Las mujeres de Irán reclaman sus Derechos Humanos
La Revolución de las Mujeres de Irán y la Solidaridad Mundial
«Por las Mujeres, la Vida y la Libertad».
Mis recuerdos en la Organización de las Naciones Unidas durante la Década de los Setenta del siglo XX.
La Sublevación de los Velos 2022.
A partir del 16 de septiembre este año 2022, a tres días de haber sido detenida Mahsa Amini, por la policía de la moral, se oye el grito mundial «Por las Mujeres, la Vida y la Libertad», en solidaridad a las féminas de Irán, quienes han popularizado las manifestantes por la muerte bajo custodia policial de Mahsa Amini, detenida el 13 de septiembre, por supuestamente llevar mal puesto el velo.
La presidenta del Parlamento Europeo, la maltesa, Roberta Metsola, ha declarado y mostrado su apoyo a las protestas en Irán y expresado que la “brutal muerte” de la joven de 22 años “marca un punto de inflexión” en Irán y ha reivindicado el valor de las mujeres que “pese a la presión en aumento” están saliendo a las calles, reclamando cambios al régimen de los ayatolas.
La valentía de las mujeres iraníes y el respaldo unánime a nivel mundial, por los hechos tan crueles e injustos de discriminación que están ocurriendo en ese país, con motivo de la muerte de la joven Mahsa Amini a manos de la policía de la moral, que según los familiares la golpearon primero en la cabeza con una porra, continuando la golpiza dentro de un vehículo donde la introdujeron y los sucesivos más de 300 fallecimientos y miles de detenidos en manifestaciones pacíficas por reclamos de los derechos humanos para las mujeres, dan un alerta mundial.
Las protestas parecen ser el desafío más serio al que se ha enfrentado el régimen de los ayatolas en los últimos años, cuyas consecuencias son impredecibles. Tales acontecimientos han aflorado en mí ciertos recuerdos vividos en las Naciones Unidas, que hoy quiero compartir.
Mis recuerdos en la Organización de las Naciones Unidas durante la década de los setenta del siglo XX.
La representación del gobierno de Irán en Naciones Unidas durante la década de los setenta del siglo XX, estaba dirigida por la princesa Ashraf Pahleví, hermana gemela de Mohammad Reza Pahlevi, Shah de Persia, única mujer en ese momento que ostentaba la representación de Embajadora de su país en la organización internacional.
A tal efecto se efectuaron varias reuniones preparatorias en New York durante 1974, en marzo, antes del Periodo de Sesiones de la Comisión Jurídica-´Social de la Mujer. Se estableció el “Comité Consultivo del Año Internacional de la Mujer”, formado por 16 países,. Fue electa la princesa Pahlevi para presidirlo y como vice- presidenta se votó a la Dra. Elia Borges de Tapia, quien encabezaba la delegación de Venezuela. Allí tuve ocasión de tratar a la Embajadora Pahlevi, así como también, a las distinguidas miembros de la representación de Irán, quienes eran damas de gran categoría, todas muy bien formadas académicamente, cultas, refinadas, profesionales, competentes, vestían exquisitos ajuares a la última moda occidental, ocupaban cargos importantes y altas respetabilidades profesionales en su país, manifestaban y se sentían orgullosas de los avances de los derechos de las mujeres en Irán, significativamente progresistas en comparación a otras naciones de la región.
En los informes presentados ante el organismo mundial de la milenaria Persia, actual Irán, se observaba que desde tiempos remotos la mujer no estaba considerada cono sujeto de derecho, era solo objeto en el derecho y al igual que los esclavos eran propiedad de los padres, quienes podían matarlas o venderlas como esclavas. No estudiaban, llevaban el rostro cubierto desde los 8 años de edad, se casaban mediante matrimonio concertado de acuerdo con una dote que daban los padres de la novia, según su condición social. Solo se les permitía descubrir el rostro ante el marido o familia cercana, estaban destinas a vivir en los harenes, cuidaban a sus hijos e hijas. Las mujeres de clase baja trabajaban en oficios domésticos, hilaban, tejían alfombras o criaban gusanos de seda; las de clase alta estudiaban, paseaban, hacían visitas en compañía de sus criadas y algunas escribían versos.
Con la llegada del Islam en el siglo VII, la posición de la mujer quedó fijada de acuerdo con el derecho y sus reglas, normas que permanecieron invariables hasta principios del siglo XX. A partir de 1926, cuando asumió al trono de Irán, Reza Khan, quien fue coronado como Reza Shah Pahlevi, considerado como padre del Irán moderno, y su hijo Mohammed Reza Pahlevi, proclamado como príncipe heredero, hubo grandes progresos para la mujer a pesar de la oposición de los clérigos musulmanes y resistencia de los mayores, por que Irán era una sociedad religiosa, guardiana de sus antiguas costumbres; sin embargo, se impuso la voluntad política para romper el molde tradicional, conservador, permitiendo que las mujeres comenzaran a florecer y ocuparan más espacios en la sociedad.
En 1936, el uso del velo fue abolido como símbolo de sumisión y reclusión social de la mujer, igualmente que la poligamia, lo que significó el término del sistema de tiranía del señor de la casa que reinó en épocas pasadas.
En 1963, el nuevo monarca, Shah Mohammed Reza Pahlevi, con la progresista llamada Revolución Blanca y su admiración por la cultura occidental, por haber recibido sólida formación académica europea, le otorgó el voto a las mujeres en igualdad de derechos con los hombres. Las mujeres tuvieron derecho a la educación en todo Irán, se aprobó la Ley de Protección a la Familia aumentándose la edad mínima de la mujer para contraer matrimonio de 13 a 18 años; se le dio a la mujer el derecho a pedir el divorcio, además, se reforzó jurídicamente la monogamia. Asimismo, las mujeres llegaron a ocupar posiciones de poder, fueron concejalas, ministras, juezas, diplomáticas y ocuparon asientos en el Parlamento. La primera senadora electa fue la abogada Dra. Mehranguez Mamoutchchrian, ex-presidente de la FIDA. Las mujeres iraníes tuvieron un rol vibrante en la sociedad sintiéndose independientes, no segregadas y empoderadas.
En la Naciones Unidas, al concluir la Conferencia de México de 1975, Bulgaria e Irán ofrecieron la sede para que se efectuase la Segunda Conferencia Mundial de la Mujer, en 1980. La influencia de la Embajadora Pahlevi, fue decisiva para ser aceptado Irán como país anfitrión del segundo magno evento de la mujer, quedando establecido por Resolución de la Asamblea General. Acatando esta decisión, tanto el Consejo Económico Social, la Comisión Jurídico- Social de la Mujer, los organismos internacionales, las ONG con estatus consultivo, así como las mujeres de los demás regiones del mundo, hacíamos los preparativos para concurrir a la segunda Conferencia de la Mujer en Irán, a comienzo de la década de los ochenta.
Personalmente, durante varios años, tuve la oportunidad de compartir con la Delegación del Irán, tanto en la sede de las Naciones Unidas, como igualmente de forma especial con las abogadas que integraban las representaciones de los distintos países, por cuanto la presidenta de la FIDA. En ese entonces, la doctora de nacionalidad estadunidense, Dora Aberling, nos convocaba a las letradas de los cinco continentes, delegadas ante la ONU, a un almuerzo que se hizo frecuente por las periódicas reuniones preparatorias para las Conferencias Mundiales, eventos fijados entre 1975 y 1980, aunados a las reuniones de los Periodos de Sesiones anuales de la Comisión Jurídico-Social de la Mujer, cuya prioridad eran las discusiones y deliberaciones para la aprobación del texto del proyecto de Convención Mundial para acabar con la discriminación de la mujer, que en ese entonces, se negociaba dentro de la organización. Al convite de la Dra, Aberling, acudían las abogadas de Irán, conversábamos del adelanto de los derechos de la mujer y de sus actividades como parlamentarias, juezas, fiscalas y la práctica del ejercicio profesional libremente.
A principios de año de 1979, ocurre inesperadamente, la Revolución Islámica- Teocrática, cae el gobierno del Shah, lo que se sintió como una verdadera catástrofe dentro de la Comisión de la Mujer. Nos habíamos quedado en el aire, sin lugar para la programación prevista, faltaba menos de un año para la cita femenina mundial. El 18 de octubre de 1979, me cupo el honor de ser elegida para presidir mundialmente la FIDA y en el mes de diciembre de ese mismo año, la Asamblea General adoptó el documento más importante que se ha establecido hasta ahora a nivel mundial para honrar los derechos humanos de la mujer, cual es la “Convención de las Naciones Unidas sobre la Eliminación de toda forma de Discriminación contra la Mujer», mejor conocida como Convención CEDAW.
A pesar de la alegría de la aprobación de la nueva Convención, continuaba la preocupación de la convocatoria de 1980. Se hicieron distintas gestiones, análisis, se pensó cancelarla, posponerla, si no se conseguía nueva sede. Entonces, como una mágica hada madrina, surgió la propuesta de la Reina Margarita de Dinamarca, quien gentilmente, ofreció su reino para que se efectuara la Segunda Conferencia Mundial de la Mujer, en la misma fecha prevista de Julio en 1980.
La Conferencia Mundial del Decenio de las Naciones Unidas para la Mujer se inauguró solemnemente en el amplio y moderno centro de congresos Bella Center de Copenhague, con la presencia de Kurt Waldheim, secretario general de la ONU; la reina Margarita de Dinamarca; el primer ministro danés, Anker Joergensen, Helvi Sipila exsecretaria General de la Primera Conferencia de la Mujer, en México, 1975, y las delegadas y los delegados gubernamentales de los 150 países participantes.
En una sala pequeña, se abrió a la firma de la Convención de la CEDAW, con gran entusiasmo, elegancia y protocolo. Solo asistieron las Jefas de Delegación que con Poderes Plenipotenciarios la firmarían.
Solo asistieron las Jefas de Delegación que con Poderes Plenipotenciarios otorgados por sus Estados, la firmarían. Fui la única invitada especial no firmante, a este Acto, por fina deferencia de la Dra. Sipila, en mi condición de Presidenta de FIDA y de haber colaborado en la redacción y logrado consensos durante el proceso de las negociaciones para la aprobación del nuevo instrumento jurídico internacional, invitación que recibí con honor, pero que me ocasionó ciertas dificultades con otras miembros de la delegación de Venezuela, que no habían sido convidadas al solemne acto.
Por Venezuela firmó la Convención CEDAW, la Doctora Mercedes Pulido de Briceño, Ministra de Estado para la Participación de la Mujer en el Desarrollo y presidenta de la Delegación Oficial. Las miles de integrantes de las organizaciones no gubernamentales que asistieron a este segundo magno evento universal de la mujer, se reunieron en la ilustre Universidad de Amager.
La Doctora Helvi Sipila invitó a la abogada venezolana, Ana Lucina García Maldonado, Presidenta de la Federación Internacional de Abogadas (FIDA) y a la letrada francesa, Ivonne Tolman Guillaed, Presidenta de la Federación Internacional de Mujeres de Carrera Jurídicas (FIMCJ), junto con las integrantes de ambas instituciones que se encontraban en Copenhague, a una reunión en el Bella Center, donde propuso que para el año 1981, las dos instituciones jurídicas de mujeres con estatus consultivo en Naciones Unidas, celebraran un seminario para evaluar la Convención CEDAW, ella haría las gestiones para lograr el apoyo del Secretario General de la ONU, Kurt Waldheim, y del Gobierno de Austria.
El Seminario Conjunto de la Federación Internacional de Abogadas (FIDA) y la Federación Internacional de Mujeres de Carreras Jurídicas (FIMCJ): “Consecuencias de la Entrada en Vigor de la Convención de las Naciones Unidas Sobre la Eliminación de Toda Forma de Discriminación Contra la Mujer”, se realizó en la sede de las Naciones Unidas, Viena Inernational Center, del 13 al 15 de julio de 1981,
Durante los días de la Revolución, había visto en televisión muchas mujeres iraníes que en la calle se mostraban totalmente tapadas con velo y manto negro, manifestando en favor de la Revolución Islámica. Al llegar a Copenhague me alojé en un hermoso hotel que había sido un antiguo granero y era el lugar donde partían los buques para Escandinavia; por coincidencia, también estaba hospedada allí, la Delegación Oficial de Irán, cuyas integrantes vestían de riguroso Chardot o Hijab, con velo y túnica negra hasta los pies, que no les permitía ver su rostro, ni casi sus ojos.
Para mí, fue impactante ver aquello. Me atreví, me les acerqué para dialogar, para hablar con ellas, pero no pude hacerlo, pues me di cuenta que varios hombres guardianes las custodiaban y les impedían conversar con las delegadas de otros países asistentes a la convocatoria de Naciones Unidas. Ellos disimulaban diciendo que las delegadas no comprendían ningún idioma, solo hablaban farsi. Indudablemente, percibí que la Revolución de los Ayatolas, había hecho retroceder los derechos de la mujer en Irán.
La delegación iraní al evento de Copenhague me impresionó notablemente, vino a mi mente, la antigua representación de mujeres profesionales encabezadas por la princesa Pahlavi, e igualmente, la imagen impecable de la emperatriz Farah Diba, a quien había conocido en Caracas, durante una visita oficial realizada por su esposo el Shah Mohammed Reza Pahlevi a Venezuela, unos años antes. Ella era miembro de honor de Soroptimismo Internacional y las Soroptimistas de Venezuela la habíamos saludado cordialmente.
Quiero destacar además, que en la década de los noventa, en mi condición de Diputada Principal por el Estado Táchira al Congreso de la República de Venezuela y como miembro principal de la Comisión de Energía y Minas de la Cámara de Diputados, estuve presente en una visita oficial de la delegación petrolera iraní, encabezada por el Ministro de Petróleo de Irán, donde todos eran hombres. Ellos se sorprendieron de ver una mujer en estas funciones legislativas, ya que hasta entonces, el área petrolera solo había sido reservada para hombres. No me saludaron dándome la mano como sí lo hicieron con mis compañeros parlamentarios, solo inclinaron su cabeza ante mí. Aunque percibí que se sentían incomodos con mi presencia, yo permanecí sin inmutarme en la reunión hasta el final de la misma. Estaba en mi país, donde las mujeres son electas al Parlamento en igualdad de derechos que los hombres.
Unos días después, me encontré con el entonces Ministro de la Secretaria de la Presidencia de la Republica, antiguo Ministro de Energía y Minas de Venezuela, Ingeniero Celestino Armas, quien me comentó que a la comisión petrolera iraní le asombró la presencia de una mujer en el salón de sesiones de la Comisión de Energía y Minas durante su visita al Parlamento. En ese periodo parlamentario me había propuesto atreverme a romper la barrera de las mujeres en las Comisiones de Energía y Minas y Defensa, convirtiéndome en la primera Diputada Principal y en integrar tales Comisiones dentro de la Cámara de Diputados del Congreso Nacional.
La Sublevación de los Velos 2022
A partir de la instauración de la Revolución Islámica, las mujeres de Irán pierden la mayoría de los derechos y libertades que gozaban. Se les impone por ley un sistema patriarcal de total capitis de minutio, donde el hombre es el jefe de la familia, debiendo la esposa y las niñas ser obedientes. Se les impide viajar o aceptar un empleo sin permiso del esposo o un familiar hombre, no pueden mostrar su cabello en público; se instauró la segregación en los colegios, niños y niñas en aulas separadas, en los trabajos y transporte público exclusivos para mujeres, los vagones del metro: el primero y ultimo especial para mujeres.
Se instaura la Policía de la Moral, para detener a las personas, principalmente a mujeres que violen el código de vestimenta conservador, para promover la virtud y prevenir el vicio; su atención se centra principalmente en la observancia del hiyab, el velo que cubre el cabello y desaconseja el maquillaje. En razón de una lectura estricta del Corán, las mujeres no pueden ser juezas de pleno derecho, ni interpretar los textos sagrados. Su testimonio vale la mitad del expresado por el varón. Pueden ser apedreadas al ser acusadas de infidelidad y condenadas a recibir lapidación. Las que infringen las vestimentas del hiyab, reciben amonestaciones, multas, flagelación, detención y/o penas de prisión.
Es emblemático el caso de la abogada Sherin Ebadi, por la prohibición, a partir de 1979, para que las mujeres ejercieran la función de juez, por lo que todas las juezas iraníes fueron apartadas de los juzgados y destinadas a cargos administrativos. Ebadi había sido jueza desde 1968. En 1975 pasó a ser la primera mujer presidenta de un tribunal hasta la Revolución Islámica, cuando fue separada de su cargo como jueza titular y llamada a ocupar la secretaria del mismo tribunal, que años antes presidía; al poco tiempo solicito la jubilación anticipada, que le fue concedida.
El Colegio de Abogados de Irán había sido clausurado por las autoridades revolucionarias, por lo que tampoco podía obtener la licencia para dedicarse al ejercicio profesional. Solo en 1992 logró abrir su despacho propio; hasta entonces escribió libros y publicó artículos. En el foro, defendió causas de mujeres, niños y activistas políticos. Fue la primera musulmana en recibir el Premio Nobel de la Paz, en 2003, en atención a la “lucha por los derechos humanos de las mujeres y niños”.
Tras más de cuatro décadas de la Revolución Islámica, las mujeres sufren discriminación en todos los niveles, para estudiar, casarse, trabajar, viajar, abrir una cuenta bancaria, heredar; están sometidas a leyes anacrónicas de hacer la voluntad del jefe de la familia. En Irán se impuso la rama Chiita del Islán, que es machista. En el sur prevalece la poligamia. Ser feminista es una injuria, las mujeres están sometidas, sienten una injusta y sistemática humillación permanente. Desde hace unos años vienen reclamando que se quite la obligatoriedad del hiyab. La policía de la moral se ha hecho cada vez más sádica, las llevan presas y les golpean con mazos en sus cabezas.
La situación se ha ido agravando con el tiempo. Ha habido múltiples manifestaciones. Algunas lideres están presas como la abogada Nasrin Sotoudeh, condenada por quitarse el velo durante visitas penitenciarias y defender mujeres que manifestaban pacíficamente contra el uso forzado del velo. Fue condenada en 2016, a cinco años de cárcel, y el 11 de marzo de 2021 a 38 años de cárcel y 138 latigazos.
El 8 de marzo, Día Internacional de la Mujer, Monirach Arabshahi, Yasaman Aryami y Mojgan Keshavarz, quisieron celebrar de forma especial ese día, subieron a un vagón de mujeres en el Metro de Teherán, con la cabeza descubierta, empezaron a repartir flores, grabando la acción en un video que se hizo viral. Fueron golpeadas, encarceladas y condenadas sin tener acceso a un abogado de su elección, a 23 años y 6 meses de prisión por asociación contra la seguridad nacional, difundir propaganda contra el Estado, alentar la corrupción y prostitución.
La discriminación también está en la prohibición a las mujeres asistir a estadios de futbol o lugares públicos. Tal es el caso de la “Chica Azul”, Solian Khodayari, quien se prendió fuego al término de un partido de futbol, al que había asistido a ver jugar a su club favorito, aterrorizada que la condenaran a la cárcel. Estos son solo algunos casos referenciales de muchos similares.
Las Naciones Unidas han pedido la liberación de las tres mujeres iraníes encarceladas por quitarse el velo, igualmente la Unión Europea ha rechazado la condena de las tres activistas.
La indignación que ha surgido después de conocerse la muerte de la kurda iraní de 22 años, Mahsa Amini ha sido sin precedentes en Irán. Parece ser que ha sido muy difícil, especialmente para el sistema en el poder, entender tanta furia, tanta rabia, que ya estaba acumulada dentro de la población durante décadas.
La respuesta a la muerte de Mahsa Amini, ha sido contundente. Las mujeres en las calles se arrancan el pañuelo, se cortan el pelo; protestan en todos los lugares públicos: calles, plazas, colegios, universidades; aparece una manifestación en un punto de la ciudad, permanecen poco tiempo allí, y se retiran rápidamente para evitar la temida policía de la moral; en esos puntos se agrupan no solo mujeres sino también hombres .
Estas protestas han sido muy distintas a las anteriores, en cuanto a su extensión, surgiendo no solamente en Teherán, lugar de su muerte, o en el Kurdistán de donde era originaria y fue enterrada. Se han dado tal vez las protestas más duras y la más cruel represión, se han ampliado por toda la geografía de Irán, uniéndose igualmente, estudiantes universitarios de ambos sexos pertenecientes a distintos grupos étnicos, las reivindicaciones de los Kurdos y los sunies, archirrivales religioso del poder chiita que gobierna el país, con cerca de 85 millones de habitantes; también se han expresado los trabajadores, los sanitarios y gran parte de la sociedad que no soportan más la dictadura.
Dentro de Irán, las cifras de arrestos se incrementa. Los muertos por el régimen en represión a las manifestaciones populares varían las cifras en más de 300 fallecidos y 12,000 arrestos, según estimaciones de las ONGs. En las manifestaciones se oyen gritos diciendo ·”Fuera”, “Muerte al Dictador”, “Muerte a la Revolución”, los estudiantes corean: “Si Luchamos y morimos, recuperamos nuestro Irán”.
A más de un mes de la desaparición física de Mahsa Amini, volvieron a estar convocadas protestas, surgieron nuevos vídeos, cuya circulación se ha vuelto cada vez más difícil por el corte del internet en muchos lugares de Irán y el difícil acceso a las redes sociales; sin embargo, las manifestaciones masivas se hacen más firmes y contundentes ante las amenazas de violaciones y agresiones sexuales contra las mujeres que lideran las calles (golpes en las nalgas y en los senos), uso de perdigones, balines de acero, porras, gas lacrimógeno, camiones de agua, uso de armas de fuego de parte de la policía de la moral y la milicia paramilitar Basij, subordinada a la Guardia Revolucionaria. Ellas manifiestan su indignación: dicen basta a la opresión, el gobierno nos oprime, queremos liberación, por ello se cortan su melena, arden retratos de destacados personajes del régimen, prenden fuego al velo,
La ira ha ganado intensidad a medida que aumenta la represión y se ha reflejado en las expresiones que han derivado en quemas a la foto del líder supremo Alí Jamenei, con aireados y sonoros gritos: “Si cae el Velo, cae el Régimen”.
El Ayatola Alí Jamenei dice seguir creyendo que se trata de pequeñas protestas mal organizadas desde el extranjero, a pesar de haber sufrido un hakeo a la vista de todos, durante una cadena televisiva y de intensas, multitudinarias y diarias manifestaciones que se han prolongado más de un mes y que lejos de disminuir, parecen intensificarse. El trágico deceso en custodia policial de Mahsa Amini ha recibido la condena unánime de los Estados Unidos, la Unión Europea, las Naciones Unidas y de numerosos jefes de Estado y de gobierno.
Las mujeres iraníes exiladas han pedido ayuda internacional expresando: “Si nadie nos ayuda, nos matarán ante el silencio del mundo”. Desde el exterior se ha condenado la represión del régimen islámico contra las mujeres iraníes en su lucha por obtener la libertad de decidir sobre el uso del hiyab en lugares públicos. En solidaridad sin precedentes, las mujeres acompañadas de algunos hombres en muchos países protestan ante las Embajadas de Irán, manifiestan en las calles mujeres activistas; célebres personalidades y actrices famosas se cortan también su cabello en las redes sociales en espíritu de solidaridad.
Durante 43 años han resistido la oscuridad, la explotación, la dominación de este régimen misógino. La gente está unida y ha perdido el miedo con la actitud desafiante de las mujeres, apoyadas por multitud de hombres en el pujante movimiento popular contra las leyes que violan los derechos humanos de las mujeres, imponiendo la obligación del uso del velo, intentando continuar intimidándolas y lograr su silencio y sumisión.
La criminalización de las mujeres y las niñas por no usar el velo constituye una forma extrema de discriminación y de violencia de género, por trato cruel, inhumano y degradante que daña profusamente la dignidad de las mujeres, ha dicho Magdalena Mughrabi, Directora Adjunta de Amnistía Internacional para Medio Oriente y Norte de África.
La abogada iraní Shirin Ebadi, Nobel de la Paz 2003, exilada junto a su familia en Londres a consecuencia de la dura persecución de los ayatolas por haber sido galardonada en Noruega, quien perdió su cargo de magistrada en 1979, militante por los derechos humanos y la democracia, ha dicho refiriéndose a la Revolución Islámica, “Aquella fue una revolución de hombres contra mujeres”—, y recientemente manifestó: “El régimen de Irán no tiene futuro, el pueblo lo hará caer”.
Son las mujeres las que cambian las reglas de juego. El mensaje a toda las mujeres luchando por sus derechos en Irán,” es que no están solas” ha recalcado la presidenta de la Euro cámara, al finalizar su mensaje en Estrasburgo, con el eslogan de las protestas por “Mujeres, Vida y Libertad”
Después de 43 años de opresión, violencia y negación de los Derechos Humanos, las mujeres de Irán, valientemente desafían a los clérigos gobernantes. Es hora de su liberación, reconocimiento a sus Derechos Humanos Universales e inserción en el siglo XXI.
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