domingo, 31 de mayo de 2020

El Cómic

10 grandes cómics de y sobre mujeres
Cómic 

10 grandes cómics de y sobre mujeres

  • Comedia, enfermedades mentales, arte, serie negra, madres, abuelas, superheroínas...
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sábado, 30 de mayo de 2020

La vida importa

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El racismo es estructural y está presente en todas partes del mundo. No creemos que lo que pasó en Estados Unidos sea ajeno a lo que sucede en nuestro país. Hay racismo y también mata. Líderes indígenas han sido asesinados por defender sus derechos. A la población afromexicana nos han invisibilizado y borrado de la historia de nuestro país, y aquí estamos, existimos.
Nos sumamos a la protesta por defender la vida y contra las injusticias de nuestrxs hermanxs negrxs de todo el mundo. El racismo no es aceptable en ninguna de sus formas.

jueves, 28 de mayo de 2020

Salud

Día Mundial de Acción por la Salud de las Mujeres

Remitido por el Centro Asesor de la Mujer

Desde que en 1987 las integrantes de la Red Mundial de Mujeres por los Derechos Reproductivos acordaron declarar el 28 de mayo como Día Mundial de Acción por la Salud de las Mujeres, se conmemora este día con el propósito de reafirmar el derecho a la salud como un derecho humano al que las mujeres deben acceder sin restricciones o exclusiones de ningún tipo, y a través de todo su ciclo de vida. La decisión fue tomada debido a que cada año, se pueden ver los graves problemas de salud que millones de mujeres sufren en distintos países, debido a la pobreza, la violencia, las guerras, la discriminación y exclusión social ya sea por religión, raza o preferencia sexual.

El Día Internacional de Acción para la Salud de las Mujeres es una fecha emblemática que cada año se celebra para sensibilizar a la población mundial de la importancia de la salud sexual y reproductiva de las mujeres, pero que este año no tendrá ninguna celebración o evento público debido a la pandemia que azota a toda la humanidad y que obligatoriamente mantiene a las personas resguardadas en sus hogares
Este año, no se va a celebrar de forma pública como en ediciones anteriores como consecuencia del estado de alarma en el que nos encontramos por la pandemia del  COVID-19, pero sí queremos desde esta nota de prensa hacer eco de cómo está afectando  en la salud de  millones de mujeres.
Esta crisis afecta a las mujeres de manera muy relevante en varias dimensiones: los cuidados (esenciales para abordar la pandemia) recaen mayoritariamente en las mujeres, que asumen mayor carga en las tareas domésticas y el cuidado de menores, en particular con el cierre de los colegios; en un contexto de eventual destrucción de empleo, las mujeres parten de una situación de desigualdad en el mercado de trabajo; y la violencia de género se ve agravada en contextos de confinamiento como el actual, en los que las mujeres se ven obligadas a convivir con su agresor.
Esto ha ocasionado un gran impacto emocional, y también un sobreesfuerzo físico que indudablemente pasará factura en la salud de las mujeres.
Nuestro reconocimiento a tantas y tantas mujeres que han estado y están trabajando en primera línea de batalla en esta crisis sanitaria.



miércoles, 27 de mayo de 2020

Salud

El real sexo fuerte: por qué las mujeres superan genéticamente a los hombres

Para el médico Sharon Moalem, ellas tienen una superioridad biológica que las lleva a vivir más, soportar las enfermedades mejor y tener menos problemas de aprendizaje. Su teoría en un nuevo libro ha causado revuelo.
El libro que concluye que las mujeres superan genéticamente a los hombres
Desde que se inició el brote del nuevo coronavirus en Wuhan, China, los expertos notaron que los hombres tenían más alto riesgo de morir que las mujeres, y esa tendencia se mantuvo a medida que el virus traspasó fronteras. El tema ha causado interés, y las explicaciones apuntan a que, probablemente, ellas tienen un sistema inmune más robusto.
Para Sharon Moalem, un médico autor de varios best sellers, eso no resulta extraño. La gente siempre ha creído que los hombres son el sexo fuerte, pero en su nuevo libro, The Better Half, este autor ofrece evidencia científica suficiente para contradecir esa noción. En realidad, sucede lo opuesto.
Las mujeres, según él, tienen una superioridad genética que las lleva a vivir más que ellos, a soportar las enfermedades mejor y a sufrir menos problemas de aprendizaje. Esto se debe a que cuentan con mejores defensas inmunológicas.
En el momento de la concepción, todos reciben un cromosoma X de la madre a través del óvulo, y uno X o uno Y del padre mediante el espermatozoide. De ese momento azaroso resulta el género del feto.
Según el autor, al obtener dos cromosomas X, uno del padre y otro de la madre, ellas ganan una lotería genética que les permite desarrollar un sistema inmune más agresivo y mejor dotado a la hora de luchar contra bacterias, patógenos y hasta células tumorales.
Los hombres no tienen ese lujo, pues solo cuentan en su material genético con un cromosoma X, el que heredaron de la madre.
Esa ventaja comienza desde el útero, y al momento de nacer ya está totalmente activada. Moalem cuenta que, en el hipotético caso de que una pareja de mellizos de ambos sexos nazca prematuramente, los varones tendrán menos probabilidad de sobrevivir, a pesar de recibir la misma atención en las unidades de cuidados intensivos neonatales. Además de eso, las niñas mueren en menor proporción que los niños durante la infancia, y de grandes sufren menos casi todas las enfermedades. También se recuperan más pronto de una herida.
El efecto dura toda la vida y los estudios lo demuestran aun después de controlar variables como los riesgos que asumen los hombres por su comportamiento y el suicidio. “Desde el comienzo, ellas están destinadas a vivir más sin importar los retos que nos depare la vida”, dice el autor.
Las mujeres viven, en promedio, entre cuatro y siete años más y ese rasgo es más marcado a partir de los 85. A esa edad, ellas sobrepasan en número a los hombres en una proporción de dos por uno. A pesar de que nacen 105 niños por cada 100 niñas, al llegar al centenar de años hay cuatro mujeres por cada hombre. A los 110 esa cifra es de 19 mujeres.
La ventaja se expresa asimismo en la forma como ellas afrontan las enfermedades. Por ejemplo, tienen menos riesgo de desarrollar cáncer, y si lo llegan a tener, cuentan con más probabilidades de sobrevivir, pues responden mejor al tratamiento. “En total, los hombres mueren más de este mal al año”.
Como si fuera poco, los genes en el cromosoma X están relacionados con la visión a color; por eso, ellas aprecian millones de sombras y tonos que ellos y casi nunca sufren de daltonismo.
Una evidencia de la ferocidad de ese sistema inmune son las vacunas, que dejan en las mujeres más cicatrices que en los hombres porque sus defensas se activan más ante nuevos patógenos. Eso conlleva una consecuencia negativa, pues al tener ese sistema recargado son más propensas a enfermedades autoinmunes, en las que el cuerpo ataca a las propias células y tejidos.
Esa sería solo una excepción. En todo lo demás, ellas son superiores, hasta en el aprendizaje, ya que la evidencia científica muestra que ellos tienen más trastornos de este tipo que las mujeres. También explicaría la diferencia en comportamientos agresivos y otros trastornos de esta índole.
La razón por la cual tener dos cromosomas X las hace superiores es un misterio. Los cromosomas germinales vienen en pares, pero, según Moalem, el Y es más bien “triste y atrofiado”, pues cuenta con solo unos pocos genes.
En general, poseer dos cromosomas X frente al par XY marca una gran diferencia entre mujeres y hombres. El problema para ellos, según advierte el autor, es que, si uno de los genes de su cromosoma X está averiado, los hombres sentirán los efectos completos de esa falla, debido a que está en el ADN de todas sus células.
Las de una mujer, por el contrario, tienen opciones en estas circunstancias porque al contar con dos cromosomas X disponen de diferentes versiones de genes que apoyan al sistema inmune, así como una caja de herramientas más amplia que las hace más resistentes a la amenaza de gérmenes. “En caso de que haya un gen que falla en un par del cromosoma, el cuerpo usa la información del gen copia que está en el otro par. El cromosoma Y no puede hacer eso. Eso les da a ellas una posibilidad mayor de respuesta ante una enfermedad”, dice.
También manifiesta que las células B que producen anticuerpos actúan más pronto en el organismo femenino, por lo cual este encuentra mejores defensas ante posibles amenazas biológicas. Eso también explicaría la desventaja del cerebro masculino, al cual Moalem considera más susceptible de padecer desórdenes del espectro autista.
Sin embargo, en este punto su tesis ha recibido más críticas, pues varios libros recientes niegan que existan diferencias significativas entre ambos cerebros. Algunos refutan su tesis al decir que el vínculo entre el cromosoma X y el autismo no está del todo comprobado. Y aunque esta enfermedad está relacionada con la genética, los genes más relevantes están en todos los cromosomas y no solo en el X.
Moalem, sin embargo, acierta en un punto: al tratar a los dos sexos de la misma manera, la ciencia ha desconocido ciertas diferencias fisiológicas que no se pueden ignorar. Muchos estudios clínicos y en ocasiones las dosis establecidas para tratamientos farmacológicos toman como estándar el organismo del hombre. En ese sentido, el experto hace un llamado para que la medicina, tradicionalmente dominada por ellos, no pase por alto las necesidades de las mujeres.
En efecto, este desconocimiento ha llevado a la ciencia a muchas equivocaciones como creer durante siglos que la glándula de Skene no tenía mayor función, cuando en realidad explica la eyaculación de las mujeres durante el orgasmo. Solo hasta 2002 la bautizaron como la próstata femenina.

Moalem no pretende decir quién es mejor, sino contar que ellas tienen una ventaja indiscutible en sus cuerpos. 

martes, 26 de mayo de 2020

Estereotipos y Roles




Por Evelyn Esquivel
En repetidas ocasiones, seguramente, hemos escuchado hablar acerca de los roles y estereotipos de género, volviéndose las grandes incógnitas: ¿qué significan esos términos?, ¿cómo diferenciamos uno del otro? o sí, ¿participo en la perpetuidad de estas conductas? Si alguna vez te has hecho estas preguntas, ¡estás en el lugar indicado! Aquí te decimos cómo identificarlos y contrarrestarlos.
Desde la antigüedad, el reparto de actividades entre mujeres y hombres se determinaba por las capacidades físicas y las características biológicas de cada uno de los géneros. En la actualidad y de acuerdo con los datos del Instituto Internacional de Nutrición y Ciencias del Deporte1, se ha demostrado que los hombres poseen mayor masa muscular, mayor masa ósea y menor contenido de grasa a diferencia de las mujeres. Por otro lado, un estudio realizado en la Universidad de Pensilvania (Estados Unidos2), muestra que las mujeres tienen actividad cerebral en medio del hemisferio derecho e izquierdo, implicando que tengan habilidades para el procesamiento de información que facilite la realización de múltiples tareas al mismo tiempo (multitasking). Dichas diferencias han sido transformadas por ideas socio – culturales que han establecido los lineamientos sobre las pautas que deben seguir los roles genéricos acerca de las expectativas de cada uno de ellos y las relaciones, incluso de subordinación, que hay entre mujeres y hombres, logrando que cada uno de los géneros se logre percibir individualmente con las características o cualidades que al paso de los años la sociedad ha atribuido para mujeres y hombres.

Hablar de roles y estereotipos de género implica entender el significado de cada uno de estos términos, razón por la cual, la Comisión Nacional de los Derechos Humanos ha definido el rol de género como los comportamientos, tareas y funciones que una persona debe desempeñar según su sexo, y que, por estar construidos social y culturalmente, pueden cambiar. Mientras tanto, el estereotipo de género se refiere a las creencias y atribuciones sociales sobre cómo debe ser y cómo debe comportarse cada género.

En palabras más sencillas, ambos se refieren a una construcción social, en donde el rol implica lo que se espera de una mujer o un hombre, mientras que el estereotipo es la “etiqueta” que define las características de cómo debe comportarse socialmente cada persona según su género.

Desde pequeñas y pequeños hemos atestiguado o sido partícipes de ciertas conductas sociales que marcan las diferencias entre mujeres y hombres, tan es así que al nacer se comienzan a realizar acciones que ponen etiquetas a cada persona; ya sea, desde el color de la ropa y los juguetes que nos compran hasta las figuras televisivas a seguir.

Es decir, si eres niña te vestimos de color rosa, te compramos muñecas y desearás ser una princesa que conozca a su príncipe azul y vivan felices para siempre. Si eres niño, te vestimos de color azul, te compramos carritos o balones de futbol y aspiramos a ser superhéroes que salven el mundo y realicen acciones importantes. Esto se ha transmitido de generación en generación como un patrón que supuestamente no debe romperse, y que, por lo tanto, cuando creces, sigues reproduciendo a través de diversas acciones que son “socialmente aceptables”, pero que no por ello significa que sean correctas.

Actualmente, existen diversos estereotipos de género que reproducimos de manera automática y que pasan desapercibidos porque son situaciones que hemos normalizado. El problema de los estereotipos no sólo radica en su existencia en sí, sino en la reproducción y transmisión de estas ideas de manera tal que se convierten en elementos de discriminación, cuyo fin es remarcar la desigualdad ya existente entre mujeres y hombres.

Si durante el desarrollo de tus actividades cotidianas, has dicho o escuchado a alguien decir alguna frase como: “¿todavía no te casas? Entonces ya te quedaste a vestir santos”; “los videojuegos no son para las niñas”; “los hombres no lloran”; “¿estás ayudando a las labores del hogar? Eres un mandilón”; “¿cuidas tu apariencia física? ¡No seas amanerado, eso es cosa de niñas!”; estás frente a estereotipos de género.

Pues una frase tan sencilla, como “¡Eso es cosa de niñas!” refleja una realidad en la que la sociedad, se considera con el derecho de emitir juicios de valor sobre las conductas y comportamientos de los demás, que repercuten en la limitación del pleno desarrollo de las mujeres en ámbitos familiares, sociales, profesionales y personales, llegando con ello a atentar contra la integridad y dignidad de las personas.

Por ello, el punto de partida para identificarlos y contrarrestarlos comienza con la promoción de acciones de participación e inclusión de las mujeres en diversos sectores que creen verdadera igualdad, equidad y respeto.

Por lo que, si te encuentras reproduciendo algún estereotipo de género, detente y piensa si en realidad es necesario emitir tu opinión. Si te das cuenta que lo que vas a decir puede incidir en el comportamiento, autoestima o integridad psicológica de quien te refieres de forma dañina, ¡no lo hagas! Uno de los mayores retos que tenemos como personas, es cambiar la mentalidad y la creencia tan arraigada de nuestra sociedad de que una mujer debe o puede hacer esto y un hombre puede o debe hacer aquello.

No basta con que los derechos de las mujeres se encuentren plasmados en el papel de las leyes. No basta con que se tomen medidas para intentar hacerlos valer. Las acciones que pueden marcar una diferencia positiva en la sociedad empiezan en cada uno de sus integrantes; comencemos por nuestra cuenta y por nuestros círculos cercanos; marcar la diferencia en la sociedad haciendo lo correcto es tarea de todas y todos.

1 Instituto Internacional de Nutrición y Ciencias del Deporte.
 https://iincd.com/composicion-corporal- sexo-edad/
2 “Brain Connectivity Study Reveals Striking Differences Between Men and 
Women”. Ragini Verma, PhD at Perelman School of Medicine at the 




Mujeres en la historia