Coral Herrera: “Gracias al feminismo ahora las mujeres son conscientes que el amor romántico es una estafa”
La escritora española indicó las razones por las cuales la sociedad debe dejar de inculcar el romance a las niñas y adolescentes, analizó el rol de la cultura, los medios y los hombres en esta lucha e invitó a las mujeres a renunciar a la búsqueda del falso “final feliz”
Coral Herrera (Madrid, 1977) quería ser más libre, vivir mejor y sufrir menos. Todo eso pasaba, o empezaba, por liberarse del mito del amor romántico al cual las mujeres estamos expuestas y casi hechizadas desde que somos niñas y adolescentes. Por eso, convirtió este tema en su línea de investigación principal hace quince años y que ha dado como fruto ocho libros publicados, los más recientes: “Dueña de mi amor: Mujeres contra la gran estafa romántica” y “Cómo disfrutar del amor, herramientas feministas para trabajarse lo romántico.”
“Quise investigar el amor romántico para encontrar las herramientas que necesitamos todas las mujeres para liberarnos. Primero pensé en mí, porque yo enamorada estaba en una cárcel, me sentía esclava del amor y no me sentía dueña de mi vida. Después conecté con millones de mujeres en el mundo que pierden la vida por culpa del amor romántico, que pierden la salud mental y emocional por la cantidad de sufrimiento que esa idea genera. Tenemos que liberar al amor del machismo, y sobre todo tenemos que liberarnos nosotras las mujeres para poder vivir libres”, comenta.
La escritora señala que el principal problema del romance, tal y como lo conocemos, está en su vinculación intrínseca con el sufrimiento, la entrega, el perdón, la devoción y la sumisión.
“Para mí, el epicentro del patriarcado está en el control de las emociones, los sentimientos, la sexualidad y el deseo sexual, entonces la idea es ir un paso más allá y encontrar maneras de querernos y relacionarnos sin hacernos daño y en condiciones de igualdad. El poder quererse bien y desde el disfrute, no desde el sufrimiento. Que podamos amar como adultas, en libertad y sobre todo, nunca sometidas al poder de un hombre y nunca sufriendo la esclavitud laboral, doméstica y reproductiva que vivieron nuestras abuelas. Esto es esencial porque nos han hecho creer que el sufrimiento es súper necesario para todo, para sacarse una carrera, para aprender, para tener un buen trabajo, para lucir bella y es mentira. El sufrimiento en realidad no sirve para nada y esto es algo central de mi trabajo, que el sufrimiento no es útil y no nos ayuda en nada a las mujeres.”
Adiós, esclavitud
Coral asegura que gracias al feminismo ahora hay más mujeres conscientes de que el amor romántico es una estafa y que el matrimonio no es ese refugio inquebrantable pues las cifras demuestran que “donde peor nos tratan, donde más nos violan y nos matan es dentro del matrimonio y dentro del hogar, no fuera. El amor hay que vivirlo de manera que no nos sometan, que no nos haga daño, ni nos esclavice u obligue, por ejemplo, como a tantas millones de mujeres, a tener una doble o triple jornada laboral.”
“El feminismo nos ha enseñado lo importante que es cuidarnos, entender que para poder vivir bien, no necesitamos un hombre, lo que necesitamos es un buen salario, un techo digno, comida tres veces al día, agua potable, en fin, las necesidades y derechos básicos”, expresa.
Problema cultural
Redes sociales como Instagram y TikTok están llenas de testimonios de mujeres jóvenes y adolescentes que, mediante videos en tendencia, relatan su experiencia en relaciones desiguales y abusivas. En opinión de la especialista esto se debe a que “la cultura sigue intentando educar a las niñas para que sean unas esclavas del amor”, algo que considera muy peligroso. Pide, además, que en las escuelas y en el hogar les den herramientas para que entiendan los engaños y la idea de sumisión así como que busquen fortalecer su relación con otras mujeres jóvenes y practiquen la sororidad.
“Todas esas historias que vemos en series, películas, dibujos animados, canciones y que están en nuestra cultura son veneno puro para nuestras niñas. Los medios siguen como en el siglo XIX, contando las mismas historias, perpetuando los esquemas de siempre con caras nuevas, pero el mensaje siempre es el mismo: sin amor no eres nadie, sin un hombre no vales nada. Cuando ponemos a los hombres en el centro de nuestra existencia es cuando somos más vulnerables a todo tipo de abusos. Cuando entendamos los intereses que hay detrás de esas construcciones y relatos seremos libres, o por lo menos tendremos el antídoto contra esta enfermedad del machismo romántico que nos hace mucho daño y que acaba con la vida de 137 mujeres al día en todo el mundo”, explica.
Además de escribir y dar conferencias, Coral coordina un programa llamado “El laboratorio del amor” que es una comunidad donde mujeres de todas partes del mundo comparten sus ideas y relatos con dos premisas: hay muchas formas de quererse y que lo romántico, como lo personal, es político.
Su experiencia le ha demostrado que lo más complicado de este “despertar” es trabajar a nivel inconsciente porque ahí es donde se encuentran sentimientos como el miedo, la culpa, la supuesta necesidad de tener pareja y por supuesto, la idea de querer vivir un romance.
“Puede que muchas lo tengamos muy claro a nivel teórico y que entendamos que las mujeres no hemos venido a este mundo a sufrir ni a servir, ni a cuidar hombres, pero sí que a un nivel inconsciente tenemos muy grabadas ideas como que la felicidad está en el amor romántico”, comenta.
“Somos cada vez más las mujeres que tenemos ganas de estar y vivir bien, de tener y disfrutar una buena vida, del amor y de todo, estamos rompiendo poco a poco esa idea de sufrir.”
Hombres, ustedes también
La autora menciona que existe una brecha emocional e intelectual muy fuerte entre ambos sexos porque son las mujeres quienes están “trabajando un montón para liberar al mundo del patriarcado y los hombres prácticamente ni han empezado”.
“Las mujeres heterosexuales lo tenemos muy complicado porque ellos no están haciendo nada, no se están trabajando y somos nosotras las que tenemos que ir explicándoles que ya no se pueden dar las cosas por hecho, que hay que negociarlas y esto también es una gran barrera que nos encontramos todas. ¿A qué me refiero con trabajarse? Pues que las mujeres nos apuntamos a talleres, conferencias, cursos, hacemos terapia individual, terapia en grupo, leemos, escuchamos podcasts, buscamos las maneras de sanar, estar mejor y aprender a cuidarnos y los hombres no.
Nosotras tenemos muchas ganas de cambiar las cosas y siento que los hombres están a gusto y creen que les va muy bien así como les va. Pero cada vez más mujeres tienen claro que no tienen porque estar en relaciones en las que no son felices. Y no sé si hará que los hombres se pongan las pilas un poco y empiecen a darse cuenta de lo importante que es adaptarse a los nuevos tiempos, es otro siglo y ellos no pueden seguir viviendo como reyes, tienen que renunciar a esos privilegios de los que han gozado hasta ahora. Tendrán que adaptarse o quedarse solos”, manifiesta.
No hay final feliz
Al preguntarle cómo definiría un amor sano afirma que sería un amor que se viva desde los valores, principios y la ética del feminismo, basado en la igualdad, la cooperación y el apoyo entre mujeres. “El amor feminista podría ser aquel amor liberado de todos los mandatos patriarcales, roles y estereotipos.”
Uno de esos grandes mandatos es la búsqueda eterna de un final feliz como en los cuentos de hadas pero para muchas, eso nunca llega.
“Es una ilusión. Lo que ocurre con “el final feliz” es que te ves en tu casa con un niño, o dos o tres, con una doble jornada laboral, dependiendo económicamente tu marido y dices, “pero esto no es lo que yo quería.”
“Estamos luchando, pero nos queda mucho, hasta que la educación no deje de ser tan patriarcal y machista no lo vamos a lograr. Es fundamental comprender que esto no es un problema individual, sino un colectivo y en el momento en que veamos eso, pues entenderemos que las soluciones también son colectivas. Tenemos que poder conseguir las condiciones para que se dé un cambio porque esta estructura del matrimonio y la familia feliz a través del amor romántico no nos hace bien a nosotras y la prueba es que estamos todas medicadas, deprimidas, con ansiedad, con doble jornada laboral y exhaustas. Eso significa que algo no va bien, y el problema es que muchas mujeres creen que es que no han tenido buena suerte en la vida, pero la realidad es que la estructura del patriarcado y del capitalismo nos pone a nosotras a perseguir un ideal que en el fondo no nos hace feliz. Así que tenemos que buscar qué es lo que queremos nosotras de verdad, no lo que nos diga la sociedad.
Eso es parte fundamental del feminismo, un movimiento de liberación de mujeres liberándonos de todo aquello que no nos deja estar bien ni nos deja ser felices.
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