sábado, 27 de enero de 2018
Cabeza o Corazón - Primer adelanto
La vida está llena de posibilidades. ¡Tienes que ver este cortometraje!
viernes, 26 de enero de 2018
Malala en Davos: no vamos a pedirles a los hombres que cambien el mundo, vamos a hacerlo nosotras mismas

La educación de los hombres jóvenes sobre el tema de los derechos de las mujeres es un paso crucial para terminar con la desigualdad de género, dijo Malala Yousafzai durante su intervención en Davos.
"Los hombres tienen un gran papel que jugar... Tenemos que enseñar a los niños pequeños a ser hombres. Para ser un hombre, debes reconocer que todas las mujeres y todos los que te rodean tienen los mismos derechos y que formas parte de este movimiento por la igualdad".
Hace cinco años, Malala Yousafzai recibió un disparo en la cabeza de los talibanes en su Pakistán natal por desafiar la prohibición de que las mujeres vayan a la escuela. Desde entonces, se ha convertido en la persona más joven en recibir el Premio Nobel de la Paz, ha escrito dos libros y obtuvo una plaza para estudiar en la Universidad de Oxford.
En enero de 2009, cuando Malala tenía solo 11 años, los talibanes anunciaron que a ninguna niña se le permitiría ir a la escuela. Este fue el momento en que se dio cuenta de que la educación "es más que leer libros y hacer tareas", dijo. "La educación posibilita el empoderamiento de las mujeres, y los extremistas se dieron cuenta antes que nadie".
"En realidad estaban en contra de que las mujeres tuvieran poder y fueran iguales a los hombres, trabajaran, fueran independientes, tomaran sus propias decisiones. Reconocieron la importancia de que las mujeres reciban una educación, lo que lamentablemente muchos líderes no hacen ".
Modelos a seguir
"Necesitamos más hombres que piensen y actúen como mi padre".
"Para mí, mi modelo a seguir siempre ha sido mi padre. Cuando hablamos de feminismo en hombres, él es el ejemplo que doy... Ha desafiado a la sociedad, las normas y los tabúes en todas y cada una de las facetas de su vida... Y si él no me lo hubiese permitido, yo no estaría aquí. Muchas chicas quieren hablar, pero sus padres las silencian".
En otra parte de la sesión, a Malala se le recordó que una vez había dicho que el feminismo era una palabra difícil. ¿Qué ha cambiado?
"Lo investigué más y me di cuenta de que el feminismo es solo otra palabra para la igualdad, y nadie debería oponerse a la igualdad... Cuando hablas de los derechos de las mujeres, te vuelves feminista, lo aceptes o no".
Sobre las campañas actuales por los derechos de las mujeres como #timesup o #Metoo, dijo, "se está formando un gran movimiento y las mujeres se están dando cuenta de que sus voces son necesarias para el cambio que quieren ver. Dije hace mucho, durante un discurso de la ONU, que primero queríamos que los hombres hicieran algo por nosotras, pero ese momento ya ha pasado; no vamos a pedirles a los hombres que cambien el mundo, vamos a hacerlo nosotras mismas".
"No puedo escolarizar a todas las niñas del mundo, eso sería imposible", continuó Malala. Educar a las niñas es una responsabilidad colectiva, y todos debemos darnos cuenta de que tenemos un papel que desempeñar, incluidos los líderes mundiales.
"No he conocido a un solo primer ministro que no envíe a sus propios hijos a la escuela", dijo. "Todos envían a sus hijos a la escuela, sus hijos van a la universidad, no necesitan ninguna explicación sobre la importancia de la educación. Pero cuando se trata del resto de los niños del mundo, luchan muy poco. Entonces tienes que seguir recordándoselo".
Compartir
jueves, 25 de enero de 2018
miércoles, 24 de enero de 2018
Desenredar el salpicón
¿A qué nos estamos refiriendo cuando se habla de un acoso sexual?
Por: Florence Thomas
24 de enero 2018 , 12:00 a.m.
Sin duda, el movimiento MeToo ha generado una infinidad de debates: la carta de las francesas, encabezada por Catherine Deneuve; el manifiesto de las mexicanas firmado por Martha Lamas, los programas radiales y televisivos, la valiente denuncia de Claudia Morales, las excusas de la Deneuve por haber firmado algo con lo cual finalmente no estaba tan de acuerdo y las afirmaciones de Brigitte Bardot, quien nos cuenta que le encantaba que le tocaran el culo durante las grabaciones de sus películas. Puritanismo versus libertinaje, insultos que van y vienen y finalmente fracturas entre algunas feministas que difícilmente logran ponerse de acuerdo. Un verdadero salpicón. Quisiera, entonces, tratar de aclarar algunos puntos relevantes sobre este tema.
Lo primero que hay que decir es que hace 20 años, incluso tal vez menos, estos debates hubieran sido imposibles. Y en ese sentido, lo que lograron este MeToo, YoTambién y BalanceTonPorc (DenunciaTuPuerco) es de una indiscutible importancia por su impacto en la opinión pública. El problema del acoso sexual –y ese es el verdadero asunto del MeToo– nunca había logrado una tribuna de este tamaño. E indudablemente fue una alerta simbólica para todos los hombres del planeta. Una importante fractura de la maquinaria patriarcal.
Lo segundo que hubiéramos debido hacer desde el principio es plantear la siguiente pregunta: ¿a qué nos estamos refiriendo cuando se habla de un acoso sexual? Pregunta sumamente difícil de responder, porque ni siquiera hay acuerdos ni definiciones jurídicas claras sobre el concepto; sin embargo, a mi juicio, es posible nombrar dos elementos que nos hubieran evitado tanto discurso en relación con el derecho a la seducción, a la galantería, al beso robado y la mano masculina sobre una rodilla femenina. Y estos dos elementos son relativos al poder.
Lo segundo que hubiéramos debido hacer desde el principio es plantear la siguiente pregunta: ¿a qué nos estamos refiriendo cuando se habla de un acoso sexual? Pregunta sumamente difícil de responder, porque ni siquiera hay acuerdos ni definiciones jurídicas claras sobre el concepto; sin embargo, a mi juicio, es posible nombrar dos elementos que nos hubieran evitado tanto discurso en relación con el derecho a la seducción, a la galantería, al beso robado y la mano masculina sobre una rodilla femenina. Y estos dos elementos son relativos al poder.
El problema del acoso sexual –y ese es el verdadero asunto del MeToo– nunca había logrado una tribuna de este tamaño.
Hay acoso sexual cuando entre las dos personas involucradas, la relación está mediada por el poder, como, por ejemplo, el jefe con una subordinada/o (véase lo de Claudia Morales) y por un no de la víctima, es decir, cuando no existe consentimiento. Con estos dos elementos ya hubiéramos podido ponernos de acuerdo mucho más fácilmente. Entonces, el beso robado entre un hombre y una mujer puede ser el inicio de un acoso si estos dos elementos mencionados están presentes. Es decir, si existen una relación de poder y un no de la mujer o de uno de los dos. Porque lo que sabemos es que un no es no. Simplemente. Aun cuando se trata de una mano sobre una rodilla. Punto.
El caso de Claudia Morales devela otro de los logros del MeToo. Permite hoy que muchas mujeres encuentren el valor de hablar porque por fin se sienten respaldadas y acompañadas para poder narrar este infierno que tuvieron que soportar. Ya el solo hecho de contarlo es quizás un paso hacia su sanación. Ahora, denunciar a su agresor, sin duda, es decisión de cada una, aun cuando no dejo de pensar que este hombre que abusó de Claudia haya podido seguir impunemente abusando de otras mujeres.
Pero los seres humanos somos así, tenemos historias distintas, mundos distintos, y es imposible hallar argumentos que se apliquen a todas y a todos. De lo que se trata es de encontrar los que puedan responder a la mayoría y, sobre todo, a las más vulnerables, las que, sin el impacto del MeToo, no hubieran tenido la posibilidad de hablar y, ojalá, de denunciar.
FLORENCE THOMAS
* Coordinadora del Grupo Mujer y Sociedad
El caso de Claudia Morales devela otro de los logros del MeToo. Permite hoy que muchas mujeres encuentren el valor de hablar porque por fin se sienten respaldadas y acompañadas para poder narrar este infierno que tuvieron que soportar. Ya el solo hecho de contarlo es quizás un paso hacia su sanación. Ahora, denunciar a su agresor, sin duda, es decisión de cada una, aun cuando no dejo de pensar que este hombre que abusó de Claudia haya podido seguir impunemente abusando de otras mujeres.
Pero los seres humanos somos así, tenemos historias distintas, mundos distintos, y es imposible hallar argumentos que se apliquen a todas y a todos. De lo que se trata es de encontrar los que puedan responder a la mayoría y, sobre todo, a las más vulnerables, las que, sin el impacto del MeToo, no hubieran tenido la posibilidad de hablar y, ojalá, de denunciar.
FLORENCE THOMAS
* Coordinadora del Grupo Mujer y Sociedad
sábado, 20 de enero de 2018
Necesitamos más mujeres que defiendan nuestros puntos de vista
“No es necesario ser política o directora de una organización para instar un cambio y alzar la voz para defender un derecho. Cada mujer puede impulsar un cambio positivo, comenzando por ella misma”.

Miles de mujeres se reunieron en Washington el 21 de enero de 2017 en defensa de sus derechos. Getty images
Cuentan algunos historiadores que a principios del siglo XX Jovita Idar, periodista y editora de La Crónica en Laredo, Texas, se postró en la entrada de la oficina del periódico para evitar que los Texas Rangers entraran a clausurarlo. Activista, periodista, maestra, revolucionaria, Idar se enfrentó a quienes intentaron silenciarla por usar la libertad de expresión para defender a los oprimidos, a las mujeres, para luchar contra la pobreza y para denunciar la presencia militar en la frontera entre Estados Unidos y México. Un ejemplo a seguir, la vida de Idar es la de una de tantas mujeres que han contribuido enormemente a la historia de los Estados Unidos, la de una de tantas latinas que aún continúan efectuando cambios positivos para mejorar nuestra sociedad.
Las mujeres nunca hemos sobresalido en la historia manteniéndonos “calladitas”, y hoy estamos viviendo un momento durante el cual hacen falta defensoras. Hoy, nuestros derechos y la libertad que damos por hecha están bajo amenaza. Estamos presenciando una presidencia que busca recortar nuestro acceso a la salud y a la salud reproductiva, que busca implementar baja parental con pago solamente a mujeres casadas, y que ha propuesto medidas económicas, de inmigración y de educación que dañan a todo el país. Las mujeres hemos luchado por décadas para lograr una vida de equidad, en donde recibimos un sueldo que es igual al de nuestros colegas, para poder denunciar el acoso sexual sin temor de perder el trabajo, para poder tomar nuestras propias decisiones y para tener independencia económica.
Las mujeres han luchado durante décadas por estas libertades. Si somos francas, los hombres no nos las hubieran otorgado si no hubiera sido por mujeres como Idar, Gloria Steinem y Angela Davis. Y las mujeres de hoy debemos seguir en la lucha. No podemos permitir que un presidente que ha presumido de acosar sexualmente a las mujeres, que las ha descrito como “cerdas” y que ha dicho que el hecho de que la esposa trabaje es un peligro, sea quien tenga la voz final en las leyes que afectan nuestras vidas. Y qué decir de las cámaras legislativas. El Congreso está repleto de republicanos a quienes no les interesa luchar por equiparar nuestro sueldo (las latinas aun ganamos 54 centavos por cada dólar que gana unhombre blanco) y que piensan que las mujeres no podemos tomar nuestras propias decisiones de salud. Hay que llamarle la atención a congresistas retrógrados como John Shimkus de Illinois, quien semolesta porque los seguros médicos bajo Obamacare cubren la atención prenatal y de maternidad con fondos federales.
Esto es sólo un fragmento de lo que nos espera durante los siguientes cuatro años. Afortunadamente tenemos una barda defensiva de mujeres latinas que han luchado incansablemente por causas progresistas que nos afectan a las mujeres y a todo el país. Mujeres como Catherine Cortez Masto, la primer latina elegida al Senado; la congresista Nannette Barragán; la vocera del cabildo de la Ciudad de Nueva York, Melissa Mark-Viverito; Carmen Pérez, activista y organizadora de la Marcha de la Mujer, y las líderes del movimiento para defender a los dreamers Astrid Silva y Cristina Jiménez, entre otras.
Estamos orgullosas de estas mujeres, pero también hay que recalcar que no es necesario ser política o directora de una organización para instar un cambio y alzar la voz para defender un derecho. Cada mujer puede impulsar un cambio positivo, comenzando con ella misma. Puede comenzar con una llamada a su congresista (créanme que sí hacen caso, lo dice alguien que trabajó para uno de ellos) o a su representante estatal, o con una visita a una junta del cabildo o a una junta comunitaria. Si no están conformes con las leyes que restringen nuestros derechos reproductivos, llamen a Planned Parenthood para donar tiempo o dinero. Si están en contra de las leyes que afectan a los inmigrantes, busquen a una organización que promueva los derechos del inmigrante como MALDEF, ACLU o SEIU. Y, por qué no, piensen en lanzar sus nombres para regidora, alcaldesa, miembro de la mesa directiva de un distrito escolar o congresista.
Necesitamos más mujeres que defiendan nuestros puntos de vista y que aboguen por nuestros derechos, porque nadie más puede hacerlo por nosotras. El mejor defensor de sus derechos es uno mismo. Escriba cartas a sus representantes, ofrezca su opinión en los medios sociales y tradicionales, participe en eventos para solidarizarse con los derechos de la mujer, mande cartas al editor, organice juntas comunitarias en su ciudad, organice marchas, haga todo lo que pueda hacer menos quedarse callada. El cambio y la victoria siempre se han logrado con actos colectivos y valientes de millones de personas.
Nota: La presente pieza fue seleccionada para publicación en nuestra sección de opinión como una contribución al debate público. La(s) visión(es) expresadas allí pertenecen exclusivamente a su(s) autor(es) y/o a la(s) organización(es) que representan. Este contenido no representa la visión de Univision Noticias o la de su línea editorial.
viernes, 19 de enero de 2018
“Los enemigos del medioambiente
son el gobierno y las empresas”
Jane Goodall, una de las conservacionistas más reconocidas en el mundo, cree
que el afán por lucrarse hoy a costa del planeta es más fuerte que el sueño de
proteger el mundo para las futuras generaciones. SEMANA conversó con ella
a raíz de un nuevo documental con más de 100 horas de video inéditos de su trabajo.

En 1960 Jane Goodall redefinió los conceptos de la primatología moderna con su estudio sobre los chimpancés. Demostró que el uso de herramientas se extiende más allá de la especie humana. Y en contra de todas las reglas, personalizó su método de investigación y formó un vínculo emocional con los chimpancés de Gombe, demostrando así que son criaturas muy inteligentes, sociables y capaces de utilizar herramientas para obtener comida.
En marzo National Geographic lanzará un documental íntimo y emocionante sobre su vida, basado en más de 100 horas de material nunca antes visto. Este recopila sus primeras exploraciones en las selvas de África y los más de 50 años en los que, en un campo dominado por hombres, esta mujer desafió el conocimiento científico sobre los chimpancés en los años 60.
En entrevista con SEMANA, Goodall explica cómo fue convivir por más de 20 años junto a estos primates, qué falta por descubrir sobre su especie y por qué en un momento político y social como el que el mundo atraviesa actualmente, se hace cada vez más necesario que cada individuo se convierta en un activista ambiental.
SEMANA: ¿Cómo fue para usted ver las imágenes inéditas de este documental que reflejan su trabajo con los chimpancés por más de 50 años?
Jane Goodall: Cuando vi la película me llevó de vuelta a esos primeros años en África de una manera que no me había sucedido con ningún otro documental, y creo que eso se debe a que los archivos no fueron editados para ocultar nada. Todo fue mostrando como realmente sucedió, incluso, vislumbra una pequeña parte de mi vida privada que nunca se había visto antes. Las imágenes de los chimpancés, a quienes conocí tan bien, y la forma en que los muestran, fueron muy conmovedoras para mí. Igualmente, ver las imágenes de mi hijo cuando era un bebé. Todas esas cosas han hecho que esta película fuera muy especial para mí.
Foto: National Geographic Creative / Hugo van Lawick
SEMANA: En la película usted dice todo el tiempo: "Quería hacer cosas que los hombres hacían y las mujeres no". La cita habla de las diferencias que existen entre el hombre y la mujer en la industria médica y científica. En ese sentido, ¿cuál es la mayor desventaja que ha enfrentado durante todos estos años en comparación con los hombres?
J.G.: Es perfectamente cierto que en el momento en que salí a África, las mujeres no estaban haciendo cosas como yo las hice. De hecho, la mayoría de los hombres tampoco lo hacían. Nunca pensé en el hecho de que era una mujer, porque mi madre me había criado para pensar que podía hacer lo que quisiera, si trabajaba lo suficiente. Entonces, ¿ser una mujer me puso en desventaja? Creo que no. De hecho, a veces me benefició, porque en África cuando estuve allí, era casi el momento de la independencia y muchos africanos estaban ligeramente resentidos con los hombres blancos alfa, mientras que querían a una joven blanca y vulnerable, para que fuera útil.
Creo que la imagen geográfica de una joven blanca y un gran chimpancé negro era algo así como La Bella y la Bestia. Así que realmente ser mujer me ayudó en lugar de obstaculizar mi trabajo, y nunca me sentí en desventaja, pero me di cuenta de que tenía suerte.
SEMANA: En medio de un clima político complejo, tanto en los EE. UU., como en el Reino Unido, y prácticamente en todo el mundo, ¿qué puede aportar esta película en términos de conciencia ambiental?
J.G.: Paso 300 días al año viajando por el mundo, hablando de los problemas que enfrentamos hoy, hablando de la manera ridícula en que nosotros, los humanos, nos comportamos con “nuestro intelecto bien desarrollado”. Y está claro que algunas personas prefieren las ganancias ahora, en vez de proteger el mundo para las generaciones futuras y para que nuestros bisnietos puedan disfrutar de la belleza que aún vemos hoy.
Lo que podemos hacer es simplemente que nuestra voz sea escuchada en todo el mundo y exigir colectivamente lo que necesitamos. Por ejemplo, aplaudamos el Acuerdo de París que trata de dejar de usar los combustibles fósiles; intentemos regular nuestras propias vidas para dejar menos huellas ecológicas, y hagamos todo lo que podamos, como individuos y colectivamente, para unirnos y que nuestras voces sean tan fuertes que los políticos tengan que escuchar. Pensemos al elegir nuestras opciones de compra para convencer a las empresas de que si fabrican productos de una manera no ética, no los compraremos. Nosotros también tenemos responsabilidades ambientales, así como las tienen gobiernos y empresas.
SEMANA: Desde que usted era muy joven convivió con chimpancés en áfrica y logró grandes descubrimientos sobre su inteligencia y forma de actuar. Después de tantos años, ¿cuál es la pregunta sobre ellos que todavía no ha podido responder?
J.G.: Bueno, en realidad hay mucho sobre el comportamiento de los chimpancés sobre lo que aún no tenemos respuesta. Es por eso que incluso después de más de 50 años, todavía seguimos aprendiendo cosas nuevas de ellos. Pero una pregunta que realmente necesita respuesta, y que resulta bastante espeluznante, es por qué a veces un macho alfa mata a un bebé a pesar de que aparentemente fue engendrado por individuos en su propia comunidad. Todavía estamos aprendiendo sobre este tipo de cosas, y por el momento, no tiene mucho sentido.
SEMANA: ¿Qué nos falta aprender, por ejemplo, de su cultura?
J.G.: Esa es otra de las cosas más fascinantes y es, por ejemplo, que cada grupo de chimpancés que se ha estudiado tiene su propia cultura indiscernible. Tienen diferentes formas de usar posturas y gestos innatos, que puede significar cosas distintas en cada grupo. En ese aspecto aún debemos trabajar arduamente, hay que aprender sobre esas diferencias culturales porque muchas comunidades de chimpancés están desapareciendo.
Creo que eso es lo más emocionante del chimpancé: cuán diferentes pueden ser y cuán adaptables son. Por ejemplo, en Senegal y Mali con hábitats muy extremos, muy cálidos y muy secos, los chimpancés buscan su alimento por la noche porque es más frío. En Uganda, donde normalmente los chimpancés son estudiados y su entorno está siendo cada vez más invadido por los humanos, han comenzado a saquear las cosechas para encontrar suficiente alimento. Lo curioso es que ellos generalmente duermen por la noche y se alimentan durante el día, pero ante el cambio, les parece más seguro hacerlo en la oscuridad, por lo que atacan las cosechas a la luz de la luna llena.
En África occidental, por ejemplo, los chimpancés usan piedras como martillos para abrir nueces duras. Entonces, respondiendo a tu pregunta, sí creo que hay mucho más por descubrir.
SEMANA: Usted también ha luchado por combatir el impacto ambiental. Desde su experiencia como activista ¿qué o quién diría que es el mayor enemigo de un activista ambiental en la actualidad?
J.G.: Bueno, para mí los principales enemigos de la conservación del medio ambiente son el gobierno, y a veces, las grandes empresas. Esto se debe a que hay un constante conflicto entre el desarrollo y la protección del medio ambiente. Entonces, creo que en este punto nos debemos hacer una pregunta concreta ¿protegemos el medioambiente para las generaciones futuras o lo destruimos para obtener ganancias inmediatas ahora? Ese es el gran problema, y ??tiene que ver con los políticos, la corrupción y las grandes empresas.
SEMANA: En un momento tan difícil ambientalmente ¿qué es lo que le da esperanza?
J.G.: Siempre me preguntan eso, sobre todo actualmente que he visto tanto daño natural, he visto disminuir el número de chimpancés, especies enfrentarse entre ellas e incluso, la extinción de algunas. Mi respuesta es que el programa juvenil Jane Goodall Institute, Roots & Shoots es lo que me da esperanza. Hoy se encuentra en 100 países y cuenta con jóvenes de todas las edades que aprenden a construir proyectos para mejorar el mundo que los rodea. Las personas, los animales y el medio ambiente.
Este programa crece cada día. Tenemos más de 100,000 grupos activos. Jóvenes que entienden que, si bien necesitamos dinero para vivir, todo sale mal si nos dedicamos a vivir por dinero. Que debemos prestar atención a lo que decía Gandhi, “este planeta puede producir lo suficiente para la necesidad humana, pero no para la codicia humana”. Entonces, una cosa que me da esperanza es que cuando los jóvenes conocen los problemas, y están facultados para actuar, empiezan a cambiar el mundo.
SEMANA: ¿Cómo pueden los jóvenes cambiar el mundo?
J.G.: podemos usar nuestro extraordinario intelecto, si lo adaptamos, para resolver los problemas que le hemos infligido al planeta. Todo el tiempo estamos creando tecnología que nos permite ser mejores administradores, trabajadores, lo que quiere decir que también podemos regular nuestras propia vidas y cómo no comportamos.
Está la capacidad de recuperación de la naturaleza. Podemos destruir un área, pero darle tiempo o darle ayuda, y una vez más, podrá ayudar a generar vida. Así las especies animales al borde de la extinción podrían tener otra oportunidad.
Luego están las redes sociales que, como ya he dicho, pueden ayudarnos a unir voces para que cada vez seamos más fuertes.
SEMANA: ¿Qué es lo que más le conmueve del espíritu humano?
J.G.: Las personas que abordan lo que parece imposible y no se dan por vencidos son inspiradoras para todos aquellos a su alrededor. Ese espíritu humano indomable es una gran fuente de esperanza para mí.
Es cierto que mientras viajo por el mundo veo muchos ejemplos del daño que estamos cometiendo, pero también veo muchos, muchos ejemplos de personas que hacen proyectos increíbles y recuperan la naturaleza de maneras espectaculares. Estos, juntos, son mis motivos de esperanza. Tengo que seguir adelante, y lo haré mientras mi cuerpo lo permita.
SEMANA: ¿Cuál cree que ha sido su mayor contribución en la difusión del conocimiento?
J.G.: Bueno, supongo que fui muy afortunada de poder estudiar a los chimpancés. Debido a que son muy carismáticos y su comportamiento es tan fascinante, pude captar la atención de los medios de comunicación, incluido National Geographic. Por lo tanto, fueron los medios, periódicos, artículos de revistas y mis propios libros, los que difundieron el mensaje por todo el mundo. Todavía estamos haciendo lo mismo hoy.
El último mensaje para los periodistas es recordar que cada persona que vive en el planeta tiene algún tipo de impacto todos los días. Podemos elegir lo que hacemos. ¿Vamos a hacer la diferencia de una manera positiva, o no nos importa? ¿O realmente vamos a cometer daño? Si tomamos decisiones éticas, tenemos pocas opciones, qué compramos, qué comemos, qué vestimos, suficientes personas que toman decisiones éticas, terminamos con miles de millones de personas que toman decisiones éticas, nos moverán hacia el tipo de planeta que debemos apuntar, si nos importan las futuras generaciones.
SEMANA: ¿Tiene algún plan para venir a Colombia pronto?
Por supuesto. Quiero visitar tantos países latinoamericanos como pueda. En Colombia he estado varias veces. Sin duda, volveré.
Suscribirse a:
Entradas (Atom)
#AmorPropio
𝐄𝐥 𝐦𝐚𝐲𝐨𝐫 𝐚𝐜𝐭𝐨 𝐝𝐞 𝐚𝐦𝐨𝐫: 𝐚𝐦𝐚𝐫𝐭𝐞 𝐚 𝐭𝐢 𝐦𝐢𝐬𝐦𝐚 Muchas veces nos preguntan por nuestros logros más grandes del año...
-
15 pláticas TED de feminismo Por Kenya Giovanini Deja que estas 15 pláticas TED de feminismo te muestren una nueva perspectiva. A veces u...
-
Mujeres de Usaquén conmemoran el 8M con actividades comunitarias y reflexión sobre sus derechos En el marco del Día Internacional de la Muje...