martes, 13 de abril de 2021

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Mujeres y hombres se vieron afectados social y económicamente durante la pandemia por covid-19. Hoy lo invitamos a recorrer los sectores que más afectaron a las mujeres

Con mayores cargas domésticas, los niños estudiando desde casa y la tasa de desempleo más alta de la historia para ellas, las mujeres se han llevado la carga más pesada de una crisis que dejó en evidencia la desigualdad.

foto Maria Gonzalez Olarte

Por: María Camila González Olarte

rabajadoras domésticas, amas de casa, miembros del sector salud, desempleadas, jóvenes sin trabajo ni estudio, mujeres rurales y madres independientes son algunas de las caras de las mujeres que han tenido que soportar la doble carga que les ha dejado la pandemia. Son también parte del cerca de un millón de mujeres que han perdido su trabajo durante la crisis, a quienes les ha tocado sortear sus vidas laborales con sus hijos en casa o con personas a cargo y que, además, han tenido que asumir mayores responsabilidades de cuidado por cuenta del covid-19.

Entre los efectos colaterales de la crisis se ha registrado un aumento del desempleo femenino y se ha incrementado el número de mujeres que dejan de buscar trabajo para dedicarse a las tareas del hogar. Según el Departamento Administrativo Nacional de Estadística (Dane), la brecha laboral de género se agudizó en 2020, pues entre enero y diciembre la tasa de desocupación para ellas fue de 20,4%, mientras que para ellos fue de 12,7%.

La decisión de dejar de buscar trabajo para quedarse en oficios del hogar se ve reflejada en que, según datos del Dane, solo en diciembre hubo un aumento de 945.000 personas que entraron a la inactividad o dejaron de buscar trabajo, de las cuales 607.000 son mujeres.

Juan Daniel Oviedo, director del Dane, explica que “la sobrecarga de cuidado doméstico que genera el cierre de la presencialidad en el sistema educativo, las dificultades de tercerización de cuidado doméstico por condiciones sanitarias de confinamiento, o la reducción de los ingresos está detrás de este detrimento del indicador de los inactivos en la fuerza laboral”.

Y es que por temor a un pico de contagios, los colegios en todo el país se cerraron desde marzo y solo hasta este año las instituciones educativas oficiales se abrirán de forma presencial, lo que podría liberar la carga para las madres que han tenido que renunciar a sus actividades para acompañar a sus hijos con las responsabilidades académicas. Sin embargo, los colegios privados tienen la libertad de elegir si vuelven o no a la presencialidad, y con qué condiciones.


Fotos: María Camila González

Jeimmy Katherine Becerra tiene que trabajar al menos 12 o 13 horas diarias en las labores de la finca.

Para la economista Cecilia López, la imposibilidad de que los niños vuelvan a las aulas ha incidido de forma negativa en la situación de las mujeres. “Por ejemplo, frente a un hombre o a una mujer que están en teletrabajo, si los niños necesitan algo, llaman a la mamá y no al papá. Esto ha bajado la productividad, pero al mismo tiempo rompió esa barrera que ha impedido que el trabajo remunerado se considere productivo. La educación, que estaba en el mercado y en el Estado, ahora está en el hogar”, dice.

Las últimas en recuperar el empleo

Además de las nuevas responsabilidades domésticas derivadas de los cierres de los colegios, a las mujeres también les ha pegado más fuerte la pérdida de empleo, pues los sectores que más se han visto damnificados por las restricciones han sido los que contratan en una buena parte a trabajadoras.

Ese fue el caso de las industrias manufactureras, de comercio, alojamiento y restaurantes, e incluso educación, salud y administración pública, sectores en los que se perdieron 1,8 millones de puestos de trabajo entre enero y noviembre, según datos del Dane. Eso explica, entre otras cosas, que el aumento de la tasa de desempleo para las mujeres haya crecido 7 puntos porcentuales, y el de los hombres 4,7 puntos porcentuales en ese periodo.

El trabajo de cuidado remunerado

La pérdida de más de 1 millón de puestos de trabajo para las mujeres y, en consecuencia, de sus ingresos también ha llevado a que éstas tengan que asumir cargas domésticas que antes no tenían, pues podían tercerizar esas labores, como reveló el Dane en un informe conjunto con el departamento de economía de la Universidad Javeriana, publicado en octubre de 2020.

Ese panorama tiene como efecto secundario la pérdida de empleos de las trabajadoras domésticas, que normalmente son personas de condiciones de vulnerabilidad. “Una parte significativa de la pérdida de empleos de mujeres se concentra en las actividades de cuidado remunerado. De los 2,5 millones de empleos femeninos que se perdieron en el segundo trimestre de 2020, en comparación con el mismo periodo de 2019, cerca de un millón de puestos de trabajo son del sector de cuidado remunerado”, dice el reporte.

Pulso social del DANE

¿Quién asume el cuidado?

Para López, quien promovió la ley para incluir las tareas de cuidado en las cuentas nacionales, ese desbalance en el desempleo y las sobrecargas para las mujeres, que son más de la mitad de la población colombiana, puede dejar una cicatriz en el mediano y largo plazo para el cierre de brechas de género.

“Hay que hacer algo urgente y por eso propongo que saquemos al cuidado del hogar, para que sea el mercado y el Estado mismo el que se encargue de esto. Es decir, que las tareas domésticas, de cocinar o de cuidado ya no sean asumidas por las mujeres que se quedan en la casa, sino por personas calificadas para eso y quitándole la obligación que se le ha dejado a las mujeres”, plantea la economista.

Además de López, varios expertos han llamado la atención sobre la necesidad urgente de que se piensen en medidas para impulsar el empleo femenino y reducir las cargas domésticas en el proceso de recuperación del país.

Pese a eso, el plan de reactivación que lanzó el Gobierno nacional, llamado ‘Compromiso por Colombia’, y que busca crear al menos 2 millones de empleos en los próximos años entre directos e indirectos, está concentrado en sectores que contratan tradicionalmente a hombres, como es el caso de la construcción, la infraestructura y el transporte.

Ante la incógnita de las medidas que tomará el Gobierno para mitigar el impacto de la pandemia en las cargas y el empleo femenino, teniendo en cuenta que el plan de reactivación beneficiaría en mayor proporción a los hombres, Gheidy Gallo, consejera presidencial para la equidad de la Mujer explica que ya se han lanzado algunas estrategias transversales para impulsar la equidad para ellas.

“En esencia de lo que hace la directiva presidencial, es que todas las entidades del Gobierno tienen la instrucción de trabajar en programas y estrategias que garanticen tres cosas: mantener el empleo femenino, que la generación de nuevos empleos haya una participación de las mujeres y promover el emprendimiento”, manifestó Gallo.

Ante la posibilidad de que el plan de reactivación no impulse en gran medida el empleo femenino, la tarea que queda pendiente es la de devolver a los niños a los colegios para que las mujeres puedan dedicar su tiempo a otras actividades y sacar de lo privado las tareas del hogar. “Tenemos que demostrar que el cuidado no es obligación de las mujeres y que los que lo deben asumir es el mismo mercado y el Estado”, concluye López.

Trabajo de grado de la beca Google, Ami y Universidad Jorge Tadeo Lozano de la especialización en periodismo digital.

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