con mujeres elaborando escenarios de relación asertiva, afectiva o en otros tanto dispares y agresivas, pero siempre nos conectamos unas y otras.  
A lo largo del mes de enero me dispuse a leer “Confesiones de una mala feminista” de la autora Roxane Gay, en donde, a través de sus ensayos, muestra relaciones con mujeres desde el amor maternal hasta el amor romántico, no sé en qué momento y por qué razón nos convencieron que estábamos aquí para competir Gay, (2014) reconoce la fuerza propia, la fuerza de nosotras a través del análisis de la vida de Katniss Ever, la protagonista de Juegos del Hambre (Libros super recomendados), identificándose a través de algo absolutamente interesante: “posiblemente no seamos fuertes, pero las circunstancias nos obligan a hacerlo, una vez tomamos fuerza ésta jamás desaparece”. Vamos a pensar por un momento en todas aquellas situaciones, eventos, momentos, personas, relaciones que nos hicieron tomar decisiones, llevar las riendas, abrir un camino y liderar para así no solo salvarnos a nosotras mismas sino a quienes nos rodean. Este, entonces, será el primer ejemplo de la Sororidad.  
Hermandad, es la traducción del término (que se siente y se vive); sororidad, es el espacio, relación y construcción socio cultural entre mujeres, en donde nos entendemos como sujetas partícipes de un mundo que nos requiere unidas y no en conflicto, superando barreras y lenguajes en donde calificamos y valoramos a las otras a través de su figura, vestuario, relaciones de pareja, decisiones de vida. Debo aclarar, que, si bien la sororidad es un llamado casi que mágico, será difícil relacionarnos unas y otras reconociendo la diferencia. Como seres humanos siempre estamos atados a las particularidades y, si bien puede que alguien no nos caiga bien, traduciremos hermandad (soros) en respeto. El que no sintamos afinidad no se traducirá en agresividad. Alguna mujer alguna vez me enseño: “si no tienes nada bueno que decir, mejor no digas nada”. 
Nuestro segundo ejemplo será la serie Sex Education, de la creadora Laurie Nunn (2019), quien en varios capítulos desarrolla la historia de un acoso sexual en el transporte público, al punto que la joven afectada adquiere un temor por subirse a su bus para ir a la escuela y por muchos días prefiere caminar, hasta que en algún inconveniente escolar hace que las jóvenes de un curso deban responder la pregunta “¿qué tienen las mujeres en común?” Después de divagar mucho, se encuentran con la respuesta implícita del miedo al acoso y su respuesta; resultado y acción es unirse para acompañarse en el miedo hasta eliminarlo.
Todas, de alguna forma, hemos pasado por esto, por el temor de salir de noche, de ser víctimas de tocamientos, por una mirada morbosa y un piropo no pedido, y muchas son víctimas de violencia sexual. El resultado de estas acciones es un temor que se manifiesta en cosas básicas como dudar en qué ropa colocarse para evitar “provocar” esos sucesos; correr y sujetar fuerte el bolso al salir de estudiar en la noche; dudar de las intenciones buenas de un hombre porque ya alguien hizo daño; pero el factor común más fuerte y doloroso es el silencio, la normalización de la violencia e, incluso, la culpabilización. Si las mujeres nos habláramos más, confiamos más y nos sintiéramos menos objetos, tal vez, la historia sería diferente. Seríamos más tomándonos de las manos para tomar el autobús: tomar la mano de otra mujer ayuda a curar sus heridas.  
El tercer ejemplo es una muy buena propuesta de análisis de las producciones audiovisuales o escritas, bajo el test de Bechdel (Liz Wallace), en donde se identifica la brecha de género. Sucede que en muchas de las producciones las participaciones de personajes femeninos se constituyen en respuesta, apoyo, respaldo o correspondencia a un personaje masculino. 
El test consiste en evaluar estos tres factores:
- Si aparecen al menos dos personajes femeninos
- Estos personajes se hablan la una a la otra en algún momento
- Esta conversación trata de algo distinto a un hombre (no limitado a relaciones románticas, (por ejemplo: dos hermanas hablando de su padre no supera el test). 
Es sorprendente la cantidad de películas, novelas, series de televisión, incluso en la vida real que el test no pasa. Son casi nulas las conversaciones. Piensa, cuántas veces, en tus conversaciones con tus amigas gran parte del diálogo se habla de un tercero masculino, ¡y no!, no es que no lo debamos hacer nunca, es solo, que las relaciones con los hombres son solo una parte del desarrollo social de la mujer.  
Es momento de detenernos y pensar cuáles son las conversaciones que se tejen alrededor de la mujer. Somos nosotras la voz de la otra, de la hermana. ¡Sororidad! Los discursos de negación sobre las otras, la creación de un lenguaje sobre la amante (porque siempre se valora a la “invitada” en términos de Simone de Beauvoir, a la mujer y nunca al hombre infiel).  
Ahora que lo pienso, ¿cómo construimos las mujeres nuestras conversaciones? Es decir, ¿qué es lo importante de contar, relatar? y ¿sobre qué pedimos consejo? Nos contamos historias del trabajo y en algún momento resulta un compañero en la luz del habla: el jefe, el compañero de mesa en la cafetería, el que sonrió en el ascensor. No quiero que la respuesta sea que buscamos hablar de la validación masculina en cualquiera de sus aspectos. Y sé, porque he tenido esas conversaciones diversas sobre política, economía, cultura, arte, viajes, sexualidad, sexo, que no están referidas en masculino, pero la gran mayoría sí.  
Este texto lo escribo en doble vía. Las relaciones de sororidad deberán ser revisadas a diario. Piensa y pregúntate:
- ¿Cómo están elaboradas hoy tus relaciones de hermandad con las mujeres de tu vida?
- ¿Cuáles son los diálogos que sostienes?
- ¿La mujer de la tienda, café, espacio en donde tomas un respiro, tiene un nombre?

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