martes, 19 de febrero de 2019


Hablar de violación

"Nos han violado". Publicamos el primer texto en el que aquello se dijo en México, desafiando todos los poderes. Una de las reflexiones más profundas sobre la violencia contra las mujeres y la justicia patriarcal que puedan leerse. 
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Isabel Vericat Núñez es pensadora, escritora y traductora. Nacida en España, reside en México desde hace décadas. A finales de los 80, sufrió una violación junto a tres amigas en una habitación de hotel en un pueblo en el estado de Morelos. Cuatro hombres, una sobre cada una de ellas. Y lo que vino después: impunidad, culpa, exigencia de silencio. El texto de Isabel es un profundo acto de rebeldía, en un momento donde denunciar era impensable. Hoy somos más fuertes, aunque la realidad se revuelva en atroces formas de violencia, gracias a quienes alzaron la voz y rompieron el pacto de silencio. Sus pasos la llevaron también a Ciudad Juárez a inicios de los dos mil. Junto a otras, empezaron a nombrar: "Feminicidio". 
En el primer texto, Posdata, escrito hace unos meses como introducción, Isabel contextualiza aquel tiempo y dialoga con el actual. Contrastes, victorias y dolores compartidos. Y, más abajo, publicamos su texto íntegro, tal como apareció en el Suplemento Cultural de la Jornada el 7 de agosto de 1988. Dada su longitud, facilitamos la descarga como ebook y en pdf. 
Para nosotras, este texto es una de las reflexiones más profundas sobre la violencia que pueden leerse. Y sobre el funcionamiento de la justicia patriarcal. 
(Fotografía: Lisbeth Hernández)
POSDATA 
Cuando escribí este testimonio hace más de 30 años, yo era otra y el mundo era otro. Ahora, cuando lo releo, vuelvo a revivir pensamientos y experiencias de entonces y siento que lo escribieron muchas mujeres a través de mí.
El mundo es también otro, hemos cambiado hasta de siglo, y las vidas de las mujeres son un signo de estos tiempos: más vulnerables en sus cuerpos, más perseguidas, pero con una fuerza colectiva mucho mayor que ha roto el silencio y ya nadie acalla. 

(“La constante son los cambios; lo que no cambia no existe”, dice un principio oriental que aquí propongo como principio-esperanza.) 

En un intento de contextualizar el entonces –años ochenta del siglo XX- y el ahora –siglo XXI, más de 30 años después- que viven las mujeres agredidas sexualmente, sintetizaré unos cuantos puntos que marcan diferencias profundas en la denuncia y la vivencia de las violencias sexuales y otras entre aquella época y la actual: 

-Nuevos conceptos, nuevos nombres:
Género, palabra que empezó a despuntar a fines de los setenta como concepto teórico y académico –gender- y que en los 80 aún no sabíamos cómo traducir al castellano. No hablábamos de violencia de género, por ejemplo, para abordar la violación.
Feminicidio, palabra que nombra los asesinatos de mujeres por el solo hecho de serlo, empieza a circular ya iniciada la primera década del siglo XXI. Nosotras así empezamos a nombrar los asesinatos de mujeres en Ciudad Juárez en el año 2003, aunque en la variante de femicidio. 

Heteropatriarcado, término que no existía ni se usaba hasta los últimos años y que se ha vuelto fundamental para señalar la naturalización de la violencia contra la mujer sobre la que se asienta el sistema socio-cultural en el que vivimos inmersas.  

-“El NO de la mujer no vale nada”, ahora se grita en la calle con la fuerza de la voz colectiva: 
porque NO, 
que te dije que NO, 
pendejo NO, 
mi cuerpo es mío, 
yo decido, 
tengo autonomía, yo soy mía 

denotando y expresando cambios profundos en la vivencia de la sexualidad y los cuerpos por las mujeres. 

-La Red, Internet, que nos ha fortalecido para unirnos, organizarnos, comunicarnos, como si de “lo personal es político” hubiéramos pasado a “lo individual es colectivo”. Publicar ideas, pensamientos, emociones y denuncias es liberador y nos fortalece, de modo que vuelve inverosímil o ridículo el hecho de que este texto sobre la violación tuviera tantas dificultades de censura masculina y se publicará, a través de influencias, hasta un año después de haberlo entregado. 

Es notable que ninguno de los factores positivos mencionados hasta ahora haya alterado el producto de la impunidad, que sigue siendo la constante en cualquier asesinato-descuartizamiento-violación-acoso-abuso-violencia sexual y de todo tipo contra las mujeres, a pesar de que se ha ido creando una “cultura de la denuncia” de lo que antes se vivía con vergüenza, miedo y en la clandestinidad. 

En el país de los feminicidios, podría parecer que si SÓLO te violan corres con suerte… Desde los años 90 del siglo XX, ha habido un aumento tal de los asesinatos de mujeres, no sólo en algunas regiones sino en todo el país, que se podría hablar de un cambio cualitativo, de una normalización y de una guerra librada en el cuerpo de las mujeres.

Isabel Vericat 
Octubre de 2018.
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Hablar de violación 
Publicación original: 7 de agosto de 1988 – Suplemento cultural de La Jornada, México

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