martes, 23 de julio de 2019

Mujeres, Segunda entrega


Mercè Martí, piloto de Fórmula 1 de aviones


Los quese han puesto a los mandos de estos aparatos dicen que es lomás parecido a estar en el centro de un huracán. Requieren entrenamiento de deportista de élite y una formación técnica de alta precisión. Llegan a alcanzar más de 300 kilómetros por hora.
Mercè Martí ha logrado, a sus 50 años, un hito en la historia de la aeronáutica: convertirse en la primera mujer no estadounidense en participar en la National Championship Air Races y en la octava de toda la historia de la competición en hacerlo en la categoría de Fórmula 1.
El azar jugó a su favor a la hora de elegir profesión. Mercè llegó al mundo de la aviación por casualidad: "Tras acabar el bachillerato decidí irme a Estados Unidos y allí comprobé que sacarse el título de piloto privado es casi tan fácil como tener el carnet de conducir. En aquella España del año 1989 era una rareza, solo te podías formar en el Ejército o si lograbas una de las 20 plazas de la Escuela Nacional Aeronáutica. Así que EEUU fue el paraíso, un país donde en 1929 ya había una asociación de mujeres aviadoras, Las 99. Cuando empecé a volar mis referentes eran hombres". Esta situación que recuerda Mercè permanece hoy en día, ya que en el Sindicato Español de Pilotos de Líneas Aéreas (SEPLA) frente a los más de 5.000 hombres afiliados hay 200 mujeres, el 3,5% del total.
En Estados Unidos la catalana se hizo instructora de vuelo e incluso creó una escuela de pilotos, Cardinal Wins. Al volver a Barcelona comenzó a construir un palmarés de excelente aviadora: ganó la Vuelta al Mundo en 1994, tiene tres récords mundiales de velocidad en Rutas Asiáticas y Americanas, y fue campeona de la US Air Race en 2002 y subcampeona de la Race of the Americas en 1996.
Durante este tiempo ha compaginado la competición con la dirección de su propia compañía, Infinit Air, además de participar en varias asociaciones y en competiciones vinculadas al motor. "Me gusta quemar gasolina", dice.
Tras un tiempo sin competir participó en la mítica National Championship Air Races. "Es muy dura físicamente, pero también psicológica y económicamente", explica, "durante el año de preparación he volado en más aeronaves raras que en toda mi vida: aviones experimentales, de la II Guerra Mundial, de Fórmula 1, acrobáticos... La experiencia fue única pero también muy peligrosa".
Considera que su ejemplo es importante. "Intento ser visible para que las demás tengan un referente. En este tipo de trabajos solo se muestran los hombres, mientras las chicas parece que solo trabajan como modelos. Esto debe cambiar", argumenta.

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