EN NUESTRAS PALABRAS: Y ahora que sí nos ven (en las tareas de cuidado)
Por Mariana Iglesias
Fuente: Clarín
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En junio, cinco años atrás, viajé a Estocolmo invitada por la embajada de Suecia. Nos recibió Livia Podéstá, comunicadora del Instituto Sueco y activista por los derechos de las mujeres. Eramos periodistas de distintos países del mundo, y lo que buscaba el gobierno del país nórdico en ese momento era mostrarnos cómo los mensajes publicitarios son grandes reproductores de la desigualdad de género.
Durante una semana visitamos escuelas, agencias y empresas del rubro, además de entrevistar a especialistas. Ya existía la figura del Ombusman de la Publicidad, y era una mujer. También el Swedish Women’s Lobby, un grupo de mujeres independientes del gobierno y la política dedicadas a combatir las publicidades sexistas. Entonces había una campaña llamada “Reklamera” contra los avisos que legitimaban la inequidad de género porque reproducían estereotipos.
De Suecia traje “Mad Women, A Herstory of advertising”, un libro de Christina Knight, exitosa publicista que nos dijo: “Las cosas van a cambiar cuando haya más mujeres en el mercado publicitario”. También traje el celular cargado con cientos de fotos de padres ejerciendo de padres.
Cerca de la paridad
Si bien no hay país en el mundo en el que la igualdad de género sea total, los países nórdicos son los que más se acercan gracias a costumbres y leyes que promueven la paridad de hombres y mujeres. En Suecia el aborto es legal y gratuito, está penada la compra de servicios sexuales, el acoso y la violencia contra la mujer. Hay una Ministra de Igualdad de Oportunidades.
Y tienen la licencia de crianza más larga del mundo: padres y madres tienen derecho a 480 días de permiso parental tanto cuando nace o se adopta un hijo. Dos meses son para cada uno. El año restante pueden elegir quién se queda en casa a cargo de la crianza. Después, el Estado ofrece escuelas gratuitas. La organización de los cuidados es Política de Estado.
Yo sabía toda la teoría, pero verla en la práctica igual me sorprendió, y por eso no podía dejar de tomar fotos a cada padre que veía cargando a su bebé y empujando cochecitos. Padres andando en bicicleta con sus hijos, corriendo, patinando, haciendo las compras, yendo a la escuela. Pero lo que más me llamó la atención fueron los grupos de varones compartiendo helados, cervezas y cafés con sus amigos varones junto a sus bebés, hijas e hijas, que estaban a su cuidado.
Acá estamos, cinco años después, en plena pandemia. Y pienso que algo bueno tiene que salir de esta larga cuarentena, porque si hay algo que está quedando claro y al descubierto es la desigualdad de las tareas domésticas y de crianza.
Pasado y futuro de las paternidades
El domingo fue el Día del Padre y varias organizaciones aprovecharon para hablar sobre el tema. El Equipo Latinoamericano de Justicia y Género (ELA) y UNICEF en el marco de la iniciativa Empresas que Cuidan (ECU) y el Instituto de Masculinidades y Cambio Social lanzaron una campaña para visibilizar la necesidad de que los varones se involucren en las tareas de cuidado, en particular en la crianza de sus hijos e hijas y se impulsen políticas públicas para que todos puedan hacerlo. Se llama #PadresPintados. La estética de las imágenes es de pinturas antiguas. El mensaje: que los varones salgan de ese lugar de no hacer nada.
El Centro de Implementación de Políticas Públicas para la Equidad y el Crecimiento (CIPPEC), hizo lo mismo, pero al revés, se propuso mirar para adelante: “Imaginar el futuro: ¿Son más probables los viajes intergalácticos que el cuidado compartido?”.
Dos planteos con el mismo fin: igualar las tareas de cuidado, base de la organización de la sociedad, base de todas las desigualdades de género.
Desde Cippec muestran lo añejo de aquella familia tipo en la que papá salía a trabajar y mamá se quedaba en casa: “Los esquemas familiares en nuestro país son cada vez más diversos. Hoy es muy común ver parejas con hijos/as donde ambos progenitores trabajan jornadas extensas fuera del hogar, familias ensambladas, hijos/as con progenitores separados, familias homoparentales, madres solteras. En 1986, casi una de cada dos familias respondía al esquema tradicional de pareja con hijos/as y, en este grupo, solo en una minoría (31%) ambos progenitores participaban del mercado laboral. La mayoría de estos hogares contaban con un varón como jefe y principal sostén económico”.
Hoy la mayoría de los hogares están formados por parejas que aportan por igual. O son monomarentales. Estos últimos hogares, dice el Cippec, son “los que suelen enfrentar mayores dificultades para lograr un cierto nivel de bienestar y para conciliar las responsabilidades de cuidado con la vida personal y laboral. Solo 69% de las jefas de hogares monomarentales participa del mercado laboral y sus ingresos son menores que los de sus contrapartes masculinas o de los hogares con dos proveedores”.
El informe también dice que “cuando los varones no habitan en el mismo hogar que sus hijos/as, suele incumplirse la responsabilidad de brindarles apoyo económico. Del total de hogares monomarentales, solo el 32% recibe ingresos por cuota de alimentos”.
Las mujeres también están en desventaja incluso si tienen una pareja: tienen peores salarios, trabajos informales o más precarizados y mayor tasa de desempleo. “En contraste, las mujeres están sobrerrepresentadas en las tareas de hogar –resalta el Cippec-. Casi la totalidad de las madres (97,5%) realiza tareas domésticas, y su dedicación horaria más que duplica a la de los padres. El cuidado de los niños y las responsabilidades del hogar les insumen 9 horas al día -lo mismo que un trabajo a tiempo completo-, mientras que los padres destinan poco más de 4 horas en un día típico”.
Y la cuarentena profundizó las desigualdades: “El repliegue de todas las actividades de la vida cotidiana a la esfera doméstica exigió a las familias absorber toda la carga del trabajo de cuidado, ante el cierre de escuelas y de espacios de crianza, enseñanza y cuidado… La mayor parte de estas tareas recayó sobre las mujeres”.
65% vs 35%
En #PadresPintados se cita la Encuesta de Percepción y Actitudes de la Población. Impacto de la pandemia y las medidas adoptadas por el gobierno sobre la vida cotidiana de niñas, niños y adolescentes que hizo UNICEF en abril: el 65% de las mujeres se hace cargo de las tareas del hogar frente al 35% de los varones. “Esta sobrecarga en las mujeres ocurre en todos los tipos de hogares, sobre todo en las tareas como la limpieza, cocinar y acompañar a los hijos e hijas con las tareas escolares. En esta campaña queremos interpelar a los varones, para que esta situación deje de naturalizarse y se comiencen a construir vínculos más equitativos”, dijo Carolina Aulicino, de UNICEF.
“Si queremos acortar brechas de género y construir sociedades más equitativas, necesitamos y queremos varones comprometidos con el cuidado. Ojalá este experimento social que tuvimos nos permita construir paternidades más responsables e involucradas en todas las dimensiones del cuidado”. opinó Delfina Schenone Sienra, de ELA.
“Es necesario que los varones nos interpelemos y apropiemos del derecho que tenemos a cuidar en un marco de corresponsabilidad, al mismo tiempo que es también un derecho que tienen nuestres hijes de recibir esos cuidados y que tengamos una participación más activa en sus vidas”. agregó Ignacio Rodriguez, del Instituto MasCS.
Los varones deben reflexionar sobre su rol. Pensar en qué medida participan y se involucran en las tareas domésticas, y sobre todo en la crianza de sus hijas e hijos. ¡Y ahora que si nos ven!, cantan las mujeres en las marchas. ¡Y ahora que sí nos ven!, podríamos cantar también desde casa. Ahora los varones son testigos obligados de todo lo que hacen. O también lo están viviendo, porque hay muchos separados con hijos e hijas que deben arreglárselas solos. También entre todas y todos podemos pedirle al Estado que avance en un sistema integral y federal de cuidados.
El esquema de cuidados es la base de la desigualdad. Si no movemos los cimientos seguiremos viviendo con todas las violencias que genera la desigualdad.
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