Granos de arena para la equidad de género en la ciencia
Iniciativas buscan abrir espacios donde la participación de mujeres en calidad de expertas sea tan natural como la aportación de los hombres.
La iniciativa fue presentada a principios de diciembre del año 2021, pero nació en plena pandemia en 2020.Pixabay
Una fotografía. Blanco y negro. Tres personas. Su mirada da una orden al hombre que está enfrente, su dedo señala algo en el papel y una mujer a su lado toma nota. Un cuadro detiene el tiempo en ese instante. Ella es Carmen Miró, reconocida internacionalmente como primera experta en población en América Latina.
En la sala de reuniones que lleva su nombre, en el Centro Internacional de Estudios Políticos y Sociales (Cieps AIP) de Panamá, la politóloga e investigadora asociada Claire Nevache habla sobre “No sin mujeres”, una iniciativa para que los nombres de las Carmen Miró de hoy, vengan de forma natural a la mente de quienes buscan voces en calidad de expertas. La iniciativa fue presentada a principios de diciembre del año 2021, pero nació en plena pandemia en 2020, cuando los afiches de webinars que circulaban en redes sociales, hicieron evidente la ausencia de mujeres en los paneles, incluso en temas tan propios como el parto y la lactancia materna. Para Nevache y sus colegas, así como para quienes comentaban en redes sociales, era obvio que un panel formado solo por hombres era algo del pasado, y no porque su trayectoria o brillantez estuvieran en duda. “El tema es que hay muchísimas mujeres expertas profesionales, científicas, con un recorrido, una trayectoria, que nunca han estado en el espacio público. Como nunca han estado, no se les conoce, entonces cuando organizas un evento, no piensas en ellas”, comenta Nevache. En un principio la idea era llamar a personas en puestos de responsabilidad y proponerles hacer el compromiso de no participar en paneles de más de dos expertos, sin que hubiese al menos una mujer en la misma calidad, pero rápidamente el formulario donde los hombres se inscribían empezó a circular por WhatsApp, dice Nevache. “Realmente hubo entusiasmo tanto por parte de los hombres como por parte de las mujeres y la gente se apropió de la herramienta. No hubo que convencerlos. De todos los hombres que llamamos, te puedo decir que muy cerca de un 100 por 100 nos dijo que sí. Sin pensarlo”. Hoy, más de 150 mujeres forman el directorio de expertas, entre las que se encuentran biólogas, médicas, científicas sociales y ambientalistas, como Carmenza Spadafora, Olga Barrera, Marixa Lasso y Rachel Graham, por mencionar algunas. Además, cuenta con el respaldo de expertos como el secretario nacional de la Secretaría Nacional de Ciencia, Tecnología e Innovación (Senacyt), Eduardo Ortega-Barría, Jorge Arosemena y Rolando Gittens, entre otros que promueven prácticas de paridad. El portal nosinmujerespanama.org es interactivo y se pueden seguir inscribiendo hombres y mujeres. Condicionantes Este proyecto es apenas un grano de arena para el trabajo que conlleva superar las limitantes que enfrentan las mujeres, también en la ciencia. De acuerdo con el estudio “Diagnóstico de género sobre la participación de las mujeres en la ciencia en Panamá”, publicado en 2019, todavía hay brechas en diferentes ámbitos, a pesar de la percepción de que no es así. “Hay un discurso generalizado de que las mujeres ya estamos ocupando todos los lugares en la ciencia, y esto todavía no es una realidad, es un espejismo”, explica una de las autoras, la doctora Eugenia Rodríguez Blanco, antropóloga social e investigadora asociada al Cieps AIP Panamá. En el estudio, las investigadoras identificaron los condicionantes de género que impiden que las mujeres puedan participar con las mismas oportunidades que los hombres. Rodríguez Blanco destaca cuatro: los estereotipos de género, la carga que llevan las mujeres en relación con las labores domésticas y de cuidado, instituciones científicas marcadamente androcéntricas, y el estereotipo de género en cuanto a la capacidad de liderazgo de las mujeres. El tercer condicionante toma relevancia después de las denuncias de abuso y acoso sexual en el Instituto Smithsonian de Investigaciones Tropicales en Panamá (STRI), a principios de diciembre de 2021. “Eso tiene que ver con las dinámicas de dominación masculina a las que hago referencia”, comenta Rodríguez Blanco, y agrega que “en las instituciones científicas y académicas hay acoso y esta es una realidad que pocas veces se da a conocer”. Desde la academia, Aracelly de León, directora del Instituto de la Mujer de la Universidad de Panamá (Imup) tiene como compromiso lograr una política de género en ese centro de estudios superiores. “Con mucha vergüenza debo confesar que antes de la pandemia se acercaban estudiantes a quejarse de situaciones como esta”, comenta. “Sé que otras universidades tienen un protocolo, voy a tratar de que ese protocolo también se desarrolle en la Universidad de Panamá”, dice la directora de Imup. El siguiente paso es generar estrategias, sobre todo a raíz de la iniciativa de la Universidad Nacional Autónoma de México y de la Universidad de Chile de que los rectores de todas las macrouniversidades de América Latina firmaran una declaración de cero tolerancia a la violencia hacia las mujeres en todas sus formas. La equidad aún es un espejismo, pero se avanza. Rodríguez Blanco lo reconoce en iniciativas como “No sin Mujeres”, y dentro del movimiento Ciencia en Panamá, en donde un grupo de mujeres está colocando los asuntos de género en la primera línea, y aporta esa mirada feminista y de género en los temas que se discuten en el movimiento, posicionándose sobre la falta de equidad en la participación de las mujeres en la ciencia, y pronunciándose sobre denuncias como las del Smithsonian. Así, poco a poco cambia el panorama para las mujeres científicas de hoy, modelos para las niñas de generaciones futuras, semilleros de Carmen Miró, ya no solo en las ciencias sociales, sino en todos los ámbitos de la ciencia. |
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