lunes, 4 de abril de 2022

Feminismo

 

Los problemas de las mujeres en el medio laboral 

Sin ánimo de establecer prioridades o descalificar el trabajo que se hace con mujeres en situación de alto riesgo, pienso que el tema de la inserción y vida laboral de una mujer también merece estudiarse, discutirse, protegerse y defenderse.

Estadísticas internacionales hablan de la creciente cantidad de mujeres incorporadas al mundo laboral, los tipos de oficio a los que se dedican, la cantidad de tiempo que permanecen económicamente activas, cuánto contribuyen al PIB de sus países, etc. Lo que me preocupa, sin embargo, son los datos intangibles, los que no aparecen en las estadísticas, las dificultades y vivencias que muchas padecen para poder mantenerse y triunfar en el medio laboral.

De acuerdo con mi experiencia, estos son algunos:

* Acoso laboral/sexual por los jefes

* Descrédito de sus aportes o descalificación por su sexo (“Mujer tenía que ser…”)

* Robo de ideas por un jefe que no les da crédito público

* Asignación de roles de apoyo, bajo perfil o segundo plano

* Destinarlas automáticamente a labores de secretaría, arreglos logísticos u orden y minuteo de reuniones porque “las mujeres son más organizadas que nosotros” (o sea, que lleven ellas esa carga).

* Escaso ascenso a puestos directivos

* Crítica a sus emociones y su forma de expresarlas

* Achacar a su periodo menstrual cualquier indicio de mal humor

* Hacerlas blanco de chistes misóginos que además tienen que reír y celebrar

* Reacción negativa ante la noticia de un embarazo

* Preferir contratar o ascender a un hombre por temor a la maternidad

* Dar por sentado en la contratación que la responsabilidad de los hijos y el hogar es de la mujer trabajadora y no de los hombres.

* Mayores exigencias de dominio y experiencia que a un hombre (a ellos los contratan por potencial, a ellas por la experiencia)

* No incorporarlas en los paneles de expertos en las reuniones internas o en representación de la empresa en actos externos por confiar siempre más en un hombre para esas actividades

* Exigirle asistir a reuniones después de las horas laborales sin tomar en cuenta que además de todo las mujeres en el hogar desempeñan una segunda jornada

* Negativa a instituir horarios flexibles

* Exigirle cuerpo y apariencia aprobados por los hombres, so pena de ser blanco de burlas y críticas vejatorias (gorda, fea, vieja…)

* Menor remuneración por el mismo trabajo que los hombres

* Falta de sensibilidad a sus problemas y presiones familiares, siendo que las mujeres son las cuidadoras oficiales de la familia, bien sea de los hijos, padres, hermanos, parientes enfermos, etc.

* Poner como condición que la mujer beba alcohol o asista a fiestas o viaje fuera de la ciudad como parte del trabajo, y excluirla si se niega o demuestra que no le es posible

* Amenazas veladas para que haga cosas con las que no está de acuerdo

* Reglas de competencia interna por el poder que se adaptan más al estilo de los hombres

Las empresas están hechas por hombres, con reglas masculinas, al punto de que muchas mujeres que ocupan posiciones de alta gerencia incurren en estas mismas prácticas con sus pares femeninos de menor jerarquía. Se masculinizan en el ejercicio del poder como una forma de garantizarse un puesto que de otra forma no hubiesen conseguido.

Por todo esto, las empresas deben incorporar perspectiva de género en sus políticas, normas y prácticas de trabajo, buscando tener un equipo gerencial y una población laboral diversa, donde se respete la opinión de todos y se logre un clima de equidad.

Las compañías deben procurar la defensa de los derechos de sus mujeres mediante formación, sensibilización y evaluación de desempeño, para que tengan un espacio donde desplegar su talento y funcionar con libertad. Al mismo tiempo, quienes trabajan por el feminismo pongan sobre el tapete la situación de la mujer trabajadora, que también necesita ser atendida y, al igual que muchas, vive una situación de violencia organizacional y un machismo empresarial que la debilita y maltrata.

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