Conocer el perfil de un agresor de violencia contra la mujer es importante porque permite entender el mecanismo de la violencia, que la desencadena y el riesgo para las víctimas. También sirve a los/as operadores/as de justicia, porque podrán tener elementos para actuar en los diferentes casos que deban atender.
Wilson Hernández Breña, economista, sociólogo, comparte en esta entrevista, los resultados de su reciente estudio Violencia contra las mujeres en relaciones de pareja, patrones de victimización y tipología de agresores, que nos da elementos para considerar que existe una tipología del agresor y perfiles característicos en la victimización de las mujeres.

¿Por qué es importante conocer a la persona agresora?

Es el que causa la agresión y el que constituye el objeto de tratamiento. Todas las políticas hacia las víctimas son necesarias. Pero sin abordar al agresor, simplemente estamos confiando que él deje voluntariamente de agredir a sus parejas porque recibe una sanción penal. Además, dejar de lado al agresor de la ecuación ha reforzado la idea de que el empoderamiento de la mujer basta que rompa con una relación violenta, para que denuncie o le ponga un alto al agresor. Este discurso es peligroso. Puede exponer a ciertas mujeres a una violencia más intensa porque no sabemos frente a qué tipo de agresor está.
Por todo esto, conocer a los agresores es clave. Justamente por lo poco que los hemos investigados, les hemos tejido muchos estereotipos, lo que ha ayudado a crear una imagen casi monstruosa. Por eso es que nos asombramos tanto cuando al enterarnos que un conocido, al que siempre consideramos normal y sea cual sea el significado que le atribuyamos a eso, fue denunciado por su pareja. Hace unos meses, una congresista hizo referencia a “agresores sanos”. En parte tenía, razón y se conecta con una idea popular extendida. Pues en el imaginario popular la mayoría piensa que quienes agreden a las mujeres son enfermos mentales.
doble cara wilson hernandez

¿Conocer a la persona agresora nos permitirá identificar los riesgos y prevenir la instauración de la violencia, su continuidad y exacerbación?

La respuesta corta es que sí. La respuesta larga es que llegar a identificarlos es un proceso largo y difícil. Falta mucha investigación, junto con programas de tratamiento de hombres agresores para saber qué funciona para reducir y cortar su intensidad de agresiones contra sus parejas. En una época marcada para bien o para mal por la evidencia, estamos aún muy lejos de tener información constante y útil para identificarlos preventivamente o para identificar futuros ataques. Además, la acción violenta y su manifestación son solo hasta cierto punto predecibles. En el Perú, la ficha de valoración del riesgo de violencia se le aplica a las mujeres que denuncian bajo el objetivo de evaluar la probabilidad que estas sean nuevamente agredidas y por tanto orientar una medida de protección. Pero este tipo de instrumentos son más útiles si les son aplicados a los propios hombres. Por supuesto, es difícil pues no todos se presentan a los procesos judiciales. Pero las normas deberían por lo menos contemplarlo. Yo creo mucho más en la prevención de largo plazo, especialmente de aquella que se gesta en edades tempranas, como la infancia y la adolescencia.

¿Consideras que el perfil de las personas agresoras está relacionado con el modelo patriarcal de la sociedad?

Hay una asociación ineludible. En nuestro estudio, hallamos que hay cierta relación entre una serie de valoraciones machistas y la intensidad de la violencia ejercida contra las mujeres. Esas valoraciones estaban vinculadas con sexismo ambivalente, pensamientos distorsionados sobre las mujeres y justificación de la violencia contra ellas. El modelo patriarcal deja un conjunto de ideales tipo que instauran normas sociales. Algunos las siguen con exceso, otros menos y otros no. El problema es cuando algunas personas se adhieren a esos macro valores porque a lo largo de su vida han sido los referentes de cómo actuar, cómo creen que deben actuar y de lo que supuestamente el resto señala acerca de cómo se debe actuar. La materialización un sistema así se transforma en control, bajo distintas intensidades, en las relaciones. Pero la manifestación de la conducta violenta también se alimenta de orígenes distintos al del modelo patriarcal. Además, el uso del alcohol es un gatillante importante y en ciertas zonas del país, tomar es no solo ese gatillo sino una forma de ser más hombre.

¿Existe un perfil de las víctimas de violencia?

Como digo, no hay una forma de ser víctima, sino muchas. No hay un perfil único. También las hemos homogenizado, al igual que a los agresores. En nuestra investigación, hallamos cuatro patrones de victimización. Se diferencian por los tipos de agresión, su intensidad y frecuencia, y en menor medida, por la temporalidad o cuándo aparece la primera agresión.
Un aspecto importante que hallamos fue que en algunos patrones de victimización la violencia parece ser intermitente o haber cesado. Esto nos permite mirar críticamente lo que se conoce como el ciclo de la violencia. No es que no exista, pero en algunos casos es mejor entender este ciclo como una discontinuidad intermitente en la que las agresiones pueden aparecer cada dos, tres o más años.
Asimismo, los cuatro patrones de victimización están en todos los niveles sociales, en mayor o menor medida. La violencia contra las mujeres no es un tema de pobres ni de menos educadas. Parte de la dependencia violencia guarda relación con cómo se asientan antecedentes para agresiones futuras. En ese sentido, la historia previa de violencia sexual es un signo fuerte de pertenencia al patrón más severo, al cual denominamos violencia con riesgo de feminicidio.

¿Cuáles serían las similitudes más resaltantes entre los perfiles de las personas agresoras?

En principio, no hay mayor diferencia en términos de edad. Además, muchos estaban en el mercado laboral. Por supuesto, bajo distintos grados de conexión. Pero lo importante, es que no son parias, como se podría entender bajo una posición que estereotipa. A dos de nuestros tipos los denominamos Violentos en lo Familiar de Baja y Alta Intensidad, respectivamente. Los segundos ejercen una violencia mucho más intensa, pero en general son similares en muchas características sociodemográficas.

¿Los hombres que son violentos en el hogar, son violentos en general?

No necesariamente. La literatura internacional ha denominado Violentos en General al grupo de hombres agresores de pareja que normalmente tiene desórdenes de personalidad y niveles de agresión medios a altos. Pero lo central de su definición ha sido su objeto de violencia. Se les califica como agresores generalizados que entran en conflicto y agresiones con mucha facilidad, no solo en su hogar sino frente a terceros que pueden ser vecinos, amigos, familiares o desconocidos.
En nuestro trabajo, hallamos un grupo muy similar a esta descripción que lo denominamos tal cual, Violentos en General. Pero tanto en nuestro estudio como en esos otros, este tipo de agresores representan una proporción menor del total de agresores. La mayoría de agresores de mujeres son personas con un bajo o nulo historial de conflictos por fuera del hogar.

¿Cuál es la relación que existe entre las agresiones y la salud mental?

Hallamos que solo entre los Violentos en General hay indicios fuertes de problemas de salud mental asociados a psicopatologías que a su vez condicionan o propician actos violentos. Recordemos que estos hombres son los menos frecuentes en nuestra muestra. Nuestro hallazgo no es único, pues se suma al de otros a nivel internacional que han señalado lo mismo. Además, una cosa es señalar que tiene problemas de salud mental, y otro muy distinto es acreditar que por esos problemas se le declararía inimputable en un proceso penal. Ese riesgo de patologización del agresor ha hecho que se hable muy poco de los otros problemas de salud mental de esa proporción, menor es cierto, de hombres que agreden a sus parejas.
Para mayor información recomendamos revisar el informe del estudio la VIOLENCIA CONTRA LAS MUJERES EN RELACIONES DE PAREJA: PATRONES DE VICTIMIZACIÓN Y TIPOLOGÍA DE AGRESORES elaborado por Wilson Hernández Breña y Hugo Morales Córdova