domingo, 27 de mayo de 2018

La escritora francesa Fred Vargas gana el Princesa de Asturias de las Letras

La autora de novela negra es la séptima mujer en 37 años que obtiene el galardón en su apartado literario


Las novelas de Fred Vargas no se parecen a nada. Igual que la biografía de esta escritora de novela negra, que ha ganado este jueves el premio Princesa de Asturias de las Letras, tampoco se parece a la de ninguna otra escritora. Fred Vargas es el seudónimo literario de Frédérique Audoin-Rouzeau (París, 1957), un arqueozoóloga que hasta 2005 compatibilizó sus investigaciones científicas –es una de las grandes expertas mundiales en la peste negra en la Edad Media– con la construcción de una poderosa y original obra narrativa.
Pese a su indiscutible fama, y a que sus novelas pueden encontrarse en Francia en cualquier lugar, desde las librerías literarias hasta las gasolineras, es una escritora esquiva, que concede muy pocas entrevistas y cuyas apariciones públicas son escasas. Se ha mantenido durante muchos años alejada de los medios, aunque sí acudió a la Semana Negra de Gijón en 2009"Todos mis amigos me habían hablado de la Semana Negra, pero hace cinco años que no voy a ferias de libros. He estado tan metida en mi investigación sobre la gripe A que no tenía la cabeza para hablar de mis historias literarias", declaró entonces. 

Cuanto más ha ido creciendo su éxito literario, más se ha recluido, aunque últimamente ha realizado varias apariciones en la prensa francesa, tal vez arrastrada por su última novela, Cuando sale la reclusa, que le ha convertido en la autora francófona más leída del año 2017, según la clasificación de L’Express, RTL y Tite Live.
Pero el éxito de sus libros no debería medirse por ventas –que son también importantes en España gracias al tesón de su editorial, Siruela, y a las cuidadas versiones de su traductora, Anne-Hélène Suárez Girard–, sino a la capacidad que tiene de enganchar a los lectores con historias complejas y sorprendentes, que no siempre fáciles de seguir desde el principio. Su obra se divide en dos series, que curiosamente se cruzan en Cuando sale la reclusa: las novelas del comisario Adamsberg y las de los Tres Evangelistas. Algunos de sus títulos más conocidos son Huye rápido, vete lejos, Tiempos de hielo, La tercera virgen y El ejército furioso.
“La arqueozoología es un oficio científico muy austero”, declaró en una entrevista publicada por Le Figaro Magazine el año pasado, unas palabras que definen muy bien su forma de concebir la literatura y las tramas que construye. “En una excavación, examinamos decenas de miles de restos de huesos, los observamos para descubrir si se trata de restos de rana o de rata, una tibia o un fémur. Luego hay que establecer estadísticas, trazar cuadros comparativos. Vamos, que no nos divertimos todos los días. Durante mucho tiempo pensé que mis novelas negras no tenían nada que ver con mi profesión, escribir era como hacer novillos. Pero acabé por darme cuenta de que en la arqueología abrimos la tierra, donde toda la historia está escrita, pero está muda: hay que sacarla, traducirla, estudiarla, en otras palabras, resolverla. Y una novela policiaca también esconde una historia que debemos desentrañar. El historiador y el inspector buscan pistas y los dos arrancan una investigación con indicios inicialmente incomprensibles”.

SOLO SIETE MUJERES EN 37 AÑOS

BERTA TENA
El Premio Princesa de Asturias de las Letras, que se creó en 1981, solo ha galardonado a siete mujeres en lo que lleva de historia. La primera fue Carmen Martín Gaite, que en 1988 se alzaba con el reconocimiento, aunque de manera compartida con el también escritor José Ángel Valente. La novelista fue una de las figuras más importantes de las letras hispánicas del siglo XX con títulos como Entre visillosEl cuarto de atrás o Nubosidad variable.
Hubo que esperar hasta 2001 para que una mujer volviera a obtener el premio y fue gracias a la pluma de Doris Lessing con textos como El cuaderno dorado, que la convirtió en el icono de las reivindicaciones feministas. Dos años después, dos mujeres recibían el premio al mismo tiempo: Fatima Mernissi, la historiadora de origen marroquí que dedicó su vida a trabajar por la condición femenina en las sociedades musulmanas; y la estadounidense Susan Sontag que destacaba por su polifacética carrera como directora de cine, ensayista, filósofa, así como profesora.
En 2005, fue la brasileña Nélida Piñón quien obtuvo el Premio de las Letras por obras como Fundador o Corazón andariego. La última en esta breve lista es la canadiense Margaret Atwood que fue galardonada en 2008, justo hace 10 años, por obras como El cuento de la criada, que hoy se ha convertido en la serie más exitosa de HBO por su contenido feminista y la fuerte crítica social que expone.
En sus libros se mezclan la ciencia y la historia y en muchas historias aparecen animales e investigaciones que remiten al pasado. Cuando sale la reclusa, uno de sus libros más logrados e importantes y un estupendo punto de partida para conocer su obra, es un excelente ejemplo. Aunque conforme vamos conociendo a sus personajes resultan más entretenidas sus novelas, pueden leerse de forma separada porque las tramas acaban y terminan en sus páginas. Resulta difícil escribir sobre Cuando sale la reclusa, sin revelar nada de una trama llena de sorpresas y giros, pero puede decirse que refleja una sensibilidad muy especial para describir los problemas del mundo contemporáneo, en este caso la violencia contra las mujeres.
“La literatura de Fred Vargas es muy difícil de definir y más difícil de encasillar”, explica Anne-Héléne Suárez, la traductora al castellano de gran parte de sus novelas. “Utiliza a la vez un lenguaje culto y natural, combina muchos registros. Sus personajes son muy originales. Tienen muchas manías y peculiaridades. Y sus libros siempre tienen mucho sentido del humor”.
Pese a su discreción, durante más de una década Fred Vargas ha tenido un importante, y muy polémico, perfil público en la defensa del fugitivo italiano Cesare Battisti, condenado por varios homicidios en Italia en 1993, huido primero a Francia y luego a Brasil, donde actualmente sigue refugiado. La fiscalía italiana no se cansó de insistir en que Battisti no era perseguido por sus ideas, como militantes del grupo Proletarios Armados por el Comunismo (PAC), sino por sus actos, delitos de derecho común como participar en el asesinato de cuatro personas. Fred Vargas, junto a otros intelectuales franceses, considera en cambio que no se presentaron pruebas contra él y que todo el caso es un montaje. La autora francesa ha realizado decenas de viajes a Brasil para verle y se dice que le ayudó a convertirse en un escritor de novelas policiacas. En Francia se convirtió en una causa muy popular entre los intelectuales, una posición profundamente contestada en Italia.

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