lunes, 14 de abril de 2025

𝐄𝐝𝐮𝐜𝐚𝐫 𝐚 𝐮𝐧𝐚 𝐧𝐢𝐧̃𝐚 𝐧𝐨 𝐞𝐬 𝐬𝐨𝐥𝐨 𝐩𝐫𝐞𝐩𝐚𝐫𝐚𝐫𝐥𝐚 𝐩𝐚𝐫𝐚 𝐮𝐧 𝐟𝐮𝐭𝐮𝐫𝐨. 𝐄𝐬 𝐝𝐚𝐫𝐥𝐞 𝐡𝐞𝐫𝐫𝐚𝐦𝐢𝐞𝐧𝐭𝐚𝐬 𝐩𝐚𝐫𝐚 𝐪𝐮𝐞 𝐞𝐬𝐞 𝐟𝐮𝐭𝐮𝐫𝐨 𝐬𝐞𝐚 𝐬𝐮𝐲𝐨.

La independencia económica, la autonomía emocional y la libertad de pensamiento no deberían ser privilegios, sino derechos. Y estos derechos se siembran desde la infancia, cuando se les enseña a nuestras hijas que no tienen que depender de nadie para valer, decidir o existir.
No se trata de alejarlas del amor, sino de mostrarles que el amor verdadero jamás debería pedirles que se anulen, se sacrifiquen en silencio o callen sus ideas.
Criar hijas libres es un acto político. Es construir un mundo donde ellas no tengan que pedir permiso para ser ellas mismas.
Porque no hay herencia más poderosa que una niña que crece sabiendo que su voz importa.

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