La Cinemateca de Bogotá del Idartes, Proimágenes Colombia y la Temporada de Cine Colombiano invitan a compartir una tarde de cine colombiano en el Teatro Urbano del Centro Felicidad Chapinero.
Sábado 19 de julio de 2025
Centro Felicidad Chapinero Teatro Urbano · Piso -1 Calle 82 # 10-69
5:30 p. m.
Para mayores de 15 años Entrada libre hasta completar aforo
Descubra una historia inspiradora sobre el amor, el trabajo y las posibilidades de reinventar la vida a cualquier edad
La piel en primavera (Dir. Yennifer Uribe, 2024) Colombia, Chile. 100 min.
Sandra, la nueva guardia de seguridad en un centro comercial, se cruza en sus rutas diarias con un conductor de autobús, Javier. A través de diferentes experiencias de deseo, vive su propia liberación.
La Academia Colombiana de la Lengua incorpora por primera vez a una mujer afro: Mary Grueso
Tras 154 años de existencia, la Academia Colombiana de la
Lengua ha sumado por primera vez a una mujer afrocolombiana y a una
mujer indígena entre sus miembros correspondientes: la escritora y
docente Ana Cristina Mari Grueso Romero y la lingüista Bárbara Muelas,
del pueblo misak.
Hasta este nombramiento, ninguna persona negra ni indígena había
integrado la Academia, institución que, como señaló el periodista Daniel
Samper, ha sido históricamente “mayoritariamente blanca, andina y
masculina”.
Una historia de exclusión institucional
En una entrevista realizada a Blue Radio Mary contó que: “Solo ahora,
después de 154 años, me nombran a mí como primera persona negra para
formar parte de la Academia Colombiana de la Lengua”, señaló Ana
Cristina Mari Grueso en entrevista con Blu Radio. Consultada
sobre cuál será su papel en la institución, respondió con cautela: “No
le podría decir cuál va a ser mi misión. Tendría que llegar allá,
observar el entorno y mirar en qué cosas puedo intervenir. Sin haber
entrado, no podría decirles nada, sería mentirles”.
Grueso subrayó que su nombramiento no representa solo una trayectoria
personal, sino colectiva: “No solamente he llegado yo, sino que ha
llegado todo un grupo de personas en el cual han depositado sus voces en
mí para transmitir nuestra cultura, nuestra identidad, nuestro léxico”. Y
añadió: “Estamos trabajando para que no solamente haya una primera
mujer negra en la Academia de la Lengua, sino que vayan muchas personas,
hombres y mujeres, para mostrar cómo somos nosotros, cómo es nuestro
lenguaje, nuestra forma de ver el mundo”.
Grueso, nacida en Guapi y radicada en Buenaventura, ha sido maestra,
narradora oral, poeta y promotora de literatura infantil afrocolombiana.
Su obra incluye los libros Negra soy, Cuando los ancestros llaman y la serie de cuentos Pelito de Chacarrás, protagonizados por sus propios estudiantes afrodescendientes.
Bárbara Muelas: del silencio lingüístico al reconocimiento
Junto a Grueso, también fue nombrada Bárbara Muelas, lingüista
indígena misak nacida en Silvia, Cauca. Es la primera mujer indígena en
ser elegida por la Academia Colombiana de la Lengua. Su trabajo se ha
centrado en la documentación, traducción y pedagogía de la lengua misak,
originalmente oral.
En conversación con los periodistas de Mañanas Blu, Muelas
relató cómo fue encomendada por su comunidad para traducir al misak los
apartados étnicos de la Constitución de 1991: “Eso fue muy importante,
un desafío. Me obligué a hacerlo porque en ese momento estaba estudiando
lingüística y no había otra persona que lo hiciera. Las autoridades me
encomendaron la tarea, pero no sola: hicimos muchas reuniones
comunitarias”.
La traducción fue un proceso colectivo y creativo, en el que se
crearon neologismos para expresar conceptos constitucionales en una
lengua sin tradición escrita: “Todas las palabras que no estaban en la
lengua, las inventamos. Buscamos nuevos neologismos para poder escribir
de manera que correspondiera a nuestra lengua oral”.
Muelas también reflexionó sobre la exclusión histórica: “Estuvimos
excluidos por muchos años, por muchos siglos. Calificados como menores
de edad, salvajes, sin ningún derecho. Después de los derechos que se
ganaron en la Constitución, empezamos a trabajar nuestra lengua, a
escribirla para los niños y para la gente”.
Desde entonces, ha producido materiales pedagógicos, ha enseñado en
escuelas y ha participado en espacios universitarios donde difundió el
pensamiento y la lengua misak. Su trayectoria ha sido reconocida no solo
por su labor lingüística, sino también por ser parte del legado del
constituyente Lorenzo Muelas, su hermano, referente central en la
inclusión de los derechos indígenas en la Constitución del 91.
Un paso institucional con deudas pendientes
Los nombramientos de Grueso y Muelas, aunque tardíos, evidencian una
apertura institucional aún incipiente hacia el reconocimiento de la
diversidad cultural y lingüística de Colombia. La presencia de ambas
marca un punto de inflexión en una entidad que históricamente ha
concentrado el poder simbólico de la lengua en sectores específicos del
país.
Sus incorporaciones también plantean un desafío: no basta con
reconocer trayectorias individuales, sino que es necesario abrir la
puerta a procesos colectivos que garanticen el lugar de las lenguas,
hablas y literaturas afrodescendientes e indígenas en los espacios de
validación cultural.
Mujer, mereces paz. Mereces una vida donde puedas respirar hondo sin miedo, donde el descanso no sea un lujo, y donde nadie te obligue a tragarte el enojo.
Porque sí, también tienes derecho a la rabia. Al enojo, a la indignación, a gritar cuando algo duele. No eres menos por sentirlo. Eres humana. Eres cuerpo que ha resistido, voz que ha sido callada, corazón que ha seguido latiendo incluso en medio del caos.
Sanar no es callar. Sanar es mirar de frente, reconocer lo que dolió y, elegirte. Ir hacia dentro y encontrar algo más profundo: una paz que no significa rendirse, sino habitarte entera, sin culpa.
Encontrar la paz en un mundo que nos quiere agotadas no es rendirse. Es resistir. Es cuidarse. Es revolucionarse desde adentro.
Artemisia Gentileschi, una de las más artistas italianas más importantes del siglo XVII… Y también una de las más desconocidas. Suponemos que el hecho de ser mujer no jugó a su favor, pese a ser claramente superior a muchos de sus compañeros.
Gentileschi nació en Roma. Su padre Orazio también era artista, así que creció en una familia rodeada de pintores y escultores en los últimos coletazos del Renacimiento, en la mejor ciudad posible para el arte. A los 16 años decidió hacerse aprendiz de su padre, pese a que era impensable que una mujer ejerciera tal oficio. Orazio, orgulloso, y sabedor que la chica era ya mejor que él y el resto de pintores de Roma, accedió a darle nociones académicas.
Así que Gentileschi vivió una juventud feliz y plena. Todo perfecto hasta un día en el que con 19 años fue violada por un violador en serie, que se suponía iba a ser su maestro.