lunes, 25 de septiembre de 2017



LA NEGRA CASILDA


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CASILDA CUNDUMI DEMBELE nació en el año 1823 y murió en 1945 en PALMIRA VALLE COLOMBIA. Tuvo 14 hijos y 58 nietos a los que les heredó su gran legado.
HISTORIA
Casilda Cundumi más conocida como la Negra Casilda era proveniente de la región de Mali en África llegó en un barco con demás esclavos fue vendida en Cartagena a un español de nombre Pedro Gonzalez y revendida en las plantaciones de Caña Azúcar del Ingenio Manuelita en Palmira Valle. Fue una gran líder Negra cimarrona que también fue esclava en las plantaciones de caña de azúcar en Palmira. En el año de 1840 se fugó a las montañas entre Cerrito y Palmira en el Actual corregimiento de los Ceibos con 45 cimarrones más y se organizaron en un palenque dirigido por ella. Desde ese día ella con los demás Negros cimarrones empezaron a promover la fuga de otros esclavos. Aconteció un día que Casilda fue Capturada e iba hacer descuartizada para así meterles terror y miedo a los demás cimarrones para que no siguieran incitando a los demás esclavos a fugarse, pero ella con sus conocimientos de magia y brujería logro escapar para continuar liberando a su pueblo del yugo esclavista. El 21 de mayo de 1851 se firmó la abolición de la esclavitud en Colombia, pero lastimosamente esa abolición solo fue por partes porque en algunos lugares de el Valle del Cauca los Negros todavía eran perseguidos y esclavizados.
Casilda siempre fue una mujer guerrera que nunca se dejó humillar ni maltratar de ningún blanco. Era una esbelta alta muy hermosa y muy orgullosa de su raza. Siempre tuvo espíritu libre y guerrero y por eso huyó para liberar a su gente cuando apenas tenía 17 Años.
Casilda también aprendió a leer y escribir porque tuvo un romance con un español criollo el cual también fue padre de sus primeros 5 hijos. Él también fue intermediario para que los Negros de las demás haciendas se fugaran. Lo fusilaron el 7 de abril de 1857 en la plaza de Bolívar en Palmira Valle, por ayudar a los negros a escapar. Despues Casilda Tuvo Un Segundo marido Llamado Juan Gregorio Caicedo Caicedo, o Anatolio Chala Lucumí, hijo de africanos esclavizados (padre y madre). Nacido en Guapi, Cauca, Anatolio era curandero, brujo hechicero y también rebelde Que Despues De Ser declarado liberto Salio de Guapí En Busca de Una Nueva Oportunidad de Vida en Cali Donde se encontró con Varios paisanos Que lo llevaron A Trabajar Como jornalero en el Ingenio Manuelita en Palmira, Donde conocio a Casilda. Se enamoraron, se casaron y tuvieron 9 hijos.
Un día Casilda se encontró a su padre que era hougan o sacerdote vudú el cual con sus Conocimientos ocultos le ayudó para que siguiera con la causa negra para que al fin su sueño de libertad se hiciera realidad. Un día Casilda se infiltró como esclava en las plantaciones de caña y les dio un polvo tóxico a los esclavos para que cuando terminará su día de trabajo se lo echaran a todo blanco que vieran para asi poder escapar y hacer el ejército negro más fuerte. El 14 de febrero 1862 Casilda con 200 Negros cimarrones lograron vencer al ejercito criollo en Palmira Valle. Fue un Día glorioso para todos los negros cimarrones que Llevaban más 20 años luchando por su libertad.
CASILDA CUNDUMI DEMBELE O LA NEGRA CASILDA
fue la verdadera libertadora de los negros del Valle del Cauca. Murió a la edad de 123 Años En Palmira, Valle, Colombia.
Por: Nicolás Hernández Contreras.

viernes, 22 de septiembre de 2017



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Alista la bici porque este 28, 29 y 30 de septiembre salimos a pedalear en el Ciclopaseo Patrimonial con Mujeres. Acompáñanos en un recorrido por monumentos de mujeres que dejaron huella en Bogotá. Pre inscríbete aquí:https://docs.google.com/forms/d/e/1FAIpQLSc7Itt-vyHgMLT7ae1HcmpF_GobkhUKENbNikpQ2x8P6emzsg/viewform — con Maria Del Pilar Mena.

jueves, 21 de septiembre de 2017

Bogotá y Paz 




Foro Nacional Mujeres por el Desarme +VIDA -ARMAS por Liga Internacional de Mujeres por la Paz y la Libertad -LIMPAL Colombia



FECHA Y HORA

UBICACIÓN

Cra. 19b #24-86
Centro de Memoria, Paz y Reconciliación (Bogotá)
Bogotá, Bogotá 111411

DESCRIPCIÓN

La Campaña Nacional “Mujeres por el Desarme: +Vida –Armas, busca incentivar en la opinión pública, en la sociedad civil y en las Entidades del Estado la importancia del control sobre las armas pequeñas y ligeras para la prevención de la violencia armada contra las mujeres.
La realización del Foro Nacional, hace parte de la Fase de Debateen el desarrollo de la Campaña, este espacio de formación dirigido a todas las personas interesadas, sin discriminación alguna. Se plantea como un espacio para socializar con expertas y expertos al rededor de temas como: i. la proliferación de armas pequeñas y ligeras dentro de la población civil, ii. el aumento de feminicidios por uso de armas de fuego y iii. el impacto que tiene el desarme de la población civil y la dejación de armas de las Farc en la vida de las mujeres.
De igual forma, se socializará el informe anual de seguimiento a la Resolución 1325 elaborado por LIMPAL y el informe conjunto sobre la misma Resolución realizado por la Coalición 1325, además de publicaciones de las organizaciones aliadas.









lunes, 11 de septiembre de 2017

Nuevas masculinidades 

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Trabajando por la transformación social. Estas son las nuevas generaciones!!!

miércoles, 6 de septiembre de 2017

Mundo  Mujer 

Malala anima a jóvenes a usar las redes sociales como arma política

La activista paquistaní participó de un encuentro con estudiantes del Instituto Tecnológico de Monterrey en Ciudad México (México).
Agencia EFE
La premio Nobel de la Paz Malala Yousafzai avisó de los peligros de las redes sociales como generadoras de conductas xenófobas y animó a los jóvenes a utilizarlas para causas políticas en su primera visita a América Latina.
En Ciudad de México, la activista y filántropa paquistaní exhortó a los jóvenes a utilizar las redes sociales en "aquellos temas que verdaderamente importan" como la igualdad, los derechos de la mujer y la educación.
La joven, de tan solo veinte años, advirtió del peligro de la propagación de pensamientos discriminatorios que pueden generar las redes sociales y los medios de comunicación.
De seguir así, "vamos a empezar a pensar que hay que odiar a los mexicanos, a los musulmanes, a los católicos", lamentó en la conferencia de prensa que dio en el Instituto Tecnológico y de Estudios Superiores de Monterrey, en Ciudad de México
Gracias a la tecnología y a un mundo hiperconectado, "los jóvenes pueden estar más involucrados en la política de los países".
"La tecnología tiene muchos usos", afirmó. "Puedes hacerte un selfie o usarla para crear campañas de concienciación", dijo.
Sobre las conductas xenófobas del presidente de Estados Unidos, Donald Trump, propenso a manifestarse en redes sociales, la joven expresó que la discriminación a la que somete a México "no es correcta".
"Tenemos que seguir nuestra tradición, cultura y nacionalidad pero el odio debe ser inaceptable, daña mucho a los individuos", aseveró.
Asimismo, Malala se mostró preocupada por la situación de las mujeres en América Latina y en el mundo y apeló a la educación, "que debe ser un derecho humano para todos los niños", como punta de lanza para detener esta tendencia.
Para ella, "cuando una mujer recibe educación se da cuenta de lo valiosa que es siendo independiente".
"Los hombres y las mujeres son iguales pero las mujeres son más poderosas que los hombres", afirmó la joven argumentando que Dios le confirió el poder de soportar el dolor de dar a luz.
Inmediatamente, la defensora de los derechos civiles originaria del valle de Swat matizó sus palabras: "No es que discrimine al hombre, solo digo que las mujeres pueden hacer cualquier cosa".
"El otro problema" reside en una cuestión de confianza de las propias mujeres.
"Las mujeres en sí no avanzan, no creen en sí mismas", afirmó Malala, asegurando que "la debilidad" a la que se han visto vinculadas históricamente no debe frenarlas.
"Muchas mujeres no son conscientes de sus propios derechos", aseguró la persona más joven en recibir el Premio Nobel en la historia del galardón, obteniéndolo en 2014, con tan solo 17 años de edad.
Malala comenzó a "alzar la voz" a sus once años al resistir a los terroristas talibanes cuando estos comenzaron a entrar en la región paquistaní, prohibiendo el acceso a la escuela a miles de niñas.
Malala colaboró como bloguera para la cadena inglesa BBC bajo un seudónimo que le permitía hablar al mundo de los horrores a los que su pueblo se veía sometido.
"Los ventajas son incontables para un país que educa a sus niños", expresó la joven, que recientemente se matriculó en la Universidad de Oxford.
También se mostró preocupada por los recientes desplazamientos de "niñas y familias" refugiadas de países de América Latina, quienes tocan la puerta a las fronteras de México y Estados Unidos.
Valoró como "positivo" el trabajo de la administración del presidente mexicano, Enrique Peña Nieto, con quien se reunió en la residencia de Los Pinos.
A esto, agregó que "todavía falta un gran trecho que andar" y que México tiene todavía que desarrollarse.
Malala se mira en ilustres defensores de la igualdad como Nelson Mandela, Mahatma Gandhi o Martin Luther King Jr, pero también en muchos otros líderes que aparecen cada día en cada rincón del mundo.




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martes, 5 de septiembre de 2017

Localidades 

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Serie fotográfica sobre las Madres de Soacha gana premio internacional


Viernes 1ro de septiembre de 2017

La serie ’Madres Terra’, del fotógrafo cartagenero Carlos Saavedra, es la memoria del duelo de ocho mujeres madres de los denominados ’Falsos positivos de Soacha’. Las fotos fueron tomadas en la zona rural del municipio y han circulado por Nueva York, Los Ángeles, Londres, Francia, Washington, Ciudad de México y Daca.



Carlos Saavedra es el primer fotógrafo colombiano que obtiene el premio ’Everyday Heroine Award grant’, otorgado por la Fundación Youmanity de Londres y la reciben aquellos fotógrafos capaces de capturar y convertirse en la voz de mujeres comunes y corrientes, cuya historia pasa desapercibida. El trabajo es contar la historia de estas mujeres, cambiando la forma en la cual se perciben las heroínas del día a día.
El periodista Felipe Sánchez Villareal, dialogó así con el fotógrafo:
¿Cómo fue el proceso de diálogo con las madres para hacer los retratos?
Yo les vine con la idea, pero digamos que a las madres lo que más les interesa es que su historia se sepa. Esa es su lucha: que la gente conozca su historia. Empecé a hablar con ellas, les dije que tenía este proyecto y les comenté sobre mis otras series, los trabajos con mujeres del campo y les dije que me gustaría enterrarlas. Al principio quedaron desconcertadas. Pero les expliqué que se trataba más de un renacimiento que de un entierro, que se trataba de esa tensión en las fotos en la que no se sabe si están sumergiéndose o saliendo, que era un tema ritualístico.
Obviamente para ellas no fue fácil estar en esa situación, porque les traía un montón de memorias. Y pasaron diferentes cosas. Algunas de ellas habían pasado por procesos de arte antes, entonces ya se habían acostumbrado a abrirse. Hay una cierta catarsis en ellas.
¿Qué fue lo que más te tocó de sus historias?
Hay un tema en Soacha y es la limpieza social. Los "falsos positivos" fueron una modalidad de limpieza social. Ha pasado en todos los lugares de Colombia, sigue pasando. Pero lo particular allí fue que usaron esa limpieza para juntar positivos. Entonces, yo siempre he pensado que, aunque hubo diferentes tipos de "falsos positivos", los de Soacha fueron particulares: eran chicos que, para las autoridades, "no importaban", "no eran relevantes para la sociedad", "tenían problemas". Los agarraron y los convirtieron en positivos amparados en las mismas modalidades de limpieza social que siempre han dominado sus barrios.
Eso sigue pasando todos los días allí: madres que dicen "se me desapareció mi hijo" van a todos lados, a las UPJ, a las autoridades y no, no están. Y es duro que sean tan normales para nosotros esas historias de guerra y desaparición. Varias de ellas fueron desplazadas por la violencia, llegaron a Soacha y les pasó esto. Un dolor doble.

¿Dónde fue la sesión? ¿Qué tierra es esa?
Allá, en Soacha. Y la tierra era tierra que nos prestaban de los cultivos de fresa y demás que hay arriba de Soacha. Quería que se sintieran cómodas con su entorno, aunque muchas de ellas son desplazadas de otros lugares y llegaron a Soacha buscando otra vida.

En el caso de estas madres no parece solo una tierra fértil sino seca, como de entierro. Es como si estuvieran siendo cultivadas al tiempo que enterradas. ¿Pensaste en ese doble registro?
La muerte, por nuestro miedo, no se toca mucho. Pero hay que asumirla, porque sucede y tiene un significado. Lo particular de este caso en Soacha es que no se supieron detalles. Pero la tierra no era seca, esa tierra de las imágenes era toda tierra que nos prestaban. Era muy fértil, tierra de arado. Siempre subíamos arriba de Soacha, donde hay plantaciones de fresa, papa, todo, y nos prestaban esa tierra. Y es algo que es muy ancestral: la tierra produce vida, como el vientre materno. Ahí en la serie también mi idea era jugar con esa doble lectura, con esos símbolos.
Lea reportaje completo: ’Este fotógrafo enterró a las madres de Soacha para suturar sus heridas’ Felipe Sánchez Villarreal http://bit.ly/2erO9w1
Fotografía: Carlos Saavedra, serie ’Madre Terra’, ganadora del premio ’Everyday Heroine Award grant’

lunes, 4 de septiembre de 2017


Opinión

Por Montserrat Pérez
A las mujeres también se nos enseñó cómo mirar a otras mujeres. No desde la sexualización para el uso propio, sino desde otra mirada: la del juicio, la comparación, la burla. Hace ya un tiempo lo pensaba. Incluso, como mujer gorda que estudió en una escuela de niñas hasta la secundaria, sé que esa mirada me acompañó por muchos años. Aún más, se volvió parte de mi cotidianidad y sé perfectamente que la he replicado, porque sí, a veces me atrapo a mí misma teniendo pensamientos que acompañan esa mirada.
Llevo días pensando en esto, ¿saben? El fin de semana pasado estuve en un evento lleno de mujeres, específicamente mujeres jóvenes, adolescentes, niñas, pero también mujeres adultas y las observé. Nos observé. Y, sin importar que todas estuviésemos en ese lugar para bailar y divertirnos, cantar, etcétera, en los pasillos, de la nada, una que otra soltaba ESA mirada.
¿Cómo nos enseñaron a mirarnos?
Es una mirada de lado, casi siempre. Si es de frente, usualmente inicia en los pies y termina en el rostro. Viene acompañada de una mueca, a veces de burla, a veces de asco, a veces de algo que no se sabe qué es, pero molesta, duele. No sé en qué momento la aprendí, ni en qué momento la aprendieron mis compañeras de la primaria, pero lo introyectamos y lo repetimos por años y años.
La respuesta a esa mirada es pensar: “¿qué me ve?” y responder con otra mirada, agresiva, o con una agresión directa. Es una danza de miradas en las que no nos encontramos nunca, que no permite que nos acerquemos ni que generemos lazos de convivencia sanos. Marcamos una especie de “superioridad” con esta mirada, ¿en qué sentido? Pues depende, pero en general se refieren a cosas como el color de piel, la ropa que usamos y nuestra cuerpa. O sea, racismo, clasismo, capacitismo y gordafobia.
Es una competencia absurda, que, en realidad, se basa en qué tan atractivas somos para los varones, porque, de otra manera, ¿por qué lo haríamos? ¿Qué más nos da si una se pone un escote o si otra se pinta el cabello de amarillo o si otra es talla 22? ¿En qué nos reditúa? En nada, pero igual funciona para marcar diferencias, para decir: “yo no soy como ella”.

Sacarse los cristales de los ojos
¿Conocen este cuento de La Reina de las Nieves? Bueno, se merece también todo un análisis sobre patriarcado, pero no ahora. El punto es que en la historia, un trozo pequeñísimo de vidrio entra en el ojo de un niño y él queda bajo una especie de hechizo. Sólo es cuando lo expulsa que regresa a ser lo que realmente era y tiene la posibilidad de volver a casa.
Bueno, pues me gusta esa metáfora para este tema. En los feminismos, cuando analizamos lo que sucede a nuestro alrededor, nos dicen y a veces decimos que se trata de ponernos las gafas violeta. Sin embargo, me parece que se queda corto. Creo que va más allá de ponerse algo sobre los ojos. Es, como en el cuento, quitarse los cristalitos de prejuicios y violencias interiorizadas, llorarlos, expulsarlos poco a poco.
Y es que mientras más avanzo en este camino, más me doy cuenta de todo el daño que nos hace esta separación entre nosotras y lo malévolo que es. Porque tenernos separadas implica que no podemos confiar en otra mujer, que nunca le vamos a dar prioridad a una mujer sobre un varón, que no vamos a generar solidaridad, sino todo lo contrario. En este sistema, una amiga, una amante, una compañera, una aliada política puede significar la diferencia entre la vida y la muerte, significa tener a alguien a quien mandarle un mensaje diciéndole que llegamos bien a casa, un abrazo sin intenciones ocultas, una charla sanadora.
Yo he sentido como esos cristales han ido saliendo de mis ojos y veo el cambio significativo en mi vida, en mis relaciones, en mi forma de disfrutar el mundo. Antes le temía terriblemente a que otras mujeres me juzgaran, lo cual me ponía a la defensiva, no confiaba realmente, le daba más atención a los hombres, pensaba que eran “más sinceros”. Ahora me doy cuenta de que no, más bien es que era un mandato, algo que acaté sin darle mucho pensamiento, porque sí, hubo muchas mujeres que me agredieron en la vida por cómo me veo y por lo que soy.
Sin embargo, cuando lo analizo, me doy cuenta de que ellas también estaban socializadas para ser así, que lo aprendieron de todo lo que las rodeaba y eso me ha permitido sanar y entender contextos. También este análisis me ha permitido entender que no puedo perdonar TODAS esa violencias que viví y que, no, no tengo por qué generar alianzas con TODAS las mujeres con las que me topo.
Es decir, esta idea de la sororidad ciega, también es peligrosa, nos hace sentir que tenemos que permitir todo en pos de esas relaciones con otras mujeres y que todas hay que meternos en el mismo saco, sin ver justamente, que algunas seguirán replicando violencias u ocupando espacios que no les corresponden. Además de que ve las críticas a situaciones sistémicas como algo negativo. Y, no, no se trata de eso.
Imagen: http://thefingerfuckingfemalefury.tumblr.com
Amar a otras, amarme a mí
Verme al espejo es un ejercicio diario. Lo hago de manera consciente y con un objetivo: verme yo, con mis ojos nuevos, ya sin esos cristales de violencias (o con menos, tal vez). Es un trabajo que llevo haciendo desde hace algunos años, pero ahora con más intención. ¿Qué veo cuando me veo? A veces veo eso que me dijeron toda la vida y que a veces se aparece en la mirada de juicio de alguien por ahí, especialmente sale a flote toda mi gordafobia.
Sin embargo, a veces me veo yo y veo una mujer que ha superado violencias sexuales, físicas, emocionales. Veo unas piernas que han caminado cientos de kilómetros, fuertes, con cicatrices de esos caminos andados. Veo mis estrías como tatuajes naturales que me recuerdan cómo crecí, cómo mi cuerpa se ha ido acomodando poco a poco. Veo mi rostro como es, con sus nuevas arrugas y ojeras. Me veo toda, todita y sonrío.
Cuando salgo a la calle, ya no voy mirando a otras mujeres, no así, pues. Claro que las noto. Ah, esa chica está muy pegada al borde de la banqueta, oh, a ella la está mirando ese tipo, creo que le diré, pero ya no es como antes. No voy buscando “defectos”, ni comparando a nadie con nadie, de hecho me parece que no hay valor más fascista que el de la “belleza” patriarcal capitalista. Porque ninguna será jamás esa mujer perfecta, es solamente un objetivo inalcanzable que nos mantiene cansadas, tristes, enfermas y aisladas.
Esto implica que ahora mis relaciones con otras mujeres son diferentes. Me asombran todas las cosas que hacen mis amigas, mis primas, mis hermanas, mis sobrinas, mis maestras. Veo ahora sus historias como testimonios de resistencia, me alegro de sus victorias, sonrío cuando las veo felices, pero también me duelen más sus dolores, me encolerizan más las violencias que viven.
No soporto ver cuando algo las lastima y me aterroriza pensar en todos los peligros del mundo patriarcal. Sin embargo, he convertido estos miedos en acciones. Creo que todas las mujeres en mi vida saben que estoy para ellas, que no importa la hora ni el día ni nada, voy a estar, a veces más, a veces menos, pero al menos podrán saber que las amo y que pueden contar conmigo. Al menos eso espero. Porque estos ojos con los que las veo ahora, brillan cuando pienso en lo maravillosas que son.
Imagen: Facebook

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