Cambia por amor a ti, no por encajar en los moldes
Nos enseñaron que ser mujer es moldearse para agradar: bajar la voz, ajustar el cuerpo, reprimir la rabia, sonreír siempre.
Nos enseñaron a cambiar para complacer… pero nunca para florecer.
Desde el feminismo, aprendemos que no tenemos que vivir para gustar ni adaptarnos a expectativas ajenas.
Tu valor no depende de cómo te vean, sino de cómo te reconoces, te escuchas y te eliges.
Cambiar está bien. Pero que ese cambio sea por ti. Por tu bienestar, tu deseo, tu libertad.
Ser tú misma es el acto más revolucionario en un mundo que espera que seas otra.
Nos enseñaron que ser mujer es moldearse para agradar: bajar la voz, ajustar el cuerpo, reprimir la rabia, sonreír siempre.
Nos enseñaron a cambiar para complacer… pero nunca para florecer.
Desde el feminismo, aprendemos que no tenemos que vivir para gustar ni adaptarnos a expectativas ajenas.
Tu valor no depende de cómo te vean, sino de cómo te reconoces, te escuchas y te eliges.
Cambiar está bien. Pero que ese cambio sea por ti. Por tu bienestar, tu deseo, tu libertad.

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