jueves, 11 de julio de 2019

Voces Valientes




Women’s Link Worldwide y la Asociación de Mujeres Afrodescendientes del Norte del Cauca presentan un informe a la Comisión de la Verdad de Colombia


“Nada teníamos que ver con esta guerra, pero nos tocó vivirla en carne propia.” “Esta guerra atravesó nuestros cuerpos, nuestras vidas, nuestros modos de vivir y nuestros territorios.” “Perdimos la libertad donde antes reinaba la alegría, la confianza y la paz.” “Vivimos múltiples afectaciones por el impacto tan violento que sufrimos. Tenemos derecho a ser reparadas.” 


Women’s Link Worldwide y la Asociación de Mujeres Afrodescendientes del Norte del Cauca presentan un informe a la Comisión de la Verdad de Colombia

El informe: Voces Valientes
Voces Valientes es el resultado de un proceso cuya metodología y análisis de resultados fue diseñado en conjunto entre Asom y Women’s Link. Se tuvo en cuenta un enfoque interseccional que permite entender cómo el racismo, la desigualdad de género, de clase y una sociedad en la que hay un predominio mayoritariamente masculino, limitaron el acceso a derechos y oportunidades de las mujeres negras. Igualmente, muestra cómo los actores armados reprodujeron estas formas de discriminación y cómo el conflicto armado profundizó diferentes desigualdades.
Durante tres años trabajamos junto a ellas para saber cómo las había afectado la guerra. Este esfuerzo se materializó en el informe Voces Valientes, además de contar seis casos representativos que hemos presentado a la Comisión de la Verdad de Colombia, un mecanismo de carácter temporal que nació tras la firma del acuerdo de paz, y que tiene como objetivo escuchar a las víctimas y a todos los actores que participaron el conflicto armado, con el fin de entender qué pasó durante más de medio siglo de guerra.
Resumen del informe
Los hechos analizados en el informe tuvieron lugar entre 1985 y 2019 y dan cuenta de cómo el conflicto y todos los actores que participaron en él (paramilitares, el Ejército y guerrillas como las FARC) transformaron la vida de las mujeres.
Aunque mucho se ha hablado y escrito sobre el conflicto en el norte del Cauca, no ha pasado lo mismo con las mujeres negras de la región. No en vano, la guerra ha afectado de maneras desproporcionadas y particulares a las mujeres y, sobre todo, a aquellas que hacen parte de minorías étnicas. Según el Registro Único de Víctimas, el conflicto en Colombia ha dejado más de 4 millones de mujeres víctimas. El 28% del total de mujeres víctimas del desplazamiento forzado son mujeres afrodescendientes y el 47% de mujeres desplazadas cabeza de familia son mujeres afrocolombianas.
Vulneraciones a sus derechos humanos
Durante la ocupación paramilitar por parte del Bloque Calima de las Autodefensas, que ocurrió entre 1999 y el año 2004 (año en el que se desmovilizaron), los paramilitares se adueñaron del territorio, de sus casas, de sus cultivos y de sus negocios. Les exigían lavarles, cocinarles y servirles. Además, se referían a ellas con insultos racistas y decían que las mujeres negras solo servían para la cama y la cocina.
Violencia sexual
También las acosaban sexualmente. Mayores, jóvenes, niñas, no importaba la edad. Les hacían insinuaciones sexuales y las tocaban delante de sus hijos y esposos. Vivían con miedo de ser violadas. Era tal el acoso que sus hijas no podían salir a bañarse al aire libre en los patios de las casas como solían hacerlo y tampoco podían caminar tranquilas a la escuela.
Los paramilitares aprovecharon que les habían quitado su sustento económico para ofrecerles objetos básicos y supuestas mejores condiciones de vida a las jóvenes, todo a cambio de que tuvieran relaciones sentimentales con ellos. Llegaron incluso a ofrecerles dinero por sus hijas, mientras que otras mujeres fueron violadas y quedaron embarazadas. Todo este acoso y violencia sexual fue lo que llevó a muchas a desplazarse y a sacar a sus hijas del territorio.
Desplazamiento forzado
El desplazamiento forzado, debido a la presencia de los paramilitares y a los enfrentamientos entre el Ejército y las FARC, hizo que muchas mujeres tuvieran que desplazarse solas, otras con sus familias y otras con toda la comunidad. Llegaron a las ciudades para buscar un mejor futuro y oportunidades, pero no las encontraron. Aunque eran mujeres productivas que trabajan y ganaban su dinero con la agricultura y la minería ancestral, la única salida fue el trabajo doméstico en casas de familia en las que sufrieron acoso y violencia sexual, racismo, discriminación y violación de sus derechos laborales. Dicen ellas que aguantaron todas estas humillaciones porque tenían que sobrevivir. No había otra opción.
Educación y maternidad afectadas
La permanencia de actores del conflicto, sumado al desplazamiento forzado, dificultó el que las mujeres pudieran estudiar, a pesar de que querían hacerlo. El no poder estudiar es una situación que se repite generación tras generación y hace que las comunidades afrodescendientes sigan excluidas de la educación y de buenos trabajos.
Pero el conflicto también afectó sus formas de ejercer la maternidad, que son propias de la región. Con la llegada de los paramilitares, estar en la casa de otra mujer y reunirse era prohibido, pues las acusaban de ser colaboradoras de la guerrilla. Esto acabó con los lazos y con las amistades que construyeron entre ellas y les impidió realizar actividades económicas productivas, lo que empobreció a sus familias.
Al desplazarse forzadamente a otras zonas, muchas tuvieron que separarse de sus hijos. Las que lograron llevarlos con ellas ya no podían dejarlos con sus vecinas. Solo conseguían guarderías en las que tenían que pagar, pero el dinero que ganaban no alcanzaba.
Historias de resistencia
A pesar del conflicto, las mujeres del norte del Cauca siempre han sido resistentes y han encontrado formas creativas en que la guerra, en la medida de lo posible, no entre a sus casas ni afecte a sus seres queridos. En Voces Valientes recogemos algunas de esas experiencias.
  • Grupo musical llamado Avances: en el que un grupo de mujeres mayores enseñaron a niños, niñas y jóvenes a fabricar instrumentos y componer música tradicional del norte del Cauca. Lo hicieron para evitar el reclutamiento de sus hijas e hijos por los paramilitares y, al mismo tiempo, fortaleció el tejido de la comunidad y de sus tradiciones. Los niños y niñas tocaban sus instrumentos y cantaban camino a la escuela para evitar que los actores armados los atacaran y para enfrentar el miedo que producían los enfrentamientos.
  • Nacimiento de Asom: en 1997, las mujeres decidieron organizarse para seguir siendo productivas económicamente y para luchar por sus derechos. La ocupación paramilitar, sin embargo, generó fuertes rupturas. Aunque tenían proyectos productivos y un fondo con el que se sostenían económicamente para no depender de nadie, con el conflicto todo se perdió. Incluso, les costaba relacionarse las unas con las otras debido a que los lazos de confianza se rompieron. Sin embargo, se reorganizaron con más fuerza. Aunque había miedo comenzaron a reunirse nuevamente porque querían sacar la organización adelante. Han comenzado a capacitarse y han aprendido a conocer sus derechos y a defenderlos.
  • Las Renacientes: dentro de Asom hay un grupo de mujeres jóvenes llamado Las Renacientes, formado por las hijas de las fundadoras y que busca rescatar y continuar el legado de las mujeres mayores del territorio.

Sobre Women's Link Worldwide

Women’s Link Worldwide es una organización internacional que usa el poder del derecho para promover un cambio social que favorezca los derechos de las mujeres y las niñas, en especial, de aquellas que enfrentan múltiples inequidades.

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