Austeridad vs. derechos de las mujeres
Jacqueline L'Hoist Tapia
Hacienda, desde el 23 de abril de 2020, ya había elaborado el recorte de 75% al Inmujeres y el 15 de julio la Junta de Gobierno sólo protocolizó lo que ya era una realidad, un recorte de 152 millones de pesos, en servicio general y suministros.
Sólo imagine usted que le redujeran un 75% sus ingresos, ¿podría seguir haciéndole frente a su responsabilidad? El Instituto de las Mujeres dice que sí y que esta situación incluso representa una oportunidad para que se aporte lo mejor de las capacidades y consigan así avanzar en la igualdad sustantiva. Argumentando que con esta acción dan cumplimiento al Decreto de Austeridad.
Sin embargo, dicho decreto no tomó en cuenta el artículo 58 de la Ley Federal de Presupuesto Y Responsabilidad Hacendaria, que dice que no se podrá realizar reducciones a los programas presupuestales, ni a las inversiones dirigidas a la atención de la igualdad entre hombres y mujeres ni a los que incluye a los grupos en situación de vulnerabilidad y marcando que en su caso, deberán contar con la opinión de la Cámara de Diputados.
Resulta paradójico que se reduzca el presupuesto del Instituto de las Mujeres —el cual tiene el mandato de ejercerse para reducir la brecha de desigualdad entre hombres y mujeres— por un Decreto de Austeridad dada la pandemia del Covid-19, cuando han sido precisamente las mujeres y las niñas las más afectadas en su integridad física durante la pandemia y a quienes habría que apoyar ahora más que nunca. Sólo basta ver los datos que brinda el movimiento “Nosotras tenemos otros datos”: la violencia intrafamiliar ha crecido durante la cuarentena, los feminicidios no han cesado y las oportunidades a favor de las mujeres son aún una realidad lejana.
Es difícil de creer entonces que la reducción nos viene bien y que nos “apretemos el cinturón”, como si la eliminación de la violencia en contra de las mujeres y las niñas se resolviera con “echarle ganitas”; de haber sido así, este flagelo social ya no existiría, pues la lucha de las mujeres ha sido persistente y sí, es cierto que se ha ganado mucho, pero menguar de esta manera su presupuesto impactará en un retroceso para la garantía del ejercicio de los derechos humanos de las mujeres.
Cómo llamar a quienes ahora han levantado la mano a favor de este recorte de 75%, aunque sea como justifican, sólo gastos de servicios generales y suministros. Es decir, rubros como servicios básicos (agua, luz, telefonía, etc.), servicios de arrendamiento (edificios, equipos, mobiliarios, etc.) o servicios profesionales (estadísticos, investigaciones, capacitaciones, etc.).
La diputada Martha Tagle ha hecho una defensa al Instituto de las Mujeres como pocas y en sus redes sociales hay un hilo que explica cada uno de sus argumentos, al igual que las integrantes de la Comisión de Igualdad de Género, con un pronunciamiento. Son ellos ahora, las mujeres diputadas y los hombres diputados, que en ejercicio de sus facultades tendrán que dar la pelea que no se quiso dar en el Ejecutivo y tendrán en sus manos la posibilidad de que no desaparezca por la vía presupuestaria el Inmujeres.
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