En ocasiones pareciera muy lejano y hasta etéreo todo lo que enfrentaron, soportaron y superaron las mujeres que lucharon por nuestros derechos civiles, políticos y reproductivos en décadas anteriores. Por momentos se puede llegar a pensar erróneamente que siempre lo hemos tenido todo, que hoy en día ya lo tenemos todo. Nada más lejos de la verdad.
Pienso en ello al ver “The First Lady” (La primera dama), una serie de la cadena Showtime que narra cómo asumieron ese rol tan importante y muchas veces menospreciado Eleanor Roosevelt, Betty Ford y Michelle Obama, interpretadas por Gilian Anderson, Michelle Pfeiffer y Viola Davis, respectivamente.
Digo menospreciado porque es un cargo que no tiene obligaciones oficiales ni es remunerado, pero que está siempre bajo la mirada de todos. Además, la primera dama no suele desempeñar ningún empleo fuera de la Casa Blanca, por eso sorprendió a muchos cuando Jill Biden, actual primera dama de los Estados Unidos, dijo que seguiría ejerciendo como profesora en la Universidad de Northern Virginia.
Pese a vivir en épocas distintas, (los años 30, 70 y 2000) todas tuvieron que alzar la voz para que no tomaran por sentado sus ideas y opiniones, demostraron, pese a la oposición de muchos “asesores”, sus capacidades para hacer más que posar en una foto junto a sus esposos u organizar cenas y eventos sociales.
Fueron atrevidas y valientes al hablar de temas que aún son estigmatizados por la sociedad: querer tener una carrera, no solo ser esposas y madres, la salud mental, priorizarnos a nosotras mismas y el hecho de que las mujeres tengan ideales y propósitos.
Al ver la serie y tal como explican analistas, el cambio radical del cargo en Estados Unidos se vio desde los 70 en adelante cuando Betty Ford abogó por el feminismo hablando sin miedo del derecho al aborto y defendiendo la necesidad de la remuneración igualitaria entre hombres y mujeres.
No es coincidencia que al crear esta serie se hayan elegido a estos tres perfiles pues su trabajo sociopolítico fue fundamental para superar la crisis de cada momento: la Gran Depresión (años 30), la lucha por la ratificación de la Enmienda de Igualdad de Derechos (años 70), la Gran Recesión (2008) y la crisis que siempre ha existido en la historia de la humanidad: la lucha de las mujeres por sus derechos humanos.
Son muchas las frases poderosas e inspiradoras que se pueden encontrar en los ocho episodios, dos de mis favoritas fueron:
“Quisiera recordarle a las mujeres que una gana fuerza, valor y confianza en sí misma con cada experiencia en la que una se detiene a mirar el miedo a la cara. Eres capaz de decirte a ti misma: ‘he sobrevivido a este horror, puedo soportar lo que venga’. Debes hacer lo que crees que no puedes hacer”. Eleanor Roosevelt
“No creo que ser primera dama deba impedirme expresar mis ideas. Ser una dama no requiere guardar silencio”. Betty Ford
Se podría decir que en América Latina no se ha visto mayor avance del papel desde el trabajo de Eva Perón en Argentina, empezando por el tratamiento que la prensa aún hace de ellas al disminuirlas a un “mejor vestida”, “más glamorosa” o sencillamente ignorando lo que hacen. Tampoco nos enseñan en los colegios todo lo que este rol puede llegar a representar.
Que sus ideas humanistas y en pro del futuro no están vinculadas al hecho de tener que ser mujeres jóvenes o no, pues en el caso de las primeras damas de la serie, todas llegaron a la Casa Blanca siendo mayores de 40 años. Roosevelt con 49, Ford con 56 y Obama con 44.
Pienso que será interesante ver cómo ejercerá el cargo Irina Karamanos, pareja de Gabriel Boric y nueva primera dama de Chile, quien en un principio señaló que no aceptaría el rol, pero después aseguró que “hay que darle un giro diferente y más contemporáneo a este papel, despersonalizarlo. Y esto va a significar cambiar la relación con el poder”.
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