domingo, 6 de junio de 2021

ESTILO DE VIDA

Mujeres vistiendo vaqueros en fotografías de los 1940

Hay gente que no entiende lo trascendental que puede llegar a ser la moda, que no entiende el valor (y los valores) que puede encerrar una prenda tan sencilla como un pantalón vaquero.

De muchas formas, lo que nos ponemos nos define y da una información sobre nosotros de la que alguien, con criterio y capacidad de observación, puede recabar datos valiosos sobre qué somos o cómo somos.

 

 

Si bien es cierto que las apariencias engañan la mayoría de las veces, también lo es que hay gente que utiliza su ropa como herramienta de reivindicación o como una herramienta de expresión.

Puede que elijamos vestirnos de negro para expresar un estado de ánimo concreto pero no necesariamente el que crean los demás; habrá diversidad de opiniones entre los que piensen que alguien de negro es siniestro, los que piensen que quizás sea intenso o los que piensen que con en el negro nunca se falla.

Por todo esto, ¿hasta qué punto un pantalón vaquero puede ser un síntoma de revolución o de protesta?

El mono y los pantalones de mezclilla, llamados petos, eran una prenda de vestir necesaria para tareas laboriosas. La Segunda Guerra Mundial hizo que los jeans azules fueran más populares cuando las trabajadoras se fueron a las fábricas y las llamadas 'Land Girls' trabajaron en granjas.

De alguna manera esa prenda estaba asociada a trabajos que realizaban, normalmente, los hombres. 

Los jeans azules de hombre tenían un corte holgado, una entrepierna larga y un puño ancho enrollado. Los jeans de corte de mujer tenían una pierna estrecha (que todavía era bastante cuadrada), cadera curva y una cremallera lateral. Algunas versiones para mujeres tenían botones como los pantalones de marinero de los hombres.

 

 

En 1948, Wrangler inventó los jeans con cremallera frontal para mujer. A las mujeres no les gustó la nueva cremallera frontal, al menos no hasta la década de 1950.

Lo que dejan patente estas fotos es que las mujeres llevan muchos años "llevando los pantalones" y que, en aquella época, era un paso adelante romper ciertos esquemas sociales y ciertas ideas preconcebidas que seguían creando absurdas segregaciones sexistas.

Cualquier lanza rota en pro de la igualdad nos vale, y esa lanza puede adquirir mil formas, incluso la de unos sencillos pantalones vaqueros.



 


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