EUGENIA CASTAÑO
Eugenia Castaño Bohórquez escritora
- 01/09/2014
Tratamos como reyes a cuanto extranjero pisa nuestros mapas, pueden invertir su dinero, conocimiento y trabajo. Les abrimos las puertas y ellos pueden ver los resultados de su emprendimiento que se multiplica en beneficios económicos y humanos.
El mundo marcha a un paso en el que necesariamente se afectan todos los sujetos humanos voluntaria o involuntariamente, nos afectamos con el cambio de la tecnología, el avance de la ciencia y la cultura nos invade por doquier, entonces se impone aquella cultura que todos quieren imitar como cuando Alejandro Magno personaje controvertido en su sed de poderío llevó la cultura griega y la expandió por toda Europa y pese a que el imperio tenía dominio militar se vio influenciado en todas sus costumbres por la cultura griega y hoy aún nos afecta a todos.
Hispanoamericanos despertemos que estamos dormidos, que no nos pase como a Bucéfalo que se asustaba con su propia sombra, miremos hacia el sol, valemos mucho; no dejemos que otros sean ese domador de caballos, nosotros tenemos madera de buenos jinetes para dirigir nuestro destino.
En algún país del mundo pensar en su presidente es pensar en el líder nacional que se defiende porque es uno de los hombres más poderosos de la tierra se alienta ese amor por su bandera y el respeto por el presidente así se equivoque. Hasta en las películas que vemos todos los días en cine y televisión, pagan buenas sumas de dinero a artistas hispanoamericanos para que encarnen los papeles del ignorante, o listillo, sin clase, o el bandido, resulta ser que colocan algunas de nuestras ciudades como selváticas o rústicas todas cuando existen urbes llenas de crecimiento financiero, arquitectónico o sitios de recreo exquisitos donde pasan sus vacaciones. Muchos de ellos ya han colonizado nuevamente ciudades enteras en España y América donde se hablan otras lenguas, un trozo extranjero en nuestros propios países. Nosotros lo permitimos, reímos y alimentamos el estigma. Pero resulta que los grandes diseñadores de moda se apellidan Renta, Herrera, Ruiz de la Prada, Domínguez o se llaman Silvia, Zajar o Miranda. También los grandes científicos se apellidan o se nombran Llinás, Bernardo Alberto, Mario Molina, Ramón y Cajal, Juan de la Cierva, bueno ni qué decir en la literatura, deporte, gastronomía, son tantos los aportes de nosotros al mundo que ni siquiera los conocemos y seguimos queriendo alcanzar un modo de vida distinto al nuestro, castigándonos por nuestra mala fortuna de ser tan malos porque pensamos que lo superior es lo que tiene un tono y una jeringoza distinta. Bueno hasta entre nosotros mismos nos criticamos, insultamos y discriminamos pero a ese resto del mundo lo enloquece el flamenco, la salsa o la bachata.
Seguramente a nuestros abuelos y a sus abuelos los cuide algún hispanoamericano de buenos sentimientos, quizá no venga alguien con apellidos distintos a dar alegría a nuestros niños, o a brindar compañía a nuestros ancianos. También será algún hispanoamericano el que sirva sus mesas o les caliente sus heladas vidas con nuestra característica alegría y vigor. Porque todos estamos muy ocupados siendo jefes o pretendiendo alcanzar la superioridad que vemos como modelo en los anuncios que nos ofrecen dejándonos invadir culturalmente por otros que dominarán la lengua de nuestros hijos y nuestros nietos, creo que Gabriel García Márquez, Neruda, Borges, Cervantes entenderán que son efectos de la evolución del Homo erectus.
Tomado de el Periódico
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