El machismo también odia a los hombres
Si mi padre hubiese crecido en una sociedad que le hubiera enseñado que hay otra forma más útil y feliz de ser hombre, seguramente me habría agarrado la mano muchos años antes de lo que lo hizo en la cama del hospital cuando su mirada me pedía perdón por tanta orfandad. Yo también hubiese sido más feliz, gastado menos dinero en psicólogos y crecido con menos demonios interiores.
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