‘Cada día, tres mujeres son asesinadas en Colombia por el solo hecho de ser mujeres’
Representante de ONU Mujeres en el país denuncia que, además, 46 niñas son víctimas de agresiones sexuales diariamente. Entrevista.
En el 2024 Colombia ha afrontado 745 feminicidios. Según el Observatorio Feminicidios Colombia, esta es la cifra más alta en los últimos seis años.
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El último crimen de odio contra una mujer o una niña ocurrió el pasado 20 de noviembre en Guamal, Meta. A Sara Camacho, de tan solo cinco años, la torturaron, asesinaron, luego la envolvieron en una sábana y dejaron el cuerpo abandonado en su propia casa.
En el caso de la violencia sexual, el Instituto Nacional de Salud reporta a la fecha 13.973 casos oficiales. El subregistro es mayor. Esta es la antesala de la conmemoración número 25 del Día Internacional para la Eliminación de las Violencias Contra las Mujeres. Cada 25 de noviembre, desde 1999, el mundo recuerda que la violencia se ha ensañado de forma diferenciada contra las mujeres, por su condición de género.
Precisamente, esta fecha (25N) da inicio a los 16 Días de Activismo Mundial Contra la Violencia de Género, que culminan el 10 de diciembre, Día de los Derechos Humanos.
Este año ONU Mujeres puso el foco en el feminicidio. Bajo la premisa, “Cada 10 minutos una mujer es asesinada. #NoHayExcusa ÚNETE para poner fin a la violencia contra las mujeres” se está convocando a todos los Estados, las organizaciones de mujeres, la juventud, el sector privado y a los medios de comunicación para que se unan en un esfuerzo conjunto y se enfrente la pandemia global de violencia contra las mujeres y las niñas.
En entrevista con EL TIEMPO, Bibiana Aido, Representante de ONU Mujeres en Colombia, señaló que la situación actual pone muchas miradas sobre el país por la lucha que ha liderado por décadas, desde el movimiento de mujeres, para erradicar la violencia, y por su trabajo para seguir construyendo la paz en el marco del conflicto armado desde una visión interseccional.
¿Cómo está el panorama de los derechos de las mujeres a nivel global y a nivel Colombia en el marco del 25N?
Hablamos de una pandemia, la mayor vulneración de derechos humanos que existe a nivel global, donde cada 10 minutos una mujer es asesinada por esta razón. En América Latina, la violencia de género es la primera causa de muerte entre las mujeres de 14 a 55 años, superando al cáncer y a los accidentes de tráfico. Sin embargo, a pesar de esta realidad, hay algunos avances en Colombia. Por ejemplo, hace una semana presentamos el informe ‘Mujeres y Hombres: Brechas de Género en Colombia’ en el marco del Foro Global de Datos, y el porcentaje de mujeres sin ingresos propios se ha reducido considerablemente: del 39 por ciento en 2022 al 30 por ciento en 2024, lo que significa que se ha disminuido la brecha de desempleo.
¿Cómo contribuye la campaña ÚNETE de los 16 Días de Activismo Contra la Violencia de Género a cambiar esta realidad?
La campaña ÚNETE, del Secretario General de Naciones Unidas, hace un llamado al conjunto de la ciudadanía para dejar de normalizar la violencia de género y adoptar una actitud de tolerancia cero. Aunque el feminicidio es la manifestación más grave de desigualdad, existen otras violencias que afectan a las mujeres en su día a día: violencia física, violencia psicológica, violencia obstétrica y violencia digital. Todo esto constituye un caldo de cultivo que alimenta los feminicidios. Este año, la campaña en Colombia se concentra en la prevención de este tipo de violencia porque las cifras actuales son absolutamente intolerables.
Hacemos un llamado a una mayor rendición de cuentas, para avanzar hacia la eliminación de la impunidad para estos crímenes y a erradicar la normalización de estas violencias. También insistimos en la necesidad de una mayor inversión en prevención, pues actualmente los Estados apenas destinan menos del 2 por ciento de sus recursos a prevención, a pesar de que sabemos que es la mejor inversión, porque salva vidas.
El foco de la campaña ÚNETE de este año son los feminicidios, ¿qué cifras hay para el caso de Colombia?
Tres mujeres en Colombia son asesinadas cada día por el solo hecho de ser mujeres y 46 niñas son víctimas de agresiones sexuales diariamente. Este es el principal desafío que tenemos a nivel nacional. Sin embargo, ONU Mujeres también reconoce algunos avances en materia de género, reflejados en la reciente aprobación de la ley que prohíbe el matrimonio infantil y la reducción de la brecha económica en Colombia.
Pero las victorias no deben nublar la realidad del largo camino por recorrer y que se aborda a través de estrategias como los 16 Días De Activismo Contra la Violencia de Género.
¿Qué factores estructurales contribuyen a que en Colombia se registre un promedio de casi tres feminicidios al día y las cifras continúen aumentando?
La violencia contra las mujeres y el feminicidio son la muestra más brutal de la desigualdad. La matriz cultural sigue estando basada en el patriarcado, la misoginia y el machismo. Otras causas latentes que perpetúan esta violencia son la falta de acceso a la justicia por parte de las mujeres, así como la impunidad que aún prevalece para muchos agresores. No es un problema que pueda abordarse desde un solo ángulo, porque sí, el Estado tiene responsabilidades, pero no es el único actor. Es crucial abordarlo de manera conjunta: el Estado, el sector privado, las comunidades, los medios de comunicación, las familias y cada una de nosotras también puede actuar.
ONU Mujeres es la entidad que ha estado a cargo del proceso de la Resolución 1325. ¿Qué avances se pueden resaltar y qué falta?
Esta es una deuda histórica de 24 años desde la aprobación de la Resolución 1325 sobre Mujeres, Paz y Seguridad, con las mujeres del país. Finalmente, Colombia cuenta con el primer Plan Nacional de Acción, que será lanzado a finales de este mes. Este es un proceso que ha contado con más de 20 encuentros, entre foros macroregionales, encuentros territoriales y encuentros poblacionales con la participación de mujeres diversas. 1.500 mujeres han participado en el proceso y son ellas quienes han puesto sobre la mesa las propuestas para avanzar.
En medio de las 100 propuestas presentadas en ámbitos como la prevención, la protección de sus derechos y la participación, se encuentra el compromiso de más de 30 entidades del Estado, que han asumido responsabilidades claras en la implementación de este Plan Nacional de Acción que tiene un horizonte de 10 años.
¿Qué avances tiene la agenda de derechos de las mujeres en los últimos 30 años y cómo se pueden abordar de manera más efectiva en el futuro?
Obviamente, la situación de las mujeres hoy en día, especialmente si miramos a Colombia, no tiene nada que ver con la de hace 30 años. La Plataforma de Acción de Beijing cumple 30 años en 2025 y en sus 12 áreas de acción ha habido avances considerables. Hemos visto progresos en aspectos como la autonomía económica de las mujeres, el nivel de educación en el país y la reducción de la mortalidad materna.
Esperemos que estos 30 años sirvan también para recordar a los Estados y a los Presidentes de todo el mundo la necesidad de implementar acciones concretas. Al final, este no es un tema que afecte únicamente a las mujeres. Es un asunto que beneficia al conjunto de las sociedades y a los países. Sabemos, por ejemplo, que si se redujera la brecha de género en el ámbito laboral entre mujeres y hombres, el Producto Interno Bruto de los países en América Latina podría incrementarse en un 20 por ciento.
La asistencia de ONU Mujeres fue clave en la creación del Programa Integral de Garantías para Mujeres Lideresas y Defensoras de Derechos Humanos en el Acuerdo de Paz. ¿Qué avances concretos observó desde la adopción del programa y qué retos persisten?
Fue muy significativa la diferencia en el abordaje por parte del Ministerio del Interior hacia la situación de las defensoras de derechos humanos y de las lideresas en el país. Es un proceso consultivo interesante con las mujeres, basado en el principio de “nada sobre las mujeres sin las mujeres”. Un proceso de diálogo en el que se les ha escuchado y analizado las lecciones aprendidas.
El Ministerio de Ambiente, más recientemente, participa en el seguimiento del Acuerdo de Escazú, poniendo mayor énfasis en la seguridad de las defensoras ambientales, al ser quienes sufren mayores riesgos a nivel internacional. Es crucial el fortalecimiento de las organizaciones de mujeres y el liderazgo de ellas, porque ellas saben cómo activar las redes de cuidado y autocuidado y qué elementos consideran clave para la prevención de las violencias que enfrentan. Ahora, lo que toca es seguir implementándolo. Para lograrlo, hay dos aspectos fundamentales: que el fortalecimiento de su liderazgo sea real y la mirada territorial.
¿Qué lecciones deja Colombia a otros países a través del Programa Mujeres Constructoras de Paz?
Colombia ofrece lecciones sobre la interseccionalidad y la necesidad, no solo de inclusión, sino de transformación. Las voces y miradas que deben estar en el centro son aquellas de quienes sufren las mayores consecuencias del conflicto. En este caso, debemos ser conscientes de los vínculos que existen entre los aspectos étnicos y de género, que, por cierto, son las áreas que muestran mayor rezago en la implementación del acuerdo de paz, especialmente las relacionadas con estos dos ámbitos.
Escuchar los saberes ancestrales, las experiencias de las mujeres negras, indígenas y de las comunidades más alejadas es fundamental. Soy muy consciente de que el mundo observa el proceso colombiano con gran interés, precisamente por este enfoque de no dejar a nadie atrás, que se ha colocado en el centro.
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