martes, 28 de febrero de 2023

Tecnología

 

 Contra la violencia de género… activismo en línea ¿funciona?

De acuerdo con especialistas en tecnología digital, en sus inicios, herramientas como las redes sociales se consideraban medios para amplificar las voces de las mujeres y su perspectiva frente a temas como medios de vida, salud, educación, servicios de información y creación de redes de defensa. Además, el activismo en línea ha generado movimientos como #MeToo y #NiUnaMenos que han servido para denunciar la violencia que históricamente. Sin embargo, también se han convertido en arenas adicionales para violentar a las mujeres, de acuerdo con Eco Business.

El objetivo de los perpetradores es claro y consciente: desacreditar e intimidar a las mujeres, intimidarlas para desalentar su activismo en línea. En este contexto, las redes se han vuelto un arma de doble filo, ya que, por un lado, han servido para movilizar y cambiar los discursos sobre los roles y estereotipos de género; y, por otro lado, son un espacio donde proliferan la misoginia, las normas patriarcales y la discriminación de género. Pero ¿es posible cambiar está realidad?

Violencia de género en línea

Las formas más comunes de violencia facilitada por la tecnología incluyen comentarios sexistas o misóginos, discurso de odio basado en el género, acoso y amenaza de violencia sexual, acecho, imágenes de desnudos no solicitados y distribución de contenido sexual explícito no consensuado. 

También las figuras públicas femeninas sufren acoso en línea condenando y denigrando la forma en que se visten y actúan. En una encuesta realizada por PeopleACT en 2018, el 50.4% de los encuestados había experimentado al menos una forma de acoso en línea y las mujeres lo padecían el doble que los hombres.

Las plataformas digitales, como las redes sociales y la tecnología, se han convertido en espadas de doble filo, que se utilizan tanto de manera positiva como negativa. Y, a través de ellas se pueden difundir amplia y rápidamente llamadas de conocimiento y promoción, y esto ayuda a crear conciencia y apoyo para los problemas de las mujeres, en particular los relacionados con la violencia de género.

Pero muchos defensores y activistas se han enfrentado al acoso y la amenaza de los internautas amenazados por su llamado a mejores políticas para abordar los casos de acoso sexual. En uno de estos casos particulares, involucró a una joven estudiante de Malasia, Ain Husniza Saiful Nizam.


#MakeSchoolASaferPlace

En 2021, Ain se convirtió en tema de conversación cuando se pronunció en contra de la normalización de la cultura de la violación en las escuelas de Malasia. La joven estudiante subió un video de TikTok denunciando a su maestro por hacer bromas sobre violaciones a las estudiantes. Con el hashtag #MakeSchoolASaferPlace, creó un revuelo en Twitter y alentó a otras víctimas a compartir historias de incidentes similares. Así, activistas, artistas independientes y miembros del parlamento expresaron su acuerdo.

Sin embargo, aunque Ain recibió un apoyo considerable, también fue objeto de amenazas de violación y abuso por parte de sus antiguos compañeros de clase masculinos y de hombres en general. Algunos incluso defendieron al maestro. Por lo que Ain y su familia finalmente se vieron obligados a mudarse después de una reacción violenta de vecinos, maestros y estudiantes.

«Hicieron que mi hija pareciera la causa del incidente cuando en realidad era una víctima».

Saiful Nizam Ab Wahab, padre de AIn.

A pesar de ello, la persistencia de Ain en su activismo en línea finalmente tuvo un resultado positivo. Sus publicaciones en Twitter con el hashtag #MakeSchoolASaferPlace fueron tendencia e inspiraron a otra joven, Nuraaina Balqis, a crear una cuenta de Instagram @SaveTheSchoolsMY que ofrece un espacio seguro para que las víctimas compartan sus experiencias relacionadas de forma anónima.

Asimismo, casi tres semanas después del primer informe policial de Ain, el Ministerio de Educación emitió una declaración formal, por primera vez, diciendo que el maestro había sido reasignado en espera de una investigación. En Malasia, aún no se han promulgado leyes específicas para abordar la violencia contra las mujeres facilitada por la tecnología, pero, en agosto 2022, el parlamento de Malasia aprobó la Ley contra el acoso sexual, que establece un tribunal para recibir y juzgar denuncias de acoso sexual. Este proyecto de ley también cubre los casos de acoso sexual perpetrados en línea. 

Cómo pueden gobiernos y empresas responder ante violencia en redes

Según el derecho internacional, el Estado juega un papel importante en la erradicación de la violencia contra las mujeres. Due Diligence Project, un grupo de investigación y defensa que proporciona un marco para las obligaciones estatales sobre el tratamiento de la violencia contra las mujeres, incluida la violencia facilitada por la tecnología. 

Lo anterior sugiere que la violencia contra la mujer puede abordarse a través del enfoque de las «5 P»: prevención, protección, enjuiciamiento, castigo y provisión de reparación para las víctimas. Un mundo pacífico y justo debe estar libre de violencia de todo tipo. Además, esto es el Objetivo de Desarrollo Sostenible número 5 de la agenda global de la ONU, que se refiere a eliminar todas las formas de violencia contra las mujeres y las niñas en las esferas física y virtual, incluyendo el tráfico, el abuso sexual y otros tipos de explotación.

Cuando la tecnología y las redes sociales facilitan o exacerban la violencia, el estado puede esforzarse por eliminarla. Al mismo tiempo, vale la pena explorar como los dueños de estos gigantes digitales pueden adoptar una regulación orientada a buenas prácticas dentro de las plataformas y la defensa contra toda forma de violencia contra las mujeres.

lunes, 27 de febrero de 2023

domingo, 26 de febrero de 2023

Maestras de vida (2):

 

Maestras transgresoras. María Skobtosova


Quizás porque soy una lectora asidua de la Biblia en ella aprendí que la noche es tiempo de lucidez y lo onírico un espacio de revelación. Por eso mis sueños están habitados de presencias que conectan con mis búsquedas más ardientes. Bertolt Brecht soñaba con serpientes, yo -sin embargo- sueño con mujeres; mujeres que me visitan de noche y me cuentan sus secretos. Hace unos días lo hizo María Skobtosova, para susurrarme al oído el misterio de su resistencia y creatividad.

María Skobtosova


Soy Maria Skobtosova, aunque el nombre con que me recibió la vida fue el de Elizabeth Pilenko. Nací en 1891, en Riga (Letonia), entonces perteneciente al Imperio ruso. Nací en el seno de una familia acomodada. Desde muy joven destaqué en los ambientes culturales e intelectuales de San Petersburgo. Descubrí en la poesía el lenguaje adecuado para comunicar los anhelos de justicia del pueblo ruso y, sobre todo, de las mujeres.

Mi situación de privilegio hizo posible que pudiera acceder a los círculos teológicos que siempre me interesaron y que eran negados a las mujeres de mi época. Me casé en 1910 con Dimitr Kuzmin Karavaiev, padre de mi primer hijo, mi querido Yuri, que moriría, como yo, en la cámara de gas. Este matrimonio duró muy poco, aunque siempre fuimos grandes amigos. La situación de los empobrecidos y empobrecidas en Rusia y la emergencia del socialismo levantaron en mí una pasión que me encendió el corazón hasta comprometer mi vida en ello y renunciar a todos mis privilegios de clase.

En 1917 me afilié al Partido Socialista Revolucionario, pero fui siempre libre de etiquetajes y siglas y por ello tuve que afrontar muchas consecuencias dolorosas. Así cuando los bolcheviques me obligaron a abandonar Crimea, acusándome de enemiga del pueblo, o cuando, poco después, el ejército blanco me juzgó por complicidad con el ejército rojo, de lo que aún no sé cómo pude salir absuelta.

Por aquel tiempo conocí a Daniel Skobtsov, el gran amor de mi vida. Me enamoré perdidamente, pues nos unía, además, de forma vigorosa y creativa, el sueño de un proyecto de familia abierto y comprometido socialmente con los pobres y la justicia. Nos casamos. Al hacerlo decidí tomar su apellido y renunciar al mío y con ello a lo poco que me quedaba de mi origen y clase.

La miseria y la sangre corrían de la mano en Rusia y nosotros decidimos vivir en el sur, alejados de las luchas por el poder, conviviendo con los campesinos y obreros. Fue allí donde el cristianismo empezó a atraerme con fuerza y el Evangelio se convirtió en esperanza y creatividad en mi vida. Así fue, y de forma aún más intensa, cuando mi familia fue obligada al exilio y las fronteras nos separaron. Atravesando muchas dificultades, mi hijo Yuri y yo llegamos a París donde nos afincamos en un barrio de la periferia, compartiendo techo y vida con otros exiliados.

El sufrimiento del exilio, la pérdida de mi marido y de mi hija Anastasia me volcó absolutamente hacia el trabajo social con los más pobres, como una forma colectiva de compartir el dolor y el consuelo y en la que el espíritu de resistencia del Evangelio se me hizo presente cada día. Fue también en París cuando retomé mi pasión por la teología. La amistad con Serge Bulgakov, el gran teólogo ruso, exiliado también en Francia, nos permitió poner en marcha círculos de pensamiento crítico teológico y una red de acogida y solidaridad para combatir la pobreza extrema en la que muchos exiliados e inmigrantes vivían en Francia.

Siempre fui una gran amante de la filosofía, la poesía, la teología y descubrí con fuerza que el versículo del evangelio “amaos los unos a los otros” contenía toda la sabiduría del mundo y me entregué apasionada y absolutamente a ello. Como consecuencia de este deseo de entregarme al absoluto de Dios y su encarnación en los pobres decidí hacerme monja y así fui recibida en la Iglesia ortodoxa, con una condición: que mi claustro no sería otro que los barrios pobres de París y los corazones rotos de las víctimas de la injusticia y la violencia.

En 1932 hice los votos monásticos y tomé el nombre de María (en memoria de Santa María Egipcíaca). Dos años después en 1934, con otro gran amigo y compañero ruso exiliado, el sacerdote Dimitri Klepinin, en un edificio en ruinas situado en la rue Lourmel, abrimos una casa de acogida que posteriormente sería también un símbolo de la resistencia frente al nazismo en la Francia ocupada. Desde esta casa se facilitó la salida del país de cientos de familias judías con certificados de bautismo cristiano a modo de salvoconductos. En 1940 la Gestapo clausuró la casa, Dimitri Klepinin y Yuri, mi hijo, fueron detenidos y enviados al campo de concentración de Dora y yo al de Ravensbrück.

En medio del horror de Ravensbrück, con ayuda de otros compañeros y compañeras, creamos grupos de apoyo y resistencia a través del tejido de bordados de iconos. Me lo susurró el Espíritu una noche en la que creía que ya no podía más. Un día antes de que el campo fuera liberado me ofrecí voluntariamente a sustituir a una mujer judía, madre de dos hijos, en su entrada en la cámara de gas. El espíritu me susurró siempre al corazón algo que escribí constantemente en mis cuadernos: “Es necesario vencer la desmesura del mal con el amor y el bien sin mesura”.

Muchas veces me sentí desfallecer a lo largo de mi vida, pero el Evangelio fue siempre para mí fuente de resistencia y creatividad. Así lo plasmé también en muchas reflexiones, poemas y oraciones recogidos en el libro “El sacramento del hermano”. Hoy quiero deciros también a vosotras que no os canséis de pedir al Espíritu, a la Ruah femenina de Dios, que “intensifique vuestras luchas” como hizo con las mías hasta hacerlas fecundamente eucarísticas.

sábado, 25 de febrero de 2023

Maestras de Vida

Memorias transgresoras: Maestras de vida (III) Madeleine Delbrêl

Hace unos días en la asamblea del barrio en defensa de la salud pública y universal, entre todas las voces indignadas que hacían propuestas de acciones y movilizaciones reconocí una voz interior que me contaba su historia y nos confirmaba en nuestra lucha. Era Madeleine Delbrêl.

Madeleine Delbrêl mística , asistente social, ensayista y poetisa francesa. Foto tomada de www.laciviltacattolica.es

Nací en el sur de Francia, en Perigueux, en 1904 en el seno de una familia muy sensible a las cuestiones sociales. De mi madre heredé el gusto por la poesía, la música y el arte. De mi padre, la capacidad de reflexión y la inquietud social y política. Desde muy joven participé en las tertulias que organizaba con sus amigos librepensadores y escuchaba con interés sus debates apasionados. Quizá por eso a los 15 años me convencí de que era atea y que la cuestión religiosa no tenía ningún sentido para mi. Mi gusto por la reflexión me llevó a iniciar estudios de Filosofía en la Sorbona, en París, donde conocí a jóvenes cristianos comprometidos que darían un vuelco a mis ideas. De todos ellos el que provocó una auténtica revolución en mí fue Jean Maydieu. Nos enamoramos con toda la pasión de quien lo hace a los 18 años. Sin embargo, una pasión mayor desbordó el corazón de Jean, la pasión por lo absoluto de Dios, que le llevó a la determinación de hacerse dominico.

Su decisión fue para mí un golpe durísimo e inesperado que me sumió en una profunda crisis. La pregunta por el sentido y la cuestión religiosa emergió entonces de manera sorprendente en mi vida, de modo que, como escribí años más tarde en Villa marxista, tierra de misión, quedé deslumbrada por Dios. Esta experiencia transformó profundamente mi vida. Las lecturas de Juan de la Cruz, Teresa de Jesús, Carlos de Foucauld y, sobre todo, el Evangelio se convirtieron para mí en una brújula que, sin saber muy bien cómo, fueron conduciéndome no al Carmelo, como al principio de mi conversión imaginé, sino al cinturón rojo de París, a las periferias obreras de Ivry, a tender puentes que parecían irreconciliables entre el marxismo y el cristianismo desde el compartir codo a codo la vida en los ambientes obreros. 

En Ivry descubrí que lo esencial en esta vida, la razón de ser y la alegría es estar en el mundo, ¡esconderse en medio de este mundo! Ser una parcela de humanidad entregada ofrecida y desinstalada. Ser islotes de residencia divina, hacer un lugar para Dios en el corazón del mundo obrero. Movida por este deseo hice estudios de trabajo social, a la vez que, con el apoyo de mi gran amigo el Abbé Lorenzo, y mis dos entrañables compañeras, Suzanne La Cloche y Elena Manuel, iniciamos una comunidad de vida en el cinturón rojo de París. Este primer grupo fue el germen de lo que luego serían las comunidades de la Charité de Jesús, extendidas por más lugares de Francia y con el mismo objetivo: vivir el espíritu de las bienaventuranzas en el corazón de las periferias obreras.

Las fábricas, los metro abarrotados de gente trabajadora, las colas del paro o las manifestaciones obreras fueron para mí lugar de revelación de Dios, templos vivos de su presencia. En Ivry descubrí también una nueva liturgia: la liturgia de los sin oficio, en la que un café, por ejemplo, deja de ser un lugar profano para convertirse en un nuevo Horeb donde Dios nos llama a ser sacramento de su presencia y dar a conocer desde el testimonio de vida su Evangelio, a encarnarlo hoy.

En esa cotidianidad trascurrió mi vida, desde el despacho municipal de asistencia social del ayuntamiento comunista de Ivry al compromiso con la Resistencia durante la ocupación nazi y la acogida de las personas refugiadas que huían del terror de la guerra, como muchos de los republicanos españoles o familias judías que evacuábamos clandestinamente. Una cotidianidad en la que nuestra casa de la calle Raspail se convirtió en todo un símbolo de acogida y encuentroSiempre me gustó escribir y mi pasión por el Evangelio se desbordó en el deseo de comunicarlo. En medio de mi ajetreada vida con la gente mi escritorio era un lugar de intimidad del que brotaban cada noche palabras de agradecimiento, por eso tengo una extensa obra escrita, pero quizás de todos mis libros los más conocidos son Misioneros sin barco dedicado a Teresa de Lisieux, Villa marxista tierra de misiónLa alegría de creerNosotros gente común y sencilla y Alcide, guía simple para simples cristianos.

Amé mucho las palabras cuando iban avaladas por el testimonio y también los libros, pero es el pequeño libro del Evangelio, como me gustaba llamarle, el que en mi vida ocupó el lugar más importante. Desde mi conversión lo sentí como un fuego que exige penetrar en nosotras para operar allí una devastación y una transformación y así obró en mí. La certeza de la compañía de Dios en mi vida, desde mi conversión en el año 1924, no me abandonó nunca, pero tampoco me eximió de nada ni me ahorró ningún sufrimiento ni la soledad que conlleva la libertad de las opciones tomadas.

Desde mi conversión la alegría y la esperanza de creer quedaron adheridas a mi corazón para siempre. Ni la enfermedad mental de mi padre, ni las condiciones de vida y explotación de muchos de mis vecinos y amigos, ni el horror del nacismo y la guerra, ni el exilio de muchos hermanos españoles, ni la deportación o la muerte de muchos amigos miembros de la resistencia o judíos pudieron arrancármelaQuizá porque aprendí a perforar la realidad, a buscar respiraderos de Dios en la densidad de los acontecimientos desde donde Dios se empeñaba en hacerme guiños cómplices de su presencia y darme coraje y gracia, aún en la intemperie de su aparente ausencia.

Así fue sobre todo a partir de 1949 cuando, desde Roma, se prohibió toda colaboración entre cristianos y comunistas por considerarlo una ofensa a la fe y a la Iglesia y, años después, con la supresión de los curas obreros.Atravesé entonces una crisis muy profunda que me llevo a vivir la soledad de la fe en una Iglesia institucional que se negaba a escucharnos y a acoger el grito de Dios en la realidad de las periferias obreras y en quienes clamaban justicia en ellas. Pero también viví la soledad de la fe en los ambientes increyentes. Quizás por eso escribí que la fe nos lleva a vivir en condiciones de extranjeros y a anunciarla en un silencio sin respuesta. Sin embargola música de Dios no me abandonó nunca y me convirtió en una gran bailarina de lo que me gusta llamar la danza de la obediencia. En ella no es preciso saber adónde lleva el baile, sino que hay que seguir, ser alegre, ser ligera y sobre todo no mostrarse rígida (…) No hay que querer avanzar a toda costa sino aceptar dar la vuelta, ir de lado, saber detenerse y deslizarse en vez de caminar…

En este aprendizaje se jugó mi vida. Muchos años después de la oscuridad de este tiempo en el que nuestras vidas estuvieron bajo sospecha fui llamada a Roma para preparar algunos temas sobre el compromiso laical en el mundo de lo que sería la gran primavera de la iglesia: el Concilio Vaticano II. A menudo, el tiempo de Dios es muy distinto al que nosotras imaginamos.

Mi espíritu sigue bailando en las periferias obreras de muchos lugares del mundo donde el Evangelio sigue siendo a la vez caricia y giro. ¿Lo oís?


viernes, 24 de febrero de 2023

Foro

 'El papa Francisco y las mujeres en la Iglesia': la voz de la mujer, en la 'Semana Francisco' en RD

'El papa Francisco y las mujeres en la Iglesia': la voz de la mujer, en la 'Semana Francisco' en RD
'El papa Francisco y las mujeres en la Iglesia': la voz de la mujer, en la 'Semana Francisco' en RD

Al acto inaugural, del 6 de marzo, con la presencia de cuatro cardenales y, como 'regalo', una canción compuesta para el Papa por Toño Casado, le sumamos la segunda de las mesas redondas de este aniversario, convocado por nuestra web junto a Mensajeros de la Paz y la Fundaciò Convent de Santa Clara, y con la colaboración de Instituciones Religiosas del Banco SabadellCatólicos en Red ARAS

El acto, convocado con la colaboración de Revuelta de Mujeres en la Iglesia, estará moderado por la teóloga y educadora social Pepa Torres, y contará con las intervenciones de María José Arana, religiosa del Sagrado Corazón y doctora en teología, especializada, entre otros temas, en diaconado femenino; Lorenza Ortegón, laica, representante de ‘Revuelta de mujeres en la Iglesia’; Geraldina Céspedes, dominica del rosario, doctora en teología dogmática, profesora en la UCA (El Salvador); y Julia Almansa, laica, de la fundación Luz Casanova y de la Comisión diocesana por una vida libre de violencia

El 6 de marzo, tras el encuentro con los cardenales, haremos un primer 'regalo' al Papa, con una canción compuesta para Francisco por el sacerdote Toño Casado

Seguimos anunciando los actos de la 'Semana Francisco' en RD, bajo el lema 'Diez años del Papa de la primavera' Al acto inaugural, del 6 de marzo, con la presencia de cuatro cardenales y, como 'regalo', una canción compuesta para el Papa por Toño Casado, le sumamos la segunda de las mesas redondas de este aniversario, convocado por nuestra web junto a Mensajeros de la Paz y la Fundaciò Convent de Santa Clara, y con la colaboración de Instituciones Religiosas del Banco SabadellCatólicos en Red ARAS

'El Papa Francisco y las mujeres en la Iglesia' es el lema del conversatorio que, el 7 de marzo, a las 19horas, mantendrán en la iglesia de San Antón (calle Hortaleza 63 de Madrid). En la previa del 8-M, y a pocos días del aniversario de la elección papal, debatiremos sobre el papel de la mujer en la Iglesia, el 'techo de cristal' en la misma, la violencia interna y externa, el futuro de la Iglesia 'en femenino' o el Sínodo, sin obviar temas de perenne actualidad como el diaconado y el sacerdocio femenino o el acceso de la mujer a puestos de responsabilidad en la Iglesia.

Diez años del Papa de la primavera, en RD
Diez años del Papa de la primavera, en RD

El acto, convocado con la colaboración de Revuelta de Mujeres en la Iglesia, estará moderado por la teóloga y educadora social Pepa Torres, y contará con las intervenciones de María José Arana, religiosa del Sagrado Corazón y doctora en teología, especializada, entre otros temas, en diaconado femenino; Lorenza Ortegón, laica, representante de ‘Revuelta de mujeres en la Iglesia’; Geraldina Céspedes, dominica del rosario, doctora en teología dogmática, profesora en la UCA (El Salvador); y Julia Almansa, laica, de la fundación Luz Casanova y de la Comisión diocesana por una vida libre de violencia.

"Sigue todos los detalles de la Semana Francisco en RD" en este enlace

'El papa Francisco y las mujeres en la Iglesia': la voz de la mujer, en la 'Semana Francisco' en

miércoles, 22 de febrero de 2023

Planteamiento

 

Planteamiento central del texto de Elizabeth Jelin

Las ciencias sociales en América Latina, durante toda la segunda mitad del siglo XX, se dejaron llevar por un reducto de enfoque y metodología centrados en el desarrollo capitalista en la región y la formación de clases sociales con su anclaje en ciertas relaciones de producción (tanto en sus versiones más posibilistas como en las más críticas) y, a este reducto, se le superponían casi sin acomodo posible, categorías de lo que hoy en día podría considerarse elementos clave para definir y estudiar las múltiples desigualdades y sus elementos vivenciales más allá de los modelos explicativos (por ejemplo, en esta propuesta, se ejemplifica con raza, etnicidad y género). Este es el planteamiento básico que nos hace Jelin, ofreciéndonos un abordaje histórico retrospectivo. Destaca que los autores de aquella época manejaran categorías que serían muy importantes hoy en día, pero que no tenían espacio metodológico para “recentrarlas” en su análisis o, aquellos que lo intentaban, tenían una repercusión minoritaria en el constructo socio-científico.

Ideas clave del texto

Habría que destacar, en primera instancia, ideas que actúan como “premisas” para el conjunto de los planteamientos en la lectura. Así, por ejemplo, se parte del supuesto “descarte” actual de los enfoques neoliberales, centrados en el individuo y ajenos a las estructuras, así refiere “…esta perspectiva también tomó como ideal y como supuesto el funcionamiento auto-regulado del mercado, tema ya criticado y descartado hace décadas por Polanyi” (p. 1). También considera que los planteamientos teóricos de mediados del siglo XX en Latinoamérica suponían posiciones políticas activas por parte de los científicos “…recordemos que en América Latina los intelectuales han sido actores en escenarios políticos, antes que investigadores/as encerrados en “torres de marfil” (p.3). Por último, Se refiere también a “…la existencia de múltiples desigualdades, o sea, múltiples dimensiones de estratificación y categorización social es hoy en día parte del sentido común de las ciencias sociales” (p. 8).

En cuanto al desarrollo de los postulados que sirven de planteamiento central, encontramos: 1) A mediados del siglo XX las clases sociales son la categoría central de análisis para abordar cualquier construcción y las categorías que ejemplifican los problemas y la desigualdad pasan a ser complemento informativo o, incluso, herencia de un modelo económico anterior. 2) En el caso de la raza (Fernandes), aun caracterizando aspectos y detalles contextuales importantes de la vida del negro brasileño y sus problemas, el análisis se centra en su adaptación a los nuevos roles de clase y al acceso a las fuentes de trabajo. Por ejemplo, explica parte de sus problemas de posicionamiento en el mercado de trabajo a partir de su propia adaptación cultural post esclavista, en comparación con la mano de obra blanca europea que llegaba a competir con él. Plantea diferencias entre los sexos (no se usa género aún como categoría) y sin embargo, los evalúa en función de las mismas relaciones, porque la mujer sufre menos su transición cultural desde la esclavitud, porque los roles que le asignan como asalariada tienen mercado y se parecen más a lo que antes hacía. 3) En el caso de la etnicidad (Stavenhagen) plantea como la experiencia de las áreas mayas en Centro y Norteamérica, los espacios indígenas y los espacios de explotación agrícola se superponen, construyendo una nueva dimensión de dominación territorial, económica y cultural 4) Por su parte Isabel Larguía y John Dumoulin son usados para el ejemplo del tratamiento en la época de la categoría género. Ellos destacan como los modelos socio culturales dominantes ocultan deliberadamente las labores domésticas como aporte productivo y esto lleva a Jelín a destacar la importancia para ellos de la organización social y el desarrollo del capitalismo, vinculando familia y mercado de trabajo, para develar la invisibilidad social de las mujeres. El tránsito educativo, el divorcio y la incorporación masiva al mercado de trabajo con roles estereotipados son otras formas de abordar el análisis sobre los mismos ejes.

Principales aportes recibidos del texto

Si tuviera que referirme en general a los aportes de la lectura, creo que fueron más productivos en términos del contacto con referencias desconocidas para mí que en términos del planteamiento teórico que ocupa a la autora, que pareciera más un asunto de historia de la epistemología y la metodología de la ciencia en América Latina que un planteamiento útil para los enfoques de las desigualdades. Aunque la mayor parte del texto no aborda la problemática de género, me sorprendió encontrarla primariamente en el área ejemplo de Fernandes (los problemas de adaptación de los negros ex esclavos en Brasil, especialmente Sao Paulo). Por mi ignorancia de ese proceso histórico, me impactó mucho que la adaptación de las mujeres negras llegase a ser más exitosa en términos relativos que la de los hombres, acostumbrados a patrones de conducta y relaciones de autoridad muy diferentes y cómo esta diferencia introdujo múltiples nuevos problemas y perspectivas de relación (por ejemplo, con un hombre que podía incluso ser económicamente dependiente de la mujer). También me llamó la atención, aunque lo aborda menos la lectura, el asunto del mulato y como afectaba el estatus de la mujer negra el hecho de servir como unidad de producción genética para el blanco dominante.

Entiendo y recibo bien el aporte de Larguía y Dumoulin. El hecho de haberse circunscrito a la organización social del proceso de desarrollo capitalista en la región no le resta mérito a esos avances. No digo que se lo reste Jelin, pero quiero valorar en particular las breves citas de la lectura con respecto a esos autores. También las referencias a Saffioti y Meillassioux. En general, creo que el feminismo en ciencias sociales de América Latina merece mucho reconocimiento, porque su contexto cultural y social es, en muchos aspectos, más difícil que el europeo.

Dudas o cuestiones no resueltas

El texto me dejó más inquietudes y dudas derivadas de los autores citados que del planteamiento mismo de Jelin. No estoy tan segura sobre la importancia de sus conclusiones. Llegué a pensar que eran cuestionables, por la pequeñísima muestra de autores utilizada (aunque ella misma aclara que no pretende abordarlos por su representatividad y solo los usa a modo de ejemplo).

Yo estudié psicología y me siento a veces poco dispuesta a tolerar el enorme amasijo conceptual de relaciones y formas que se tejen en torno a los planteamientos sociológicos. He llegado a creer que son artificiales o incluso inútiles, pero también he aprendido a considerar algunas de sus herramientas o incluso algunos de sus modelos como aportes sustantivos del devenir científico social y me alegro mucho de mi propio avance. Jelin logró, con este artículo, que transitara esas sensaciones.

Evaluación crítica personal

Elizabeth Jelín no llega a construir una proposición crítica completa sobre este devenir científico: primero por su resistencia a considerar la evaluación extemporánea de los planteamientos y dudas manejados por los científicos de esa época y, por otro lado, por sus propias dudas sobre la fiabilidad de los “avances” que haya podido tener el asunto.  En definitiva, Jelin reconstruye con muy pocas páginas y herramientas (tres categorías y 4 autores principales) toda una evaluación crítica de una época extraordinariamente valiosa para el desenvolvimiento de las ciencias sociales en América Latina y ofrece su análisis como perspectiva de sus mejoras.

No comparto sus ideas preliminares sobre el estado actual de las cosas en términos de ciencia social. Me confieso posibilista y optimista en términos del desarrollo y creo en las posibilidades reales de la gran mayoría de los pueblos de América Latina para insertarse positiva y vigorosamente en los procesos de globalización y hacer aportes sustantivos al devenir general de la humanidad. Sin embargo, comprendí bien sus posturas y me gustó como pudo resumir tan bien un planteamiento, a priori, inabordable (resumir un conflicto histórico epistemológico que involucra la producción intelectual de miles de autores durante varias décadas en una veintena larga de países).

Ficha de lectura elaborada para la Especialización de Políticas Públicas con enfoque de género de la Unión Iberoamericana de Municipalistas y ONU Mujeres. 2017

martes, 21 de febrero de 2023

Literatura

Louise Glück ganadora  del premio Nobel de literatura 2020

La Academia Sueca se la jugó por la poeta estadounidense y sigue así su tradición de alejarse de autores favorecidos por el público masivo.

(FILES) This file photo taken on November 19, 2014 shows Louise Gluck attending the 2014 National Book Awards in New York City. - The Nobel Literature Prize went Thursday, October 8, 2020 to American poet Louise Gluck, the jury at the Swedish Academy said. Gluck was honoured "for her unmistakable poetic voice that with austere beauty makes individual existence universal," the Academy said. (Photo by Robin Marchant / GETTY IMAGES NORTH AMERICA / AFP)


Quizá el premio más esperado, que tanto eco hace en Colombia (pues Gabriel García Márquez lo ganó en 1982), y en el mundo por el peso de las letras y su mayor importancia en un mundo de hiperconexión y noticias falsas, fue recién anunciado. La Academia Sueca premió a la poeta Louise Glück, que gana el premio Nobel de literatura 2020 y una bolsa de 1.1 millones de dólares.

La poeta estadounidense de 77 años corona así su obra, que comenzó en los años 60. Fue premiada por su “inconfundible voz poética, que, con una belleza austera, torna la existencia individual universal”, dijo la institución.

La BBC destaca a Glück como “una de las poetas más destacadas de la literatura contemporánea estadounidense”, una que “desde su debut en 1968 con Firstborn, ha publicado doce colecciones de poesía y algunos ensayos sobre el género”. El medio también resalta que la nacida en Nueva York, en 1943, también es profesora de inglés en la Universidad de Yale, en Connecticut y ha recibido varios reconocimientos de prestigio, entre ellos el Premio Pulitzer (1993) y el Premio Nacional del Libro (2014).

La infancia y la vida en familia, la estrecha relación entre los padres y los hermanos y hermanas, son algunos de los temas en los que ha centrado su obra.

Averno (2006) es su poemario magistral, una interpretación visionaria del mito del descenso a los infiernos de Perséfone, cautiva de Hades, dios de la Muerte. Otra de sus obras destacadas es su última recopilación, Noche fiel y virtuosa.

Gluck es la mujer número 16 en llevarse el premio, junto con: Selma Lagerlof, 1909; Grazia Deledda, 1926; Sigrid Undset, 1928; Pearl Buck, 1938; Gabriela Mistral, 1945; Nelly Sachs, 1966; Nadine Gordimer, 1991; Toni Morrison, 1993; Wislawa Szymborska, 1996; Elfriede Jelinek, 2004; Doris Lessing, 2007; Herta Muller, 2009; Alice Munro, 2013; Svetlana Alexievich, 2015 y Olga Tokarczuk, 2018. El reconocimiento ha sido otorgado a una mujer en el 13 por ciento de las ocasiones.

Un poema de Gluck

El espino

Al lado tuyo, pero no

de tu mano: así te miro

andar por el jardín

de verano: las cosas

que no pueden moverse

aprenden a mirar. No necesito

perseguirte a través

del jardín; en cualquier parte

los humanos dejan

señal de lo que sienten, flores

esparcidas en el polvo del camino, todas

blancas y doradas, algunas

levemente alzadas

por el viento de la tarde. No necesito

seguirte adonde estás ahora,

hundido en la ponzoña de este campo, para

saber la causa de tu huida, de tu humana

pasión, de tu rabia: ¿por qué otra cosa

dejarías caer todo aquello

que has acumulado?

Te contamos

  ¡Se acerca una semana crucial para los derechos de las mujeres en Colombia! Traemos emocionantes noticias: esta semana se debatirán en el ...